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Médico de Trump le da el alta y lo diagnóstica «no activo» en contagios

El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha recibido el alta médica este sábado tras su positivo por coronavirus, ya que, según su equipo médico, no se “considera que haya riesgo de que transmita el virus a otros”.

En un comunicado, el médico del Presidente, Sean Conley, ha asegurado que Trump “reúne los criterios para terminar el aislamiento”, por lo que el presidente estadounidense podrá estar el próximo lunes en un mitin en Florida, como tenía planeado.

Conley ha afirmado que Trump reúne requisitos como “diez días desde el comienzo de los síntomas, más de 24 horas sin fiebre y una mejora general de los síntomas” para terminar con la cuarentena, sin embargo no hace mención a la existencia de ninguna prueba de detección en la que el presidente haya dado negativo por coronavirus.

Sin embargo, el médico del presidente estadounidense sí que hace referencia a que las pruebas que se le han ido haciendo muestran “un decrecimiento de la carga viral” y ha asegurado que seguirá monitoreando la salud del presidente.

Antes de la publicación de este comunicado, Trump se había dirigido a sus simpatizantes en un acto en la Casa Blanca en el que afirmó que se sentía “estupendamente”.

Por su parte, su rival en las elecciones, el demócrata Joe Biden, ha hecho campaña en Pensilvania, uno de los estados clave que determinará el resultado en las elecciones, y ha reclamado a Trump que muestre su resultado negativo por coronavirus como él ha hecho.

Biden además ha acusado a Trump de solo preocuparse por sus “amigos ricos” en Twitter, después de que el presidente estadounidense asegurara en esta red social que este era una “marioneta de los CASTRO-CHAVISTAS”. (La Tercera EFE)

El mundo supera 37 millones de contagios: A. Latina la zona más afectada

Suman y siguen los casos de coronavirus en el mundo. En solo dos días se pasó de la barrera de los 36 millones, a ahora ya tener más de 37 millones de contagios.

El último reporte de la Universidad John Hopkins muestra que en total son 37.246.627 las personas que han padecido del virus en el planeta. Y es América Latina la zona más afectada. De acuerdo a lo informado, son 10.035.934 los casos en esta parte del mundo, dejando además un saldo de 367.358 decesos desde que comenzó la pandemia.

En el listado de los 10 países con más contagios, hay cinco latinoamericanos. Brasil (5.082.637), Colombia (902.747), Argentina (883.882), Perú (846.088) y México (814.328). Estados Unidos sigue liderando con sus 7.719.254.

En cuanto a Chile, y según lo reportado ayer por el Ministerio de Salud, los contagios llegan a 479.595. Con esto, se ubica en el puesto 14 de los más afectados en el mundo. Por su parte, el registro de fallecidos en el planeta ya se acerca al millón cien mil.

Hasta ahora van 1.073.751, de los cuales 214.379 son estadounidenses. La cifra chilena en este ítem es de 13.272, aunque el Informe Epidemiológico publicado ayer dice que serían 17.956 sumando los fallecidos de los que se está a la espera de pruebas de PCR. (Emol)

Beatriz Sánchez: «La vara moral es para todos, incluido el alcalde Sharp»

El Frente Amplio de hoy, dice Beatriz Sánchez, ya no es el mismo que en 2017 la llevó como su candidata presidencial. “Era otro momento histórico, estábamos debutando en el escenario político”, dice la periodista, quien en su primera irrupción en la política alcanzó el 20,27% de los votos en primera vuelta. En ese sentido, Sánchez afirma que el 2020 es distinto.

A un año del próximo desafío presidencial y a menos de un mes de que se cumpla la fecha que se autoimpuso para sincerar su futuro, la exabanderada y hoy rostro de la campaña del Apruebo asegura que ahora el objetivo del bloque es ser gobierno. Para esto, sin embargo, Sánchez es clara y sostiene que los próximos desafíos electorales se deben hacer de la manera “más unitaria posible”.

En ese sentido, la periodista hace una autocrítica sobre la participación del bloque en las fallidas negociaciones de primarias municipales y de gobernadores regionales de la oposición. “Me hubiese gustado otro resultado (…), nos faltó fuerza”, dice.

A una semana del 18 de octubre, ¿cuánto cree que ha cambiado Chile en este año?

Todo lo que se recogió en la calle, las demandas sociales que motivan el estallido, se han hecho presentes con la pandemia. El estallido marca un momento que no habíamos vivido en Chile, pero no ha terminado. Vino la pandemia, que calmó las cosas, porque tuvimos que encerrarnos, pero los cambios se necesitan hacer ya.

Pero los partidos, incluyendo al FA, ¿han sabido dar la respuesta a las demandas ciudadanas?

Uno de los caminos para esa respuesta es, quizás la única vía, la salida constitucional. Siempre decían que la Constitución no tiene nada que ver con la vida de la gente y nos hemos ido dando cuenta de que tiene todo que ver. Es absolutamente determinante en la salud, la educación, los salarios, el rol del Estado.

En su momento, usted y Gabriel Boric fueron “funados”. ¿No supieron representar a la gente?

Tiene que ver con que el movimiento no tiene dueño, es de la calle, autónomo y autogestionado. Hay una mirada muy crítica a los sectores políticos, porque en los últimos 30 años no se dio ni una respuesta a estas demandas. No tengo responsabilidad en lo que pasó hace 30 años, digamos, pero entiendo ese rechazo a la política institucional. Había grupos que estaban muy enojados con el acuerdo que se logró el 15 de noviembre, pero estoy muy contenta de ese acuerdo. No me arrepiento de nada.

¿Pero el FA supo leer lo que quería la gente?

El programa de 2017, como fue una construcción participativa, es exactamente lo que se estaba pidiendo en las calles. Pero el estallido, por supuesto que nos pilló en un momento difícil de digerir, porque somos parte de esas protestas, pero también estás dentro de la institucionalidad.

¿Y esa dualidad es una tensión dentro del FA?

Sí, pero es una buena tensión. Si solo te refugias en un lado y dejas de estar en el otro, pierde el sentido de lo que siempre habíamos pensado que tenía que ser la construcción en la que estamos. Es una tensión, lo reconozco, pero la política tiene que ver con esas tensiones.

¿Tiene sentido volver a las protestas antes del plebiscito?

La pandemia no ha terminado. El autocuidado es muy necesario. Y quiero subrayar autocuidado, porque tampoco es que hemos sido tan cuidados por la autoridad. Pero entiendo que son fechas particulares. Lo sucedido con el adolescente de 16 años que fue arrojado por la baranda del Mapocho no calma ningún ánimo ni hace que se mire el próximo 18 de octubre de una manera más tranquila.

¿Cree que los hechos de violencia puedan fortalecer al Rechazo, como temen algunos?

Hay una estrategia permanente de utilizar la violencia como una palanca política para todo. O sea, para evitar los cambios. Cuando ocupas la violencia de manera acomodaticia empieza a perder el sentido y el fondo.

Pero si escala el nivel de violencia en las manifestaciones, ¿puede perjudicar la participación en el plebiscito?

Hemos hecho varias conversaciones, pequeños estudios, respecto a qué puede hacer que la gente vaya o no a votar y hay dos temas principales: uno es la pandemia y otro es la falta de información. Nunca, en todos los estudios y todas las conversaciones se menciona otro factor.

¿Cómo se hace frente a la violencia en las manifestaciones?

La primera violencia hoy viene de Carabineros. Si miramos las cifras, la violencia que hay hoy en violación a los derechos humanos es la más grave que hemos tenido desde la dictadura.

¿A quién apunta usted, entonces?

Ha habido cuatro organismos nacionales e internacionales que apuntan a lo que pasa con Carabineros. Hay una violencia de la que no nos hemos hecho cargo. Y el que no se ha hecho cargo principalmente es el Presidente Sebastián Piñera, que va a ser recordado como un cómplice activo en la violación a los derechos humanos.

¿Cómo se conjuga orden público y protección a los derechos humanos?

Estamos por la refundación de Carabineros. Tenemos que mirar profundamente a la institución y su forma de operar. Hoy tenemos una institución que no está bajo el control civil y eso lo ha reconocido gente que ha sido ministro del Interior, como Insulza, y eso es muy grave. Se requiere una intervención civil.

¿En qué sentido ayuda el pedir la renuncia de Rozas o la acusación constitucional contra el ministro Pérez?

Estamos en un periodo donde se han violado los derechos humanos. ¿Nadie va a asumir responsabilidades? Hay un ministro del Interior que debe dar las órdenes. Lo que hemos escuchado es respaldo cerrado siempre a Carabineros, incluso antes de que se sepa bien qué pasó. Y lo que hemos escuchado del Presidente es lo mismo.

¿Y con la salida de Rozas no se puede caer en un desgobierno dentro de Carabineros?

No sé si pueden estar pasando cosas más graves de lo que pasa hoy con Carabineros.

Estando a dos semanas del plebiscito, ¿qué espera de la participación y de los resultados?

Espero que participe mucha gente, no me atrevo a poner una cifra con voto voluntario y sobre todo porque estamos en pandemia. Eso nos deja un interrogante gigante.

¿Han analizado qué es un triunfo y un fracaso?

No. Lo que estamos haciendo es tratar de bajar lo más que se pueda esa incertidumbre. Así que lo que más estamos haciendo es que esa sensación de guata que hay con el Apruebo se transforme efectivamente en ir a votar.

¿Pierde legitimidad el proceso si hay baja participación?

Desde que tenemos voto voluntario ninguna elección ha superado un 50% de participación, son las reglas del juego.

Para el plebiscito se ha hablado de unidad. ¿Espera sea un punto de inflexión para esto?

Tengo esperanza en lo que viene. Estoy trabajando en poner la atención en las cosas en las que estamos más cerca que en las que estamos más lejos. El plebiscito, y sobre todo el proceso de la elección de los convencionales, nos ponen un tremendo desafío. Ahí tenemos que ir de la manera más unitaria posible.

Pero, finalmente, en el primer desafío electoral, las negociaciones de primarias municipales y de gobernadores eso no se logró. ¿Qué responsabilidad le cabe al FA en eso?

Soy autocrítica. Me hubiese gustado otro resultado y, mirándolo de lejos, porque no participé en las negociaciones, mi autocrítica es que el FA no haya podido poner sobre la mesa una alternativa para liderar esa unidad. Hay que dar vuelta la página, y desde los otros partidos también están bien abiertos a seguir las conversaciones. Me voy a jugar el pellejo para que lleguemos de la forma más unitaria posible.

Habiendo sido partidaria de las primarias, ¿esto de alguna forma golpea su liderazgo dentro del FA?

El ser frenteamplista y no militar en un partido tiene pros y contras. Mi rol en todo este tiempo ha sido la cohesión frenteamplista, el que ningún partido sea el dueño del FA. De las negociaciones electorales me alejo, porque eso tiene que ver con las lógicas partidarias. Si bien me gustan las primarias, entiendo que no se logró y reitero lo que dije, nos faltó fuerza.

Y en lo personal, ¿le acomoda un pacto con los partidos de la ex Concertación?

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No lo miro como si hacemos o no una alianza con estas siglas o con estas otras. Acá, y mirando el proceso constituyente, hay otras cosas sobre la mesa. ¿Qué queremos cambiar de Chile? Queremos dejar de ser un Estado subsidiario para ser un Estado garante de derechos. Queremos cambiar las AFP, que tengamos un sistema de seguridad social, otro sistema de salud. Son temas estructurales. Ahí tú construyes con todos los que están en esa perspectiva. Y ahí vamos a estar, con todos los que quieran empujar ese tren, para hacer alianzas.

¿Y usted es partidaria de que el FA busque el camino propio sin alianzas con otros partidos de la centroizquierda?

El 2017 fue un momento en que nosotros nos armamos y evidentemente ahí queríamos ser reconocidos como FA y saltamos y entramos en el mapa de los partidos políticos en Chile. Pero hoy lo que tenemos claro es que sí queremos gobernar y no se gobierna solo. Queremos ser mayoría, pero la mayoría se define, insisto, mirando el futuro del país.

Figuras de la ex Concertación plantean que el FA nació para “desplazar” a la ex NM. ¿Lo comparte?

No, porque somos un proyecto político que no buscamos sacar a nadie para instalarnos ahí. No queremos reemplazar a la Concertación y ser nosotros la Concertación de ahora. Nunca fue esa nuestra intención. Eso que se ha armado de que odiamos a la Concertación es una caricatura. Me parece normal que las coaliciones vayan entendiendo sus tiempos y tomando decisiones respecto de cómo van buscando mayorías.

Entonces, ¿el FA tiene que buscar acuerdos?

Nunca hemos estado embarcados solo en un camino propio. El camino propio del FA fue el 2017, existió cuando debutamos, porque era obvio, y tenemos claro que hoy estamos en 2020. En el 2020, cuando ya la gente te reconoce como FA, hoy lo que necesitamos son mayorías, porque sí queremos gobernar. Y para eso necesitas alianzas lo más amplias posibles.

En las negociaciones el FA exigió un “mínimo ético” para apoyar candidatos. Sin embargo, la Contraloría anunció un juicio contra el alcalde Sharp. ¿Qué debe hacer el FA en esos casos?

Cuando ponemos esa vara es para todos y para los frenteamplistas también.

¿Incluyendo a Sharp?

Evidentemente, incluyendo a Jorge Sharp. Eso tendrá que investigarse y tendrá que sancionarse. Pero incluyendo de todas maneras a Jorge Sharp.

Él fue crítico con el FA tras el acuerdo constitucional. De hecho, está en duda si es del FA. ¿Cómo ve eso?

No lo tengo tan claro, y aquí quiero ponerlo en sus palabras, él mismo no lo ha definido. De hecho, en una entrevista en La Tercera, ante la pregunta de si es frenteamplista, él contesta con la pregunta ¿qué es ser frenteamplista? Él no define, entonces menos lo voy a saber yo. Esa es una definición que tiene que tomar la mesa del FA si efectivamente Jorge representa al FA.

Con una oposición fragmentada tras estas negociaciones, ¿cómo enfrentarán los próximos desafíos electorales?

Tengo esperanza en lo que viene, porque se toman aprendizajes de lo que pasa. De repente hay mucha más unidad de la que se puede ver arriba. A lo mejor la unidad está bastante más avanzada de lo que nos damos cuenta.

¿Va a ser candidata presidencial?

No es el momento ahora para estar hablando de las presidenciales, porque falta todavía y lo más importante es el 25 de octubre. Las definiciones se toman después.

¿Pero qué factores está considerando para su respuesta?

Son temas personales, pero también colectivos.

¿Se sentiría responsable de dejar al Frente Amplio sin un liderazgo presidencial?

En la política me gustan los proyectos más que las personas. Da un poquito lo mismo quién está al frente, sino que el proyecto es lo importante. Le resto el drama que se le pone al tema presidencial.

¿Es compatible una primaria presidencial con la ex NM?

En general, me gustan las primarias, pero se tomará la decisión en su momento.

En el FA existe una crítica a su liderazgo, por estar alejada tras el estallido y al principio de la pandemia. ¿Su retorno a la campaña por el Apruebo busca reposicionarla para la presidencial?

En realidad, tiene que ver con que mi interés está en el tema constituyente. Estuve antes haciendo más pega interna en el FA y alejada de los medios por una opción bien personal. Y hoy me involucré porque esto es demasiado importante para Chile.

¿Pero cómo toma esas críticas?

Las entiendo, porque Chile vive muy en torno a los personajes, pero no creo nada en los estatus. Sé que tengo un lugar de liderazgo en el FA, porque fui su candidata presidencial, pero soy una militante más también. Creo en los proyectos, no comparto tanto esas críticas. Hay muchos liderazgos en el FA que son muy interesantes también.

Pero ninguno marca como Beatriz Sánchez…

Pero eso lo dicen las encuestas.

Y lo dicen los mismos frenteamplistas. Si usted dice que no, se les va a generar un remezón interno…

Pero cuando fui candidata el 2017, empecé a serlo a fines de marzo para una competencia que fue en noviembre. Hoy nadie puede apostar nada. Por eso digo, el plebiscito va a marcar un momento político importante. No me siento tan obsesiva con el tema.

¿El FA puede reemplazar su liderazgo?

Lo voy a poner de otra manera más bonita, hay muchos liderazgos en el FA.

¿Apoyaría a Daniel Jadue si gana las primarias de la oposición?

Primero votaré siempre por el candidato del FA y si hay primaria de oposición, obvio que uno apoya a quien vaya.

Él dijo que el que gana la primaria gana el programa. ¿Comparte esa idea?

No. De hecho, para nosotros siempre la construcción del programa ha sido colectiva.

¿Ve más cercanías o diferencias con Jadue?

Me parece que es un alcalde con un súper buen liderazgo. Ha hecho cosas muy interesantes en Recoleta, pero para mí hoy el FA tiene un proyecto político, una forma de hacer las cosas y yo, insisto, mi primer voto es primero para un candidato del FA y después veremos.

¿Jadue y el PC han sido ambiguos respecto de los derechos humanos?

Me quedo con las declaraciones de Camila Vallejo, de Carmen Hertz. Prefiero no entrar en ese juego de ir juzgando lo que hacen otras colectividades. (La Tercera)

Carabinero imputado por caso Puente Pío Nono: «Jamás quise empujarlo»

Hace exactamente una semana el Tribunal decidió dejar en prisión preventiva a Sebastián Zamora, el carabinero imputado por la caída de un menor de edad al Río Mapocho en medio de un operativo.

«Ha sido el peor día de mi vida. Jamás pensé que podría estar en una situación como esta. Tengo pena al ver en todo lo que se ha transformado mi caso. Al fin y al cabo, esto nos afectó a dos personas, que nos vimos enfrentados por problemas de otros, no nuestros…

«A él le diría que nunca, nunca, jamás quise empujarlo para que se cayera. Mi trabajo era solo detenerlo por los destrozos que se estaban realizando ese día. Nada más. Esto fue un accidente, algo absolutamente involuntario», señala el acusado a El Mercurio.

DECLARACIONES

Chocamos y como veníamos los dos corriendo muy rápido, la fuerza y la velocidad que traíamos hizo que él cayera”, declaró al periódico. Zamora está en prisión preventiva desde el domingo pasado y, además, enfrenta un sumario de su institución para ser dado de baja por no haber declarado que portaba una cámara corporal personal.

Desde su reclusión envió un escrito al citado diario, aunque no hubo referencias respecto de por qué no bajó a ayudar al joven de 16 años al lecho del río.

Sobre qué sintió tras la caída del menor, admitió: “Mucha angustia. Desesperación. No podía creer que se había caído. Chocamos y como veníamos los dos corriendo muy rápido, la fuerza y velocidad que traíamos hizo que él cayera. Fue un momento de mucha angustia. Lloré mucho cuando regresé a mi unidad. Me da pena recordarlo. A él le diría que nunca, nunca, jamás quise empujarlo para que se cayera. Mi trabajo era solo detenerlo por los destrozos que se estaban realizando ese día. Nada más. Esto fue un accidente, algo absolutamente involuntario. Le diría que esto nos afectó a los dos y que estoy contento, ya que me contaron que está fuera de la clínica y recuperándose”.

Finalmente, sobre el proceso de baja iniciado por Carabineros, dijo haberlo tomado “con tranquilidad, era una de las posibilidades”. Junto con señalar que siempre soñó con pertenecer a la institución, Zamora plantea que “lo hablé con mi abogada (…) fue mi profesora en Carabineros y me hizo ver que era posible que esto ocurriera (…) Yo quiero seguir siendo carabinero y seguir perteneciendo a los equipos de Control de Orden Público”, culminó.

Lea más detalles en la nota de El Mercurio.

MINISTRO PÉREZ: «DUDO QUE CULMINE EN HOMICIDIO FRUSTRADO»

El ministro del Interior, Víctor Pérez, se refirió nuevamente al caso del joven de 16 años que cayó hace unos días al Río Mapocho, caso por el cual es indagado un carabinero, señalando, a modo personal, que «dudo que termine en homicidio frustrado» el caso.

Consultado respecto a lo ocurrido, el titular del Interior comentó en el programa Mesa Central de Canal 13 que es «un hecho lamentable, un hecho dramático, que nunca debió haber sucedido (…) la opinión relevante es la que determinen los tribunales, porque hay versiones».

«La primera versión que dio la Fiscalía era que se había tomado por los pies al joven, tirarlo afuera, hubiera sido dramático, la segunda versión el día domingo, ante el Juzgado de Garantía, que lo había impulsado y cuando justificó la medida cautelar de prisión preventiva, decía que venían corriendo en sentido paralelo y como Carabineros vienen con su equipo y eso genera mucho peso, al empujarlo, generó la fuerza para tirarlo, pero eso lo van a determinar los tribunales», detalló.

«Carabineros no entra a causar daño, a tirar gente (…) entra a buscar que se restablezca el orden público y en ese sentido, las investigaciones van a arrojar las responsabilidades personales, pero Carabineros va a seguir trabajando para restaurar el orden público», sostuvo.

Con ello, Pérez expresó que «yo llamaría a todos que esperemos como termina esto, y dudo, pero esa es una opinión personal, dudo que termine en homicidio frustrado», cargo que le imputó la Fiscalía al uniformado. Sobre la posibilidad de que exista sesgo en esta indagatoria, apuntó que «yo espero que no haya y lo importante es que esperemos las investigaciones».

Asimismo, el ministro recordó que la Fiscalía tendrá que «probar» su acusación, recordando lo ocurrido con una investigación contra la timonel de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe por cohecho, la cual pese a la intervención incluso del FBI, no se comprobaron las acusaciones.

En relación a sus palabras sobre fiscal Ximena Chong, de quien dijo en una conversación de la Fundación Jaime Guzmán, que «carece de objetividad, pero hay que respetarla», el ministro ahondó en sus dichos. (Emol-La Nación)

18/O: los preparativos para un aniversario complejo

Moderado optimismo. Así definen autoridades de La Moneda el ambiente que reinaba el martes 6 de octubre pasado, al término de una reunión de coordinación entre las carteras de Interior y Defensa en la que se actualizaron los planes de contingencia ante el temor de un recrudecimiento de las movilizaciones sociales con motivo del aniversario del estallido social del 18 de octubre y el plebiscito constituyente.

Hasta el viernes 2 de octubre, reconocen en el gobierno, los escenarios que se manejaban eran mucho más tranquilizadores. La pandemia del coronavirus, que ha cobrado hasta ahora más de 13 mil vidas en Chile, obligando al distanciamiento social y a fuertes restricciones en la movilidad de las personas, había ayudado a reducir drásticamente las movilizaciones callejeras que se venían produciendo desde el estallido social del año pasado. Además, el proceso constituyente, que tendrá uno de sus hitos en el plebiscito del próximo 25 de octubre, también había colaborado en abrir caminos para una salida no violenta a la crisis social.

Aún así, desde abril hasta la semana pasada se habían registrado 918 “eventos de desórdenes públicos” en el país, aunque todos ellos de una envergadura y masividad muy menores a los que vivió el país en el último trimestre del 2019. Con la llegada de octubre, señalan en La Moneda, era lógico prever un incremento de las protestas y la violencia. Al menos es lo que indicaban los informes policiales que a diario envía Carabineros al Ministerio del Interior.

Todos los días, desde hace varios meses, en dependencias del quinto piso de la Dirección Nacional de Carabineros, ubicada en calle Zenteno, frente a La Moneda, el general director de la policía uniformada, Mario Rozas, se reúne con un pequeño grupo de miembros del alto mando para tomar el pulso de las protestas e incidentes que están ocurriendo. Cita en la participan el director de Orden y Seguridad, general Luis Yáñez; el subdirector de Carabineros, general Diego Olate; el encargado de personal, general Mauricio González, y el director de Operaciones Policiales, general Jorge Valenzuela.

En los últimos días, en el análisis policial surgían elementos inquietantes. Un aumento en los ataques a recintos policiales en algunas poblaciones de San Bernardo; en Lo Hermida, comuna de Peñalolén; lo mismo que en La Pincoya, comuna de Huechuraba, y en Villa Francia, Estación Central, totalizando desde el estallido hasta la fecha 544 ataques a cuarteles de Carabineros. También daban cuenta del resurgimiento de otros hechos violentos, como la quema de buses del Transantiago, tal como ocurrió el lunes 5 en Av. Grecia con Salvador, en Ñuñoa.

De acuerdo con los informes de inteligencia que maneja el gobierno, las fechas más preocupantes eran el 5 de octubre -aniversario del alza de pasajes del Metro que inició el estallido del año pasado-, el lunes 12 de octubre -donde se prevén manifestaciones vinculadas a las demandas indígenas-, el 18 de octubre, y lo que pueda ocurrir en la noche del 25 próximo, una vez que las mesas de votación hayan cerrado y comience el proceso de conteo de votos. De hecho, esa noche es la que concita mayor preocupación de las autoridades.

Desde Defensa, sin embargo, aseguran que ninguno de los escenarios que barajaban las Fuerzas Armadas hablaba de un “estallido 2.0”, o del temor a una radicalicalización de las acciones al nivel de las que se vivieron el pasado 18/O, con la quema y destrucción de una veintena de estaciones de Metro y saqueos de supermercados.Carro lanza aguas dispersa un grupo de personas, durante una nueva jornada de manifestaciones en Plaza Baquedano e viernes 9 de octubre. Foto Agenciauno

LA ALARMA

De ahí que las alarmas se encendieran al atardecer del viernes 2 de octubre pasado. Ese día, en medio de incidentes en los alrededores de Plaza Italia, entre un grupo de manifestantes y Fuerzas Especiales de Carabineros, el menor A.A., de 16 años, resultó con un TEC cerrado y múltiples fracturas de muñecas y clavícula, al ser impulsado, de acuerdo con los antecedentes que maneja la fiscalía, por el entonces carabinero Sebastián Zamora al río Mapocho, desde el Puente Pío Nono. Un hecho que enardeció a la ciudadanía y activó a la oposición a exigir la salida de Rozas de Carabineros y la reforma a la policía uniformada.

El hecho sirvió también de excusa para que los diputados opositores presentaran finalmente la acusación constitucional en contra del ministro del Interior, Víctor Pérez, que estaba redactada desde el paro de camioneros, sin que hasta entonces hubiera logrado apoyo transversal en la oposición.

“El viernes 2 había una frustración muy grande”, reconocen en Interior.

Hace más de dos meses, el subsecretario de la cartera de Interior, Juan Francisco Galli, venía trabajando con el general Yáñez, jefe de Orden y Seguridad de Carabineros, en los nuevos protocolos de intervención policial para enfrentar desórdenes públicos. Estos restringen el uso de escopetas antidisturbios y de gases lacrimógenos, muy cuestionados el año pasado por organismos de Derechos Humanos. Mientras se privilegia la acción de piquetes de infantería, con los nuevos escudos -que cubren ahora todo el cuerpo- y de los nuevos carros lanzagua.

“No existe el riesgo cero en una intervención policial, pero es muy frustrante que se hagan cambios y que no resulten”, señala una fuente de Interior.

El manejo de la crisis que se desató tras el incidente del Puente Pío Nono también agudizó las diferencias que se han venido dando en los últimos meses entre el equipo del ministro Pérez y el del subsecretario Galli, debido a la forma de trabajar más reservada del actual jefe del equipo político y al rol que han asumido algunos de los colaboradores más estrechos de Pérez en La Moneda, en particular de Giovanni Calderón -exdiputado UDI-, el que ha desplazado en influencia y en alguna de las tomas de decisiones al subsecretario.

Desde la Subsecretaría de Interior hicieron notar la molestia por la demora de Pérez en reaccionar frente a lo ocurrido en el Puente Pío Nono, y al hecho de que, pese a la gravedad, la primera intervención del ministro de Interior fuera en el programa de televisión del humorista Checho Hirane en La Red. Algo que también de manera interna hizo notar la Secom.

DECIR LA VERDAD

En La Moneda aseguran que el Presidente Piñera ordenó mejorar los canales de comunicación al interior del gobierno y disminuir los tiempos de reacción ante nuevos incidentes. Tanto a las Fuerzas Armadas -debido a que por el estado de excepción por la pandemia mantienen un rol en el control de la seguridad pública- como a las policías la instrucción fue clara: “Encarar de inmediato cualquier hecho que pueda ocurrir con la verdad completa”, añaden fuentes de la cartera de Interior.

Algo que puede parecer una obviedad, pero que no resultaba de más reiterar tras la seguidilla de versiones que entregó Carabineros en relación al exuniformado Sebastián Zamora y que llevaron a la fiscalía a abrir una arista por presunto encubrimiento, obstrucción a la justicia y falsificación de documentos públicos en contra de otros efectivos policiales.

Además del mensaje a los uniformados, el Mandatario ordenó constituir una instancia de coordinación en materia comunicacional para afrontar un mes complejo, como se espera será este octubre. Grupo que quedó integrado por los ministros Víctor Pérez, Jaime Bellolio, Mario Desbordes, Cristián Monckeberg, Hernán Larraín, el subsecretario Juan Francisco Galli, el intendente metropolitano, Felipe Guevara, y la jefa de prensa de la Presidencia, Carla Munizaga. Este equipo ya se reunió por primera vez el martes 6 pasado y funcionará de manera paralela a las reuniones de carácter más operativo que seguirán realizando Interior, Defensa, la Subsecretaría del Delito con los altos mandos policiales y de las Fuerzas Armadas.

Hasta ahora, Defensa e Interior se han reunido a lo menos tres veces en las últimas semanas para planificar y reforzar las medidas que se tomarán para el control público.

300 PUNTOS REFORZADOS

Pese a que aún no se promulga la ley de infraestructura crítica, en Defensa ya han definido cerca de 300 puntos que serán resguardados por efectivos militares. En esta planificación no figuran las estaciones de Metro -las más golpeadas el 18 de octubre pasado-, las que seguirán bajo control exclusivamente de las policías. Eso sí, las Fuerzas Armadas conformarán “unidades de reacción inmediata”, con patrullas que se desplazarán de acuerdo a la solicitud que haga la policía. Estas unidades no llevarán armamento de guerra, sino dispositivos de disuasión, como bastones retráctiles y escopetas con la nueva munición de tres balines de goma, que tiene una menor capacidad de penetración y, por lo mismo, presenta un menor riesgo de provocar lesiones severas.

Preparándose precisamente para un octubre más activo, los mandos militares comenzaron hace dos meses a enviar de regreso a regiones a los efectivos que fueron trasladados a Santiago para reforzar los controles durante la pandemia, conscientes del desgaste que han tenido sus funcionarios todos estos meses. En junio, durante la llamada “batalla de Santiago” por el Covid-19, se desplegaron 14.338 efectivos militares en turnos de 12 horas continuas. Por entonces se hacían cerca de 30 mil controles diarios.

Por otro lado, en los próximos días, un número no precisado de militares destinados en regiones volverán a reforzar la seguridad en Santiago, Valparaíso, Antofagasta, San Antonio y Concepción, entre otras ciudades.

CACEROLAZO NACIONAL

Desde la oposición, sin embargo, consideran contraproducente que el gobierno busque instalar en la opinión pública el temor a un recrudecimiento de la violencia. “Hasta ahora no se han registrado movilizaciones masivas, ni actos como los registrados el años pasado. Posicionar el tema ahora puede terminar incentivando a los grupos radicales”, señala un miembro de la directiva socialista. Esa misma razón esgrimen para explicar por qué han sido “cautos” para responder a los emplazamientos del gobierno a rechazar la violencia.

Hasta ahora, los jefes de los partidos de oposición no han discutido cómo enfrentar un eventual recrudecimiento de la violencia.

Desde la DC al PRO han llamado a “cuidar el ambiente” en que se ha desarrollado hasta ahora la campaña por el Apruebo en el plebiscito y evitar que hechos de violencia puedan dar argumentos a sectores del Rechazo que reclaman por la legitimidad de este proceso constituyente.

“Todos sabemos que habrá movilizaciones por la cercanía del 18/O, pero la idea es darle contenido y ese espíritu movilizador esté con miras a ganar el Apruebo en el plebiscito”, señala el presidente del PRO, Camilo Lagos.

Hasta ahora, los jefes de los partidos de oposición no han discutido entre ellos cómo enfrentar un eventual recrudecimiento de la violencia. Sin embargo, en las reuniones de coordinación de los comandos por el Apruebo sí han planteado la posibilidad de convocar a un cacerolazo nacional para el 18 de octubre o en los días previos, como parte del cierre de la campaña electoral. Una idea que ha prendido fuerza en los partidos debido a que, por las restricciones debido a la pandemia, está completamente descartado hacer actos masivos.

En el PC señalan que asumen que el 18 de octubre habrá muchas y diversas convocatorias a movilizaciones, pero que estas serán con respeto a las restricciones sanitarias.

El PC se plegará de manera activa a las convocatorias que surjan de las organizaciones sociales, pero con resguardos. “Sabemos que la derecha busca excusas para frenar o impedir una votación masiva en el plebiscito”, señala un miembro de la directiva comunista.

Y si bien no lo dicen, el hecho de tener a uno de los suyos, el alcalde de Recoleta Daniel Jadue, en los primeros lugares en las encuestas presidenciales, es otro de los factores que tienen en cuenta para desear que no haya un recrudecimiento de la violencia.

Recién este fin de semana, algunas organizaciones sociales, como la Mesa de Unidad Social, esperan definir las “acciones de conmemoración y protesta” que convocarán para los próximos días y, en especial, para el 18 de octubre.

El escenario aún es incierto. (La Tercera)

Nueva jornada de desórdenes dejó 9 detenidos en la R. Metropolitana

Ayer sábado se vivió una nueva jornada de manifestaciones en la Región Metropolitana. El saldo es de nueve personas detenidas, siendo cuatro de ellas menores de edad.

En Plaza Italia se congregó un número importante de personas, de las cuales un grupo provocó desórdenes y daños.

Carabineros señala que lanzaron objetos contundentes como piedras y palos al personal policial, dejando cuatro detenidos. «Uno de ellos es un menor de edad (15 años), el cual fue captado por cámaras de televigilancia destruyendo infraestructura pública, ocasionando daños con un martillo en el monumento del León Alado. El menor fue detenido por el delito de daños y pasará a primer control de detención este domingo», señala la institución.

Mientras que en Puente Alto hubo cinco detenidos. Se reunió un grupo de 100 personas para participar de una marcha, luego de lo cual unos descolgados atacaron la 20 Comisaría.

«Arrojaron elementos incendiarios, polvo químico, extintores, bombas de pintura y elementos contundentes como fierros, palos, piedras y escombros, al interior de dicha unidad policial«, detalla Carabineros.

Según los uniformados, los extintores arrojados por los sujetos fueron sustraídos a buses de locomoción colectiva, en la intersección de calle Ernesto Alvear esquina Avenida Concha y Toro. De los cinco detenidos hay dos adultos y tres menores de edad. (Emol)

A. Delpiano: “Hay que hacer todo lo que se pueda para regresar a clases”

La advertencia de Adriana Delpiano, exministra de Educación (2015-2018), es clara. Cree que es urgente construir las confianzas para reabrir los colegios y que los apoderados envíen a sus hijos. “La credibilidad no se inventa, no se logra dando órdenes”, reflexiona frente a las reticencias que provoca retomar las clases presenciales. Para romper esas dudas, Delpiano propone que el Ministerio de Educación convoque a una mesa transversal de expertos, similar a la que tiene el Ministerio de Salud, que permita que la ciudadanía confíe en los establecimientos. ¿Y si hay familias que no quieren enviar a sus hijos? “No importa -dice la exministra-, pues quienes sí lleguen al colegio generarán un ‘efecto de demostración’ sobre el resto”.

Los colegios llevan siete meses cerrados. ¿Ya debemos pensar en un año perdido?

No. Creo que ha sido un año donde todas las actividades del país se han visto afectadas profundamente por la pandemia. No solo sucede en Chile, sino que en todo el mundo, y debemos mirar con cuidado lo que pasa en países que partieron antes con la pandemia para no cometer sus errores y aprender de lo positivo. No se puede decir que fue un año perdido tampoco para las empresas, para el gobierno o para la gente: ha sido un año especial, distinto y extraño. Para los niños, esto tiene un efecto especial, porque están en su proceso formativo, no es solo los contenidos que aprenden. Para ellos, el colegio tiene un efecto en la formación de su personalidad y su socialización, es una etapa de sus vidas muy importante, en la que juegan un rol importante los otros niños. Entonces, lo que está en juego es la salud mental de los niños, la socialización y el proceso de formación y crecimiento.

El énfasis se ha puesto en las consecuencias negativas también tras la pérdida de conocimientos…

Un gran tema es la brecha que se puede generar entre las familias con más recursos respecto de las familias con menos recursos, en cuanto a su acceso a la educación a distancia y contar con profesores. La mayoría de ellos ha hecho un trabajo destacado en inventar metodologías para llegar a los niños. Pero más allá de todo ese esfuerzo, un estudio de Sylvia Eyzaguirre dice que hay un 10,7% de niños a los cuales los colegios le han perdido la pista, no están conectados con ellos, y eso significa una posibilidad de deserción escolar, lo que sería muy grave para los niños y el país.

¿Qué otros impactos negativos provoca el cierre de las escuelas?

La mayoría de las familias ha hecho un esfuerzo para que los procesos de aprendizaje no se atrasen y cuando se pueda volver a clases habrá que recuperar ciertas habilidades básicas, como la lectura comprensiva y las matemáticas básicas. Pero otro problema es que, en Chile, muchas de las familias tienen un hijo único, los que han estado solos, sin otros niños, durante siete meses. Y eso es un problema muy grave para la salud mental. En el orden de las cosas, el no contagiarse de Covid es muy importante, pero hay que sopesarlo con estos otros elementos. Además, han aumentado las denuncias de violencia intrafamiliar y uno puede suponer que en esas familias hay hijos que son objeto de esa violencia o la ven entre sus padres. El colegio cumple funciones que no las podemos dejar de lado. El 60% de los niños que va a la educación pública se alimenta en el colegio y es un espacio de contención emocional.

¿Los sostenedores tienen que hacer más esfuerzos por abrir los colegios?

La respuesta no es blanco y negro. Tenemos una cantidad de comunas donde no ha habido casos de Covid y ahí es absurdo que los colegios estén cerrados. Creo que todo lo que se pueda hacer para regresar parcialmente a clases, se debe hacer. Los padres tienen susto de enviar a los hijos al colegio, y como vivimos en una sociedad donde a las autoridades se les cree poco, el gobierno debe establecer una comisión interdisciplinaria, con profesionales de la salud, psicólogos, educadores y académicos, que se llame “Comisión Retorno a Clases”, y que esta valide las medidas que se están tomando y que vigile dónde se están cumpliendo las normas, más allá de los organismos públicos que están hechos para eso.

¿Cuánta es la urgencia para reabrir los colegios?

Quien debe dar la partida de esto es el ministro de Salud, porque tiene que verificar las condiciones sanitarias. Además, cualquier vuelta a clases tendrá que ser en pequeños grupos de alumnos y por pocas horas. Pero si no lo hacemos ahora, esto se puede ir postergando indefinidamente. Nadie dice que en marzo estaremos muy distinto de lo que estamos ahora y tenemos que aprender a funcionar con esta situación. Entonces, debe haber un grupo de personas que les dé garantías a los padres, niños y educadores de que habrá una preocupación especial por ellos. Si los niños van uno o dos días al colegio, eso es un avance. Hay una falta de credibilidad en la ciudadanía respecto de lo que dice el ministerio, entonces hay que apoyarse en otras instituciones o personas para generar esa confianza.

¿Al ministro Raúl Figueroa le ha faltado pericia para manejar el regreso a clases y evitar situaciones como la que vivió en Pirque, donde en un colegio no asistieron los alumnos?

En algún momento tuve la oportunidad de conversar con el ministro sobre la necesidad de apoyarse en otras instituciones, porque aunque él tenga o crea tener toda la razón, hay un hecho real, que es la falta de credibilidad. La credibilidad no se inventa, no se logra dando órdenes, sino que poniendo por delante a personas que por su trayectoria o por el rol que cumplen dan confianza en un momento en que las confianzas están rotas.

Y qué pasa con los apoderados, ¿deben cambiar su postura de no enviar a sus hijos al colegio a toda costa?

Esto no es una orden que se da desde el Mineduc de volver tal día a clases, eso produce rechazo. Lo que hay que hacer es que los colegios inviten a los padres a conversar sobre el tema y llegar a un acuerdo sobre las condiciones para enviar a los niños, para que sea la comunidad educativa la que tome la decisión de volver, en grupos y con horarios. Eso es lo que falta, que sea la comunidad educativa la que tome la decisión y acuerde una fecha para volver. Y si hay familias que no están de acuerdo, no enviarán a sus hijos al colegio, y eso no importa, porque igual se genera un efecto de demostración. Quizás hay que partir con los niños más grandes, o los de 1° básico, que están en el año en que aprenden a leer y escribir, y muchas familias no tienen el tiempo o la paciencia y confían en el colegio para enseñar esa habilidad. Las comunidades tienen que decidir, en el entendido de que cualquier vuelta al colegio -ni siquiera diría a clases- es muy positivo para los niños. Pero todo esto con los cuidados necesarios.

Con toda probabilidad, el 2021 seguirá siendo online o con clases híbridas, ¿qué cosas debe hacer el Mineduc desde ya para que el próximo año sea mejor?

Es muy importante que se levante una plataforma que recoja las buenas prácticas que se han desarrollado en la pandemia. Hay una cantidad de aprendizajes muy importantes que ha habido este año; hay, además, una cantidad de profesores y profesoras que han logrado sacar adelante a sus niños en condiciones difíciles. No estoy hablando de los colegios particulares pagados, sino que de los colegios públicos y particulares subvencionados. Yo no dejaría repitiendo a ningún niño, salvo que sea una necesidad extrema, porque sería injusto cargarle en su vida un problema que ha sido mundial. Por lo tanto, de aquí a marzo hay que mostrar a los colegios que sí han abierto, cómo han funcionado y conversar con los centros de padres, porque se genera un efecto de demostración. El ministerio debería dedicarse a eso este año, para que las mismas comunidades den ideas. Si las familias y los docentes participan, sentirán el retorno como una decisión propia.

El Mineduc ha cuestionado el rol que ha jugado el Colegio de Profesores, dice que no está ayudando al retorno a clases, ¿opina lo mismo?

Insisto en que se necesita una comisión de mujeres y hombres creíbles ante la ciudadanía, que establezca mínimos para reabrir los colegios y que convenza a la gente de que esto es por el bien de los niños, y en esa comisión debe estar el Colegio de Profesores. Este tema les importa a las familias, a los investigadores, a los médicos, y esta comisión debería ocuparse de la salud mental y las condiciones físicas de los colegios para retornar.

¿Integraría esa comisión?

No creo que me convoquen, pero siempre estoy dispuesta a aportar en algo de utiidad.

EDUCACIÓN Y DEBATE CONSTITUCIONAL

En los últimos 10 años ha habido gran polarización en el sector educacional. Lo hemos visto en las tomas de colegios y en las protestas universitarias. ¿Ve en el proceso constituyente una posibilidad para superar eso?

El tema es que necesitamos una Constitución que establezca la educación como un derecho de todas las personas que nacen en el país. Eso no lo dice la actual Constitución, que tiene dos postulados: uno es el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos y le da al Estado el rol de velar por que este derecho se cumpla. Pero en educación, la Constitución no le entrega al Estado un rol que sí lo tiene, por ejemplo, en la salud, que es el de establecer un sistema educacional de calidad para todo el país. No está establecido que las personas tengan un derecho a la educación y, si queremos una Constitución que establezca derechos universales, eso debe estar establecido. Además, la actual Constitución también establece el derecho a abrir establecimientos sin otra limitación que las buenas costumbres, la moral, etcétera. Pero lo que debería decir es que se podrán abrir establecimientos, pero de acuerdo a normas y principios. Si tengo un colegio en una esquina y quieren poner otro colegio al frente, debiera haber una distribución territorial, porque esto no es como un mercado para abrir una tienda de retail y al frente poner otra que le compite. El papel de los privados en la educación es importante, coadyuvante del Estado.

¿Así se superarán estos años de polarización en el sector?

Sin duda. No será algo automático ni por sí, pero en el espíritu de la Constitución debe estar el reconocimiento de derechos fundamentales a todos los habitantes del país, como principio general, que luego se precise en cada uno de sus puntos, en la salud, el trabajo, etcétera. Pero se deben establecer derechos esenciales, el rol garante del Estado y no un rol subsidiario como el que tiene hoy. No creo en una postura estatista, sino que en que el Estado tenga el rol garante de esos derechos.

¿Se debiera mantener el principio de la libertad de enseñanza?

Sí, por supuesto, porque adquiere su expresión en la libertad de cátedra, en la libertad de contenidos que amplíen el currículum nacional, eso me parece bien.

¿Será candidata a la constituyente?

No, pero estoy acá para apoyar lo que sea necesario. (La Tercera)

La recuperación prosigue-Hernán Büchi

Es natural que las noticias negativas se destaquen en los medios de comunicación. Es propio de la naturaleza humana que estas llamen especialmente la atención y tengan por tanto un lugar de privilegio.

En las últimas semanas se ha facilitado dicho comportamiento, pues, desgraciadamente, no han sido escasas a nivel global ni nacional. No es de extrañar entonces que hayan aflorado nuevas dudas sobre la posibilidad de una recuperación económica.

Recientemente se cruzó la barrera psicológica del millón de fallecidos por coronavirus. En Europa, varios países han visto resurgir niveles de contagio que hace semanas no se veían. En algunos casos, como en España, se plantean nuevos confinamientos. Más allá del episodio del Presidente Trump, afectado por el covid-19, la epidemia introduce un grado adicional de incertidumbre en una elección polarizada, que se realizará en poco más de tres semanas. Varios estados han ampliado enormemente la posibilidad de votar por correo. Lamentablemente, esto conlleva nuevas complicaciones: cómo se garantizan la identidad y el secreto del voto; con cuánta antelación se debe solicitar el uso de esa opción; si deben contabilizarse los sufragios emitidos con posterioridad a la elección y de ser así, cuál sería el plazo adicional.

Como Estados Unidos es un país federal, el presidente es elegido por un Colegio Electoral cuyos miembros se seleccionan por estado. Basta que uno o varios de ellos no logren hacerlo a tiempo para que el resultado se mantenga incierto.

En su primer período, el Presidente Bush logró 271 electores de un mínimo de 270, pero ello ocurrió solo una vez que la Corte Suprema instruyó el fin del conteo de votos en Florida, que le aportó 29 electores y por un margen de solo 537 sufragios. Su contrincante tenía un 0,5% más de votos nacionales. Trump logró 304 electores, con un 46,1% del voto general, mientras que Hillary Clinton obtuvo 48,2% de la votación general. Si se produce una situación similar a la ocurrida en Florida en varios estados, la definición del nuevo Presidente podría determinarse por medio de procedimientos que, si bien contempla la Constitución, no se han utilizado desde el siglo XIX. De ser así, la incertidumbre se mantendría hasta el 20 de enero, fecha en que expira el actual mandato del Presidente Trump.

Pero, a pesar de lo anterior, es posible proyectar que la recuperación mundial proseguirá. Después de todo, se trata de un proceso de recuperación luego de una brusca caída provocada por medidas de confinamiento dispuestas por los gobiernos y que no tienen precedentes en su velocidad e intensidad.

Un poco de contexto ayuda a comprender por qué un regreso a los confinamientos masivos y globales es improbable, aunque se podrían ver ciertos retrocesos parciales y localizados,

El relajamiento de las medidas restrictivas seguirá, dando impulso a una recuperación que, por partir de un punto muy bajo en actividad, seguirá mostrando dinamismo. Si los países lograrán volver a su trayectoria de progreso previo al inicio de la pandemia, es una materia distinta. Por el momento solo China y algunas otras economías de Asia parecen en condiciones de hacerlo en el corto plazo.

Por cierto, se debe lamentar la desgracia de más de un millón de fallecidos. Pero en el transcurso de este año han fallecido en el mundo cerca de 45 millones y han nacido cerca de 107 millones de personas. Son ellos y los más de 7 mil millones que hoy habitan el planeta los que necesitan asegurarse una vida mejor. Encerrados por largo tiempo no lo conseguirán y aunque algunos gobiernos no lo quieran, saldrán a ganarse la vida. Las recientes e irónicas palabras del Presidente de Argentina ilustran lo anterior.

El Gobierno argentino dispuso el confinamiento generalizado más extenso del mundo. Pero al observar el movimiento en las calles de Buenos Aires, se preguntó ¿de qué cuarentena me hablan?

España, por su parte, es otro ejemplo emblemático. En marzo fue afectada seriamente por el virus y aceptó un confinamiento severo. Hoy el número de casos aumentó nuevamente, aunque como sucede en otros países con rebrote, todavía no se refleja en hospitalizaciones ni fallecimientos. Hay varias buenas razones para ello. El Gobierno Central dispuso nuevas medidas de restricción a la movilidad en sectores de Madrid, que dicho sea de paso son menos severas que las que Chile ha conocido. Sin embargo, encontró una dura resistencia del gobierno local y la presidenta de la Comunidad de Madrid se opuso y recurrió a instancias judiciales acusando al Gobierno de actuar políticamente.

El contexto mencionado es útil para darnos seguridad de que los recientes datos a nivel global sobre la recuperación económica están aquí para quedarse. El fuerte crecimiento de la demanda reprimida del consumo de bienes ha dado paso a la producción de manufactura y a la demanda de bienes de capital.

El último dato de empleo en Estados Unidos, si no se diera en el contexto de una contienda electoral polarizada, sería digno de destacarse. El sector privado creó 877.000 empleos el último mes, mientras el empleo público disminuyó en 216.000 personas. La tasa de desempleo bajó a un 7,9%, aún más del doble del 3,5% de febrero pasado, pero casi la mitad del 14,7% de abril.

La tasa de participación en la fuerza de trabajo disminuyó especialmente en las mujeres, sobre las cuales pesa con fuerza el hecho de que muchas salas cunas y escuelas están cerradas.

Los distintos efectos en el empleo, según el grado de severidad de los confinamientos, son notorios. Los Angeles y Nueva York, aún con muchas restricciones, tienen desempleos de 15% y 13%, respectivamente. Phoenix y Dallas, con menos prohibiciones, tienen tasas de 5,9% y 6,3% respectivamente.

A su vez, la gran flexibilidad de la economía norteamericana parece aprovechar esta oportunidad para acelerar cambios que aumenten sus niveles de productividad. Amazon, por ejemplo, dispondrá de 1.500 nuevas bodegas para enfrentar a sus competidores y satisfacer la mayor demanda de productos a través de medios digitales.

Chile también tuvo su dosis de malas noticias. En lo económico, el Imace de agosto decepcionó. Se esperaba una caída de solo un dígito, y marcó -11,3%. Si se analiza en un contexto más amplio, ello no es incompatible con un tercer trimestre de mayor recuperación. Mucho más graves fueron los lamentables hechos de violencia del fin de semana pasado y la reacción que ante ellos tuvieron ciertos sectores políticos. Si dicha reacción se suma a los dichos de esos mismos sectores sobre cómo abordar una futura discusión constitucional para asegurar la protección de las minorías, las posibilidades de que el país retome la senda de progreso que necesita parecen remotas.

Como señalamos, el último Imacec decepcionó. Pero recordemos que corresponde a agosto, cuando gran parte del país seguía parcialmente confinado. El reciente restablecimiento de la movilidad en la Región Metropolitana se notará a partir de octubre. Por otra parte, el Imacec minero tuvo una caída de 3,4%, probablemente por las medidas adoptadas ante los nuevos casos en el norte de país, lo que no sucedía hace meses. Sin embargo, el índice de actividades de comercio de agosto supera en 1,3% al del mismo mes del año pasado, luego de cinco meses consecutivos de baja. A su vez, si miramos cómo el Imacec desestacionalizado ha variado mes a mes entre junio, julio y agosto, este lo ha hecho positivamente en un 0,8%, 1,7% y 2,8%, respectivamente. La cifra de empleo mostró un aumento de 87.000 mil asalariados, lo que no sucedía hacía ya tiempo, a pesar de que el desempleo se mantuvo alto.

Con un mundo en recuperación, con los desconfinamientos recientes y con la dinámica de los meses anteriores, el trimestre que viene será de mejores noticias, aunque su nivel de comparación sea poco exigente, por los efectos de los episodios de octubre del año pasado.

Chile necesita más que eso. El producto per cápita retrocedió años; el esfuerzo fiscal realizado significó pasar de una deuda bruta menor al 10% del PIB el 2010, a una proyección de 45% para el 2024. En estas condiciones, un nuevo período de crecimiento acelerado será esencial para permitir que los anhelos de la ciudadanía se concreten.

Ello no será posible si no hay un cambio en la actitud de algunos líderes. La paz y el progreso no llegarán si ante los episodios trágicos recientes —uno que costó la vida en manos de terroristas a un trabajador, y otro, lesiones a un joven que participaba en nuevos desmanes en la Plaza Italia— la preocupación de los líderes parece solo centrarse en condenar al carabinero que aparece involucrado en el accidente del joven activista. Su vehemencia sin duda influyó en que dicho funcionario quedara en prisión antes de ser juzgado, por supuesta peligrosidad para la sociedad. Difícil imaginar dicha peligrosidad si no hubiera grupos organizados haciendo desmanes y destruyendo propiedad pública y privada y si no se le ordenara a él participar en impedir que ello suceda.

Dicho cambio de actitud no solo es necesario para que el país cree la riqueza que todos anhelan, sino más importante aún, para que la sociedad chilena pueda vivir en paz.(El Mercurio)

Hernán Büchi

La rutina de la violencia callejera

Esta semana volvió la violencia callejera. Y cuando se mira el año que ha transcurrido desde que se inició, lo único que cabe concluir, con alarma, es que se ha convertido en rutina.

Los seres humanos no reflexionan todo lo que hacen. Una buena porción la convierten en rutina, en gesto puramente repetido una y otra vez. Evitan así pensar en las cosas menores y liberan tiempo para las que son de veras importantes. La rutina es pues, en la mayor parte de los casos, benigna. Pero puede ser también maligna. Como la rutina suprime la reflexión y es un mero automatismo, ella oculta un gran peligro: lo que se convierte en rutina pasa a funcionar por sí mismo, carente de toda reflexión y control. No da, pues, lo mismo qué es rutina y qué no. Una cosa es ahorrar toda reflexión respecto de la mejor hora de levantarse por las mañanas o la de ir a misa o al trabajo o de estudiar, o vagar, de esta o aquella manera en días y horas prefijados, y otra cosa es, también en días y horas prefijados, destruir o vandalizar lo que está al alcance de la mano, sin detenerse a pensar ni por qué ni para qué.

Algo de eso está ocurriendo en Santiago con las protestas de Plaza Baquedano.

La violencia se está convirtiendo en rutina.

Hay, desgraciadamente, violencia en muchos sitios, La Araucanía entre ellos, pero en ninguno ha llegado a adquirir, como está ocurriendo en esa Plaza, los rasgos de una rutina, algo que se ejecuta ya casi maquinalmente, como un automatismo neurótico, un movimiento que suple la falta de sentido, como esos ritos que su ejecutante teme que, si lo abandona, el mundo se vendrá abajo.

A estas alturas, ya casi un año, se han llenado muchas páginas intentando explicar el fenómeno, esforzándose por dilucidar las causas que lo desatan, los factores que lo aliñan o lo alimentan. Y está también el buenismo, que antes de ubicar las causas se esmera en comprender los motivos. Y es probable que esa tarea deba continuar por mucho tiempo. Pero ocurre que las sociedades no se organizan en torno a explicaciones, comprensivas o no, de lo que ocurre. Las sociedades no funcionan cuando son capaces de dilucidar o comprender lo que en ellas ocurre.

Las sociedades se erigen sobre prohibiciones.

Por decirlo así, no sobre el conocimiento sino sobre un acto de voluntad.

Esa es quizá la más vieja —e incómoda— verdad que arrojan la antropología o el psicoanálisis. Hay sociedad allí donde surge una prohibición. La de comer del árbol del bien y del mal, en la Biblia; la del incesto en todas las culturas, según Levi Strauss; la de apropiarse el trabajador de todos los frutos de su trabajo, según Marx ocurre en el capitalismo; la del tótem erigido en recuerdo del padre asesinado, según Freud.

En suma, no hay cultura (ni orden, ni deseo, ni goce, ni placer, ni trabajo) sin prohibición.

La pregunta que entonces cabe formular es la siguiente: ¿Cuál es la prohibición básica de una sociedad abierta, de una democracia liberal en la que se admite expresar todas las ideas y perseguir todos los propósitos?

Una sociedad abierta, una democracia liberal, se caracteriza por admitir los más diversos fines. Usted puede perseguir lo que le plazca, imaginar un mundo mejor al que tiene ante los ojos, invitar a los demás a sumársele en su esfuerzo porque lo que sueña logre advenir al presente, convencerlos de que el paisaje que brilla en su imaginación está al alcance de la mano. No hay fines excluidos. Pero no ocurre lo mismo con los medios. Usted no puede perseguir lo que anhela o cree, lo que desea o siente o sueña, de cualquier forma. Y ello porque en una sociedad democrática y abierta los medios violentos están prohibidos del todo y son ilegítimos.

Esa es la prohibición sobre la que descansa una sociedad democrática. Su revés es que el Estado monopoliza la fuerza y ha de ejercerla con escrupuloso respeto de los derechos. Sobre los ciudadanos pesa el deber de omitir la violencia; sobre el Estado, el deber de ejercer la fuerza cuidando dejar incólumes los derechos de las personas, atendida la asimetría que media entre este y el ciudadano.

Quizá en Chile se han dado ya demasiadas explicaciones sobre la violencia, y tal vez esa ha sido una forma más o menos inconsciente —en estos tiempos anhelantes de aprobación en las redes y, por lo mismo, temerosos y alérgicos a la claridad— de evitar recordar a los ciudadanos la verdad incómoda, la prohibición fundamental y casi única de una sociedad abierta: que la exclusión de la violencia física, la prohibición de su empleo por los particulares, sea en Plaza Baquedano, en Angol o donde fuera, es la regla básica de la vida democrática y que no hay pretexto que permita admitirla o justificarla.(El Mercurio)

Carlos Peña

¡Abran los ojos!

La semana pasada nos enteramos por la prensa del definitivo quiebre de la oposición para las elecciones de alcalde y gobernador. No deja de llamar la atención el continuo esfuerzo que hacen los partidos de la ex Concertación, en particular el Partido Socialista (PS), por acercarse al Frente Amplio (FA), pues no es en absoluto evidente el rédito político de dicha unión.

En primer lugar, el FA no nace como oposición a la derecha, sino que, en primer lugar, como oposición a la centroizquierda. Los gobiernos de la ex Concertación profundizaron el modelo neoliberal, según el FA. Tomemos como ejemplo la minería. Hasta 1989 Codelco producía cerca del 80% del cobre en Chile, mientras que en el año 2010 su producción corresponde a menos del 30%. Otro ejemplo es educación. Fue durante los años 90 que se introdujo el copago en la educación subvencionada por el Estado y no durante la dictadura.

El FA nace como otra alternativa a la Concertación, a saber, como una alternativa de izquierda. Si miramos la encuesta Elsoc, que es un panel que sigue a las personas en el tiempo, advertimos que los votantes del FA no son los mismos que los de la ex Concertación. Esta encuesta nos muestra que no hay un trasvasije de electorado de la ex Concertación al FA. Este último logró movilizar a personas que antes no participaban en política, mientras que la izquierdización de la ex Concertación le ha hecho perder electorado, ya sea emigrando a la centroderecha o al enorme grupo que no se identifica con ningún partido (el principal perjudicado ha sido la DC). De hecho, si uno mira el resultado de la última elección presidencial, en la segunda vuelta dejó de votar un millón de personas que votaron en la primera vuelta y votaron un millón cuatrocientas mil personas que no votaron en primera vuelta. Mirando las estadísticas electorales a nivel de mesa, pareciera ser que un porcentaje mayoritario del millón de votantes que dejó de votar en segunda vuelta corresponde a votantes de Beatriz Sánchez.

Así las cosas, sería absolutamente contraproducente que el FA busque un acuerdo electoral con la ex Concertación. Pero más evidente todavía es el perjuicio que conlleva para la ex Concertación una alianza con el FA. El surgimiento de nuevas corrientes moralizantes de izquierda mareó a los tripulantes de la ex Concertación y han perdido el rumbo y sus propias convicciones. El modelo económico mixto que impulsó la ex Concertación fue exitoso y logró sacar de la pobreza a millones de familias. Son pocos los países en el mundo que logran en 30 años un cambio tan radical y eso se logró con el modelo que hoy algunos aborrecen. Se suele citar a Australia, Nueva Zelandia, Canadá, Holanda o los países nórdicos como ejemplo, pero al parecer ignoran que en esos mismos países la explotación de los recursos naturales se realiza a través de concesiones privadas y las prestaciones de servicios sociales son mixtas. Pero el detalle más importante y que recurrentemente se suele ignorar es que hoy gobierna la derecha y no precisamente la izquierda. Algo hay ahí que pensar, ¿o no?

La única posibilidad de que la ex Concertación vuelva a gobernar es que deje de mirar a la izquierda (ahí no tiene nada que ganar) y vuelva a mirar al centro para convertirse en una alternativa política verdaderamente competitiva. Para ser exitosos en este intento se deben superar dos barreras. La primera es rescatar a los partidos políticos de la captura de las bases, que hoy no representan a su eventual electorado. La segunda es decidir con quién se buscarán los acuerdos en el Congreso, ya que el nuevo sistema proporcional no permitirá gobernar con mayorías parlamentarias. La única forma de que este país recupere la gobernabilidad y el desarrollo es que las fuerzas democráticas tanto de la derecha como de la izquierda se unan en un espíritu de amistad cívica y aíslen a los sectores antidemocráticos y populistas. Pero para eso se necesita coraje y eso es lo que, por el momento, no veo en la ex Concertación. (La Tercera)

Sylvia Eyzaguirre