En las declaraciones del honorable diputado don Jorge Alessandri, publicadas en «El Mercurio» el 19 de septiembre, se señala textualmente lo siguiente: “Él (se refiere al actual contralor) está excediendo sus atribuciones y camuflando una investigación que es operativa con un traje de administrativa”. Y agrega: “Desde Arturo Aylwin, ningún contralor había hecho una inquisición de este tipo”.
Me siento en la obligación de refutar absolutamente lo señalado. Durante los 47 años que me desempeñé en la Contraloría, y principalmente cuando actué como contralor general, me jugué siempre por un sistema de fiscalización de tipo finalista, no inquisitivo. Con el mismo criterio procedí en la tarea de interpretar las normas administrativas. En consecuencia, siempre actué en función de grandes valores, como la probidad, la protección del patrimonio público y el resguardo de los derechos individuales, sin inmiscuirme jamás en tareas propias de competencia de las autoridades administrativas.
A muchos parlamentarios, incluidos algunos que posteriormente se han desempeñado en cargos de gobierno, les consta que esa fue mi conducta invariable. Tanto es así que en el último año de mi gestión obtuve que se aprobara la Ley N° 19.817 incorporando el actual artículo 21A, en el cual se precisa el alcance de las auditorías en el mismo sentido, y que en el nuevo artículo 21B se estableciera expresamente que “la Contraloría General, con motivo del control de legalidad o de las auditorías, no podrá evaluar los aspectos de mérito o de conveniencia de las decisiones políticas o administrativas”. (El Mercurio Cartas)
Arturo Aylwin Azócar
