Ideas sin fondo

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Una de las noticias económicas que han causado más alarma en los últimos meses es la caída del Fondo E del sistema de AFP. Muchas personas cercanas a jubilar han pasado momentos de gran angustia. ¿Se justifica su preocupación? ¿Valdría la pena tener un Fondo F, de renta fija de muy corto plazo para disminuir el riesgo?

Como veremos —y a pesar de todo lo que se ha dicho—, la respuesta a ambas preguntas es no. Ni las pensiones sufrirán tanto con estas fluctuaciones, ni resulta apropiado tener un Fondo F.

Es cierto que las cifras informadas son inquietantes. Entre enero y octubre, el Fondo E cayó 18,8% (en UF). El principal factor que explica esto es el aumento de las tasas de interés de mediano y largo plazo, lo que deprime el precio de mercado de las inversiones en la llamada renta fija.

Vale la pena subrayar, una vez más, que buena parte del aumento de esas tasas de interés es consecuencia de la política más populista y nociva que se haya visto en Chile en las últimas décadas: los retiros de las AFP. Quienes han hecho retiros tendrán, con certeza, peores pensiones. Y, en el corto plazo, viviremos desequilibrios macroeconómicos, con inflación y tasas de interés más elevadas.

Las mayores tasas de interés generan problemas en varios ámbitos. El fisco, que tiene un déficit significativo y que además debe renovar la deuda que vence, tendrá que gastar más en intereses. Las familias que planeaban comprar una propiedad pagarán más caro por su crédito hipotecario (y la renta que se les exigirá será mayor). Similares dificultades enfrentará una empresa que quiera invertir y necesite un préstamo.

Sin duda —convendrá cualquier lector perspicaz—es contraintuitivo sostener que el alza de la tasa de interés sea, simultáneamente, inconveniente tanto para los que piden prestado como para aquellos que prestan, o para quienes financian ese préstamo, como los fondos de pensiones.

Es como decir que un aumento del precio de los limones será, al mismo tiempo, una mala noticia tanto para consumidores como para productores.

¿Cómo entender esta paradoja? En realidad, no hay tal.

La pérdida de valorización del Fondo E refleja lo que se recibiría si las AFP vendieran nuestras inversiones a los precios (y con las tasas de interés) actuales. Es el llamado mark-to-market, o marcar a mercado. Pero si se hiciera aquello —vender el portafolio— y luego se compraran los instrumentos que tienen una mayor tasa de interés, se obtendrían mayores pagos de interés en el futuro. Al horizonte original de las inversiones no habría ningún cambio: la pérdida inicial se compensará con mayores intereses.

Es más, el portafolio ni siquiera se enajenará sino que solo se marca inicialmente a un precio diferente. En el tiempo, se recibirá los intereses originalmente contratados (que eran bajos) y una serie de pequeñas ganancias por nuevos mark-to-market que compensarán la pérdida inicial. Si nos paramos en el final del período de las inversiones, nada habrá cambiado.

El lector se preguntará, ¿para qué se marca a mercado? Esto es necesario dada la libertad que existe para mover los fondos de una AFP (o de un Fondo) a otra. Esto permite que quienes se cambien de AFP se lleven la parte que les corresponde de las inversiones.

Se ha propuesto que las personas prontas a jubilar tengan un Fondo F con instrumentos de corto plazo para evitar caídas que conduzcan a una menor pensión. Como se debe adquirir una renta vitalicia (o iniciar un retiro programado), no hay tiempo para recuperar la pérdida.

Sin embargo, sucede que el Fondo E sí protege la pensión de una persona ante las fluctuaciones de las tasas de interés porque el precio de las rentas vitalicias también cambia con la mayor tasa de interés. El llamado capital necesario unitario (CNU) mide cuánto cuesta cada UF de pensión. Crucialmente, el CNU disminuye con una mayor tasa de interés. En otras palabras, se necesita un menor saldo para una misma pensión. (Lo mismo sucede, pero con una mecánica diferente, con un retiro programado).

Es obvio que con un Fondo F la persona lograría una mejor pensión si las tasas de interés suben: su saldo se habría mantenido y el CNU habría disminuido. El resultado, sin embargo, habría sido fruto de una simple apuesta: si las tasas de interés hubieran caído, habría un mayor CNU y la pensión sería menor. En jerga financiera, una persona pronta a jubilar está “corta” en un bono de largo plazo. Con un Fondo como el E, se cubre ese riesgo.

No cabe duda, hay fricciones en el sistema. En el caso de retiro programado, es posible que la autoridad no ajuste inmediatamente la llamada tasa de interés técnica. También, puede que el horizonte del Fondo E sea excesivo o insuficiente, dependiendo del caso.

Lo claro es que creer que un Fondo F disminuirá el riesgo no es más que un espejismo: los afiliados creerán que están protegidos, aunque, en la realidad, lo que obtengan como pensión estará a merced de las tasas de interés de largo plazo. La evaluación debe mirar la película completa. (El Mercurio)

Rodrigo Valdés

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