No da lo mismo- Patricio Zapata

No da lo mismo- Patricio Zapata

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En un mes más asumirán (o reasumirán) sus funciones, por cuatro años, los alcaldes, y las alcaldesas (y los miles de concejales) que resultaron electos (as) (74% reelectos) el recién pasado 23 de octubre. En mi última columna, escrita apenas 24 horas después de las elecciones municipales, y todavía impactado por el hecho que solo un 34% de los ciudadanos concurrimos a las urnas, me permití desplegar una cierta crítica a los abstencionistas. En esta ocasión me gustaría ir más allá de la catarsis personal y el emplazamiento patriótico. Quiero, ahora, invitar a reflexionar sobre la importancia de la función edilicia. Es el tipo de análisis con que debemos confrontar racionalmente a esos millones de compatriotas que disculpan su comodidad con el típico, “¡da lo mismo!”.

Más allá del hecho innegable que el nuestro es un país muy centralista, la verdad es que los municipios detentan potestades para nada desdeñables. A las históricas tareas ligadas al aseo y el ornato, la alcaldía actual suma importantísimas funciones adicionales.

Independientemente de lo que disponga la reforma legal en curso sobre desmunicipalización, los municipios siguen teniendo, y seguirán teniendo -por lo menos por 5 años más-, un papel central en la gestión de la educación pública. ¿Cómo va a dar lo mismo tener un alcalde que presta atención, y recursos, a las escuelas o elegir a uno que asiste impasible a resultados Simce deplorables?
La atención primaria de salud es otra área municipal clave. Es sabido que los aportes del gobierno central no alcanzan a cubrir los costos reales que generan las distintas prestaciones sanitarias básicas que demandan los vecinos más pobres. Y así como hay municipios que no escatiman contribuir sustancialmente a este servicio esencial existen otros que siempre prefieren gastar las escasas “lucas” en la más vistosa “seguridad ciudadana”.

Los alcaldes también juegan, y crecientemente, un rol en la definición de la identidad cultural de la comuna. Dependerá de la voluntad del municipio entonces que una vía principal siga teniendo, o no, un nombre que divida profundamente a los vecinos (p.e. Av. 11 de Septiembre) o del mayor o menor apoyo que se preste a coros, orquestas, bibliotecas o museos. Los municipios tienen, además, responsabilidades centrales en la planificación del territorio.

Los alcaldes que asumen en un mes más tendrán aún más poder que sus antecesores. En efecto, hace apenas seis meses entró en vigencia la ley N° 20.922 que otorga nuevas competencias a las nuevas municipalidades en materia de plantas de personal. Por primera vez en su historia, y dando cumplimiento a una promesa constitucional que data de 1997 (¡hace 19 años!), serán las propias comunas, de manera autónoma, las que podrán definir los órganos, unidades, personal y rentas de su estructura administrativa. De esta manera, y de ahora en adelante, los alcaldes estarán en condiciones de configurar el tipo de diseño burocrático que estiman necesario y conveniente para su comuna. Para bien y para mal. Como puede verse: ¡No daba lo mismo quién ganaba el 23 de octubre! (La Tercera)

Patricio Zapata

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