Pese a que el Presidente Sebastián Piñera asegure que lo peor ya pasó, en el aire circula con cada vez más fuerza la sensación de que las movilizaciones pueden volver en marzo y que, teniendo todo el año por delante y con el slogan de que “todavía no ha cambiado nada”, podrían hacerlo con mayor violencia.
Bajo ese posible escenario, un tema del que se ha hecho oídos sordos es el del efecto que puede tener el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar en el contexto actual que vive el país. Sin exageraciones, no se puede obviar el impacto que tienen distintas expresiones culturales en el actuar de la sociedad, lo que está latamente documentado a lo largo de la historia.
Entre el 23 y el 28 de febrero, todo lo que se diga en el escenario de la Quinta Vergara tendrá un efecto en la hipersensible dermis nacional, más aún estando a escasos días del inicio del mes más complejo del año en materia de gastos para las familias del país.
Pensar que Francisca Valenzuela, Denise Rosenthal u otro cantautor nacional –o también internacional– no va a hacer alguna referencia a la situación actual de Chile es pecar de ingenuos. De hecho, Kanela, vocalista de Noche de Brujas, ya confirmó que “sólo iremos si este Festival representa el sentir del pueblo y no si se usa como calmante”.
Quizás el ejemplo más patente sea el de Mon Laferte, quien ya ha radicalizado su postura respecto a las movilizaciones en Chile y sin duda se manifestará de algún u otro modo desde su lugar en el escenario. Parece evidente que los organizadores del certamen musical no han escuchado la última de las canciones de la artista radicada en México. Una pequeña muestra:
“Los de siempre quieren plata
(Tienen el culo forradito, las ratas)
A los papitos de corbata
Se los come con limón esta gata
(…)
Somos caleta
Más que los paco’
Somos más choros, peleamos sin guanaco
(…)
Que salgan, que salgan
Que luchen, que luchen”
Tema aparte merece el humor que habrá sobre el escenario más importante de nuestro país. Una categoría que ha estado al debe en los últimos años, no va a dejar pasar la oportunidad de reivindicarse y ganar gaviotas doradas haciendo alusión a lo que sucede actualmente.
El caso del humor es complejo. Ante la posibilidad de despertar al monstruo, humoristas como Stefan Kramer, Ernesto Belloni o Paul Vásquez probablemente hagan referencia a la contingencia. De hecho, sería extraño que no lo hicieran.
A pesar de todo esto, la alcaldesa de Viña del Mar, Virginia Reginato, ha confirmado insistentemente que el certamen se realizará, lo que ratifica que la edil se suma a ese grupo de autoridades que sencillamente no ha entendido nada de lo que ha pasado desde el 18 de octubre.
Ella, junto a los organizadores del encuentro, tendrán que hacerse responsables si es que al monstruo viñamarino se desata y comienza a recorrer envalentonado y sin control las calles de la Ciudad Jardín.
Ojalá me equivoque. (El Líbero)
Alberto López-Hermida
