Una vocera en conflicto

Una vocera en conflicto

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Ya estamos metidos en esto, ahora hay que ‘morir con las botas puestas’, fue el mensaje que transmitió el Presidente Sebastián Piñera a sus ministros del equipo político el miércoles 28 de agosto, durante una reunión extraordinaria luego de su regreso a Chile desde Biarritz, Francia, donde asistió de invitado a la cumbre del G7.

Ese “esto” era la guerra que se abrió con el PS, cuando pasado el mediodía del lunes 19, es decir, 10 días antes, la ministra vocera de La Moneda, Cecilia Pérez, lanzó el primer Exocet: “Nos hemos enterado hoy por parte del PS que esta semana estarían evaluando presentar una acusación constitucional contra nuestra ministra de Educación, Marcela Cubillos, y uno solamente puede hacer una reflexión a compartir con los chilenos: ya no tienen pudor, no tienen pudor para tratar, a través de esta acusación, de ocultar lo que todos los chilenos queremos saber, qué relación tiene el PS con el narcotráfico”, dijo la ministra Pérez.

La mecha se encendió de inmediato y el conflicto, lejos de sacar al pizarrón a los socialistas, hizo que estos bajaran la guardia en las peleas internas y aparecieran cohesionados, contando, además, con la solidaridad de sus compañeros de la oposición. El ejemplo más claro de ello fue la decisión de bloquear el ingreso de los subsecretarios y asesores a las comisiones del Congreso.

A la FIFA

La alusión del Mandatario a la idea de ‘morir con las botas puestas’ fue interpretada por su comité político como un gesto para no debilitar a la ministra Cecilia Pérez, cuando el conflicto del gobierno con el Partido Socialista está a punto de entrar a su tercera semana. Solo unas horas antes del arribo del Jefe de Estado a Chile -luego de dos breves escalas en Brasil y Paraguay, donde conversó con los presidentes Jair Bolsonaro y Mario Abdó, respectivamente, por los incendios en el Amazonas- se habían hecho trizas los esfuerzos que estaban deplegando los ministros de la Segpres, Gonzalo Blumel; de Interior, Andrés Chadwick; junto al subsecretario Claudio Alvarado, para lograr un entendimiento con la directiva del PS, encabezada por el senador Álvaro Elizalde, e intentar recuperar la normalidad en el trabajo legislativo. Durante la mañana, las conversaciones habían avanzado a tal punto, que se estaba evaluando realizar en la tarde del mismo miércoles 28 o el jueves 29 una reunión entre Blumel y Elizalde para sellar la paz. Pero todo quedó en nada tras una inesperada intervención del ministro de Desarrollo Social, Sebastián Sichel, mandando al PS a “reclamar a la FIFA” si no estaban conformes con la respuestas que había dado la vocera de gobierno, Cecilia Pérez, con las que buscaba matizar sus dichos iniciales, señalando que el cuestionamiento no estaba dirigido al PS como partido, sino solo a algunos militantes.

En el oficialismo no hay dos lecturas sobre el origen de la disputa que ha impedido a los subsecretarios y asesores gubernamentales asistir a las sesiones del Congreso. “La vocera se pasó de largo tres pueblos” y “fue una vocería muy mal ejecutada”, comentan en privado al evaluar los dichos de la ministra.

En Chile Vamos afirman que Pérez se habría excedido ese día al involucrar a toda la colectividad y no solo a algunos militantes, pues la instrucción que había dado el Presidente, durante una reunión con su comité político previa a la tradicional cita de los lunes en La Moneda con los presidentes de partidos y jefes de bancadas, fue que había que activar una ofensiva contra el Partido Socialista para frenar la acusación constitucional contra la titular de Educación, Marcela Cubillos.

La bajada comunicacional de ese día era clara, señalan fuentes de Chile Vamos: quedaba en manos de los partidos del bloque de gobierno y no del Ejecutivo golpear con mayor dureza.

En el entorno de la vocera insisten, sin embargo, que es imposible que ella se hubiera “escapado con los tarros” y que al menos tres semanas antes de que estallara el conflicto, Blumel ya le había advertido al PS, en una conversación con el diputado socialista Manuel Monsalve, que si persistían con la acusación constitucional, el gobierno respondería con fuerza, apelando a los supuestos vínculos de algunos socialistas con el narcotráfico.

La defensa

Aun así, la negativa evaluación de las palabras de la vocera ese lunes se extendió más allá de La Moneda. En el chat de los consejeros regionales de RN, varios dispararon sus críticas. “Sus palabras no son afortunadas ni fortalecen el ambiente republicano, dijo uno; “no es una buena idea apagar el fuego con bencina”, escribió otro; a lo que añadió un tercero: “La acusación constitucional se superará cuando volvamos al lenguaje del gobierno de respeto republicano”.

Antes de que se siguieran propagando los cuestionamientos a Pérez al interior de su propio partido, el timonel de RN, Mario Desbordes, intervino en el chat advirtiéndoles a los demás consejeros de RN que Cecilia Pérez recibiría un espaldarazo del partido este fin de semana, durante el consejo general de RN en Talca, acto al que la ministra no podrá asistir por razones familiares.

Desbordes, aseguran fuentes del partido, no estaba dispuesto a que se debilitara a una ministra que ha sido funcional a los reclamos de la mesa de RN frente al gobierno. Es a Pérez a quien Desbordes recurre cada vez que tiene problemas con autoridades de gobierno, especialmente cuando se trata de disputas por cargos en el Ejecutivo, para que haga valer los puntos de vista de RN.

En esas situaciones, Pérez ha intervenido rápidamente para llamar a los ministros, entre ellos Alfredo Moreno y Jaime Mañalich, entre varios otros, para transmitir las quejas del partido en el que ha militado desde que cursaba tercer año de Derecho en la Universidad Andrés Bello.

En el oficialismo, algunos resienten que la vocera no ha tenido la misma actitud para alinear a los parlamentarios de su partido -partiendo por el mismo Desbordes- cuando han tomado distancia respecto de políticas del gobierno. Tal fue el caso cuando hace algunas semanas tres parlamentarios cercanos al senador Manuel José Ossandón apoyaron el proyecto de rebaja de la jornada laboral a 40 horas impulsado por la PC Camila Vallejo.

En esa ocasión, desde La Moneda y la UDI no solo le pasaron la cuenta a Pérez por ser RN, sino también por sus nexos con el ossandonismo. La ministra, recuerdan, fue por casi cinco años jefa de comunicaciones de Ossandón en la Municipalidad de Puente Alto y, actualmente, tanto el subsecretario de la Segegob, Emardo Hantelmann, como el jefe de gabinete de Pérez, René Borgna, son cercanos al senador por Santiago Oriente y aspirante presidencial de RN.

Desde el entorno de la vocera sostienen que ella sí intervino para alinear a los tres parlamentarios y que, tras la sorpresa inicial, logró ordenarlos. De todas formas, recuerdan que su voz fue importante en la decisión de Piñera de lanzar la contrapropuesta de las 41 horas.

Problemas de Palacio

La figura de la vocera ya venía debilitada desde mediados de junio, del último cambio de gabinete, cuando según algunos trascendidos, su nombre figuró como la única pieza del comité político que saldría. Ello, aunque después el Presidente diría en privado que no estuvo en sus planes sacarla.

En el oficialismo aseguran que para su reemplazo se buscó a figuras con un perfil similar al de ella, es decir, mujeres con alto reconocimiento público y ligadas a RN. Por eso se habría sondeado a la intendenta Karla Rubilar -que finalmente apostó por competir el próximo año por la Gobernación Metropolitana- y a la diputada RN Marcela Sabat, que prefirió seguir en el Congreso, además de estar de postnatal. Todas las críticas, por esos días, apuntaban al área comunicacional del gobierno -que depende de Pérez- y, en privado, varias figuras de Chile Vamos reconocían que su figura estaba desgastada. En el gobierno, además, afirman que las bilaterales comunicacionales que Pérez tendría con sus pares del gabinete para afinar el área comunicacional están estancadas y varios ministros señalan -en privado- que nunca más se les ha vuelto a citar. Sin embargo, había algo más.

En La Moneda son comentadas las diferencias que ha tenido la ministra con el equipo del segundo piso, especialmente con quienes trabajan más de cerca con el Presidente. Y a ello se suman desavenencias con algunas ministras del gabinete, como Marcela Cubillos o Isabel Plá. Un episodio que varios en el gobierno recuerdan es el que tuvo con la titular de Deporte, Pauline Kantor, los últimos meses de 2018. Por esos días, la ministra Kantor insistía en la necesidad de cambiar al subsecretario de la cartera, Kael Becerra, cercano a Pérez y simpatizante de RN. La vocera -dicen en el oficialismo-, además de mostrar un interés especial por ese ministerio, defendía la permanencia del exatleta. La situación obligó a Kantor a hablar directamente con Piñera para aclarar que quien estaba al mando de Deportes era ella y no la ministra Pérez, por lo tanto, el cambio era necesario. Finalmente, el 5 de diciembre Piñera accede y nombra al periodista Andrés Otero en reemplazo de Becerra. En ese momento, no obstante, para nadie pasó desapercibido que Otero también es una figura cercana a la vocera.

Porque pese a que está en conflicto y ha tenido momentos difíciles en el gobierno, hay algo que suele ponerse sobre la mesa para explicar la permanente apuesta de Piñera por su vocera: el Presidente agradece la lealtad de Cecilia Pérez y estima que tiene que devolverle la mano.

La Tercera

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