Plebiscito y liderazgo

Plebiscito y liderazgo

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En la columna de ayer se sugiere que estar en la posición Rechazo sería un “error”, porque no se está con lo aparentemente mayoritario, con lo que dicta la corriente de turno, con lo “políticamente correcto”. Pues bien, imputaciones similares han recibido otras personas a lo largo de la historia cuando han desafiado las consignas que transitoriamente parecen hegemonizar una coyuntura. De eso se tratan las convicciones y el liderazgo: de asumir incomprensiones y críticas en pos de evidenciar un curso de acción que se estima errado y proponer un camino alternativo.

Para muchos, votar Apruebo no se trata solamente de una decisión pragmática que se mide en ganancias electorales o de corto plazo. Votar por una “Nueva Constitución” es hacer propio el diagnóstico refundacional que hace años —al menos desde 2013 con la campaña “Marca A.C. en tu voto”— le da motivo, con la lapidaria crítica a los últimos 30 años de Chile. Es asumir la ilusión falsa de que modificaciones en el articulado constitucional van a resolver problemas cotidianos de las personas. ¿No es eso jugar con las expectativas de la gente? ¿No será un germen de mayor malestar, cuando quede de manifiesto el fin de la ilusión? Votar “Nueva Constitución” es aceptar la cancha de la “hoja en blanco”, donde principios constitucionales como la autonomía del Banco Central, el derecho de propiedad y las garantías en caso de expropiación, la libertad de enseñanza y la protección de la vida del que está por nacer —por mencionar algunos— podrán ser borrados por un tercio más uno de los participantes de la “Convención”.

Votar “Apruebo” en la coyuntura actual y asumir el consenso como el camino probable es no tomarse suficientemente en serio la actitud que amplios y predominantes sectores de la oposición han tenido con el Gobierno actual. Para muchos ese camino es errado. Y por lo mismo, rechazar es una forma de rebelarse a esa hoja de ruta refundacional, asumiendo el desafío de insistir en el camino de las reformas, de los cambios seguros y graduales, que suelen traer mejores resultados a los países.

Los sectores medios y trabajadores de Chile no se compran cantos de sirena, porque su propia experiencia es el mejor testimonio de que solo el esfuerzo, la moderación y la construcción paso a paso llevan a resultados satisfactorios. Ellos no están disponibles para saltos al vacío, por atractivos que se presenten. Ellos saben que solo un resultado estrecho en el plebiscito permitirá que gane el consenso y no la retroexcavadora. Y en el silencio de la urna, donde las presiones desaparecen, estamos seguros de que no estarán disponibles a derrumbar la casa para reparar las grietas que, sin duda, tenemos que corregir. (El Mercurio Cartas)

Diego Schalper
Juan Antonio Coloma A.
Andrea Balladares

ChileVamos por el Rechazo

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