¿Quiebre político… u oportunidad?

¿Quiebre político… u oportunidad?

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Hace ya más de un año que Chile atraviesa por aguas políticas y económicas turbulentas. “Está mala la cosa”, titulé una columna aquí hace algún tiempo, y me sorprendió la resonancia que tuvo. Muchos observadores de nuestro acontecer están enfatizando lo mismo el último tiempo. Entre ellos me ha parecido muy elocuente lo afirmado por el abogado, político y profesor Jorge Correa, quien hace poco se preguntó, “¿Qué le pasa a la política profesional que la cruzan vientos tanto más conflictivos que los que reinan en la sociedad (… y que) anda ensimismada en microclimas propios? ¿Cuáles serán las causas de que la política esté más pendenciera y agria que la sociedad a la que aspira a representar?” (El Mercurio 21-9-9).

Por otra parte, el economista y ex Ministro René Cortazar escribió recién un interesante artículo en Cieplan con un sugestivo sub título: “El regreso a un desarrollo mediocre”. Muestra que el crecimiento económico tendencial de Chile viene cayendo desde 2,2 veces la tasa mundial en los 90, a menos de la tasa mundial en el gobierno de la Nueva Mayoría (sólo 0,6 veces), para seguir hoy con proyecciones solo poco mejores a futuro. Esto no se debe al menor  precio del cobre ni a la economía internacional. Él atribuye la causa al debilitamiento de las reglas del juego establecidas en los 90: la regla del equilibrio macroeconómico o bajo déficit fiscal, de las reformas tributarias y laborales por consenso, de la creciente integración a la economía mundial y un par más.

Ambos autores plantean como causa de este deterioro la mala calidad de la política que ha prevalecido últimamente. A la pérdida de fuerza del liderar, de equilibrar bien el crecimiento con la equidad, dice Cortázar. Por su parte Correa lo atribuye a que “quienes se dedican a la política carecen del aplomo para procesar las diferencias y transformarlas en acuerdos”.  Tiendo a concordar con ellos, aunque creo que nos falta entender más porqués.

¿Podría acaso el resultado de la votación de la  acusación a la ministra Cubillos marcar un punto de inflexión hacia una menor confrontación entre Gobierno y Oposición en los próximos años? ¿Es posible que esto traiga paños fríos a la belicosidad de la política y ello permita aprobar Proyectos de Ley que sean razonables en materias claves y trascendentales para el país hoy, como pensiones, tributación y normas laborales (incluyendo las 40 horas)?

Mi opinión es que es difícil que ello ocurra, pero vale la pena aprovechar la ocasión de intentarlo. Hacerlo al menos posible depende en primer lugar de la actitud y la conducta que adopte el Gobierno después de este “triunfo” relativo y coyuntural. Y muy en particular de la conducta del Presidente Piñera. Si asume una postura triunfalista y  soberbia, e interpreta que esta es una ocasión para “avanzar sin transar”, me temo que seguiremos en problemas y estancados. Si, por el contrario, asume este resultado con humildad, como una oportunidad para seguir buscando acuerdos y de gobernar avanzando sólo en tanto y cuanto cuidemos la unidad nacional y la buena convivencia social y política, entonces tendremos al menos la posibilidad de iniciar una nueva etapa.

Llevamos ya demasiados años de confrontación nacional. Casi una década desde que durante el primer gobierno de Piñera, en 2010, empezó a subir el tono de la belicosidad política. Luego llegó Bachelet 2, que vino a “correr el cerco” (como le gusta decir a su delfín) y a agudizar las contradicciones,  imponiendo su mayoría parlamentaria y dejando de lado la búsqueda de un equilibrio prudente entre  igualdad y crecimiento. Ahora Piñera 2, después de ganar con un discurso de unidad nacional (recuérdense sus Comisiones pluralistas), volvió a sus impulsos políticos belicosos. Si sigue jugando su partido centrado en esa cancha del Parlamento y la política de la descalificación y confrontación (como se practica tanto hoy y lo dejó en evidencia esta acusación constitucional), no hará más que alejarse de la sociedad y asimilarse más a “los políticos”. Creo que la mayoría de la gente no quiere eso, sino una búsqueda responsable de una mejor vida cotidiana, correcciones razonables al sistema de pensiones, de atención de salud, de seguridad ciudadana y del transporte público. Eso. No más tanta confrontación política. (El Líbero)

Ernesto Tironi

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