En carta a «El Mercurio», Beca indica que «Por petición de don Eduardo, estuve cerca suyo y apoyé su decisión de ser operado, asistí a las dos primeras cirugías y participé en la mayoría de las juntas médicas que se hacían a diario en Clínica Santa María. Fui, por lo tanto, testigo directo de las complicaciones quirúrgicas e infecciosas, del compromiso multisistémico y de los extraordinarios esfuerzos médicos realizados para superarlas. Nunca he tenido dudas sobre las causas médicas de su muerte».
«Frente a las dudas posteriores y a la investigación judicial respecto de su muerte- añade-, informé a mis cuñados sobre mi opinión discrepante y me propuse no disentir nunca públicamente de ellos. He mantenido, por lo tanto, un respetuoso silencio, he rechazado preguntas de la prensa, me he situado al margen de la investigación, y hasta esta fecha nunca había sido citado a declarar.