El talante populista

El talante populista

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No es claro cómo se convirtió Alejandro Guillier en presidenciable, pero la política funciona de un modo caprichoso, y allí lo tenemos. Un entrevistador de UCV TV le preguntó cómo sería “el país de Guillier”, y él contestó: “Sería un país en transición, que entienda que la nación está yendo en una dirección contraria a cómo lo hizo luego de la dictadura”.

¿Qué dirección es esa? Parece evidente. Guillier cuestiona la reconstrucción democrática desde un izquierdismo recién estrenado. Por eso, afirmó que “liderazgos como el de Lagos se quedaron en el siglo XX”, dando a entender que él, en cambio, es un representante del siglo XXI.Es como si dijera que no debe rendir cuentas por nada. ¿Será así?

La exaltación del futuro es una superstición antigua, conectada con la idea de progreso lineal y sin pausa, pero también es una expresión de politiquería. El futuro puede ser mejor, pero también peor, incluso mucho peor. Precisamente por eso, necesitamos tener conciencia de las luces y sombras de nuestra historia, con el fin de precisar lo que hicimos bien y lo que hicimos mal, y extraer algunas enseñanzas.

Chile consiguió notables logros desde la recuperación de la democracia en 1990, lo que le permitió progresar económica, social e institucionalmente. Queda mucho por hacer sin duda, pero el camino no es el populismo, una de cuyas variantes es apoyar lo que vocee el último desfile. Si crece la creencia de que para mejorar las pensiones hay que echar abajo las AFP, Guillier dice vamos adelante.

En la entrevista citada, dijo que tenía puestas sus fichas en los diputados Boric, Jackson, Cariola, Mirosevic y Vallejo: “Vamos a tener que pasar rapidito la antorcha, porque este Chile les pertenece”. Tal cual: ¡Chile les pertenece! ¿Qué es eso? ¿Adoración de los jóvenes por el hecho de serlo? ¿Simpatía envasada? ¿Patería? No se imagina cuánto revela sobre sí mismo con esas afirmaciones.

Guillier se muestra crítico de las elites y los políticos, lo que es fácil puesto que tiene asegurado el empleo de senador hasta 2022. Tiene derecho a imaginar que puede ser Jefe de Estado, pero deberá empezar a responder muchas preguntas, y no será suficiente con las frases cliché.Reconozcamos que se ha hecho conocido, pero algo sugiere que no se está tomando con calma la popularidad que le llegó. No sería el primer caso.

Tenemos que mejorar la calidad de la política. Ello exige ponerle coto a la tendencia a contarles cuentos a los ciudadanos, a lanzar proclamas que saquen aplausos fáciles, a vender ilusiones. Los verdaderos líderes no son los que siguen la corriente, sino los que, si es necesario, están dispuestos a oponerse a ella en defensa del interés colectivo.

Esperemos que la campaña presidencial ofrezca una oportunidad para el debate de ideas y proyectos fundados. Parece obvio, pero los aspirantes a la Presidencia tienen que demostrar que están calificados para el cargo. Estamos hablando de gobernar, no de cualquier cosa, y de hacerlo bien en circunstancias difíciles. No podemos conformarnos con poco. (La Tercera)

Sergio Muñoz

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