La aprobación del primer retiro del 10% de fondos previsionales abrió una puerta que, como lo advertimos durante el debate legislativo, será muy difícil cerrar. Ya vemos que el carácter de “única vez” establecido en la reforma original comienza a esfumarse.
El segundo retiro es más inconveniente que el primero y generará efectos aún más nocivos para los chilenos. Al alto número de trabajadores informales que no cotizan, se suman más de 1,8 millones de personas que ya retiraron el 100% de su saldo, quienes no podrán ejercer derechos algunos de aprobarse la iniciativa. Así, este segundo retiro beneficia a los sectores más acomodados —incluyendo una exención tributaria—, deja sin recursos previsionales a la clase media para el futuro e impide el retiro para los más vulnerables, que no tienen fondos.
Además, las condiciones y las urgencias que existían para el primer retiro ya no son iguales, pues el Estado ha diseñado mejores respuestas para proteger los ingresos y reactivar la economía y el empleo, las que se verán complementadas con el Presupuesto 2021, que aumenta de 66 mil millones a 71 mil quinientos millones de dólares con ese fin.
Para los que argumentan que los malos presagios y advertencias realizadas sobre los efectos dañinos del primer retiro no fueron tales, ahora sí lo serán: el Banco Central no tendrá la misma capacidad para mitigar los aumentos de volatilidad en los mercados; las AFP tendrán que vender fondos menos líquidos, afectando el valor cuota y las tasas de interés, y se afectará severamente la capacidad de ahorro de nuestra economía.
Tanto el Estado como los privados deben generar las condiciones para que las familias chilenas puedan solventar adecuadamente los efectos de esta crisis. Las pensiones ya son bajas en Chile, por varios motivos, y esta iniciativa va en el sentido contrario a los esfuerzos que se están haciendo para mejorarlas, aumentando aún más la desigualdad. (El Mercurio Cartas)
Patricio Melero A.
Diputado, miembro de las comisiones de Trabajo y Hacienda
