¿Por qué sucesivos gobiernos, incluido el actual, han escogido callar y despriorizar este tema en lo comunicacional, político, legislativo y financiero, a sabiendas (internacionalmente reconocido) de que la inversión en primera infancia es ocho veces más rentable socialmente que la inversión en educación superior? ¿Por qué se están creando nuevas salas cuna y jardines que, por la cantidad, remuneración y nivel de formación de sus educadoras de párvulos, serán en realidad meras guarderías y no centros de excelencia con la capacidad para detectar, diagnosticar y recomendar cursos de acción cuando sabemos a ciencia cierta que están recibiendo un 25% de niños severamente dañados?
¿Por qué el Sename sigue siendo el desastre que ha sido por años y décadas, sin capacidad alguna para abordar los casos más graves, rehabilitando y no dañando aun más a estos niños?
¿Por qué se insiste en soluciones institucionales cosméticas como crear subsecretarías, consejos, o definir documentos con los derechos de la niñez, sin priorizar los recursos financieros y humanos para abordar estos graves problemas que amenazan el futuro del país? Si el lector es uno de los que han sufrido portonazos, o que tienen miedo de sufrir ese u otros delitos, ¿tiene claro que con estas irresponsabilidades se está virtualmente garantizando la delincuencia juvenil en 15 años más? ¿Por qué estamos hipotecando el futuro de Chile?