Nueva constitución

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Se ha hablado mucho de la necesidad de una nueva Constitución.¿Por qué? La Constitución es la norma fundamental de nuestra convivencia política y social. Las reglas constitucionales deben ser la casa común que albergue a todos los habitantes de nuestra patria y, desde esta perspectiva, no puede significar de manera alguna la imposición de unos sobre otros.

Nuestro país merece una Constitución originada en democracia, fruto de un gran acuerdo nacional. Recordemos que la Constitución de 1833 se elaboró luego de victoria de los pelucones contra los pipiolos a partir de la batalla de Lircay. La transformación más importante que sufrió dicha Constitución fue luego de la guerra civil de 1891 que inauguró la república parlamentaria. Esa Constitución, a su vez, fue sustituida por la de 1925 que se elaboró y promulgó una vez retornado al poder Arturo Alessandri después de dos golpes de Estado (uno que lo derribó y otro que lo reinstaló). Por último, la Constitución de 1980 fue impuesta por la dictadura de Pinochet luego de un plebiscito fraudulento. Hoy tenemos la gran oportunidad de llegar a un gran acuerdo nacional sobre las reglas constitucionales en las que todos nos sintamos representados.

¿Qué contenido debe tener ? Toda Constitución parte consagrando un conjunto de valores y principios fundamentales entre los que se contiene el valor de la dignidad humana, la democracia y el Estado de Derecho. Luego se contempla un catálogo de derechos humanos y un sistema de protección de los mismos, para luego adentrarse en la organización política de los poderes del Estado, fundamentalmente los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. A continuación se incluyen reglas sobre la administración territorial, y concluye con las reglas relativas a la reforma de la Constitución. La democracia, bien se ha dicho, es el gobierno de las mayorías con respeto de las minorías, con plena vigencia de los derechos humanos y del Estado de Derecho.

Estoy convencida que es posible construir un gran acuerdo nacional en torno a los contenidos de una nueva Constitución. En esta deliberación no partimos de cero, sino que somos herederos de más de 200 años de historia constitucional y debemos respetar las obligaciones internacionales a las que estamos sujetos. Podemos explorar fórmulas dentro del sistema político que contamos para equilibrar los poderes del presidente y del Congreso como depositarios de la voluntad popular. Me inclino por un sistema semipresidencial que distinga las figuras de un Jefe de Estado (presidente) elegido por votación directa de los ciudadanos y la de un Jefe de Gobierno (primer ministro) nombrado por el presidente pero que debe contar con la confianza de la Cámara política.

También podemos concordar en la descentralización del país que nos permita contar con regiones que cuenten con un gobierno regional elegido, dotado asimismo de competencias y facultades claras y definidas y suficientes recursos. Lograr una efectiva descentralización implicará en todo caso un proceso gradual y progresivo que asegure su éxito.

En la época que vivimos, la generación de un nuevo marco constitucional compartido por todos puede constituirse en una gran oportunidad para nuestra querida patria. (La Tercera)

Soledad Alvear

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