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Ex director ANI, G. Yussef, acusa a R. Ubilla del «descalabro» en inteligencia

El abogado y exdirector de la ANI durante el primer mandato de Sebastián Piñera, Gonzalo Yuseff, hace un duro análisis de cómo el gobierno ha manejado los temas de inteligencia a raíz del informe Big Data. Y apunta particularmente al ahora exsubsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla.

“El subsecretario Ubilla es quien tenía a cargo las policías, y los servicios de inteligencia fueron reestructurados bajo su administración en este período. Creo que los resultados fueron desastrosos, tanto en el trato que se le dio a Carabineros y la falta de apoyo que hemos notado estos días, como el descalabro que se ocasionó en los servicios de inteligencia”, comenta Yuseff.

¿Cuál es su evaluación hoy sobre la inteligencia y cómo se ha manejado desde el gobierno el tema de seguridad y violencia?
Creo que, en principio, sin duda hubo una falencia de inteligencia en cuanto a que no se dimensionó lo que estaba pasando. Primero se subestimó el primer día, las primeras horas, y luego nadie sabía qué estaba pasando. Cuando se queman las estaciones de Metro no había ni una referencia. Pero podemos decir que esa reacción sorpresiva, esa reacción inicial, está en cierta medida justificada por la magnitud y lo inesperado de los eventos que se estaban viviendo. Pero lo que se puede criticar, y ahí entramos al tema de la inteligencia, es discutible si es que era previsible algo así teniendo el control del Estado. Lo que pasó era un fenómeno inesperado.

¿Se podía prever con la inteligencia que tenemos hoy en Chile?

Creo que las revoluciones nunca se han podido prever. Y ese es el primer error. Esto, en cierto modo, es una revolución, es un estallido social. Tiene un componente que se puede anticipar: a lo mejor, el grado de organización, el grado de armamento, el grado de influencia extranjera que hay en un país, pero que salga un millón de personas a la calle, que el gobierno tambalee, que exista una ruptura importante de personas que creen que el gobierno tiene que terminar antes de cumplir su mandato, era algo totalmente inesperado. Cualquiera que hubiese ido a prever, hubiera sido tomado por loco.

Pero, al parecer, por lo que se vio en los días siguientes, el gobierno no tuvo esa prevención ni la información de lo que podía ocurrir ese día…
No lo tuvo, pero como te digo, prever eso no es algo que se le pueda imputar directamente al gobierno. Cualquier otro gobierno se hubiese visto sorprendido por esta circunstancia. Pero lo que no se puede justificar es la falta de previsión de lo que iba a pasar y el haber tomado un camino que fue el equivocado, que es sumarse a los que reclamaban.

¿Cómo evalúa, en términos de inteligencia, el manejo de la crisis y que hoy se intenta dar cuenta de que la inteligencia podría solucionar temas políticos? 
Eso es un error absoluto y eso lo hemos visto ya por años. Cada vez que se presenta un problema político, es culpa de una pequeña agencia que se llama Agencia Nacional de Inteligencia. Cuando fueron las protestas estudiantiles de 2011, también era un problema de inteligencia, supuestamente. Cuando pasa lo de La Araucanía, era un problema de inteligencia. Obvio que se puede hacer mejoras desde el punto de vista operativo, de la inteligencia policial, pero esos son problemas políticos que se resuelven de manera política. Lo mismo ocurre ahora. El desconocimiento de las autoridades de cómo funcionan los organismos de seguridad interna es parte del problema. Suponer que estos son problemas de inteligencia es absurdo.

¿Qué estándar tiene la inteligencia en Chile en términos generales?
No es peor ni mejor que los demás organismos que tenemos en el Estado. Obviamente que hay inteligencias mayores y mejores, pero también con unos presupuestos mucho más elevados y con adversarios mucho más formidables, porque la inteligencia está hecha para combatir el terrorismo, no los conflictos sociales, y eso es parte de la gran confusión. Los conflictos sociales se resuelven con política, el terrorismo se soluciona con inteligencia.

BIG DATA: «ABSURDO HABERLO ENTREGADO A FISCALÍA»

¿Leyó el informe de Big Data?
Lo he visto por encima en la prensa y he seguido un poco la polémica que se ha generado.

¿Lo calificaría como un insumo importante para la inteligencia?
Creo que el problema con Big Data es lo que hacen las autoridades con el informe. Cuando uno está a cargo de un organismo de inteligencia, es mucha la gente que se acerca bien intencionadamente a aportar información, pero es el servicio de inteligencia el que tiene que ponderar su valor y, en definitiva, es la autoridad la que tiene que decidir qué hace con esa información. El gran error que se comete es aportarlo como prueba o como gran demostración de la injerencia extranjera. Es una cosa absurda. Pensemos en Estados Unidos, en que se acusa a la inteligencia rusa de haber interferido en las elecciones que salió elegido Donald Trump. Esa situación está siendo todavía investigada por el FBI, y todavía no hay claridad. Cómo voy a suponer yo que va a aparecer una empresa que me aportó información y que eso va a ser una prueba definitiva. Además, qué pretendo yo aportando una causa judicial. Yo no sé si pretendían que mandaran una orden de detención en contra de Serguéi Lavrov o contra el mismo Putin. No sé, es una cosa absurda haberlo presentado al Ministerio Público. Demuestra el desconocimiento total de las autoridades que están a cargo de la seguridad interior.

¿No cree que tenga una connotación de inteligencia?
La influencia a través de las redes sociales en los conflictos sociales es algo que se estudia en los servicios de inteligencia, pero en ningún país se presentan los informes a los tribunales. Se crean infraestructuras para contrarrestarlos, si es que son importantes. Se cuantifica qué tan importante es, pero nada más.

Lo que está en duda todavía respecto al informe Big Data es quién lo pagó…
Da lo mismo quién lo pago. Eso es lo más absurdo. Como si fuera importante quién lo pagó. Si para eso existen los gastos reservados, para pagar cosas como esa.

¿Cómo calificas, entonces, el informe Big Data?
Ni siquiera conozco el detalle. Yo he visto la prensa y lo que te digo que es un despropósito haber pensado que es un antecedente que podía, no sé, comprobar la injerencia extranjera o pensar que ese dato, que es un dato, pudiese ser algo importante en las causas judiciales. Eso es un desconocimiento grotesco.

«NI UBILLA NI CHADWICK ENTENDÍAN DIFERENCIA FUNCIÓN POLICIAL E INTELIGENCIA»

¿Es normal que empresarios se acerquen a la ANI a entregar información? Se lo pregunto por la reunión que habría tenido el exministro y ahora gerente legal de Quiñenco, Rodrigo Hinzpeter, en las oficinas de la ANI…
No solo empresarios, mucha gente se acerca con las grandes novedades o que ellos conocen a alguien o que en la plaza de tal lugar pasa esto. Eso es la labor habitual de los servicios inteligentes, y me parece que los servicios de inteligencia tienen que estar estructurados de tal manera para poder filtrar esa información.

En esa reunión, también habría participado el exsubsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, ¿cuál es su visión de esa gestión?
El subsecretario Ubilla es quien tenía a cargo las policías, y los servicios de inteligencia fueron reestructurados bajo su administración en este período. Creo que los resultados fueron desastrosos, tanto en el trato que se le dio a Carabineros y la falta de apoyo que hemos notado estos días, como el descalabro que se ocasionó en los servicios de inteligencia.

¿En qué sentido fueron desastrosos?
En primer lugar, en relación con las policías, digamos, surgió el discurso fácil de que todo esto era problema de Carabineros, que Carabineros parece que tenía una especie de impericia para lidiar con este problema. Y eso es lo más injusto que hay, porque Carabineros ha debido combatir a hordas de espartanos que se protegen con escudo y que arrojan piedras con gran poder de fuego, por decirlo de algún modo, y que, además, utilizan elementos incendiarios. Y Carabineros se ha tenido que defender con métodos rudimentarios y sin las posibilidades de contar con un equipo adecuado. Entonces, lo que demandaba la situación en la actual crisis era un apoyo irrestricto a Carabineros. Haber insinuado que podían venir policías de afuera a capacitarlos es lo más absurdo que se puede haber hecho. Es una humillación para Carabineros y es un despropósito. No hay ninguna policía del mundo que haya tenido que enfrentar estas hordas de milicianos que tenemos en las calles de Santiago. 600 milicianos secundarios para el primero de mayo. Y qué decir ahora, 2000, 5000. Los policías españoles, franceses, jamás han tenido que lidiar con gente así. Qué decir de lo que pasa en Hong Kong. En otros lados, las manifestaciones a propósito de los conflictos sociales son infinitamente menos violentas. Entonces, suponer que iban a venir policías extranjeros y que la impericia de Carabineros era uno de los problemas, es simplemente el primer gran y garrafal error que se comete en esta materia.

¿Y ahí responsabiliza directamente al exsubsecretario Ubilla?
Él estaba a cargo de las policías y él fue el que sugirió aquello. Qué decir de los cambios que se hicieron en la Agencia de Inteligencia. Se suprimieron departamentos completos. Se trajo policías en retiro y fiscales a hacer el trabajo de analista de inteligencia. Se convirtió una agencia que por ley debe desarrollar funciones de estrategia de inteligencia estratégica en una agencia policial más, y los costos son los que estamos viendo.

¿Usted cree que Ubilla tiene una responsabilidad política por haber cambiado el tipo de inteligencia?
Primero, él es el que está a cargo. Él es el responsable civil, la autoridad política civil a cargo. Entonces, de ahí ya deriva una responsabilidad.

¿Y cuál es?
No sé. A lo mejor él obedecía a lo que le decía el ministro del Interior o lo que le decía el Presidente. Yo no sé, pero él es la persona que tiene ese cargo. Y conociendo, digamos, la personalidad avasalladora de Ubilla, yo creo que él es el gran responsable del descalabro que hemos vivido en este último tiempo en términos de seguridad e inteligencia.

¿Y a qué atribuye eso? 
Yo creo que el gran problema es que las actuales autoridades no comprenden la dimensión profunda que tiene el Estado. El Estado tiene una dimensión de política exterior, de seguridad interior y de inteligencia que las autoridades que están a cargo nunca han logrado comprender.

¿Y qué autocrítica hace?
Estuve los cuatro años y creo que lo hice bien. El problema fue que Ubilla y Andrés Chadwick nunca entendieron la diferencia entre la función policial y la inteligencia. No quiero ser autocomplaciente pero mis problemas fueron oponerme a los cambios que la dupla Ubilla y Chadwick quisieron implementar.

¿Cree usted que la ANI ha perdido este rol de desarrollar inteligencia estratégica y no estar metida en temas de investigación que pueden recaer en las policías?
Que es como está estructurado el sistema en la ley. Y eso efectivamente es así, digamos, si uno ve la gente que se fue y la gente que llegó, evidentemente hubo un giro policial a una actividad de inteligencia que debió haber sido estratégica.

Y militar, ¿no?
Hoy día se dio un giro hacia la inteligencia militar y es un poco lo mismo. La autoridad parece entender, que lo que tiene que hacer la inteligencia es avisarle eventos concretos, anticipar eventos concretos. Eso lo tiene que hacer evidentemente alguien en el Estado, pero no la agencia civil que desarrolla inteligencia estratégica. Lo tienen que hacer la policía, si es que una amenaza externa y si es externa, lo tienen que hacer la inteligencia de las ramas de las Fuerzas Armadas.

¿Es bueno que sean exmilitares quienes están al mando de la ANI? ¿No genera un conflicto al haber una sentencia mayor de defensa?
Es un despropósito mayor y también demuestra el desconocimiento de esta autoridad. La agencia tiene que responder al Gobierno, tiene que ser una persona leal al Gobierno, que sea un civil y tiene que ser una agencia con analistas civiles con profesionales vinculados a las humanidades, sociólogos. Personas que estudian los fenómenos sociales, que tienen experiencia, que conocen los nombres de los grupos que se mueven en la marginalidad, no uniformados, si los servicios uniformados de inteligencia también existen, pero cumplen otras funciones. Y las personas a cargo de ellos tampoco tienen la sutileza para captar los matices del mundo marginal. Para un uniformado es muy difícil distinguir el comunista y un anarquista, y dentro de los anarquistas hay diez tipos. Entonces eso lo entiende mejor un sociólogo y no un militar. (La Tercera)

Evo Morales reconoce que «fue un error volver a presentarme»

El expresidente boliviano Evo Morales reconoció en una entrevista publicada este viernes (7.01.2020) en la versión digital del diario alemán «Zeit» que «fue un error volver a presentarse» a las elecciones.

Fue una equivocación, agrega Morales según la versión alemana de la entrevista, «asumir la propuesta del pueblo» y aceptarla «en base al fallo del Tribunal Constitucional». «Pero el pueblo lo había decidido y yo acepté su propuesta para una cuarta candidatura en el marco de la Constitución», se justifica el exmandatario de Bolivia.

«Debería haber rechazado la propuesta. Pero ganamos la elección en la primera ronda», afirmó Morales.

El expresidente, en el exilio en Argentina, defiende el escrutinio pese a la polémica por el parón en el recuento y el salto que dieron a continuación los resultados, colocándole a él en primera posición cuando hasta entonces lideraba el conteo el candidato opositor, Carlos Mesa.

«No hubo fraude. La Organización de Estados Americanos (OEA) incendió Bolivia con su informe electoral», sentencia Morales, que confía en que su partido se imponga en los próximos comicios, previstos para el 3 de mayo, aunque advierte que en esta ocasión sí que «puede haber fraude electoral».

Avanzó asimismo que tiene previsto regresar a Bolivia antes de esas elecciones, para la campaña, a pesar de los riesgos.

En el texto, él explicó además que dimitió «para evitar la pena de muerte». «La violencia que siguió, el fascismo y el racismo, no lo esperaba», concluyó. (DW, efe, zeit.de)

Banda quema diversas maquinarias en fundo forestal de Lebu

Dos camionetas, una retroexcavadora, tres camiones con carros y dos camiones grúas, fueron incendiados la madrugada de este viernes al interior de un fundo forestal en la comuna de Lebu, Región del Biobío.

De acuerdo a la información entregada por la gobernadora de la Provincia de Arauco, María Bélgica Tripailaf, el ataque incendiario se registró en el sector de Ránquil Bajo, lugar donde habrían llegado cuatro personas encapuchadas y armadas que amedrentaron al cuidador de una faena forestal para luego incendiar la maquinaria.

“Una vez que se constituyó carabineros en el lugar, se encontró un panfleto con leyendas alusivas a la causa mapuche” señaló la autoridad.

Según la autoridad, por orden del fiscal de turno en el lugar trabaja la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales (Bipe) para levantar evidencias que puedan dar con los responsables de este nuevo ataque incendiario. (La Tercera)

Mis razones para votar que no (III)

Cuando uno revisa la lista de cambios que se quieren hacer a la Constitución, una conclusión razonable es que no hay necesidad de emprender un proceso constituyente cuando eso se puede lograr con simples reformas. Si lo que quieres es remodelar la cocina, no hay necesidad de derribar toda la casa.

Los críticos de la Constitución de 1980 argumentan que hay demasiados preceptos constitucionales que requieren de mayorías de 2/3 o 3/5 para su modificación. Parece poco conveniente tener una estructura así de rígida. Ahora bien, resulta extraño que los mismos críticos que alegan contra los altos quórums hayan aceptado un proceso constituyente que establece el requisito de mayoría de 2/3 para decidir las reglas de la nueva constitución —lo que presumiblemente supone que una minoría en la convención podrá tener poder de veto. Luego, el problema de los altos quórums se traslada de la constitución actual a la convención constituyente.

Algunos, en un claro intento por desconocer la existencia de esta condición súper-mayoritaria, argumentan que, en caso de que la convención constituyente no llegue a acuerdo, los temas podrán ser decididos después por simple mayoría en el Congreso. Pero esa estrategia, de ser factible, hará que la mayoría —anticipando que se mantendrá como tal después de las siguientes elecciones— simplemente decida dejar todo fuera de la constitución para imponer su posición electoral después. Llevando el argumento al extremo, la nueva constitución será minimalista y simplemente chuteará el problema para que lo solucione el parlamento en el futuro. Pero, siguiendo esa lógica, la minoría podría incluso oponerse a que la constitución establezca un parlamento, por lo que terminaríamos con una convención constituyente trabada, que no produzca ningún documento.

Como sea, parece razonable reducir la cantidad de preceptos constitucionales que requieren de quórums altos para ser modificados. Pero para hacer eso, no hay necesidad de esperar que lo haga la convención constituyente. Es más, especialmente ahora que hay temor a la incertidumbre que genera una nueva constitución entre legisladores de derecha que siempre se opusieron a rebajar los quórums, las condiciones parecen propicias para realizar una reforma constitucional que los baje.

Otras de las demandas que se asocian a la nueva constitución —como el reconocimiento de los pueblos indígenas— parecen cuestiones que, de Perogrullo, debieran realizarse. Resulta incomprensible que no se hayan hecho ya.

Luego, hay una serie de demandas que son claramente más cuestionables. La idea de remplazar el concepto del estado subsidiario por un estado social de derecho es más simbólica que real. Nada prohíbe al Estado crear empresas públicas o fortalecer la provisión de derechos sociales directamente a través de entidades estatales. Dadas las fallas de mercado que existen en varias industrias y dada la demanda de mucha gente por más Estado, parece razonable que el Estado promueva la competencia en diferentes mercados con distintos mecanismos —incluido el de empresas estatales en algunos de ellos. Con todo, la objeción al estado subsidiario no es suficiente para pedir una nueva constitución. Basta con modificar la actual.

Lo mismo ocurre con las objeciones a los poderes y atribuciones —a mi juicio excesivos— del Tribunal Constitucional. Basta con una reforma constitucional para modificarlos. Una lógica similar puede ser aplicada a las demandas por incluir más derechos sociales. Si bien es irresponsable incluir en la constitución derechos que no pueden ser garantizados, uno pudiera aceptar establecer algunos adicionales como señal del país que se quiere construir más que de lo que actualmente es factible de asegurar a cada chileno.

En mi columna de la semana pasada, planteé que el argumento de la ilegitimidad de origen es insuficiente para modificar la constitución. Hoy, sugiero que la lista de reformas que se quieren realizar al texto constitucional no justifica redactar una constitución desde una hoja en blanco o redactar una constitución sin tener, como punto de partida, la constitución actual. Es más, precisamente porque existe la condición de la mayoría de 2/3 —que cualquier minoría podrá usar para bloquear la voluntad de la mayoría—, el riesgo es que el proceso constituyente termine trabado por el veto minoritario y no lleve a ninguna parte.

Si la clase política realizara un catastro amplio de los preceptos de la constitución actual que están bajo cuestionamiento y de aquellos que generan consenso —como, presumo, son los capítulos del Banco Central y los derechos de propiedad—, parece haber razón suficiente para asegurar que el problema se soluciona con una nueva reforma amplia y ambiciosa a la constitución más que con el intento por derribar la casa para construir una que será muy parecida a la que actualmente existe. (El Líbero)

Patricio Navia

Big Data y políticas públicas-Alejandro Brücher

A propósito del informe de Big Data sobre el estallido social, este concepto ha quedado muy confuso y trastocado. Big Data es un conjunto de datos extremadamente grande y no necesariamente ordenado, que puede analizarse computacionalmente para revelar patrones y tendencias. De este modo, el análisis de Big Data ayuda a las organizaciones y empresas a aprovechar sus datos y utilizarlos para identificar nuevas oportunidades. Eso, a su vez, conduce a movimientos de negocios o servicios más inteligentes, operaciones más eficientes y clientes y usuarios más felices.

Las empresas y instituciones con más éxito en el uso de esta tecnología han conseguido reducción de costos, decisiones más rápidas y acertadas, y por último, ayudar a sus clientes con mejores servicios y productos. Esta información puede venir de RRSS, misma fuente de la cual provinieron los datos del controversial estudio sobre la situación social del país. Sin embargo, la información también puede pertenecer a muchos otros sistemas, como salud, atención a público, municipalidades, colegios, etc. Bien utilizados, entonces, los estudios de Big Data pueden ser muy provechosos para ganar eficiencia en los organismos públicos, lo que repercutiría directamente en una mejor oferta y atención para las personas que acuden a ellos.

Por ejemplo, una solución que se implementó en algunos hospitales de París fue un sistema que pronostica las tasas de visitas y admisión para los próximos 15 días. Con este esquema, que empleaba Big Data, se pudo adaptar el personal necesario, consiguiendo reducir los tiempos de espera para los pacientes y mejorar la calidad de atención. Otro ejemplo es el trabajo analítico del Departamento de Educación de Estados Unidos, que utiliza los datos en tiempo real para detectar cuándo un estudiante de un curso en línea se desvía, o simplemente se aburre, para tomar medidas de corrección.

Sin ir más lejos, en Chile han existido iniciativas muy interesantes de Big Data para enfrentar problemáticas públicas. La aplicación Twicalli, que utiliza los reportes de Twitter para detectar en segundos la ocurrencia de sismos y la zona en que son percibidos, es una clara muestra de la utilidad de esta analítica y de sus buenos resultados. Esta iniciativa fue desarrollada por el Núcleo Milenio Centro de Investigación de la Web Semántica, el Centro Sismológico Nacional (CSN) y la Universidad de Chile.

Así hay múltiples ejemplos de lo que hoy se puede hacer con Big Data en materia de políticas públicas. En esta línea, es necesario no estigmatizar este tipo de sistemas y sus aplicaciones a partir de episodios polémicos. Pero sí hay que tener en cuenta que su implementación requiere de equipos capacitados, planificación, organización y, particularmente, de la decisión de no utilizarla para reaccionar ante sucesos puntuales. (DF)

Alejandro Brücher

Problemas de Valparaíso-Gonzalo Ibáñez

En la edición del martes recién pasado, un editorial trata de los problemas de Valparaíso. Es muy encomiable esta preocupación, atendida la extraordinaria calidad de esta ciudad y su condición única entre todas las del país. Comparto mucho el diagnóstico que este hace de las razones de la decadencia porteña; sin embargo, hay un punto con el cual discrepo frontalmente: “… el impacto que en su momento significó la apertura del Canal de Panamá, que le arrebató (a Valparaíso) protagonismo y debilitó su condición portuaria”. Nada más contrario a lo que efectivamente sucedió.

Desde luego, el editorialista podría advertir que hoy el Canal de Panamá es el socio estratégico más importante de Valparaíso y de los puertos chilenos, pues permite al comercio exterior chileno acceder a la costa este de EE.UU. y a Europa ahorrándose la vuelta por el Estrecho de Magallanes. Chile es por eso el tercer usuario mundial de ese canal, detrás de EE.UU. y de China, y es ello lo que explica el extraordinario aumento del movimiento portuario chileno. Si no existiera ese canal, tendríamos nosotros que ir a construirlo.

La decadencia de Valparaíso y de los puertos y provincias chilenas tuvo por causa principal el cierre del país al comercio exterior producido por las leyes que entre 1928 y 1932, con el objeto de “sustituir las importaciones”, levantaron tales barreras arancelarias que acabaron con el comercio exterior y, por ende, con el movimiento portuario. De hecho, entonces, la decadencia de Valparaíso se produjo por la decisión de sucesivos gobiernos chilenos de no emplear el Canal de Panamá. A la vez, esa política centró el resultado de la actividad económica en las decisiones de la burocracia santiaguina, dando así origen al fenómeno del centralismo que hasta hoy nos afecta.

La solución a la decadencia de Valparaíso es entonces la misma que ha de aplicarse para resolver el declive de cualquier otra provincia o ciudad chilena: terminar con el centralismo. Pero no solo con el centralismo público, sino antes que nada, y sobre todo, con el centralismo del sector privado.

Gonzalo Ibáñez S.M.

Legitimidad profunda del “Rechazo”

En los últimos días y en plena consonancia con la percepción de que la opción “Rechazo” aumenta, diversos analistas opositores de izquierda y Genaro Arriagada en este diario están pretendiendo sostener que, si bien esa alternativa es legal, en la práctica carecería de sustancia legítima y prudencial. Aprovechan además de criticar gratuitamente al senador Andrés Allamand, quien valientemente y con fundadas razones ha elegido la alternativa del “Rechazo”.

Si ambas opciones —“Apruebo” y “Rechazo”— fueron concebidas como legítimas y democráticas en el Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución, consensuado transversalmente con excepción de la extrema izquierda, resulta francamente contrario a la más mínima coherencia venir a decir ahora que elegir la opción “Rechazo” es “injusta e imprudente”.

El acuerdo político firmado (firmar significa “afirmar, dar firmeza y seguridad a algo”) implicaba someter a escrutinio popular si el país quería perfeccionar sus políticas públicas por medio de una nueva Constitución a través de la actual; que si se aprobaba la opción de otra Carta Magna, sus normas se acordarían por 2/3 de los constituyentes, y que para efectos de una debida legitimación se iba a consultar a la ciudadanía, tanto respecto de la necesidad de este cambio (plebiscito de entrada) como de la calidad normativa de lo que esa eventual Constitución estableciera (plebiscito de salida). Así de simple, así de claro, así de sencillo.

Venir ahora a cuestionar la legitimidad política y moral de lo que las diferentes opciones suponen, habla mal de la consecuencia política de quienes formulan el reparo a una de ellas.

El problema de fondo y que estos críticos pasan por alto, es que muchas personas moderadas que inicialmente simpatizaron con la opción “Apruebo” se han inclinado ahora por el “Rechazo” porque no quieren validar con su voto la violencia y el chantaje, que los partidarios más radicales y que lamentablemente se han adueñado de la opción “Apruebo”, predican por todos lados.

Es eso lo que está detrás de este debate y ello hace que las expresiones de los referidos analistas —en cuanto a que la opción “Rechazo” sería ahora imprudente, que quiebra la confianza pública y, más aún, que es una insensatez que repugna la paz social— es simplemente un intento de desincentivar esa alternativa e implica una inaceptable pretensión de vincular la moralidad de los actos a la opción “Apruebo” versus el “Rechazo”, lo que hiere gravemente el recto entendimiento de los compromisos empeñados. (El Mercurio Cartas)

Juan Antonio Coloma
Senador

Pasar de la negación a reconstruir la legitimidad

La reciente encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) hará historia. Lo que no está claro es si hará historia por ser el termómetro del descalabro final de nuestras instituciones o si al fin servirá para una reacción acorde con la gravedad de lo que pone de manifiesto.

Podemos seguir negando la complejidad o profundidad de la crisis chilena, o podemos ponernos a trabajar en serio en las soluciones, con todos los sacrificios que eso conlleva para los que hoy tenemos privilegios. En este sentido, el 6% no es gratuito.

Mucho se ha hablado y especulado sobre lo que quieren expresar los chilenos y chilenas. La CEP vuelve a ratificar lo que otros estudios han planteado y agrega información valiosa. Primero, el malestar es real y no decae (bajan los “asustados” y suben los “enojados”, altos apoyos a manifestaciones y marchas). Segundo, el peso de la desigualdad, esa que recae en la economía de los hogares, es lo que piden resolver las personas (pensiones, salud, educación, sueldos). Tercero, lo más evidente: las instituciones que deben dar conducción a nuestra convivencia están en riesgo vital.

¿Se visualiza algún camino que permita ofrecer una salida? Paradójicamente, sigue siendo la política. No aquella encerrada en las instituciones políticas, sino la de las conversaciones, la política tal como se la imaginan nuestros compatriotas: democrática, participativa, que los toma en cuenta, que respeta sus libertades, valora sus esfuerzos y que se dedica a resolver sus problemas. Según esta encuesta, aumenta la valoración de la democracia y baja la valoración del autoritarismo; se opta por las reformas estructurales para solucionar problemas; la mayoría estaría pidiendo que se busquen acuerdos.

De ello se desprende una clara demanda por conducción, no desde la verticalidad, sino que reconociendo los anhelos, valores y temores de las personas. Vemos entonces una posibilidad cierta de que reconstruyamos la legitimidad de nuestras instituciones:

En primer lugar, la gente cree en la Nueva Constitución; no solo la aprueba en un 67%, sino que cree mayoritariamente que puede ayudar a resolver los problemas del país. Tenemos una oportunidad real de hacer buena política y canalizar la discusión sobre el país que queremos ser en este proceso histórico.

En segundo lugar, dado que ya no se tolera la violencia del Estado ni la violación de los derechos humanos, urge tomarse en serio la reforma policial para que Carabineros sea la primera garante de las libertades y los derechos garantizados.

En tercer lugar, las fuerzas políticas deben llegar a acuerdos ambiciosos en la agenda social. No podemos seguir con letras chicas o aspirinas, debemos apuntar a las causas estructurales de la desigualdad, en pensiones, salud, vivienda, infraestructura pública y justicia tributaria. A estas alturas, una real condena a los delitos de cuello y corbata también es parte de la agenda social.

Esta encuesta contiene muchas láminas para deprimirse, pero hay espacio, todavía, para recuperar la esperanza. (El Mercurio)

Valentina Quiroga

La hora de los alcaldes

La encuesta CEP provocó demasiadas muecas de dolor en los partidos, el Congreso y La Moneda, pero grandes satisfacciones en varios municipios. Si alguien ganó en medio del desastre para la clase política que significaron los datos, fueron los alcaldes. Desde que se produjo el estallido del 18 de octubre, los municipios fueron mirados en menos. Nadie advirtió las señales que dieron respecto del elemento lumpen que estaba jugando un rol en la destrucción. Varios en La Moneda creyeron las teorías sicodélicas sobre conspiraciones extranjeras.

Muchos deben mirar con asombro que Joaquín Lavín siga primero en las encuestas. El alcalde de Las Condes mantuvo la calma, no se sobreexpuso en la TV, ni tampoco entró en la confrontación como sí lo hicieron los presidentes de los partidos de su sector. Bajo una agenda pragmática, que incluyó elegir a su sparring, mantuvo su discurso directo. En el otro extremo, el alcalde de Valparaíso, víctima de una campaña mediática de desprestigio en las redes sociales, donde tuiteros anónimos hacían hilos con verdades a medias sobre su gestión, tuvo siempre una acertada visión crítica del festival de codazos en que terminó la foto del acuerdo social, y se mantuvo como la principal figura de la oposición. Vale también una mención para la alcaldesa de Maipú, víctima del más cruel de los machismos progresistas, que no la hizo moverse de su personaje cercano, valorado por las personas a pie.

Ante la pregunta de evaluación sobre el manejo de diversas instituciones sobre la crisis, los municipios les sacan amplia ventaja al gobierno, Carabineros y a la oposición. Los alcaldes se dieron cuenta de que las personas querían que les preguntaran sobre cómo redibujar el país. Así, desde la Asociación de Municipalidades, impulsaron una consulta comunal, sin apoyo del Servel, que sufrió el ninguneo. Al lograr las fuerzas políticas un acuerdo de un calendario para modificar la Constitución, varios trataron de dar por muerta la consulta. Un grupo de alcaldes disidentes, con tesón, mantuvo la idea, y así lograron una buena participación, pese a la poca propaganda y las dificultades logísticas. La encuesta CEP les da la razón, por algo lógico. Las personas quieren que los políticos lleguen a acuerdo, pero que no se apropien representaciones que no tienen. Simplemente quieren que les pregunten su opinión. Descubrir este hecho sencillo hizo que los alcaldes mantuvieran algo de respeto en esta crisis. (La Tercera)

Carlos Correa

 

FT: inversionistas revisan perspectivas para Chile por efecto protestas en crecimiento

Puede haber menos manifestantes en las calles de Santiago este mes, pero el impacto económico y político de las protestas antigubernamentales que han envuelto a Chile desde octubre podría profundizarse antes de una votación sobre la reforma constitucional.

El peso chileno ha fluctuado enormemente desde que estallaron las protestas; nuevamente se ha convertido en una de las monedas de los mercados emergentes con el peor desempeño desde el comienzo del año. El crecimiento se ha visto gravemente afectado, con cifras del Producto Interno Bruto (PIB) que revelan que en octubre la economía sufrió su peor desempeño mensual desde la crisis financiera mundial de 2009, peor incluso después del devastador terremoto del año siguiente.

Los analistas esperan una mayor volatilidad antes del referendo constitucional de abril que los inversionistas temen podría conducir a un gasto permanentemente más alto y amenazar el «modelo chileno» neoliberal que impulsó cuatro décadas de crecimiento económico.

«El riesgo es que las manifestaciones podrían intensificarse antes de (la votación sobre la reforma constitucional en) abril mientras la actividad económica y el empleo sufren», dijo Maria Luisa Puig, analista de Eurasia Group, una consultora de riesgos, quien señala que las protestas comenzaron cuando la economía se estaba recuperando en el tercer trimestre de 2019.

PREOCUPACIÓN A FUTURO

Hay preocupaciones de que la economía caerá en una recesión técnica si su débil desempeño continúa en 2020, dijo. «Hasta ahora, la tasa de empleo se ha mantenido resistente, pero esto puede cambiar».

Un paquete de estímulo de US$ 5.500 millones anunciado el año pasado intentó apaciguar a los votantes y mitigar las consecuencias económicas de las protestas mediante la reconstrucción de la infraestructura pública, la aceleración de los pagos de pensiones y el apoyo a las pequeñas y medianas empresas a través de líneas de crédito y exenciones fiscales. El paquete se produjo después de los aumentos anunciados previamente en los beneficios sociales, incluido un aumento en las pensiones básicas y el salario mínimo.

Dichas reformas inicialmente ayudaron a que la aprobación del presidente de centro derecha Sebastián Piñera subiera luego de alcanzar un mínimo histórico de 10% a fines de noviembre, pero desde entonces han retrocedido nuevamente.

El déficit fiscal de Chile se verá afectado por el mayor gasto, así como por el menor crecimiento, que cayó más del 3% respecto al año anterior en octubre y noviembre, aunque los economistas advierten que esas cifras solo captan parte del impacto de los disturbios sociales.

El gobierno aumentará el gasto en aproximadamente un 10% este año en un intento por satisfacer las demandas sociales. Espera que el gasto continuo continúe elevando la deuda pública a casi el 40% del PIB en cinco años desde menos del 30% ahora, y ha revisado su objetivo de déficit a mediano plazo del 1% para 2022 hasta el 2%.

Aunque el balance de Chile es sólido en comparación con sus pares, y el gobierno insiste en que los déficits más altos son temporales, algunos aumentos del gasto -como las pensiones más elevadas- solo se compensan parcialmente con aumentos de impuestos, según analistas de Fitch Ratings.

Ana Madeira, economista del Bank of America Merrill Lynch, señala que la pequeña, abierta y flexible economía de Chile tiende a recuperarse rápidamente de las crisis, que generalmente se desencadenan externamente.

«Esta vez, la fuente del shock fue doméstica y corre el riesgo de cambiar el modelo económico a través de una nueva constitución, lo que sugiere una recuperación más lenta y un crecimiento moderado prolongado durante los próximos dos años», escribió en una nota de investigación reciente, preocupada porque la reducción de las horas de trabajo y un salario mínimo más alto podrían conducir a mayores costos laborales y menor productividad.

Los disturbios prolongados y su escalada a una crisis política y económica avanzada llevaron al Bank of America Merrill Lynch a reducir sus pronósticos de crecimiento del PIB al 1,4% para 2019, desde un 2,3%. El banco espera que el crecimiento se desacelere aún más en 2020, a 1,3%, tras haber esperado un crecimiento de 2,7% para el próximo año.

VISIÓN ESPERANZADORA

Algunos analistas piensan que la economía es resistente. «Muchos inversionistas chilenos están malinterpretando lo que está sucediendo. Los inversionistas extranjeros están haciendo un mejor trabajo para mantener las cosas en perspectiva», dijo Eduardo Engel, un economista chileno, que «duda mucho» de que haya una recesión en 2020.

Mucho depende de una nueva constitución, incluso si pocos esperan que sea radicalmente diferente de la versión existente.

Esto se debe a que se requerirán mayorías de dos tercios para las nuevas leyes, mientras que las encuestas sugieren que la mayoría de los chilenos no quieren que el modelo económico del país sea revisado por completo, sino simplemente que el país sea más justo y equitativo.

Los analistas más optimistas argumentan que los pilares del éxito económico de Chile -como la independencia del banco central, una regulación ligera y la prudencia fiscal- es poco probable que se toquen en algún cambio constitucional. (DF)