El invierno que se avecina será mucho más frío para los familiares de Álex. Hace un año, este habitante de Estación Central entregaba su testimonio en este mismo diario: vive en el piso 18 de una megatorre que da hacia el oriente. Su departamento, aunque pequeño, es iluminado y cálido. Pero, parte de su familia vive en la torre poniente en el mismo condominio, donde las condiciones empeoran: la orientación no permite la entrada de luz natural y el avance de los días fríos endurecen las condiciones de vida.
La historia de Álex y otras dos mil personas que optaron por vivir en un edificio de 24 pisos con departamentos de 20 a 40 metros cuadrados, sin áreas verdes, pasillos estrechos y áreas comunes limitadas, se hizo visible gracias a un lamentable concepto: “Guetos verticales”. Seguramente Álex, y aquí entramos en el ámbito de la especulación, necesitaba vivir en un lugar con acceso a servicios, con mejores opciones de desplazamiento hacia su trabajo, con calidad de vida. Quizás también, y aquí puede ser que ingresemos en el terreno de la ficción, era uno de los tantos chilenos que vivía en la periferia y decidió volver a la ciudad.
Esta realidad que viven miles de compatriotas y extranjeros que adquirieron o arriendan un departamento en este atípico polígono de Estación Central, nos invita a reflexionar sobre el mandato con el que asumimos el 11 de marzo pasado desde el Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Nuestra tarea más urgente hoy es recuperar la ciudad. Recuperar nuestros barrios para que la forma de vida sea más amable y feliz, integrar nuestros espacios públicos, disfrutar de nuestros parques urbanos.
A esto nos mandató el Presidente Sebastián Piñera.
Por años hemos sido testigos de los efectos originados por una política habitacional que desde hace más de 20 años trasladó la vivienda social a la periferia, obligando a las personas a ceder su calidad de vida por la posibilidad de la casa propia. Sabemos que ese tipo de soluciones no vale la pena. Hay que traerlos de vuelta a la ciudad. Pero no a cualquier costo.
La situación en Estación Central no es única. Se repite en otras comunas de Santiago y, en general, en las áreas metropolitanas, que tienen la necesidad de crecer, de reutilizar el suelo y densificar.
Esta polémica levantada hace un año debe servirnos para no perder el norte en la construcción de mejores ciudades y adoptar medidas que, efectivamente, garanticen que éstas se construyan de forma armónica. Nuestra tarea será buscar mecanismos para generar las condiciones para que las personas más vulnerables puedan elegir donde vivir, algo que les está restringido hoy.
Planificar mejor la ciudad asoma como alternativa, a través de planos reguladores funcionales, que limiten la construcción en altura, como está ocurriendo en Estación Central. La reciente aprobación por el concejo municipal del nuevo Plan Regulador Comunal para dicha comuna, que planifica y establece zonas donde no se podrán aprobar proyectos de más 15 pisos, debiera ser el camino para armonizar la necesaria densificación de las zonas metropolitanas, con un entorno equilibrado.
La ciudad es sinónimo de dignidad y calidad de vida, los invito a recuperarla, y que sea razón de felicidad. (La Tercera)
Cristián Monckeberg, ministro de Vivienda
