En noviembre de 2011, la sede de la revista Charlie Hebdo fue incendiada por haber publicado en su portada una caricatura del profeta Mahoma. Cuatro años más tarde, ese grupo terrorista asesinó a once personas en el mismo lugar y a otras seis en un supermercado judío de París. El caso conmocionó al mundo. Por esas fechas, el conocido escritor Michael Houellebeck presentó su novela “Sumisión”, en la que imagina que la alcaldía de París es asumida por un musulmán y donde sobreviene un cambio casi caótico en la visión del mundo occidental. El libro generó un gran debate por la audacia de la tesis en un país que ha admitido tanta inmigración.
Ahora, en medio de otros hechos reales que vuelven a sacudir al mundo, se ha presentado el libro de Ferdinand Von Schirach, abogado penalista alemán y autor de varios libros (Culpa, Crímenes, El caso Collini). Se trata de “Terror”, una obra de teatro en que el público es el jurado. En la novela, los casos de terrorismo, en especial el secuestro de aviones para ser estrellados en lugares con alta afluencia, llevaron al Parlamento a aprobar una ley que permitía al Estado ordenar el derribo de un avión que transportaba personas inocentes para salvar a otras personas inocentes. El Tribunal Constitucional Federal, sin embargo, declaró que matar a inocentes para salvar a otros inocentes es inconstitucional. Una vida nunca debe compensarse con otra vida. El día de los hechos, un avión que transportaba 164 personas fue secuestrado por un terrorista y ordenó a los pilotos dirigirlo a un estadio de fútbol con 70 mil espectadores.
El avión de guerra despegó tras recibir su comandante la información del secuestro. Éste siguió un protocolo de acercamiento, realizó un disparo de advertencia y luego desoyó la instrucción de no derribar el avión. Por un lado, dijo el oficial en el proceso, hay 164 pasajeros, y, por otro, 70 mil en un estadio. Con una proporción así, afirmó, es imposible que no esté permitido buscar un equilibrio. Luego hizo caer el avión, bajo la convicción de haber actuado correctamente.
En los alegatos, la fiscalía pidió la condena del oficial. Su argumento fundamental es que siempre y bajo toda circunstancia es necesario confiar y respetar las reglas y principios del estado de derecho, por lo que entregar al piloto la decisión de matar a unas pocas personas para así salvar a muchas es renegar del valor de la Constitución, que ya ha decidido lo que debe hacerse. La defensa sostuvo que esta argumentación deroga el principio del mal menor y que múltiples ejemplos en la historia, como los casos de naufragios, en que sacrificar a uno o dos aferrados al lanchón permitió salvar a muchos; pero, además, es una invitación al terrorismo, porque el avión secuestrado no será derribado gracias al dictamen constitucional.
Para nosotros, ¿qué respuesta ética y moral hay frente a este tipo de casos? La condena de quien actúa bajo convicciones contra lo establecido en la Constitución es el dilema del libro. La decisión de salvar a 70 mil matando a 164 es la pregunta. (La Tercera)
Álvaro Ortúzar