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Urgencias incomprensibles

La nutrida agenda noticiosa de marzo hace que cada nuevo hecho contingente nos haga olvidarnos del anterior. Pero va a ser imposible olvidarse del informe que el Consejo Fiscal Autónomo publicara el 20 de febrero, en el que recomienda al Ministerio de Hacienda ajustar el gasto público en al menos 1.554 millones de dólares el 2025, de forma de cumplir la meta fiscal. En la práctica, esto implica que simplemente no hay recursos en la caja para gastar, y que, en su lugar, tenemos que ahorrar. Endeudarnos tampoco es una opción, pues tenemos “topado el nivel de endeudamiento” como declaró el ministro de Hacienda ante la Corfo.

La falta de recursos golpea fuerte y dolorosamente a educación. Se trata de un sector muy grande (3,5 millones de alumnos en el sistema escolar, 1,3 millones en superior) por lo que casi siempre que se quiera “mover la aguja”, se requieren muchos recursos. Por eso es tan importante cómo se gastan.

Y en eso, llevamos una década equivocándonos. La inversión pública en educación se ha enfocado de forma desequilibrada en la educación superior, impulsada principalmente por la gratuidad. Esta política -punto de convergencia política entre la generación hoy en el poder y la ex Presidenta Bachelet-, tuvo como costo directo una condena perpetua para el país: prácticamente todo el incremento de recursos en las sucesivas leyes de presupuesto ha ido a engrosar la gratuidad. Todos los ministros de Educación posteriores a Bachelet II han debido congelar sus agendas por este saco sin fondo. Si bien para el gobierno nunca fue una prioridad real, es evidente que la muy pobre inversión pública en recuperarnos de la pandemia se debe a que los recursos se los llevó la gratuidad universitaria. El mismo ministro Cataldo ha repetido en varias oportunidades que el gasto en educación superior en Chile debe ser racionalizado, pues como proporción del PIB, es de los más altos de la OCDE.

Lo curioso es que, aún con este escenario, el gobierno ha puesto urgencia suma a un proyecto de ley que quiere aumentar el gasto en educación superior. Debido a la altísima y creciente morosidad, (sobre el 60% y sobre la cual el actual gobierno es parcialmente culpable) el CAE es oneroso para el Fisco. Por esto, el Ministerio de Educación ha propuesto el FES, sistema que busca reemplazar el CAE, el cual es una forma de gratuidad universal, financiada por un impuesto a los graduados beneficiados por hasta 20 años. Este opera como un mecanismo de reparto, en el que más del 26% de los beneficiarios pagan más de lo que se gastó en ellos, y quienes no trabajan simplemente no pagan. Este sistema es más caro que el CAE, pues requiere que el Estado financie los aranceles de todos los estudiantes (sí, todos) con gasto corriente. El informe financiero del proyecto indica que, en los primeros cinco años, habremos gastado cerca de 1.000 millones de dólares adicionales a los que ya se gasta con el CAE. Al mismo tiempo, desfinanciaremos a todas las universidades, pero especialmente a las de mayor complejidad e investigación, como ya han hecho saber a la opinión pública sus rectores.

Cuesta imaginar que un gobierno que no tiene recursos, que reconoce que no se puede endeudar, que promete gastar menos y que critica el excesivo gasto en educación superior, presione al Congreso a legislar sobre más gasto público en educación superior.

Daniel Rodríguez Morales

La generación perdida-Claudio Hohmann

La renuncia de Carolina Tohá para asumir una candidatura presidencial tiene consecuencias políticas de primer orden. Desde luego, está el hecho de que entra al escenario una figura política de fuste, experimentada, con una vida política y nutrida experiencia en el sector que ahora se da a llamar Socialismo Democrático. Su adhesión a la propuesta de la Convención Constitucional -que ha de resultarle ahora una carga para la campaña que se apronta a iniciar-, y su participación protagónica en el gobierno de Gabriel Boric, no parece que vayan a afectar seriamente sus posibilidades de erigirse en una candidata competitiva en la primera vuelta de la elección presidencial.

Por otra parte, su candidatura supone el eclipse de una estrella fulgurante en el firmamento de la política chilena, que ha ocupado un lugar central en ese espacio desde que Michelle Bachelet fuera elegida para gobernar el país a finales de 2005. Bachelet, la mejor carta de presentación que ha tenido el progresismo en las últimas dos décadas -un protagonismo que quizá sea irrepetible-, dejará finalmente ese lugar privilegiado que ocupó sin descanso ni respiro, incluso después del malogrado segundo mandato que presidió en la década pasada.

La generación perdida, esa de los jóvenes políticos progresistas que no pudieron resplandecer a la sombra de los líderes de la transición, tendrá finalmente a uno de los suyos -Carolina Tohá fue como ninguno su mejor exponente- para asumir la tarea más noble y exigente de la política; la de competir por el sillón presidencial de La Moneda.

Pero la candidatura de Tohá pone a otra generación perdida en escena: la de los jóvenes políticos que transitaron en el curso de una década desde las aulas universitarias a posiciones de poder en el sistema político, ni más ni menos que para ocupar la más alta magistratura de la nación. Perdida, no solo porque no ha sido capaz de erigir esta vez una candidatura presidencial para competir por su continuidad en La Moneda -con el severo riesgo de discontinuar el protagonismo político del que ha gozado- sino que sobre todo por la equivocada noción de país que construyó desde que saltó triunfante del movimiento estudiantil de 2011 a las grandes lides.

Para el Frente Amplio, Chile era un país que debía ser refundado, el mismo que asomaba en los primeros lugares de casi cualquier ranking de naciones latinoamericanas (pobreza, desarrollo humano, calidad de la democracia, salud, por nombrar algunos de los más conocidos). Esa errada presunción, no hay como considerarla de otra manera, que descartaba el reformismo inherente al régimen democrático -la infame, para ellos política de los acuerdos-, fue la base de su acción política, que lo llevó a entusiasmarse con el estallido social y a apoyar decididamente la disparatada propuesta de la Convención Constitucional.

Ahora que el neoliberalismo está recediendo entre nosotros y que la desigualdad se va reduciendo a ojos vista -en los próximos años podría alcanzar el umbral de la desigualdad aceptable, equivalente al coeficiente Gini de 0,4-, la nueva izquierda se va quedando de pronto sin los impulsores fundamentales que le dieron vida hace poco más de quince años, obligándola a reformular drásticamente su ideario político. Podría ser la nueva generación perdida que se apresta a dejar el gobierno sin pena ni gloria en un año más, ausente en la segunda vuelta y en las posiciones de liderazgo en el Parlamento. (El Líbero)

Claudio Hohmann

Los cómo de Tohá

Era previsible; Michelle Bachelet no se veía dispuesta a competir como anunció Sebastián Dávalos, y la segunda carta en el mazo de la centroizquierda –no del FA ni del PC- era Carolina Tohá.

También los tiempos transcurrieron impasibles, y llegó marzo, un mes de definiciones, pues cualquier premura veraniega o retardo otoñal puede dejar off side a algún pretendiente de La Moneda.

Y Tohá se preparó bien para este aquí y ahora. En el anuncio de su candidatura pronunció los ejes de su apuesta. Destacó su experiencia, donde circunscribió sus “derrotas” y “tropiezos”, y destacó tácitamente su paso como jefa de gabinete del actual gobierno. Presentó un proyecto “nacional, de progreso, cohesión y seguridad”, para lograr avances económicos y sociales, con el que apuesta a crear unidad para volver a creer en Chile y dialogar. También delineó su oferta de autoridad; “serena, pero firme”.

Es decir, enumeró muy bien los “qué” de su candidatura, lo que habla de un buen diagnóstico. Pero corre el riesgo de ser un discurso naif si es que pronto no muestra los “cómo” va a resolver el difícil rompecabezas que entraña su apuesta.

“Un proyecto nacional” no puede ser meramente enunciado. Requiere de símbolos de unidad y una visión de futuro compartida por las grandes mayorías ¿Cómo hacerlo en un país crispado por la polarización? Al menos desde 2014, con Bachelet II, se rompió el gran acuerdo de las elites por la creciente presión por cambios sociales, lo que ha llevado a visiones contrapuestas, antagónicas y partisanas de lo que se debe hacer en Chile, con sendos empates a -1 en cuanto a propuestas constitucionales.

Eso lleva a:

¿Cómo lograr progreso, cuando ni siquiera el país entiende ese concepto de igual manera, pues para unos este es fundamentalmente crecimiento, mientras que para otros es igualdad y sostenibilidad?

¿Cómo lograr cohesión, incluso en su sector, cuyas diferencias sólo se han postergado en aras de hacer mínimamente gobernable su gobierno? Algo que se preludia en el día mismo de su anuncio, cuando los partidos de su coalición salieron más bien a desafiarla que a saludar sus ideas.

¿Cómo lograr seguridad si ha sido el principal déficit del sector y no es una bandera verosímil de la izquierda?

Esto lleva tal vez al “cómo” más difícil: ¿Cómo encarnar una autoridad “serena, pero firme” en una “cultura de la desconfianza”?

Tiene experiencia, sin duda; fue presidenta del PPD (el mismo que a juicio del FA y PC, era un impedimento para el pacto de primarias de 2021); fue alcaldesa de Santiago, pero su derrota en la reelección fue calificada por Bachelet “como un llamado de atención […] que tiene fundamento”. Es valiente y estudiosa, nadie lo duda; fue vocera del Apruebo y logró cuadrar, dentro de lo posible, un proyecto que carecía de consistencia y realidad.

Pero eso deja cicatrices, y si el país cree que Tohá puede encarnar la autoridad es algo que está por examinarse a la brevedad; a fines de abril, fecha máxima para inscribir candidatos a primarias.

Algo que lleva al último “cómo”, que es ¿cómo evitar el síndrome de Paula Narváez, quien se candidateó también condicionada por Bachelet, pero sin lograr nunca despegar en las encuestas?

Cristóbal Osorio

Litio: expertos prevén nueva caída del precio mundial tras baja de 2024

La baja en el precio del litio repercutió en 2024 en las cuentas fiscales, algo que ha reconocido el propio ministerio de Hacienda. El fisco recibe, de parte de las empresas productoras de litio, SQM y la estadounidense Albemarle, pagos por el arrendamiento de las pertenencias mineras en el salar de Atacama, el mayor yacimiento del mundo, cifras que están asociados al precio de venta del litio. Y ese precio disminuyó fuertemente en el último año, reduciendo los aportes de las dos empresas. La mayor de ellas es SQM, que este miércoles reportó sus estados financieros del ejercicio 2024.

En el balance total, la empresa anotó pérdidas por US$ 404 millones en 2024, versus ganancias por US$ 2.012 millones del año previo, pero la última línea estuvo influenciada por un hecho contable extraordinario: SQM reconoció el año pasado un gasto por impuestos por US$ 1.106 millones por divergencias tributarias con el Servicio de Impuestos Internos para los ejercicios 2011 a 2022. El SII reclama de SQM el pago del impuesto al royalty minero, a lo que se opone SQM: un dictamen de la Corte de Apelaciones favorable el Fisco llevó a SQM a reconocer ese monto en el primer trimestre.

Operacionalmente, SQM tuvo buenos resultados, aunque inferiores a 2023. La ganancia antes de impuestos de SQM en 2024 ascendió a US$ 974 millones, menos que los US$ 2.807 millones. Y el Ebitda cayó a la mitad, hasta US$ 1.514 millones.

En todo ello influyó la evolución del precio del litio, hoy el principal producto de SQM.

PRECIOS Y TASAS

En 2024, la empresa vendió cada tonelada de carbonato de litio a un precio promedio de US$ 10.936, un 64% menos que los US$ 30.467 conseguidos en 2023. Y eso que aumentó en un 21% su producción de litio, alcanzando un récord de casi 205 mil toneladas métricas, volumen que incluye cerca de 4 mil toneladas métricas provenientes de Mt. Holland, su proyecto en Australia. “El aumento en volumen no fue suficiente para compensar la continua caída de precios, una tendencia que hemos observado desde principios de 2023″, analiza SQM en sus estados financieros.

Así, los ingresos del litio de SQM descendieron 56,7% en el año, al caer desde US$ 5.180 millones en 2023 a US$ 2.241 millones al cierre de 2024. En el último trimestre, el aporte del litio al margen bruto de SQM fue de 43%. El yodo contribuyó con cerca de 39% y los fertilizantes de especialidad con el 13%.

Y todo lo que ocurrió con los precios del litio repercutió en los pagos a Corfo, en una proporción mayor, ya que, a menor precio, baja aún más el porcentaje relativo que se lleva el Fisco, según la escala de pagos. SQM paga a Corfo un canon de arrendamiento por cada tonelada, cuyo valor disminuyó. En 2018 se pactó una escala que comienza en 6,8% del precio de venta y supera el 40% marginal (aplicable a la parte que excede ese monto) cuando el valor se empina sobre US$ 10 mil la tonelada. Esas tasas marginales se ubican, por ejemplo, en 10% cuando el valor está entre US$ 5 mil y US$ 6 mil, en 17% hasta US$ 7 mil y 25% entre US$ 7 mil y US$ 10 mil.

En el tercer y cuarto trimestre de 2024, el precio bajó de los US$ 10 mil la tonelada.

Los estados financieros de 2024 revelan que los pagos que contabilizó SQM por derechos a Corfo sumaron US$ 432 millones en todo el año, un 77% inferior que los US$ 1.907 millones de 2023. En total, US$ 1.475 millones menos.

Los dos años, en todo caso, están aún muy lejos del espectacular 2022, cuando esa misma línea del balance llegó a US$ 3.272 millones. Ese año, en el cuarto trimestre, SQM vendió a un promedio de US$ 59 mil por tonelada. El descenso de esos aportes fue uno de los factores que afectaron las cuentas fiscales, según ha reconocido el ministerio de Hacienda, que estimó para el año una cifra de recaudación por el litio mayor a la registrada.

PRONÓSTICOS 2025

La compañía espera un escenario de precios igual de estrecho este año, aunque mantiene pronósticos de una industria vigorosa en cuanto a demanda.

“Anticipamos que el precio promedio realizado en 2025 será más bajo que en 2024, con los precios del primer trimestre de 2025 ligeramente por debajo de los registrados en el cuarto trimestre de 2024″, escribió SQM en su presentación de resultados. En el cuarto trimestre, según el reporte de este miércoles, SQM consiguió cerca de US$ 9.200 por cada tonelada. Y vendió un récord de 58 mil toneladas.

En la visión de la compañía, el mercado global de litio seguirá con una demanda creciendo a doble dígito.

“En el negocio del litio, estamos optimistas, ya que estimamos que la demanda del mercado creció un 25% en 2024 y anticipamos que la demanda global podría crecer alrededor de un 17% este año, respaldada por el crecimiento en las ventas de autos eléctricos, así como por los sistemas de almacenamiento de energía en baterías en diversos mercados a nivel mundial. Sin embargo, creemos que los precios se mantendrán relativamente estables durante este año y seguimos siendo optimistas sobre una tendencia positiva a partir de 2026”, indicó en un comunicado Ricardo Ramos, gerente general de SQM.

Para este año, SQM espera aumentar en un 15% su volumen de producción, incluyendo unas 10 mil toneladas métricas de provenientes de la operación Mt. Holland.

La compañía invirtió US$ 1.600 millones en 2024 y para este año pronostica US$ 1.100 millones, cifra que se distribuirá así: US$550 millones para la división de litio en Chile, US$350 millones para la división de yodo-nutrición de plantas y otros US$200 millones para la división internacional de litio. (La Tercera)

Tren a Valparaíso: MOP acepta ofertas de 7 firmas para estudio clave

Siete empresas consultoras presentaron sus ofertas al Ministerio de Obras Públicas (MOP) para realizar un estudio integral clave en el proceso de licitación de la concesión del proyecto ferroviario que prevé unir Santiago con Valparaíso.

La cartera aceptó durante febrero todas esas propuestas, el doble de las que recibió en el fallido primer proceso que se declaró desierto en agosto de 2024, retrasando el desarrollo de dicho análisis.

El pasado 14 de noviembre, el MOP publicó en Mercado Público el nuevo llamado a licitación del estudio integral que considera un presupuesto de $15.271 millones.

Este trabajo debe definir las obras del tren, determinar las condiciones técnicas y económicas para su materialización, la frecuencia de trenes, aspectos de la carga, entre otros. Lea la nota completa en la nueva edición de El Mercurio. (Emol)

Un plan de paz para Ucrania

Es verdad. Considerando los acontecimientos de las últimas semanas, el título de esta columna parece inverosímil. Pero Ucrania ha resistido tres años de agresión rusa contra todo pronóstico y le debemos a su pueblo hablar de paz. Todos quieren -o dicen querer- paz; la pregunta es cómo. La historia es una buena consejera, quizás porque ha habido (y sigue habiendo) demasiadas guerras. Según los expertos, todo indica que la mejor receta se divide en cuatro pasos.

El primero paso es una tregua. Un periodo sin hostilidades en el aire, el mar, y que proteja la infraestructura.

El segundo paso es comenzar, en el marco de la tregua, una negociación para una paz duradera. Una vez sentados en la mesa, ojalá esta vez con ambos beligerantes, hay que decidir, ¿sobre qué negociar? El requisito sine qua non para una paz sea duradera son las garantías permanentes de seguridad para Ucrania y Europa. Esto, en el idioma de Vladimir Putin, significa una capacidad de disuasión colectiva creíble. Además, es probable que la negociación incluya territorio, la OTAN y compromisos de reconstrucción.

El tercer paso es la firma de un tratado de paz.

Para todo esto, el rol de Estados Unidos es esencial. Así los Aliados ganaron las dos guerras mundiales. Quizás la paz sea posible sin Estados Unidos, pero no una paz que sea duradera. La capacidad de disuasión norteamericana es esencial para que cualquier acuerdo se respete. Por eso es tan importante que la tensión entre los jefes de Estado baje después de la conocida reunión en el salón Oval, para que los aliados vuelvan a estar del mismo lado. En este sentido, el nuevo acuerdo sobre minerales raros entre Estados Unidos y Ucrania puede ser la mejor garantía para asegurar -por conveniencia más que por compromiso- el apoyo de Estados Unidos a la paz.

La suscripción de un tratado de paz, sin embargo, no asegura su implementación. Sobre todo, con un socio como Rusia. Como el ingreso de Ucrania a la OTAN se ve más lejos que nunca, será inevitablemente responsabilidad de los países europeos garantizar que un eventual tratado de paz se respete. Por eso, el cuarto paso es planificar el día después: la mantención de la paz y la reconstrucción. Esto podría ser, por ejemplo, a través de mayor cooperación militar y el envío de tropas europeas. Así lo han sugerido el Presidente francés y el Primer Ministro británico. Ellos saben, por experiencia, que sin disuasión colectiva mantener la paz será imposible.

Ucrania ha buscado hacer valer la responsabilidad internacional de Rusia en diversas instancias internacionales. Estas iniciativas son valiosas e importantes, pero la verdad, la negociación es probablemente la única forma de alcanzar la paz.

El camino es arduo y requiere de una coordinación transatlántica que pareciera estar más lejos que nunca. También requiere que los rusos, ucranianos, europeos y norteamericanos participen de la tregua y la negociación de la paz. (La Tercera)

¿Será posible?

Benjamín Salas

Avión de Corea del Sur bombardea y destruye parte de ciudad propia

La Fuerza Aérea de Corea del Sur admitió este jueves que uno de sus aviones cazas de combate lanzó accidentalmente ocho bombas en un lugar equivocado durante un ejercicio de entrenamiento.

Los misiles afectaron una zona residencial sobre las 10:00 horas (hora local) en la ciudad de Pocheon, a unos 25 kilómetros al sur de la fortificada frontera con Corea del Norte.

Según un balance de los bomberos, cuatro personas resultaron gravemente heridas y otras tres sufrieron lesiones leves producto del accidente. «Ocho bombas MK-82 de uso general fueron lanzadas de forma anormal por un avión KF-16 de la Fuerza Aérea, cayendo fuera de la zona designada de lanzamiento», afirmó en un comunicado.

«Lamentamos profundamente el inintencionado lanzamiento de las bombas, que resultó en víctimas civiles, y deseamos a aquellos heridos una rápida recuperación», afirmó la Fuerza Aérea en el comunicado.

Además, se estableció un comité de respuesta para investigar el accidente que ocurrió en medio de un ejercicio militar surcoreano-estadounidense y señaló que iba a «tomar todas las medidas necesarias, incluida la compensación por daños».

Según información preliminar entregada en el comunicado, un edificio eclesiástico y secciones de dos casas quedaron dañadas. (Emol EFE)

Reglas de Uso de la Fuerza (RUF)-Richard Kouyoumdjian

El martes 4 de marzo las comisiones unidas de Seguridad y Defensa del Senado aprobaron el catálogo de ocho Reglas de Uso de la Fuerza (RUF). Hubo siete votos a favor y dos en contra.

El catálogo de RUF aprobado se parece mucho al que se generó en el segundo Gobierno de Sebastián Piñera, el cual fue aprobado por decreto, algo que se buscaba corregir al pasar por el Congreso, ya que, de ser aprobado, tendría rango de ley y, por ende, lo que esperan tanto en el Ejecutivo como en el Parlamento es tener menos problemas al momento de ser usado como respaldo legal ante tribunales por acciones en que se haya tenido que usar la fuerza militar.

Veamos qué pasará con el catálogo de RUF en el resto de sus procesos de aprobaciones y si algún día ve la luz, pero, así como está, no cumple con ninguno de los propósitos que uno esperaría de parte de un documento de este tipo, algo que el vicealmirante (r) y senador miembro de la comisión de Defensa del Senado, Kenneth Pugh, dejó claro cuando argumentó su voto de rechazo.

El voto de rechazo del almirante Pugh, el único miembro de las comisiones unidas con experiencia de mando y que entiende muy bien la naturaleza y propósito de las Fuerzas Armadas, es clave para entender en dónde está el problema principal de las RUF.

El senador Pugh en síntesis argumenta que las Fuerzas Armadas salen a actuar y no a disuadir. Su existencia, preparación, entrenamiento, experiencia, sistemas de mando y control, equipamiento, doctrina, y capacidades de operar y actuar son las que generan disuasión.

El Perú y la Argentina no atacan a Chile porque nuestras FF.AA. estén permanente desplegadas en las fronteras terrestres y marítimas. No lo hacen porque saben que tenemos la capacidad de actuar y reaccionar ante cualquier intento de afectar nuestra soberanía, no siendo necesario que estemos desplegados en forma permanente para generar esa disuasión, la que obviamente se puede ver disminuida si no tenemos la voluntad política de usarlas, algo que también aplica al tema en cuestión.

El almirante Pugh lo resume magistralmente al indicar que las Fuerzas Armadas no son espantapájaros, algo que dejan claro viejos axiomas de la literatura especializada, los que recomiendan que, si se van a usar tropas, se deben usar con todo su potencial, con fuerza abrumadora y contundente. Si no se pueden usar así, no las use y déjelas guardadas.

La génesis del problema está en que nuestra conducción política nacional no entiende la gran y profunda diferencia entre FF. AA. y las Fuerzas de Orden y Seguridad. Las Fuerzas Armadas están concebidas, diseñadas, equipadas, entrenadas, pertrechadas y adoctrinadas para quebrar la voluntad de lucha de un adversario por la vía de infligirle daño, destrucción y muerte. Las Fuerzas de Orden y Seguridad existen para darle efectividad al derecho, es decir, para entregarle el delincuente o infractor a otra organización que deberá aplicarle una sanción o castigo.

Las actuales RUF no dan cuenta de esta realidad básica y parece que consideran que las FF.AA. y las policías son lo mismo, pero con más armas, siendo lo único en que se parecen el hecho de que usan uniformes, son disciplinadas y jerarquizadas. Sus doctrinas y conceptos de uso son muy distintos.

Lamentablemente, para los lectores, detallaré lo que aprobaron las comisiones unidas y les pido que se coloquen en la mente de un soldado, marino, infante de marina o aviador, entrenado para la guerra y no para labores de orden público, que las deberá seguir en un escenario del tipo de los que se daban en la Plaza Italia o Baquedano, o si estuvieran a cargo de la protección de una estación de Metro que está siendo atacada.

Claramente, los que las escribieron y aprobaron, excepto Pugh, no tienen experiencia militar y tampoco han jugado Call of Duty en una PlayStation.

Regla 1: Despliegue de fuerzas, vehículos, naves o aeronaves, dispositivos u otros medios institucionales y porte de armas, en forma disuasiva.

Regla 2: Actuación mediante técnicas de comunicación y uso de medios de persuasión verbal, tales como el diálogo, mediación y negociación.

Regla 3: Empleo manual de elementos disuasivos de humo, gas pimienta, lacrimógenos, sonido, luz, agua, bastones u otros menos letales.

Regla 4: Utilización de dispositivos o sistemas que no constituyan armamento letal, destinados al lanzamiento de proyectiles que contengan pintura, gas pimienta, lacrimógenos, agua u otros menos letales, nunca aplicados de manera rasante ni de manera directa al rostro, la cabeza o al torso por sobre la parte baja del abdomen de cualquier persona.

Regla 5: Uso de la fuerza para el control físico, reducción del transgresor, para doblegar su resistencia, inmovilizarlo, esposarlo, aplicar otro medio de inmovilización. Una vez reducido e inmovilizado y sin oponer resistencia se prohíbe ejercer similares fuerzas en su contra. Se permite, al efecto, el empleo de esposas o elementos similares.

Regla 6: El personal militar podrá emplear munición de salva de forma disuasiva.

Regla 7: Uso de escopetas con munición antidisturbios solo para evitar o repeler un peligro grave e inminente de la vida o la integridad física de terceros o de personal policial o militar.

Regla 8: Uso de armamento letal solo contra personas que utilicen o se apresten a utilizar armas letales u otro medio que ponga en peligro la vida del personal policial o militar, o de terceros, o pueda causar afectaciones de consideración a la integridad física, especialmente si mantuvieren el arma en su poder. Asimismo, podrá emplear armamento letal contra quien, previa orden del referido personal, no se desprendiere de un arma letal.

Asimismo, el documento señala que “el personal dispuesto para la protección de infraestructura crítica hará uso de la fuerza de conformidad con lo establecido en el presente artículo. Podrá hacer uso de la fuerza potencialmente letal cuando tuviere por objeto impedir daños graves e inminentes a la infraestructura crítica que representen un peligro contra la vida o afectaciones de consideración a la integridad física del personal o de terceros”.

También dice que “las resoluciones señaladas en el inciso primero estarán exentas del trámite de toma de razón y deberán ser registradas en el Ministerio de Defensa Nacional. Las reglas de uso de la fuerza definidas en este artículo no representan un orden secuencial, ya que el uso de la fuerza podrá disminuir o aumentar en relación con la agresión o la resistencia opuesta”.

Aún queda por ver aspectos tales como los eximentes de responsabilidad y la competencia de justicia militar, dos temas que son de extrema importancia y fundamentales, si es que se llega a decidir usar a las Fuerzas Armadas para el control del orden público o el resguardo de infraestructura crítica.

Claramente, si yo fuera un mando militar, con estas RUF no salgo a la calle. Independientemente de la buena voluntad de los legisladores por buscar formas que lo eviten, de seguro termino en tribunales si tengo que usar la fuerza.

El Gobierno, el Congreso y los políticos en general deben entender que para unas cosas existen las policías y para otras las Fuerzas Armadas, y también deben entender que usar a las instituciones de la defensa como espantapájaros en la macrozona sur y en las fronteras con Perú y Bolivia no es ni eficiente ni efectivo, como tampoco lo es empujar proyectos de ley como este o el de infraestructura crítica, que tienen el problema en su origen, en diagnósticos mal realizados y, por ende, provistos de soluciones inefectivas.

Para finalizar, si queremos usar a las Fuerzas Armadas contra insurgentes y terroristas, eso es otra cosa, pero usarlas en el control del orden público o en la defensa de infraestructura crítica que es atacada por delincuentes o personas que buscan destruir y atacar como parte de una protesta social, eso requiere de otras soluciones, de soluciones policiales. Al final del día, todo se resume en la vieja frase: pastelero a tus pasteles. (El Mostrador)

Richard Kouyoumdjian

Profecía cumplida

Bachelet ha declinado su posible candidatura presidencial, lo que es su legítimo derecho y privilegio: no ser candidata, pudiendo ganar. Se resta de la candidatura mostrando una vez más lo que es su profunda convicción: dar espacio a otros liderazgos y candidaturas.

Hasta ahí, todo normal en un proceso de elecciones presidenciales, pero las decisiones políticas producen efectos concretos, que llegan a autonomizarse de sus autores, independientemente de que el análisis siempre consideró y valoró como más probable el escenario sin Bachelet. Como en todo proceso político, hay intereses bien camuflados. ¿Cuáles podrían ser esos efectos políticos?

La derecha de Chile Vamos está celebrando, porque temían su enorme apoyo popular, especialmente de los jóvenes y de las mujeres. Sabían que era la única carta realmente competitiva de la centroizquierda y de la izquierda.

Esta afirmación es solamente la constatación de un hecho macizo y no pretende restar valor a ningún precandidato del progresismo. Pero es verdad. La derecha esta hoy más cerca de ganar la próxima elección presidencial. Su actual problema es ganarles a los republicanos y a los seguidores de Kaiser, cuyos votantes seguramente crecerán debido a que, al no haber riesgo de perder la elección presidencial, el voto oculto de ultraderecha podrá salir a la luz del día, con posturas claras y categóricas, de esas que le gustan a la derecha “de verdad”.

No va a haber primarias en su sector, dado que Kast ha reiterado que va a la primera vuelta y Kaiser parece haberse sumado a esa posición.

Dado que el peligro Bachelet ya pasó, seguramente también va a decaer el impulso por levantar al expresidente Frei.

Al no confrontarse en primarias, Chile Vamos y la ultraderecha tendrán dos listas parlamentarias y pactos por omisión, tratando de potenciar al máximo sus opciones de controlar el próximo Congreso, o, al menos, hacerlo ingobernable, si es que a alguno se le ocurren “locuras” con olor a socialdemocracia.

A diferencia de lo sucedido en Francia y Alemania, en que los partidos de centroderecha encabezaron el cordón sanitario para aislar al neofascismo, aquí en Chile la UDI, RN y Evópoli pueden ganar la Presidencia y, al mismo tiempo, salir debilitados en términos parlamentarios después de competir con la ultraderecha.

Es evidente que, en ese caso, dependerán de ellos (los ultras) para tener mayoría en el Congreso, sin espacio para acuerdos como el que acaba de suceder con la reforma previsional. Y estarán siendo siempre sometidos a prueba de ortodoxia, porque independientemente del resultado, la derecha chilena en su gran mayoría piensa como Kaiser o Kast y no como Matthei.

Ese cerco puede tener salidas, pero se requerirán rupturas y nuevas lealtades.

¿Y todo esto es debido a que Bachelet declinó su candidatura?

No, claro que no. La crisis del progresismo es mucho más extensa y profunda, siendo uno de sus signos el no tener en esta vuelta líderes que entusiasmen a los ciudadanos. Eso le sucede también a la izquierda y a la socialdemocracia en todo el mundo.

Aquí lo que no está resuelto es un tema de fondo: si perfeccionamos el modelo de desarrollo, pero conservamos su esencia, o pretendemos un cambio de paradigmas, mirando especialmente lo que está sucediendo fuera de Chile, en lo valórico, económico, político, cultural e internacional, entre otras cosas. Vivimos un cambio de época. ¿No será lógico y necesario plantearse nuevas preguntas?, ¿y también nuevas respuestas?

Y ahí es donde nos encontramos nuevamente con Bachelet, que cree necesario formularse estas preguntas como ninguno de la vieja guardia. Quizá ahí esté el quid del asunto.

Pero, además, ocurre que Bachelet, y solo Bachelet, es quien tiene el apoyo de la gente, y ese apoyo es aún suficiente para ganar la contienda electoral. Ese triunfo permitiría darle cuatro años al progresismo para ponerse de acuerdo, renovarse y reconcursar con nuevas propuestas y líderes. Pero desde los ciudadanos, no desde una propuesta cupular, propia de partidos transversales. A propósito de falta de renovación, la fauna y la flora de ellos sí que está añeja y deslegitimada. Por eso es que desde siempre han querido sacar del cuadro a Bachelet, y ahora está abierta la oportunidad.

Si gana la derecha habrá varias oposiciones, como ahora, y el liderazgo con potencialidades de crecer en la izquierda volverá al Frente amplio, sobre todo si después de la derrota muchos empujan a toda la vieja guardia a jubilarse y no solo a los políticos, también a los asesores, columnistas, consejeros y avezados estrategas.

Nuevamente hasta aquí nada raro

La alternancia en el poder es parte esencial de la democracia, y qué bueno que así sea. También es positivo que de estas crisis surjan mejores ideas y soluciones a los problemas del país.

Sin embargo, esta no es una elección como cualquier otra. Si esta elección la gana la derecha hay dos alternativas completamente posibles:

  1. Que esta vez no se deje arrebatar el poder en cuatro años más, como lo han hecho o intentado gobiernos de ese sector en varios países (Trump, Bolsonaro). Lo digo porque dudo de las convicciones democráticas de la ultraderecha, que de seguro será la que va a mandar. Hoy casi nada es descartable. El mundo nos está mostrando precedentes de actos inimaginables hasta hace poco tiempo, como reelecciones truchas, populismo, xenofobia, arriendo internacional de cárceles de alta seguridad, etc.
  2. Sin Bachelet es más fácil pactar un cambio de correlación de fuerzas en el escenario político chileno. Es la oportunidad para formar una nueva alianza política, que vaya desde el mundo DC hasta la UDI y, en caso de ganar, se designe un gobierno de centroderecha, aislando a una parte significativa de la izquierda y a los ultraderechistas partidos de Kaiser y Kast. El gobierno de “unidad nacional” es el sueño dorado de muchos que saltaron el charco hace tiempo y para los que un rebaraje sería una suerte de legitimación.

Preguntas

Todo este tiempo me he preguntado ¿por qué esa obstinada insistencia de la vieja guardia de negar lo que han señalado todas las encuestas, que unánimemente indican que la única candidatura competitiva del progresismo es la de Bachelet?

¿No será que tenemos una interpretación equivocada y lo que de verdad se busca es justificar un gobierno de unidad del centro y la derecha tradicional? Está cantado después de que se haya producido la derrota y haya confusión y desánimo.

¿No será que se está construyendo un sui generis cinturón sanitario, que excluya a los extremos de derecha e izquierda, a la chilena, con empanadas y vino tinto?

¿No será por esa operación política que muchos integrantes tradicionales del partido transversal están tan tranquilos con la probable derrota? ¿Será probable que exista un Plan B, cuya esencia sea una nueva alianza de gobierno?

¿No será más difícil o imposible con Bachelet candidata y Presidenta?

Siempre me ha parecido sospechosa o incomprensible tanta tranquilidad. Parece que ahora le apunté. Ayudaría a esta operación el nada improbable evento de que, ante la falta de una candidatura competitiva de la centroizquierda y la izquierda, en la nueva realidad, pueda haber una segunda vuelta entre dos candidatos de derecha. Si esto se produce, veremos algunos desesperados y resonantes llamados a votar por Matthei, por parte de personeros del progresismo, los mismos de siempre, como dije antes: los que hace tiempo saltaron el charco, aunque disimulen detrás de unas formas cada vez menos creíbles.

Efectos inmediatos

Porque tenemos un escenario nuevo y tremendamente complejo es que creo que hay que advertir que la resignación de la candidatura de Bachelet tendrá efectos impensados por los estrategas electorales, que pueden echar por tierra toda previsión:

Primero: Va a provocar la indignación del votante progresista, que culpará injustamente a Tohá de la no presentación de la expresidenta. Aquí va a haber una molestia del votante feroz, que no solo va a dañar a las fuerzas de centroizquierda y de la izquierda, sino que perjudicará brutalmente a la ungida candidata del sector. Por si no lo saben –y es bueno que lo sepan–, el voto Bachelet no es traspasable, porque es intuitu personae. En los hechos, se va a ver como que la bajaron, lo que va a incendiar la pradera.

Por mucho que la puesta en escena haya sido cuidadosamente estudiada para no dar esa impresión, mucha gente no va a votar por ningún candidato que no sea Bachelet. La confianza en el voto útil desapareció con Frei y con Guillier, y son muy pocos en el Chile de hoy los que a estas alturas están dispuestos a votar por ideología o por lealtades partidarias.

Segundo: Se puede levantar una primaria con candidatos más competitivos que Tohá, como es el caso de la ministra Jara. El FA también será una incógnita, y no es posible descartar una candidatura que va a enredar todo el diseño preconcebido.

Tercero: La DC no va a ir a una primaria con los comunistas, lo que restringirá la imagen de amplitud que se pretende proyectar.

Cuarto: Por más que se esfuerce en hacerlo bien, y lo hace bien, como todo candidato que representa la continuidad del Gobierno, Tohá tendrá que cargar con ese peso.

¿Cómo va a tener otra identidad distinta que ser la continuidad del Gobierno si por casi cuatro años ha sido la ministra del Interior? ¿No será acaso el tema de la seguridad el principal punto de la campaña presidencial? La percepción de inseguridad es muy alta y ante ella el argumento de que se le ha subido en un 15% el presupuesto de las policías, o que se han aprobado más de 100 leyes sobre este aspecto, no es capaz de mitigar el daño de las acusaciones de debilidad que hace la derecha. Estamos en un contexto donde la gente quiere un cambio de estrategia, y este es la mano dura, y muy dura.

¿Qué va a responder cuando diga lo que quiere hacer en seguridad y le pregunten por qué no lo hizo? Sé que el análisis es injusto con ella, porque, como ninguno, ha sido la líder que ha tomado con responsabilidad y eficiencia la tarea asignada. Pero los ciudadanos no están para ser benevolentes con nadie, salvo con Bachelet, que representa la unidad del país, experiencia y sabiduría.

Quién sabe. El hombre propone y Dios dispone, y lo que está tan bien montado puede fallar. Si falla, veremos la impostura, lo peor de la política y un sistema más deslegitimado aún.

Ojalá esté equivocado. Lo digo con humildad y sinceridad. (El Mostrador)

Guillermo Pickering

Llamado de Boric a primarias de «nuestro sector» abre polémica por prescidencia

La salida ayer de Carolina Tohá del Gobierno confirmó su intención de emprender una candidatura presidencial. Algo a lo que incluso se refirió el Presidente Gabriel Boric, al desearle suerte en el desafío de «darle continuidad a esta alianza y ampliarla».

Pero el Mandatario fue un poco más allá y llamó a realizar primarias en el oficialismo, algo que molestó en la oposición por los términos en que lo hizo.

«Es fundamental que nuestro sector tenga primarias que sean competitivas y convocantes, con democracia para definir el liderazgo que el progresismo le quiere presentar a Chile«, expresó Boric.

Esa alusión a «nuestro sector» encendió las alarmas en la oposición, desde donde apuntaron a una falta de prescindencia del Mandatario de cara a la elección presidencial. Una a la que ayer se sumó su ex jefa de gabinete.

Al respecto, el senador de la UDI Javier Macaya, planteó en su cuenta de X que «en política es obvio hablar de ‘nuestro sector’ desde la trinchera política. Desde la dirigencia universitaria hasta el Parlamento. Pero no es normal (no recuerdo casos de otros Presidentes) hacerlo desde el palacio de Gobierno. La Moneda no gobierna para ‘un sector’ @Contraloriacl».

En la misma línea, el diputado de RN Diego Schalper argumentó que «parece que a Gabriel Boric se le olvidó que es Presidente de Chile. ‘Nuestro sector’ y aludir a estrategia de primarias desde La Moneda es impresentable. Ya lo vivimos para el proselitismo grotesco del ‘Apruebo’. Que las oposiciones tomemos nota y actuemos en unidad».

El diputado Andrés Longton (RN), complementó «@GabrielBoric Usted está en La Moneda ejerciendo su rol de Presidente de ‘todos los chilenos’, no en la sede de su partido hablándole a sus partidarios. No siga degradando la figura presidencial».

En sociólogo y director de tuinfluyes.com, Axel Callís, comentó que «yo creo que el Presidente anoche se equivocó derechamente, porque de una u otra forma está repitiendo el mismo error del Plebiscito del 2022, comprometer el proyecto gubernamental con un resultado electoral y eso nunca se hace«.

«Eso es no entender que la política gubernamental tiene que correr por rieles distintos a los resultados electorales que pueden ser adversos y esa yo pensé que era una elección aprendida. Ayer creo que el Presidente en algún minuto parecía que era la candidata exclusiva del sector. Creo que el sector es mucho más ancho que el Gobierno, el sector compromete también a la DC, hasta el PS. Todo el gran arco de la no derecha y arrogarse el monopolio de decir quién ese es apresurado y un suicidio político, porque en una de esas Carolina Tohá no gana la primaria», recalcó Callís.

El experto recordó que el PS ha dicho que tendrá su candidato, también pueden tener uno el PC o el FA, quienes se sumarán a las candidaturas de Vlado Mirosevic (PL) y de Jaime Mulet (FRVS).

Por su parte, Ricardo Hernández, coordinador del programa de Política y Sociedad del Instituto Res Publica, planteó que «el Presidente de la República puede cumplir con el rol de ser jefe de su coalición y por lo tanto tener su opinión al respecto sobre la necesidad o no de que se hagan primarias en su sector. Lo que no puede hacer es utilizar la plataforma de cadena nacional o abusar de los recursos públicos que le da su posición de Jefe de Estado para promover candidaturas».

«Eso dio a entender ayer, anunciando que Tohá tendrá el desafío de seguir fortaleciendo la coalición, matizado únicamente con el llamado a primarias», remató Hernández.

BORIC EXPLICA SUS DICHOS

El Presidente fue consultado hoy por sus dichos de ayer, señalando que «dije dos cosas en esa línea, y creo que es importante mencionar las dos cosas, lo que tú planteabas, y que esto se tiene que llevar adelante mediante primarias que sean convocantes y competitivas».

«El candidato del Gobierno es Chile, y nosotros vamos a trabajar firmemente por Chile, y lo mejor que podemos hacer para darle continuidad a un proyecto progresista es hacer bien la pega», apuntó.

Con ello, aseguró que «a mí como Presidente de la República no me corresponde estar haciendo campaña por una persona en particular. Quiero que a los liderazgos progresistas les vaya bien, y desde la posición que tengo, voy a impulsar y conversar con los diferentes partidos para tener las primarias más competitivas que sean posibles para ampliar la base del progresismo, para hacerle sentido a los chilenos y chilenas». (Emol)