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Bolivia pide de nuevo a Interpol alerta roja contra Evo Morales

La Fiscalía boliviana informó este jueves (30.01.2020) que volverá a tramitar ante la Interpol la emisión de una notificación roja contra el expresidente Evo Morales, acusado por el Gobierno interino de Jeanine Áñez por delitos como sedición y terrorismo, después de que la entidad rechazara una primera solicitud.

El fiscal general del Estado, Juan Lanchipa, aseguró a los medios que su despacho cumplió con «todo lo que señala el procedimiento que establece la Interpol” para hacer esta solicitud, pero pese a ello recibieron como respuesta el rechazo a la activación de las notificaciones azul y roja contra Morales.

La réplica de la Interpol fue «muy escueta» y «no señala cuál es el motivo de ese rechazo», por lo que el Ministerio Público solicitó una aclaración al respecto, indicó. «Viendo esta situación que no es definitiva, de acuerdo al cambio de circunstancias, se puede volver a solicitar la activación de esta notificación roja», explicó Lanchipa.

Argentinien: Boliviens Ex-Präsident Evo Morales in Buenos Aires (picture-alliance/AA/M. Emin Canik )Evo Morales se encuentra refugiado en Argentina, desde donde ha hecho política. Imagen de Archivo.

«NO ES ORDEN DE DETENCIÓN»

«Con base a esa respuesta (…) nosotros vamos a pedir, de acuerdo a las circunstancias, que puedan modificar algún otro elemento para reiterar la solicitud», sostuvo el fiscal.

Una notificación roja es una solicitud a fuerzas del orden de todo el mundo «para localizar y detener provisionalmente a una persona en espera de extradición, entrega o acción judicial similar», según explica la Interpol en su sitio web. Esa notificación es un aviso internacional sobre personas buscadas, «pero no es una orden de detención».

Evo Morales, que anunció su renuncia a la Presidencia boliviana el pasado 10 de noviembre denunciando un supuesto golpe de Estado para derrocarlo, fue acusado ese mismo mes de incitar a la violencia contra el Ejecutivo provisional desde su asilo en México, donde se encontraba antes de partir hacia Argentina.

La denuncia se sustenta en pruebas como un video en el que se escucha una voz atribuida a Morales, cuya autenticidad no ha sido demostrada por fuentes independientes, en la que supuestamente incita a un dirigente cocalero en Bolivia a mantener bloqueadas las ciudades para impedir el ingreso de alimentos y combustibles. (DW, efe, La Razón)

Mis razones para votar que no (V): Calendario imposible

El calendario del proceso constituyente devela errores evidentes en el diseño de lo que debiera ser el proceso de reorganización institucional más trascendental y legítimo que pudiera tener Chile en sus 200 años de historia independiente. Porque es fácil anticipar que una carta Gantt deficiente obstaculizará el éxito de todo el proyecto, el mal diseño del calendario electoral del proceso constituyente debiera ser razón suficiente para que cualquier persona razonable dude de la conveniencia de votar a favor de éste.

De acuerdo a la agenda establecida en el Acuerdo por la Paz Social (sic) y la Nueva Constitución, el proceso se inicia con el plebiscito de 26 de abril. En caso de una victoria del Apruebo, se inicia formalmente el proceso constituyente. El 26 de abril los chilenos también deberán escoger entre una Convención Mixta (86 miembros electos y 86 legisladores provenientes del Congreso) y una Convención Constituyente (155 miembros electos). Por cierto, sospecho que la razón por la que la convención mixta sorpresivamente parece tener tanto apoyo en las encuestas se debe a que mucha gente que está a favor de la paridad de género pudiera equivocadamente pensar que la convención mixta propone un igual número de hombres y mujeres.

De cualquier forma, en caso de ganar el Apruebo, en agosto se iniciará la campaña para la elección de miembros a la Convención Constituyente que se realizará el 25 de octubre. Pero ese día también se celebrará la elección de alcaldes, concejales y —a menos que se materialicen los rumores sobre su posible cancelación— de gobernadores regionales (una contienda inédita en la historia nacional).

La coincidencia de los dos procesos electorales tiene ventajas y desventajas. El proceso electoral municipal y regional se inicia en el mes de abril con la inscripción de candidaturas a las primarias para escoger candidatos —solo en los casos en que los partidos opten por hacerlo. Esas primarias se celebrarán el 7 de junio de 2020.  Parece razonable reducir la ya excesiva realización de contiendas electorales en 2020. El plebiscito de abril, las primarias de junio y las elecciones de octubre ya constituirán un récord de momentos electorales para un solo año en la historia democrática de Chile. Pero el hecho de combinar el proceso constituyente con las elecciones de alcaldes, concejales y gobernadores regionales inevitablemente contaminará las campañas y aumentará excesivamente la cantidad de candidatos en la boleta electoral. En cualquier comuna del país será normal que haya más de 100 candidatos entre los que escoger alcalde, concejales, gobernadores y miembros de la convención constituyente.

Como los resultados de la elección del 25 de octubre deben ser ratificados por el Tribunal Electoral, la Convención Constituyente recién comenzará a sesionar en la segunda quincena de noviembre. Como tiene un mandato de nueve meses —prorrogable por otros tres— para proponer una constitución, resulta razonable anticipar que recién tendremos una propuesta de nueva constitución a fines de noviembre de 2021. Una vez finalizado el trabajo de la Convención, habrá un nuevo plebiscito —el plebiscito de salida— en el que los chilenos aceptarán o rechazarán la propuesta de nueva constitución. Ese plebiscito se realizará no antes de enero de 2022.

Pero a la par del trabajo constituyente, en junio de 2021, se deberán realizar las primarias para las elecciones presidenciales y legislativas de ese año. Luego, en septiembre de 2021 comenzará la campaña. La primera vuelta de la elección presidencial se realizará el 21 de noviembre de 2021. En caso de ser necesaria, habrá una segunda vuelta el 19 de diciembre de 2021.

Esto significa que es altamente probable que el nuevo presidente y el nuevo congreso se elijan con las reglas de la constitución actual. Luego, si la Convención Constituyente decide, por ejemplo, que Chile tenga un sistema unicameral, habrá un problema práctico de implementación. La Convención Constituyente estará todavía redactando la constitución para cuando comience el proceso electoral de 2021. Habrá una evidente confusión entre las reglas viejas —que estarán vigentes— y las reglas nuevas —que deberán ser ratificadas en el plebiscito de salida para tomar efecto. Las autoridades que asuman en marzo de 2022 habrán sido electas con las reglas antiguas, pero deberán comenzar a gobernar con las nuevas reglas —en caso de que, en el plebiscito de salida, los chilenos acepten la propuesta hecha por la Convención Constituyente. Parece razonable anticipar que el resultado de ese plebiscito de salida va a estar parcialmente influenciado por la posición que tome respecto a la propuesta de nueva constitución el Presidente recientemente electo a fines de 2021.

El calendario del proceso electoral —que se superpone con el calendario electoral de las contiendas municipales, regionales, legislativas y presidenciales de 2020 y 2021— nos recuerda que el Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución se redactó apresuradamente entre gallos y medianoche. La inconveniente superposición del calendario electoral vigente con la del proceso constituyente representa una poderosa razón para votar Rechazo en el plebiscito de abril. (El Líbero)

Patricio Navia

Adaptación pendiente

Desde hace años se discute nuestra necesidad de adaptación a la economía del siglo 21. Pasadas ya dos décadas del mismo aún no hemos avanzado en los cambios requeridos.

Analistas de diversas disciplinas coinciden en que el cambio tecnológico tiene efectos profundos en la sociedad, que van más allá de la transformación de las formas de comunicación y producción; incluye el cambio dramático en las habilidades y competencias requeridas para el trabajo, el relacionamiento y la convivencia, lo que, se dice, representa uno de los grandes riesgos sociales del futuro, sin asimilar que es ya un riesgo claro y presente. En el mundo y en Chile se observa una insatisfacción social cada día más extendida, manifiesta en la desarticulación política, pérdida de confianza en los liderazgos tradicionales, protestas por la pérdida de beneficios sociales, o la permanente falta de estos, exacerbación de conflictos culturales, étnicos y religiosos, entre otros. Un ingrediente de esta insatisfacción es la percepción creciente de que la seguridad económica y el bienestar social se han concentrado en grupos minoritarios, mientras aumenta la fragilidad y la inseguridad del resto de la sociedad. Este fenómeno se atribuye en gran medida a la globalización, al modelo económico y a la transformación tecnológica. No se trata necesariamente de pérdida efectiva de ingresos y/o acceso a bienes, sino de la percepción de fragilidad económica y social.

En Chile, la crisis social evidenciada a partir del 18 de octubre ha llevado a responder con urgencia a las demandas más relevadas por la ciudadanía, que obligan a reformas con un alto ingrediente redistributivo y mayor gasto público. Sería un grave error el perder de vista la necesidad de políticas públicas y acciones privadas dirigidas a reducir la desigualdad en las capacidades necesarias para participar de los beneficios de la nueva economía. Se trata de ámbitos de desigualdad muy diversos, que incluyen una educación habilitante para el aprendizaje continuo, y la mayor facilidad de acceso a oportunidades de desarrollo personal, eliminando barreras impuestas por la segregación espacial, y la discriminación en el acceso a bienes y servicios públicos y privados, tangibles e intangibles, que amenaza con acentuar la desigualdad y el descontento con la sociedad en que vivimos.

Enfrentar estos problemas exige acción del sector privado y del Estado en ámbitos en que ninguno está suficientemente preparado. En el sector privado, la empresa, como centro de la vida de la mayoría de las personas, está en una posición privilegiada para influir en el desarrollo de la comunidad a su alrededor. Muchas empresas, grandes y medianas, así lo han entendido y despliegan programas de acción en conjunto con comunidades, líderes, instituciones del Estado y otras organizaciones a nivel local. Sin embargo, una amplia gama de empresas no han comprendido aún el valor compartido que pueden contribuir a crear, y la importancia de actuar en conjunto para su desarrollo y el de la sociedad. En el Estado existe una cultura que a menudo impide el trabajo colaborativo con el sector productivo y las organizaciones de la comunidad. Perdidas ya dos décadas de este siglo, la empresa y el Estado deben ser actores convocantes, sin pretender ser protagonistas únicos. Hay riesgos al transitar en esquemas distintos de relacionamiento. Pero ningún riesgo se compara con las oportunidades perdidas por la inacción. (El Mercurio)

Vivianne Blanlot

Dos hitos históricos, dos reflexiones-Lorena Flores

Cuando distintos sectores políticos firmaron el “Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución”, no sólo se selló la intención de liberarnos de la actual carta fundamental mediante un mecanismo inédito en la historia del país, sino también se abrió una puerta para hacerlo de una forma democrática, una forma en la que realmente todas las chilenas y chilenos se sientan representados por quienes redacten la nueva Constitución. Cuando se cumplieron dos meses desde que estallara la mayor crisis social en Chile después del retorno a la democracia, la Cámara aprobó habilitar el plebiscito de abril de 2020 y el proceso constituyente.

Hoy, cuando estamos tan cerca del plebiscito para aprobar o no el cambio constitucional, aún sorprende que haya personas que argumenten que una nueva Constitución no es importante para la ciudadanía, pues es cosa de mirar algunas cifras para comprobar lo contrario. El segundo Termómetro Social (TS) elaborado por el Centro de Microdatos, el Núcleo Milenio DESOC de la Universidad de Chile y la FEN (ejecutado en diciembre) reveló que una mayoría abrumadora de personas (89,8%) pretende ir a votar en abril de 2020, y el 85,5% asegura que lo hará a favor de una Nueva Constitución, nada muy alejado del 91,1% que arrojó la consulta ciudadana convocada por la Asociación Chilena de Municipalidades. Sobre quién la redacte, más de la mitad de los encuestados por el TS (51,4%) opinó que el mecanismo debería ser la Convención Constitucional, y según nuestras estimaciones basadas en la consulta municipal el 74,8% de los votantes apoya esta vía.

En segundo lugar, llaman la atención los obstáculos que ha debido sortear la paridad de género en el Congreso. Ahora, cualquiera sea el órgano que redacte la nueva Constitución, debe ser paritario. La ciudadanía así lo pide, de hecho, el Termómetro Social arrojó un apoyo mayoritario a que la mitad de los cupos sean para mujeres (76,2%). Con esto resulta difícil entender la desconexión de algunos parlamentarios con los deseos de sus representados.

Dicho esto, parece anacrónico el rechazo a la paridad de género, es volver a la década de los 30, cuando las feministas de la época ejercieron presión para que las mujeres pudieran votar en las elecciones municipales, lo que se consiguió en 1934, mientras que recién en 1949 obtuvimos el derecho a votar en las presidenciales y parlamentarias.

Ha transcurrido casi un siglo y las mujeres aún luchamos por la equidad de derechos, parece una historia de nunca acabar. Además, si logramos pasar esta valla, falta conocer el mecanismo de elección y esperamos que nuestros parlamentarios no nos hagan una zancadilla y asuman el rol histórico que deben cumplir. (DF)

Lorena Flores

Arzobispado y plebiscito-Juan Francisco Mackenna et al

El Arzobispado de Santiago entregó a la difusión pública un díptico acerca de la Constitución y la conveniencia de cambiarla, que contiene sesgos que se sustentan en falsos argumentos para favorecer la opción de aprobar una nueva Constitución.

A la vez, esta acción del Arzobispado en la práctica excluye la legítima opción que tienen los católicos de preferir el camino de reformar la Constitución vigente por las vías institucionales y, por consiguiente, rechazar la elaboración de una nueva a partir de una hoja en blanco en el plebiscito del 26 de abril.

Ante múltiples reclamos de ciudadanos católicos, afortunadamente el Arzobispado reaccionó y se comprometió públicamente a corregir los errores que contiene el documento entregado al público.

Como movimientos de la sociedad civil que buscamos exista responsabilidad en los cambios constitucionales y reprochamos con fuerza la violencia, instamos a la autoridad eclesiástica no solo a seguir respetando el fuero de conciencia de todos sus fieles, abriendo paso al diálogo constructivo y fecundo de una sociedad más justa y cristiana, sino que la invitamos también a trabajar, con mucho más ímpetu de lo que lo ha venido haciendo hasta ahora, en condenar la violencia que estamos viviendo en la sociedad chilena y levantar la voz como representante de Cristo en nuestro país para defender los derechos básicos de la ciudadanía. (El Mercurio Cartas)

Juan Francisco Mackenna
Constitución de Todos

Diego Poblete
Cabilderos

Luis Sánchez
Charlas Constitucionales
Giovanna Gardella
Paz en Chile
Luis Moller
Unidos por La Paz

Los capucha

Poco a poco se han ido transformando en los protagonistas. Sin rostro, sin líderes, sin un discurso explícito, sabemos poco de ellos. Al verlos, en las infinitas imágenes de las redes sociales, se aprecia que son jóvenes, mayoritariamente hombres, ágiles, semejantes entre sí, evocando un informal ejército encapuchado. Con aterradora eficiencia copan, incendian y destruyen frenéticamente las “zona cero” de Plaza Italia, Antofagasta o Concepción. Nadie sabe bien quiénes son, o cuántos, o qué los mueve. Son la actual manifestación de la violencia como modo de presión social (no siempre fue así).

El miedo, la incertidumbre, las redes sociales, esa antigua necesidad de personificar amenazas, ha ido creando un personaje colectivo; la “primera línea” ha pasado a convertirse en un actor en la actual dinámica, Fuenteovejuna criollo. Un ser imaginario que algunos perciben como un delincuente vandálico, mientras otros insisten en otorgarle aires de héroe, incluso invitarlo para ser aplaudido en el Congreso.

El caso es que este personaje, vándalo o héroe, ha logrado trastornar el orden público, poner en jaque el estado de derecho, literalmente tomarse zonas completas de ciudades y, ante todo, ha mostrado una capacidad de destrucción devastadora.

Los esfuerzos por conocer a este nuevo personaje son todavía precarios. Magdalena Claude (Ciper) y Alfredo Joignant (Nuevo Poder) proponen descripciones basadas en datos exploratorios. Aparecen unos individuos diversos, desideologizados, sin organización, diferenciados por funciones (peñasqueros, escuderos, antigases), con poco contacto entre ellos salvo pequeños grupos (clanes). Ellos mismos se denominan “los capucha”. No comparten una doctrina, sino una vaga sensación de rabia. Nadie los representa en el mundo político; quienes lo han intentado, son rechazados con furia. Carabineros parece ser, para ellos, la personificación de lo que odian.

Sin embargo, la cantidad de hechos violentos viene bajando significativamente desde los máximos de octubre. Hoy (enero) se observa menos actores, concentrados en ciertos lugares, en horas y días específicos. Y la total falta de organización del movimiento, hace difícil imaginar cómo podría sostenerse en el tiempo.

El receso abre una ventana de oportunidad para gobierno y oposición. La tregua relativa es el momento para hacerse cargo de las demandas sociales, de esas reformas pendientes que cambiarán para mejor la vida de muchos, pero que aparecen insoportablemente empantanadas. Es la opción civilizada para reparar el malestar. La opinión pública nítidamente apoya los acuerdos (CEP). Gobierno y oposición tienen el deber de representar políticamente las demandas sociales; pero si por la incapacidad de acuerdo retorna la violencia, si el poder se aloja en los capucha, será el fracaso de la política y probablemente de la democracia. (La Tercera)

Roberto Méndez

Tres carabineros heridos en violenta noche de saqueos en Quilicura

Tres funcionarios de Carabineros fueron heridos durante la madrugada de este jueves en el contexto de incidentes en Quilicura.

Según el capitán Gerardo Mediavilla, dos de ellos fueron baleados en medio de la detención de tres sujetos que participaron del saqueo a una tienda comercial AutoPlanet.

En este procedimiento, uno de los implicados quitó el arma de servicio a uno de los funcionarios, “provocando daños grave en el brazo a uno y lesiones leves (al otro)”.

Mientras, el tercer funcionario fue herido fue por un atropello de un vehículo que se daba a la fuga tras el saqueo a un supermercado Alvi.

“Sujetos con vehículos con patentes ocultas y uno de ellos, al ver la presencia policial, arremete directamente contra el personal, atropellando frontalmente a uno de nuestros funcionarios”, explicó Mediavilla.

Estos tres carabineros fueron trasladados al hospital institucional.(La Tercera)

Independientes y el proceso constituyente

El 22 de enero, el Senado despachó a tercer trámite legislativo la reforma constitucional que busca favorecer la participación de independientes y equidad de género en el proceso constituyente, aunque sin acuerdo en el mecanismo para asegurar esta última. El proyecto que busca facilitar la participación de independientes en la elección de convencionales constituyentes –mediante la conformación de listas electorales– señala que dos candidatos independientes o más, podrán constituirse como una lista electoral dentro del distrito en el que compitan.

Lo anterior les permitiría competir en cierta igualdad de condiciones frente a otros pactos electorales de partidos políticos. Significa que, una vez declarada e inscrita, la lista estará sujeta a las mismas reglas electorales que una candidatura a diputación, debiendo contener un lema común y programa con las principales ideas de su labor constituyente. Cada candidatura que sea parte de una lista, deberá contar con firmas de al menos un 0,4% de los votos de la elección parlamentaria 2017 en el distrito electoral en el que compite. En la misma instancia se rechazó una indicación presentada por senadores de oposición, que bajaba los requisitos de entrada del 0,4% al 0,2%, entre otras modificaciones.

En relación con las últimas elecciones parlamentarias, esto significaría facilitar la entrada a candidaturas independientes, entendiendo que en 2017 las candidaturas independientes fuera de pacto necesitaban contar con firmas equivalentes al 0,5% de votos de las elecciones previas, emitidos en dicho territorio electoral.

¿Pero facilita realmente la participación de independientes en el proceso constituyente?

Comparando solo en términos de números de firmas necesarias para presentar candidaturas, efectivamente este proyecto beneficiaría a las candidaturas independientes. Eso, considerando que los requisitos para las listas de partidos políticos son mayores, a quienes se les pide contar con un 0,5% de patrocinio del total de votos a nivel nacional, a diferencia de las candidaturas independientes, que deberán contar con el 0,4% de firmas a nivel distrital.

Sin embargo, a pesar de necesitar un menor porcentaje de firmas para competir, las candidaturas independientes todavía tienen otros obstáculos que sortear, especialmente, en términos de financiamiento. Actualmente, si una persona independiente quiere inscribir su candidatura, lo debe hacer presentando ante notario centenas o incluso miles de firmas, significando un gasto no menor, considerando el distrito en el cual se compita. Luego, una vez sorteadas las dificultades para inscribir la candidatura, necesitará conseguir financiamiento para su campaña.

Si se analiza desde el punto de vista del número de firmas, las listas de independientes necesitarían un mayor respaldo numérico que los partidos políticos. El proyecto actualmente considera que una lista de independientes debe estar conformada por al menos dos candidaturas y que cada una de estas debe contar con firmas equivalentes al 0,4% de votos de las elecciones previas, con un tope de 1,5% por lista.

Siguiendo esto y considerando una lista de solo dos candidaturas, el porcentaje mínimo de firmas requeridas equivale a un 0,8% del distrito. O, incluso, una lista que quiera maximizar los efectos del sistema electoral, presentando el número máximo de candidaturas permitidas por nuestra normativa, requeriría de 1,5% de firmas, mientras que los candidatos de un partido político tan solo necesitan 0,5% para inscribir al mismo número de candidatos.

Entonces, considerando la problemática financiera y de requisito de firmas, ¿están compitiendo realmente en igualdad de condiciones los independientes frente a los partidos políticos?

Si bien se entiende que uno de los objetivos del sistema electoral es generar estabilidad al sistema de partidos, no hay que desconocer el contexto en el cual estarán insertas estas elecciones constituyentes, con características tan particulares. Bajo el actual sistema, las condiciones en las que compiten siguen siendo desiguales, viéndose dificultada la entrada de nuevos actores a la arena política.

Dicho sea de paso, no es que los partidos políticos sean algo malvado, como se les ha tildado durante el último tiempo. En teoría, su función es actuar como nexo entre la ciudadanía y las instituciones y es aquí, en la práctica, donde han fallado. Y justamente es la desconexión con la realidad y necesidades de la ciudadanía, lo que nos tiene hoy atravesando la mayor crisis política y social de las últimas décadas, sin una debida renovación de actores.

Las instituciones, y especialmente los partidos políticos, atraviesan hoy en día una grave crisis de legitimidad y confianza de la ciudadanía. Como respuesta a dicho malestar, han comenzado a proliferar partidos de independientes, que han sido creados con la finalidad de ser una herramienta para competir por escaños dentro del órgano constituyente. Dichos partidos nacen desde diversos actores de la sociedad civil, ciudadanos y ciudadanas que no se habían sentido representados y representadas por los partidos políticos tradicionales, que ven la necesidad de agruparse para que sus necesidades se vean reflejadas en lo que será la primera Constitución en la historia de Chile escrita mediante un proceso democrático.

No olvidemos que ya van 9 partidos en proceso de constitución y 21 constituidos. Ante dicho escenario, han surgido resquemores legítimos por parte de la ciudadanía respecto a las posibilidades reales de poder participar y competir en calidad de independientes. El sistema se encuentra en tensión, necesitamos pluralidad de actores, pero sin caer en la fragmentación. Si proceso legislativo sigue avanzando de la forma en que lo ha hecho hasta el minuto, que no nos sorprenda si en octubre nos encontramos con un sistema altamente fragmentado, en un momento en que la historia nos pide unidad.

En resumen y como llamado de atención a los partidos políticos, se enfrentan a dos posibles escenarios. Por una parte, tienen la opción de restringir la entrada de nuevas candidaturas no institucionalizadas, aprobando el proyecto de ley de la forma en que está avanzando en su tramitación. O, por otra parte, tienen la opción de democratizar y abrir este proceso, facilitando la entrada de nuevas candidaturas independientes y disminuyendo las barreras de entrada.

La ciudadanía ya se cansó de los torniquetes, el proceso constituyente debe ser inclusivo, paritario, con independientes y pueblos indígenas. Es necesario que los partidos políticos permitan la entrada de nuevos actores y que este proceso les sirva de aprendizaje para fortalecer sus proyectos políticos y escuchar las demandas de la ciudadanía movilizada. (El Mostrador)

Valentina Moyano

Aventurerismo

Luis Mesina, activista de la llamada Mesa Social, dijo el domingo 26 en los “Conversatorios constituyentes” del Partido Humanista: “En noviembre pasado nos jugamos por una paralización total que tuvo éxito y generó pánico, dando origen al acuerdo ‘espurio’ por una nueva Constitución”. Agregó que, en todo caso, el plebiscito de abril era una certeza, y que había que ganarlo por dos tercios. Luego, afirmó: “Se puede dar el fenómeno de que, dada la capacidad de movilización, los constituyentes se constituyan en la primera reunión y se autodeclaren soberanos y se acaba todo. Se cierra el Congreso inmediatamente”. ¡Todo el poder a los soviets!

Por su parte, Guillermo Teillier, jefe del PC, propuso el domingo en radio Nuevo Mundo adelantar las elecciones presidencial y parlamentaria debido al bajo apoyo en las encuestas. Señaló que el gobierno y la derecha insisten en “instalar” la versión de que el problema del país es la violencia, y no los DD.HH. que se siguen violando, y acusó al gobierno de impulsar proyectos para criminalizar la movilización social, como el resguardo de las instalaciones críticas por parte de las FF.AA. Dijo, además, que “el gobierno está colgando de un hilo”, de lo que se deduce que hay que cortarlo.

La propuesta de adelantar las elecciones busca validar la estrategia orientada a interrumpir el mandato presidencial, en línea con la petición de renuncia que Teillier hizo el 19 de octubre, inmediatamente después del ataque al Metro y los primeros saqueos. El segundo intento, fue la acusación constitucional que fracasó en la Cámara. Ahora, viene un nuevo empeño. Se trata de “agudizar las contradicciones” hasta que duela.

El negocio ultraizquierdista es exacerbar el clima de confrontación. Allí están para probarlo las amenazas de un marzo violento. En tal contexto, la CUT anunció un plan de movilizaciones, y ya sabemos que a los empleados públicos allí agrupados no les cuesta nada “movilizarse”. ¿Qué le puede costar, por ejemplo, al gremio de profesores dejar a los alumnos sin clases, cuando es tan fácil y además gratuito?

El diseño sedicioso sería más o menos este: 1) Si en el plebiscito gana la opción Apruebo, los insurgentes presionarán para que la convención elegida se tome todo el poder, para lo cual buscarán forzar la renuncia de Piñera y los parlamentarios; 2) Si gana la opción Rechazo, los insurgentes desconocerán el resultado y se movilizarán para conseguir la caída de Piñera.

Ya no hace falta probar que la ofensiva de violencia y destrucción desatada en octubre tuvo objetivos antidemocráticos desde el principio. El brazo político de la asonada muestra hoy sus cartas: crear una situación de desgobierno y provocar una crisis institucional.

La línea divisoria de esta hora es la que separa a demócratas de no demócratas. Hay que impedir que los aventureros causen males mayores. Ello exige defender a brazo partido el estado de derecho.(La Tercera)

Sergio Muñoz Riveros

AFP’s y comisiones por pérdidas: reembolso promedio 2018 habría sido $11.334

Dentro de las últimas indicaciones ingresadas a la reforma previsional, una de las que causó bastante polémica fue aquella que busca que las AFP respondan cuando los fondos registren pérdidas.

Si bien la iniciativa fue rechazada en la comisión de Trabajo con el argumento de que podría afectar las pensiones, dado que las AFP serían más conservadoras en sus inversiones, el gobierno decidió reponerla y antes de ayer fue aprobada en la Cámara de Diputados.

Específicamente, la propuesta establece que las AFP deberán depositar en las cuentas de capitalización individual de los cotizantes y pensionados hasta un 20% de las comisiones (pagadas a la AFP) por depósito de cotizaciones y por retiros en las modalidades de pensión de renta temporal o de retiro programado.

La devolución se calculará sobre las comisiones que se hayan pagado en un año calendario y cuando la rentabilidad real anual de cualquiera de los fondos B, C, D y E, en que se encuentre el afiliado haya sido negativa en el mismo período e inferior a la rentabilidad real obtenida de un análisis de activos respecto de similares clases. Esto último se determinará a través de un decreto supremo de los ministerios del Trabajo y Hacienda en el que se determinará el porcentaje de la devolución de comisiones.

SOLO TRES AÑOS HUBO RENTABILIDAD ANUAL NEGATIVA

De acuerdo al centro de estudios Ciedess, desde la creación de los multifondos en 2002 solamente en tres años se registraron pérdidas. Esta contracción fue generada por diversas crisis internacionales.

De acuerdo a la entidad ligada a la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), en 2008 se produjo la crisis subprime que afectó a todos los multifondos, mientras que en 2011 la contracción económica de Europa perjudicó a los fondos A, B y C. Por último, en 2018 en el marco de la guerra comercial, el desempeño de los mismos fondos (A, B y C), se vio debilitado.

Tomando en cuenta sólo el año 2018 y si se aplicara la indicación, las administradoras habrían devuelto hasta un 20% de las comisiones de aquellos fondos con pérdidas (en este caso B y C). De acuerdo Ciedess, se habrían retornado $ 71.834 millones a los cotizantes y $ 705 millones a los pensionados. Es decir, las AFP habrían tenido que devolver $72.539 millones en total.

Es decir, considerando un universo de 9,4 millones de afiliados, de los cuales son cotizantes 5,4 millones y pensionados, alrededor de un millón, el promedio por beneficiado habría sido de $11.334 anuales. (N.de la R)

CHILENOS SE MANTIENEN EN EL MISMO FONDO Y AFP

Para obtener la devolución, la indicación exige como requisito que los cotizantes se mantengan al menos seis meses en un fondo.

Según Ciedess entre enero y noviembre del año pasado 9,8 millones de afiliados y 4,5 millones de cotizantes permanecieron en su mismo fondo y AFP.

En cuanto al traspaso entre multifondos, durante 2019, el promedio mensual de afiliados con movimientos fue de 194.606, equivalente al 1,8% de los afiliados y al 3,5% de los cotizantes. No obstante, el registro más alto de traspasos fue en noviembre pasado, con 498.612 cambios, equivalente al 9% del total y 4,5% del total de afiliados, siendo la mayor cantidad histórica.

Ciedess también calculó el total de traspasos de fondos desde 2007. Si ese año 15.275 personas se cambiaron de fondo, 144.186 lo hicieron a noviembre de 2019. Es decir, hubo un incremento del 844% en doce años. (DF)