¿Indígena o mestizo?-Tamara Avetikian

¿Indígena o mestizo?-Tamara Avetikian

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Un interesante debate surgió en Bolivia, a propósito del censo poblacional y de vivienda que se realizará en noviembre próximo. Un sector del país solicitó que en las preguntas sobre autoidentificación cultural se incorpore la opción “mestizo” entre las categorías posibles, que corresponden a las 36 naciones y pueblos reconocidos en la Constitución Plurinacional. Esto no tendría nada de particular si no fuera porque el gobierno se negó de plano a hacerlo.

Cuando se promulgó la Constitución de 2009, estaba vigente el censo de 2001, que había arrojado que el 62 por ciento de los bolivianos se definían como pertenecientes a un pueblo o nación originaria indígena campesina. Pero en 2012 este número cayó al 41 por ciento, desglosados en 2,4 millones de personas en las tierras altas, y 178 mil en las tierras bajas, mientras que el 58 por ciento —4.032.014 personas— marcó “ninguno”. Este resultado sorprendió, al considerarse que, tras apenas tres años de vigencia de la Carta que denomina “plurinacional” al Estado y les otorga innumerables privilegios a las “naciones”, incluidos escaños reservados en el Legislativo nacional y en los regionales, menos bolivianos se dicen miembros de grupos originarios.

Las razones que se esgrimen son variadas, desde que la migración a las ciudades “transculturizó” a los indígenas, hasta que las preguntas estaban mal formuladas; pero lo cierto es que las cifras confirman que la identidad o pertenencia a un grupo determinado, sea cultural, racial o de cualquier tipo, es dinámica, y fluye de acuerdo con los intereses personales y determinadas circunstancias.

Ahora, quienes han solicitado la inclusión de la categoría de “mestizo” reclaman que ellos también tienen derecho a la autodefinición cultural; por eso recurrieron a una “tutela de protección”. Aseguran que la mayoría de la población urbana se siente “mestiza”, es decir, mezcla de europeos, asiáticos, africanos y, obvio, originarios, y que muchos abandonaron sus costumbres para adoptar las de la cultura urbana. Dicen que en Perú, país con parecida diversidad poblacional, el porcentaje de quienes se reconocieron como mestizos en el censo de 2017 fue similar a los que en Bolivia no se identificaron con ningún pueblo el 2012. Alegan que su petición no es por “racismo”, como acusan las autoridades, sino simplemente porque así es la evolución natural de una sociedad.

¿Por qué el gobierno del partido de Evo Morales se niega a incluir esa opción? La Cepal, argumentan, recomienda evitar “mestizo”, ya que la idea es identificar a pueblos y naciones, y no “grupos racializados a partir de categorías coloniales”, porque en un “contexto de discriminación se puede tender a subestimar a tales poblaciones”. No sé si es una justificación válida. Los “mestizos” que piden ser incorporados entre las alternativas de autodefinición creen, más bien, como escribió el columnista boliviano Gonzalo Peñaranda, que el gobierno trata “con argucias y tramoyas, de impedir la consignación de mestizo para evitar que se derrumbe la falacia del plurinacionalismo”. (El Mercurio)

Tamara Avetikian

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