Página 63

Marco Rubio: Maduro «ha roto todos los tratos que ha hecho»

El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, afirmó que la principal dificultad en las relaciones con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, radica en que el mandatario ha «roto todos los tratos que ha hecho» con Washington. En una entrevista con Fox News, el jefe de la diplomacia estadounidense aseguró que Maduro ha incumplido al menos cinco acuerdos con distintas administraciones de EE.UU. en la última década.

Rubio sostuvo que el incumplimiento más reciente se relaciona con el pacto alcanzado con el Gobierno de Joe Biden, en el que Venezuela se habría comprometido a celebrar elecciones libres a cambio del alivio de sanciones. Al respecto, el secretario de Estado indicó que el presidente Donald Trump está dispuesto a dialogar, pero se requiere una contraparte «dispuesta a cumplir un trato».

ESCALADA DE TENSIÓN Y ACUSACIONES DE NARCOTRÁFICO

Las declaraciones se producen en un contexto de creciente tensión, luego de que el Gobierno de Trump ordenara una operación militar en el Caribe frente a las costas venezolanas, con el objetivo de atacar supuestas infraestructuras vinculadas al narcotráfico. El Gobierno de Maduro ha denunciado esta acción como una agresión y ha advertido que responderá a cualquier incursión en territorio venezolano.

Caracas niega categóricamente las acusaciones de narcotráfico, asegurando que Estados Unidos utiliza estos señalamientos para justificar una escalada militar. Rubio añadió que Washington considera agotada la vía de acuerdos con Maduro mientras este «siga usando las negociaciones como maniobra y no como compromiso real«. El secretario afirmó que EE.UU. mantiene comunicación con sus aliados regionales para coordinar posiciones y que la Administración Trump «evaluará nuevas medidas» en los próximos días. (NP-Gemini-Emol-EFE)

Montes: expropiación de 100 has. en megatoma es «única alternativa»

El ministro de Vivienda y Urbanismo, Carlos Montes, defendió la decisión del Gobierno de expropiar 100 hectáreas de la megatoma de San Antonio, una medida que busca resolver la crisis habitacional que afecta la zona desde 2019, pero que ha generado fuertes críticas desde la oposición. Parlamentarios calificaron la medida de «mala señal» y un posible incentivo para «saltarse la fila» en la obtención de viviendas.

El anuncio de expropiación surge tras un frustrado intento de compra a los dueños y se da justo el día en que vencía el plazo ordenado por la Corte de Apelaciones de Valparaíso para concretar el desalojo. No obstante, el Gobierno solo informó de un «plan de desalojo» sin revelar los plazos específicos, cuya gestión recae en el Ministerio del Interior por temas logísticos y de seguridad.

LA DEFENSA DEL MINISTRO ANTE LA CRÍTICA OPOSITORA

El ministro Montes contextualizó que, tras la orden de desalojo ratificada por la Corte Suprema el 4 de marzo, el Gobierno evaluó alternativas y concluyó que el desarrollo de un plan habitacional por parte del Estado en el mismo terreno era la mejor opción. Las negociaciones con los propietarios fracasaron debido a las exigencias de estos de vender las 215 hectáreas completas, en un solo pago y a un precio muy superior a las tasaciones que permite comprar al Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu).

Montes explicó que el objetivo era evitar los riesgos de un desalojo forzoso que involucra a 3.000 niños y podría generar una compleja crisis humanitaria y logística, especialmente por la cercanía con el traslado de fruta hacia la costa. Por ello, se decretó la expropiación de 100 hectáreas como «la única alternativa» para avanzar en el proyecto.

RESPUESTA AL «SALTO DE FILA» Y LA MULTI-FILA HABITACIONAL

Respecto a las críticas sobre un eventual «salto de fila» en perjuicio de comités que esperan hace años, como «Los Aromos 2», Montes argumentó que los ocupantes de la toma deberán pagar el equivalente de los terrenos a la hora de postular a las viviendas, lo que constituye una asunción de responsabilidad y evita el «salto de fila». El proyecto se financiará con el aporte de los vecinos y los subsidios habitacionales regulares.

En un plano más amplio, el ministro señaló que el Minvu ha llegado a la conclusión de que es necesario tener «varias filas» o caminos de postulación para responder a las distintas realidades y necesidades habitacionales, citando ejemplos como los programas para vivienda insular o las vías especiales para trabajadores de ingresos medios y el sector rural.

CRÍTICAS DE KAST Y AVANCE EN RECONSTRUCCIÓN

El titular de Vivienda también abordó las críticas del candidato presidencial republicano, José Antonio Kast, quien calificó la gestión del Gobierno como un «acto dilatorio permanente» en la resolución de la megatoma. Además, Kast ha cuestionado el bajo avance en la reconstrucción.

Montes evitó polemizar en el contexto electoral, pero corrigió la información del candidato, asegurando que el avance en la reconstrucción actualmente se sitúa entre el 50% y el 55%, e invitó al candidato a constatarlo. El ministro finalizó señalando que si Kast llegara a ser presidente, se enfrentaría a 1.432 campamentos, y le pidió mirar la situación como un problema de país y de largo plazo. (NP-Gemini-Emol)

Caso Cesfam Las Condes: formalizado exdirector de control, E. López

El exdirector de Control de la Municipalidad de Las Condes, Eduardo López, se convirtió en el primer imputado formalizado en el denominado caso Cesfam. La Fiscalía Oriente le atribuyó delitos de falsificación de instrumento público y posible fraude al fisco en relación con el sobreprecio pagado por un terreno destinado a la construcción de un Centro de Salud Familiar (Cesfam) durante la administración de la exalcaldesa UDI, Daniela Peñaloza.

La investigación se centra en la compra de una propiedad a la empresa Vulcon, vinculada al extenista Paul Capdeville, la cual también estaba a cargo de gestionar la adquisición de otros inmuebles. La Fiscalía acusa que la documentación administrativa clave fue adulterada para simular una fecha anterior a la real, lo que constituye la base de la imputación contra López.

ACUSACIÓN POR ANTEDATAR DOCUMENTOS CLAVE

Durante la breve audiencia de formalización, el fiscal de Alta Complejidad Oriente, Felipe Sepúlveda, detalló que López, en su calidad de director de Control, dio instrucciones directas a funcionarios municipales para antedatar documentos cruciales. Específicamente, se acusa que el decreto alcaldicio que ratificaba el contrato de corretaje entre la Municipalidad y la sociedad Vulcon fue redactado y firmado en diciembre de 2022, pero se le impuso la fecha del 15 de marzo de 2022.

El fiscal argumentó que esta adulteración se realizó por «exigencia del imputado López». La jueza Melissa Joo acogió la solicitud de la Fiscalía, decretando como medidas cautelares para Eduardo López el arraigo nacional y la firma mensual.

ANTECEDENTES ADMINISTRATIVOS CONTRA EL IMPUTADO

La formalización de López ocurre poco después de que la Contraloría General de la República emitiera un dictamen que acreditó siete cargos administrativos contra la exalcaldesa Daniela Peñaloza por irregularidades en el mismo caso. Adicionalmente, la Contraloría ya había propuesto la destitución de Eduardo López por diversas faltas administrativas relacionadas con el Caso Cesfam, lo que anticipó el inicio de las acciones judiciales en su contra.

A. Latina: PUC lidera fuera de Brasil y U. de Chile queda fuera del Top 10

Los resultados del Times Higher Education Latin America University Rankings 2026 se dieron a conocer ayer, destacando que la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) se ubicó en el tercer puesto a nivel regional, manteniéndose como la institución mejor posicionada fuera de Brasil.

La PUC asciende desde el cuarto lugar del año anterior y logra su mejor rendimiento desde que lideró el ranking entre los años 2019 y 2023.

La edición de este año evaluó a doscientas veintitrés universidades de dieciséis países, un crecimiento respecto del ciclo previo, incorporando dieciséis instituciones debutantes.

El top 10 de 2026 demuestra que, una vez más, Brasil concentra el máximo rendimiento académico de la región, con la Universidad de São Paulo (USP) repitiendo como la mejor casa de estudios por segundo año consecutivo. El segundo lugar lo ocupa la también brasileña Universidad de Campinas (Unicamp).

El top 5 lo completan otras dos instituciones de Brasil: la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y la Universidad Estatal Paulista Júlio de Mesquita Filho (Unesp).

El principal movimiento en el segmento de élite es la caída de la Universidad de Chile (UChile), que históricamente figuró en el top 10 desde el inicio del ranking en 2016, pero descendió al puesto trece y queda fuera de ese grupo por primera vez.

En total, son doce casas de estudio chilenas las que se ubican en el top 50 del ranking, y veinticuatro instituciones de educación superior del país se encuentran entre las mejores cien.

Según el análisis, los movimientos en esta edición se explican por el cambio en la metodología de evaluación, ya que a partir de este año se alineó con la rigurosa metodología global del World University Rankings.

Esta nueva evaluación aplica dieciséis indicadores distribuidos en cinco áreas, incluyendo investigación, enseñanza, ambiente de investigación, proyección internacional e industria, lo que produjo «caídas significativas» en relación con años anteriores.

En contraste con Chile, el informe consignó que Argentina tenía ocho universidades entre las primeras cien en 2024, pero en la edición 2026, apenas tres instituciones lograron permanecer en ese segmento, y ninguna universidad argentina figura entre las primeras cincuenta por primera vez desde la expansión del ranking. (NP-Gemini-Emol)

Subsecretarías superan límite legal de teletrabajo en sector público

A pesar de que la Ley 21.526 fija un límite máximo del veinte por ciento de la dotación total para el teletrabajo en el sector público, al menos seis entidades a nivel central han superado este umbral con autorización de la Dirección de Presupuestos (Dipres).

Los resultados obtenidos vía Ley de Transparencia, considerando cuarenta subsecretarías y Presidencia solo a nivel central en la Región Metropolitana, muestran que dos mil quinientos noventa funcionarios trabajan en modalidad telemática.

Si se suman las nóminas que incluyen a los funcionarios autorizados para teletrabajo en regiones, la cifra total asciende a tres mil seiscientos veintidós servidores públicos.

La entidad que encabeza la lista de teletrabajo a nivel central es la Subsecretaría de Hacienda, con ciento cinco funcionarios en modalidad remota, lo que representa el cuarenta y uno coma tres por ciento de su dotación.

El alto porcentaje en Hacienda se explica porque la Secretaría de Gobierno Digital fue traspasada a esa subsecretaría. Dicha unidad, por la naturaleza de sus funciones (trabajo en plataformas y desarrollo de software), ya realizaba trabajo remoto intensivo.

Además, Hacienda se rige por una excepción en la Ley 21.526 que autoriza a cuarenta servicios públicos a tener un porcentaje máximo de dotación en teletrabajo fijado en cincuenta por ciento a contar de 2024.

Le sigue la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales, con ochenta y un funcionarios, que corresponden al treinta y cinco por ciento de su dotación, incluyendo personal dedicado a política comercial y difusión de acuerdos.

En tercer lugar figura Bienes Nacionales, con setenta y tres funcionarios en teletrabajo a nivel central (treinta y dos por ciento), aunque el porcentaje baja al diecinueve coma cero ocho por ciento si se considera la dotación total del país.

La Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (veintiséis por ciento) y la Secretaría General de la Presidencia (veintitrés por ciento) también superan el límite del veinte por ciento, contando con la excepción de ley y la aprobación de la Dipres.

La normativa establece que solo empleados a contrata y a planta pueden hacer uso del teletrabajo, y se debe dar prioridad al personal con cuidado de niños menores de catorce años o personas con dependencia severa. La modalidad no está permitida para las jefaturas. (NP-Gemini-La Tercera)

Complemento, no rendición (respuesta a Matamala y Sajuria)

“Rendición incondicional”, “capitulación”. Así describen en sus columnas recientes Daniel Matamala y Javier Sajuria la actitud de la centroderecha tradicional ante la nueva derecha liderada por José Antonio Kast. Conviene detenerse en sus planteamientos, para aquilatar hasta qué punto es pertinente (o no) su descripción.

Un primer eje es de índole histórica. Según esta línea argumental, el piñerismo y la derecha democrática se estarían subyugando a un proyecto nostálgico de la dictadura, heredero sin más de la UDI de los noventa. Al respecto, es indudable que el expresidente Piñera jugó un papel relevante en la democratización de la derecha, y que en republicanos late un ethos gremialista (el asesinado exsenador Guzmán es uno de sus mayores referentes). Sin embargo, la historia es más compleja.

Cabe recordar que figuras provenientes de ese mundo —de los cercanos a Guzmán— también jugaron un papel importante en el aprendizaje democrático de las derechas. Baste recordar que hace más de 20 años la UDI publicó el documento “La paz ahora”, abogando por una respuesta ética y jurídica para el drama de los detenidos desaparecidos. En el mismo período Pablo Longueira se la jugó por sostener al entonces presidente Lagos, en un momento en que incluso se especuló con su caída (¡qué habría dado el expresidente Piñera por tener una oposición similar en octubre de 2019!).

La derecha actual, con sus claroscuros y en sus distintas vertientes, hoy es ante todo hija de esas experiencias, de la transición y el estallido. Este dato no es trivial: ningún mandatario del Chile contemporáneo ha sido tan maltratado como Sebastián Piñera, desde que fue denostado como “ultraderecha” por Camila Vallejo en 2018 hasta la segunda acusación constitucional en su contra, detenida apenas por el Senado a pocos días de las elecciones de 2021. Si además consideramos las evidentes coincidencias programáticas que existen entre las distintas derechas y sus enormes diferencias con el oficialismo actual, ¿cómo sorprenderse del respaldo de Chile Vamos a JAK?

¿Pero y el supuesto “integrismo” de Kast? Esta caricatura resulta tanto o más insuficiente que los puntos previos. Con o sin explicitarlo, aquí se asume que sólo las posiciones progresistas son compatibles con la democracia, revelando así una intolerancia al disenso incompatible con este régimen. Y revelando además un desconocimiento de que en todos los partidos y grupos de derechas lo que suele existir es una combinación, en variadas dosis, de tendencias liberales y conservadoras. Por ejemplo, republicanos es un caso paradigmático de un partido liberal en lo económico y conservador en términos culturales; y el expresidente Piñera, si bien modificó (problemáticamente) su mirada en varios debates morales controvertidos, siempre fue un firme detractor del aborto en todos los casos (priorizando en paralelo otras agendas, tal como Kast en esta campaña).

Nada de lo anterior busca negar los problemas y desafíos de la actual oposición. Chile Vamos parece haber perdido el norte y la épica (tal vez por renegar excesivamente del impulso conservador inherente a toda derecha); y republicanos, que ha tenido un mejor despliegue en esos planos, no podrá gobernar en forma sin cultivar un estilo más dialogante y menos antagonista que en el pasado. Precisamente ese eventual complemento ofrece la posibilidad de una articulación, coordinación y colaboración recíproca en beneficio del país. Fue lo que existió —entre ellos y con muchos otros actores— para el monumental Rechazo del 4 de septiembre de 2022. Dependerá de las derechas estar a la altura de la tarea. (La Tercera)

Claudio Alvarado

Director ejecutivo del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES).

El nuevo clivaje de la sociedad chilena-Claudio Hohmann

El término «clivaje», que se refiere a una fractura material, describe también una división persistente en una organización o sociedad, de corte religioso o étnico y en ocasiones puede tener un origen ideológico. Un evento trascendental, de carácter histórico, suele dar origen a la fisura.

Entre nosotros el clivaje de la transición se originó en el plebiscito de 1988, entre los partidarios de la continuidad de Pinochet en el poder -que votaron por el SI en esa contienda electoral-, y los que se oponían a la dictadura que había gobernado el país ya por 15 años -y que entonces votaron por el NO-. Como se sabe, esta última fue la opción ganadora por un 56% de la votación (con una alta participación del padrón electoral), dando lugar a la recuperación de la democracia en marzo de 1990 con la asunción al poder de Patricio Aylwin, elegido tres meses antes en la primera elección presidencial desde 1970.

En las tres décadas que siguieron la sociedad chilena se mantuvo dividida en torno a esa fractura insalvable que, de la mano del sistema binominal el sistema político, se ordenó en dos bloques: la centroizquierda de la Concertación, por un lado, y la derecha, por el otro, con dos partidos dominantes que terminarían más temprano que tarde en constituirse en una centroderecha institucional que dejaría definitivamente atrás cualquier tentación antidemocrática.

Fueron los años de la modernización capitalista que puso al país a la cabeza de la región latinoamericana. Nadie la puso en duda entonces, ni siquiera cuando la crisis asiática y la todavía más severa una década después -la hecatombe de la crisis subprime- tuvieron a mal traer a la economía mundial y a la nuestra, globalizada como pocas.

Aunque en dos ocasiones la mayoría centroizquierdista perdió el gobierno que el clivaje de la transición parecía asegurarle a todo evento, la división en dos mitades aproximadas de la sociedad chilena se mantuvo incólume hasta la elección del segundo gobierno de Sebastián Piñera. Todavía en 2017 o 2018 no se divisaba con claridad la obsolescencia del clivaje de la transición. Pero de pronto sobrevino el estallido social y su consecuencia institucional, el plebiscito de septiembre de 2022, y ya nada más fue igual: había llegado a su fin el clivaje divisivo entre los partidarios de Pinochet y los que votaron por el NO en 1988 y por Patricio Aylwin el año siguiente.

El nuevo clivaje es uno de muy distintas características: divide a la sociedad chilena entre quienes aspiran a la refundación del país y quienes valoran el progreso alcanzado en los «30 años», el periodo más virtuoso en la historia de la República; entre quienes están por rebrotar un cierto octubrismo y quienes rechazan de plano que se vaya a reeditar el “maldito infierno” (Landerretche dixit) del estallido social; entre quienes quieren recuperar la seguridad perdida a manos del crimen organizado y del terrorismo -en la Macrozona Sur-, y los que ponen por delante los derechos humanos para paralizar las iniciativas en materia de seguridad ciudadana; entre quienes ven con buenos ojos el reencendido de los motores de la modernización capitalista y los que la perciben como parte del neoliberalismo y optan abiertamente por el decrecimiento -o toleran el estancamiento secular-.

Notablemente, este nuevo clivaje ya no divide a la sociedad chilena en partes de tamaños más o menos similares -aproximadamente diez puntos porcentuales separaban a una de la otra en las preferencias electorales-. Ahora, se ha doblado esa distancia que media entre las partes que quedan a uno y otro lado del nuevo clivaje. Y por primera vez desde la recuperación de la democracia la parte minoritaria ha quedado del lado de la izquierda, en lo que constituye una derrota histórica que podría proyectarse en el tiempo, interrumpiendo el patrón de la alternancia en el poder que ha venido operando sin falta desde 2010. Los veinte puntos porcentuales que ahora separan a las partes escindidas por el clivaje posliberal podrían resultar irremontables para la izquierda en el horizonte previsible. No se trata de una tendencia pasajera ni de un estado emocional cambiante de la sociedad chilena, sino que de una fisura cuya hondura quedó a la vista en el plebiscito de 2022 y que con toda probabilidad volverá a apreciarse en toda su magnitud el 14 de diciembre próximo. (El Líbero)

Claudio Hohmann

El muro de la ANEF

Chile converge

El último Encuentro Nacional de la Industria, realizado bajo la máxima Chile Converge: El futuro nos reúne, se realizó en medio de un cuadro que combina bajo crecimiento y una crisis de seguridad que deteriora expectativas y frena inversión. Ante ese escenario, vale la pena recordar que el país ya cuenta con varias bases comunes para avanzar. No todo parte de cero.

Luego de analizar diez estudios distintos, en Sofofa identificamos seis grandes Convergencias para Chile, un esfuerzo que ordena un diagnóstico compartido y delinea una hoja de ruta que nos permita volver a crecer al 4%. Uno de esos puntos es decisivo: la política exterior y comercial como un activo estratégico.

Durante 35 años, Chile construyó una apertura que lo posicionó como un país confiable y predecible. Hoy los envíos al exterior representan cerca de un tercio del PIB, los que en 2024 anotaron un récord al superar los US$ 100 mil millones. Las cifras de este año siguen la misma tendencia, con un crecimiento del 5,6% entre enero y octubre, según Subrei. Estos números no son casualidad: son el resultado de una política pública sostenida en el tiempo, pese al importante declive de las exportaciones como porcentaje del PIB.

Hoy, resulta fundamental potenciar el alineamiento permanente de nuestra política exterior y comercial con las oportunidades coyunturales. Esta es, de hecho, una de las convergencias identificadas por Sofofa y que promueve como un nuevo impulso exportador.

Puede sonar majadero, pero existe un claro alineamiento de “astros” en favor del cobre, litio, tierras raras, renio, molibdeno, yodo y otros minerales críticos, que posicionan a Chile como un socio global imprescindible en el marco de la transición enérgica y digital. Por otro lado, la diversificación es un objetivo más estratégico y necesario que nunca, con India, ASEAN y Medio Oriente emergiendo como mercados clave para dicha estrategia.

Por eso, más que elaborar diagnósticos, esta semana una delegación del sector privado chileno —incluyendo a Sofofa— está en Nueva Delhi acompañando las negociaciones para un CEPA moderno y comprehensivo con India.

El sector privado está trabajando para ser un aporte como un puente de continuidad frente al próximo cambio de gobierno, para que las nuevas autoridades puedan seguir potenciando esa estrategia diversificadora con toda la potencia de un fluido despliegue público-privado, desde el primer momento. Lo anterior, bajo el entendido de que las relaciones exteriores, incluyendo su aspecto comercial, son una política de Estado que trasciende la administración de turno.

El próximo gobierno enfrentará un entorno internacional más volátil, con tensiones geopolíticas y una competencia creciente por recursos estratégicos. Justamente por eso es importante poner sobre la mesa aquellas convergencias que sí existen. Chile tiene una oportunidad, pero también una responsabilidad: consolidar una política exterior que abra mercados, dé certezas y permita que el país recupere dinamismo. Es una condición para volver a crecer. (La Tercera)

Rodrigo Yáñez

Secretario general de Sofofa