Volver al origen: el desafío de contar historias

Volver al origen: el desafío de contar historias

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Muchos fuimos los que defendimos ardientemente la necesidad de que los medios de comunicación “tradicionales” evolucionaran desde una cómoda actitud “iluminista” para con sus lectores y audiencias -“yo sé lo que tú debes ver, escuchar y leer”- hacia la generación de contenidos que tuvieran en cuenta los intereses del público, traspasando la barrera de los intereses de una élite o, derechamente, los propios. En otras palabras, se trataba de contribuir a la “conversación social”, participando en ella de una manera más horizontal y menos vertical.

Fueron años en los que, lentamente al principio y con gran entusiasmo después, diarios, radios y sobre todo televisión, entendieron que no podían prescindir del escrutinio popular y que sus contenidos debían estar sintonizados con el pulso del país real. Obviamente ayudaron en este proceso herramientas de medición más sofisticadas, como el people-meter, estudios de lectoría, etc. También -qué duda cabe- han contribuido en los últimos años el salto vertiginoso de las nuevas tecnologías digitales y la consiguiente multiplicación de nuevas plataformas y redes que reclaman su lugar en esta “conversación social”.

Todo lo anterior, y como era de suponerse, ha provocado turbulencias, a veces aterradoras, en el ámbito comercial y financiero, golpeando de manera implacable a todos, obligando a dueños y accionistas a capitalizar sus empresas o, derechamente, a subsidiar la operación, mientras paralelamente se desarrollan grandes planes de racionalización.

¿Cómo adaptarse y participar con éxito en este nuevo y complejo escenario? Es necesario, a mi juicio, ir más allá de lo obvio – abrazar las nuevas plataformas usando las herramientas y reglas de cualquier empresa – y volver al origen: ser medios de comunicación relevantes, que conozcan y valoren a su interlocutor en toda su complejidad, y aporten al bienestar social fortaleciendo su vocación informativa y de entretención.

Está muy bien, y es una lección aprendida, escuchar la demanda y conocerla en profundidad. Solo así habrá posibilidad de valorar comercialmente de mejor manera la capacidad de conectar con lectores y audiencias, contribuyendo a la salud económica de la empresa. También es una lección aprendida, la necesaria disciplina en materia de costos: aquellos que no generen utilidades, pierden libertad e independencia y no pueden soñar con el futuro.

Pero la clave, a mi juicio, es el producto: los contenidos.

Llegó la hora de subir al carro de la modernización de los medios de comunicación, la preocupación y foco por la oferta.

En el ámbito de la información, la divulgación, la opinión, la cultura y la entretención, el futuro será para quien cuente las mejores historias. (La Tercera)

Jaime de Aguirre

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