No + PSU

No + PSU

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No recuerdo hace cuántos años propuse por este medio reemplazar la PSU por un sistema diferente, a mi juicio muy superior, que no solo comprobara las diferencias en conocimientos de los postulantes a la educación superior, sino que motivara el trabajo necesario de alumnos y profesores para adquirirlo durante al menos la etapa de enseñanza media que la precede. A continuación, explico sus fundamentos.

En primer lugar, los resultados de la PSU solo comprueban las desigualdades existentes en la calidad de la instrucción que reciben los postulantes a ingresar a las universidades. A su vez, estas diferencias se originan por diversas causas, como, por ejemplo, distinta motivación para estudiar y trabajar en los años anteriores a la PSU, por las desigualdades en el capital social de los alumnos y, en menor medida, por las brechas en los recursos asignados a esta misión fundamental para el bienestar y la justicia social de los ciudadanos. Estas desigualdades no se solucionan eliminando la PSU.

Además, las universidades deben tratar de seleccionar a los postulantes que tengan mayor probabilidad de estudiar con éxito las diferentes carreras y no corresponde que dediquen años a suplir lo que no se enseñó ni estudió en la educación básica y media.

Un predictor muy importante del éxito futuro en los estudios superiores deberían ser las notas del colegio, las que miden simultáneamente conocimientos más responsabilidades y estudio perseverante. Lamentablemente, hace años que las notas en Chile no son un indicador confiable para esto, por la comprobada “inflación de notas” que prevalece en una gran cantidad de colegios. Un intento para corregir parcialmente este problema, aunque insuficiente, ha sido recurrir a considerar el ranking de cada alumno en su curso, como un elemento adicional en la selección de alumnos a la educación superior.

La PSU, al medir conocimientos, muestra muchas veces que colegios cuyos alumnos tienen promedios más bajos por su mayor exigencia son los que obtienen puntajes más altos, tanto en la PSU como en los distintos Simces. Esto, en general, suele suceder con los colegios particulares pagados. La razón está en que hay grandes diferencias en la calidad de la enseñanza debido al trabajo de los profesores y alumnos, preocupación de los padres, disciplina y exigencias entre los diferentes tipos de colegios.

Por ejemplo, el promedio de los últimos 15 años en las pruebas Simce de matemáticas de 4° básico muestra 238 puntos en los colegios municipales, 260 puntos en los particulares subvencionados y 299 puntos en los particulares pagados. Estas son brechas muy significativas y es imperativo identificar las causas y actuar decididamente para corregirlas.

Se menciona a menudo, y con razón, que una causa importante es el disímil “capital social” de los alumnos. La corrección de esta desventaja, que se trae al nacer en entornos familiares de muy escasa capacidad de estimulación intelectual temprana, se logra apoyando antes de los cinco años a los niños de familias más vulnerables con este elemento esencial para su desarrollo futuro. Esta realidad —fundamental en la generación de las desigualdades futuras en la educación— en Chile prácticamente no se corrige.

Un segundo elemento a corregir es que en todos los colegios que “regalan las notas” se agregue un sistema de “mini simces” o sistemas de medición continuos de conocimientos, mediante pruebas estandarizadas que se deben tomar tres a cuatro veces por año al menos de primero a cuarto medio.

Esto no es la panacea para mejorar la “educación”, pero sí lograría una importante mejoría en la adquisición de conocimientos y en las motivaciones necesarias para estudiar y enseñar. Son los resultados de estas mediciones de conocimientos de las materias mínimas obligatorias los que se debieran ponderar en mayor proporción a la hora de establecer indicadores que permitan predecir en mejor forma el éxito en los estudios futuros en la educación superior.

Con la tecnología actual es posible tomar estas pruebas mediante internet, con las mismas o similares preguntas para todos los alumnos de Chile. Con este sistema, cada alumno, sus apoderados, sus profesores y directores podrían informarse con mucha anticipación del nivel de conocimientos alcanzados, y cada uno podría proyectar sus posibilidades de ingresar a la carrera de su preferencia, si este sistema reemplazara a la PSU, y tomar con tiempo las medidas para corregir los errores.

Si se hiciera algo así, los alumnos y apoderados dejarían de presionar a los profesores para que pongan mejores notas y los profesores estarían motivados en exigir y mejorar la enseñanza, ya que ahora tendrían un elemento objetivo de sus resultados comparados con sus pares.

En conclusión: No + PSU. Siempre que: Sí + trabajo. Durante buena parte de la educación escolar de nuestros niños.

Lo anterior no eliminará las diferencias de capacidades con las que nacemos. Permitirá premiar el trabajo y esfuerzo de profesores y alumnos y estos, finalmente, podrán estar informados de mejor forma de cuáles son los talentos en los que podrán destacar en su educación superior.

Tan simple y tan difícil de convencer a la autoridad. Puede ser que se haya tenido que llegar al escándalo reciente para eliminar un sistema obsoleto de selección de alumnos a la educación superior y reemplazarlo por otro, moderno, que incentive, al menos durante toda la enseñanza media, el estudio de los alumnos, el trabajo de sus profesores, la disciplina en los colegios y la participación activa de sus padres. Y así todos podamos concordar en No + PSU. (El Mercurio)

Jorge Claro Mimica

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