Cuenta pública: ¿Palabras al viento?-Paula Schmidt

Cuenta pública: ¿Palabras al viento?-Paula Schmidt

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El panorama incierto por el que atravesamos es quizás el escenario más delicado para llevar a cabo una cuenta pública que logre transmitir certezas y claridad a la nación, ya que las heridas políticas (muchas autoinfligidas), la desaceleración económica mundial y una pandemia sanitaria cuya magnitud aún es desconocida requieren no sólo de palabras, sino también de un liderazgo que proyecte convicción, otorgue realismo pero, sobre todo, que logre cohesionar a la ciudadanía, por lo que saber comunicar es clave. La comunicación es un elemento esencial de la política, ya que genera pensamiento, abre el debate y promueve la acción, sin embargo, para que resulte efectiva, se la debe tomar en serio, porque la credibilidad de un líder político no se alcanza de la noche a la mañana, menos durante una crisis.

Aristóteles expresó: “Piensa como piensan los sabios, mas habla como habla la gente de la calle”. Algo difícil de alcanzar y que transmite la sabiduría de alguien que comprendió esa extraña mezcla de prejuicios, fascinación y expectativas ciudadanas que se incorporan a los mensajes de sus representantes. Existen múltiples ejemplos de líderes políticos que elevaron la comunicación a otro nivel, porque lograron no sólo que sus discursos, sino también sus figuras, se incorporaran al ideario colectivo transmitiendo autoridad y generando adhesión a sus propuestas.

En Chile, personajes tan disímiles entre sí como Enrique Mac Iver, Arturo Alessandri Palma o Salvador Allende, construyeron sin la diversificación de canales que permite hoy Internet mensajes que conforman parte de nuestra identidad reflejando momentos cúlmines de nuestra historia y que nos recuerdan las luces y sombras de nuestra política. Ahora bien, si nos queremos “agrandar”, podemos evocar el impacto comunicacional que generó la primera campaña presidencial de Barack Obama en 2008. Si bien el candidato ya era un comunicador innato, estaba consciente de sus fortalezas y debilidades, por lo que supo delegar en un equipo interdisciplinario la tarea de transformarlo en una marca capaz de inspirar y provocar cambios inesperados en el comportamiento electoral de su país. Es por eso que, tras su victoria, los especialistas en comunicación política afirman que hubo “un antes y un después” ya que, a partir de entonces, el arte de comunicar tomó un giro distinto.

Sin embargo, el primer presidente afroamericano nunca descuidó las formas que lo mantienen como uno de los políticos más carismáticos y admirados a nivel mundial, consiguiendo que los traspiés de su gestión queden en segundo plano. Es por eso que, a pesar de todo el camino recorrido, el ex presidente “no se duerme en los laureles”, ya que reconoce que la comunicación política se retroalimenta de un trabajo en equipo permanente para comprender la realidad y expectativas de su audiencia.

El contexto actual que rodea a la cuenta pública es de una inusitada fricción institucional que confiere gran presión sobre el Ejecutivo y demasiada incertidumbre. Por lo tanto, el Presidente deberá construir una narrativa de largo plazo que fortalezca las acciones de su mandato, ya que la tormenta en la que estamos envueltos amerita cambios en la estrategia para que a sus palabras no se las siga llevando el viento. (El Líbero)

Paula Schmidt

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