El senador Ricardo Lagos Weber sabe que el camino que inició su padre homónimo como candidato presidencial será cuesta arriba y que está por verse si logrará sumar las adhesiones que requiere para competir. Como hijo y dirigente político del PPD, el presidente del Senado ha sido uno de los orejeros del ex Mandatario Ricardo Lagos en este proceso que asegura fue conversado “por mucho tiempo”. Y aunque lo apoya, convencido de que el liderazgo del ex mandatario puede contribuir a proyectar a la Nueva Mayoría y dar continuidad a las reformas, le advierte: “Si Lagos logra generar el entusiasmo, no puede ser a costa de repetir lo que se hizo”.
Usted observó de cerca el proceso que vivió el ex Presidente Lagos antes de que anunciara su candidatura, ¿fue una decisión compleja?
No fue una decisión fácil para él. Lo conversé con él por mucho tiempo. Pero él llegó a la convicción de que estaba en condiciones de contribuir a proyectar la Nueva Mayoría. Esta es una apuesta incierta y como él dijo en su comunicado: “El camino no será fácil”. Valoro que haya tomado esta decisión y que diga que si él puede contar con un respaldo suficiente para proyectar la Nueva Mayoría, profundizar las reformas e implementar las actuales, él está en condiciones. Acá no hay ninguna carrera corrida y muchos dicen que las encuestas no lo favorecen. Pero aun así tomó la decisión. Eso habla de mucha convicción. Pero eso tiene varias condicionantes.
¿Cuáles son esas condiciones?
Primero, que suscite apoyo y eso está aún por verse. Me refiero al apoyo de una coalición, a un apoyo sustantivo, no a una cena de respaldo. Creo que dentro de la coalición van a florecer muchas candidaturas y vamos a definir en primarias. De eso no me cabe dudas y Lagos también lo ha dicho así.
Además de presidente del Senado y uno de los líderes del PPD, usted es hijo de Lagos. Desde esa perspectiva, varios señalaban que la familia no era partidaria de una repostulación, ¿es así?
Los temas familiares son familiares. Lo único que puedo decir es que Lagos tiene el cariño y el apoyo de todos nosotros.
El viernes 2, tras la entrevista radial, un grupo de personas agredió el auto de su padre. ¿Como familia, no les preocupa que el ex mandatario ingrese a una campaña que puede ser particularmente violenta?
Hace algunos años, Lagos fue a una universidad en Viña del Mar y también hubo estudiantes que les señalaron sus puntos de vista. Ese es un tema que no sólo lo hemos visto con Lagos, también respecto de otras personas. Acá lo que cabe hacer son definiciones más firmes, más categóricas: ¿dónde estoy yo? y ¿qué es lo que avalo? Y yo no avalo lo que ha ocurrido algunas veces, como lo que pasó con el rector de la U. Alberto Hurtado: insultos, violencia, destrucción de material de la oficina. Eso no se justifica en democracia, donde se debe mantener el trato, la dignidad al debatir.
¿Cuáles eran los principales temores que enfrentaba su padre? Se habló que la posibilidad de repetir la experiencia de Eduardo Frei en 2009 era un disuasivo para pensar en una nueva candidatura.
La duda que había era si alguien que no era favorito en las encuestas iba a estar “en condiciones de hipotecar su capital y exponerse a que en la historia se diga que tal vez no le fue bien”. Pero ese cuestionamiento ya no vale. Lagos tomó la decisión, anunció que no se restará si es que el resto llega a la convicción de que él puede ser la persona. Pero eso último está por verse. Lagos parte igual que el resto. Lo que está claro es que la definición presidencial se tomará después de las elecciones municipales. Para eso falta menos de dos meses, no es mucho. Así que no hay que ponerse ansiosos. Lo bueno es que con su decisión, Lagos despejó una incógnita. Este es un proyecto colectivo, la decisión de decir que no se va a restar si se aúnan voluntades y se dan las condiciones es de él, pero las condiciones las impone el colectivo.
Usted formó parte del comando de Frei en 2009. ¿Sintió la desafección entre quienes dudaban de su triunfo? ¿No teme que ahora pueda pasar algo parecido con el ex Presidente Lagos?
Este proceso lo vamos a abordar en una coyuntura muy distinta. Aquí estamos en medio de un proceso de debate de la sociedad chilena bien intenso, estamos discutiendo sobre gratuidad en la educación, de una nueva Constitución, de reformas laborales, de pensiones. Estamos planteando temas estructurales que no estaban presentes el 2009. Ese debate requiere ser encauzado con mucha seriedad y responsabilidad, pero también con mucha convicción. El déficit que tiene la política con la ciudadanía tiene que ver con el retraso con que abordamos los grandes cambios. Hubo algunos, especialmente en la derecha, que prefirieron el estatus quo, pensando que se podía postergar o evitar estas definiciones y éstas nos terminaron estallando en la cara. Cuando eso ocurre, terminamos tensionados y discutiendo en caliente. Lagos puede contribuir a resolver eso, puede ayudar a generar una cohesión en la Nueva Mayoría, en un cuadro muy distinto al que se vivía cuando se constituyó la coalición.
¿A qué se refiere con eso?
Lo que estaba en el firmamento cuando se constituyó la Nueva Mayoría y ayudó a que nos aglutináramos era el nombre de Michelle Bachelet. Hicimos un programa, pero el nombre del candidato era muy importante. Hoy el nombre sigue siendo importante, pero lo que está en el fondo del debate dentro de la Nueva Mayoría es si vamos a ser capaces de ponernos de acuerdo en proyectarla para las reformas que queremos hacer.
¿El énfasis en que se van a seguir empujando las reformas no es un esfuerzo por romper la imagen de que Lagos encarna el regreso de la Concertación?
Se podría haber dicho lo mismo de Bachelet. Ella fue la última Presidenta de la Concertación y la primera de la Nueva Mayoría. No creo que el Partido Comunista hubiera aceptado apoyar a Bachelet, aunque había certeza de que fuera a ganar, si no había detrás un programa reformador. Los programas reformadores están haciéndose cargo del déficit que tenemos y ese déficit no se resuelve en cuatro años. Por razones obvias, van a quedar temas pendientes para ocho o 10 años, por eso para mí es tan importante proyectar la Nueva Mayoría. En todas las reformas hemos tenido diferencias, era que no, si somos una coalición política con miradas y posiciones distintas, pero en todas hemos logrado llegar a acuerdos.
¿Es un lastre el que se asocie a Lagos con las viejas prácticas de la Concertación?
Creo que Lagos ha trascendido a la Concertación. En la última entrevista que dio, él hizo una tremenda autocrítica respecto del CAE. Su respuesta fue pudimos haberlo hecho mejor. Lagos se fue del gobierno hace 10 años, todos cambiamos en 10 años. Lagos no es el mismo de hace 10 años.
¿En qué cambió su padre? ¿En qué es diferente el Lagos de hoy del ex presidente que dejó el gobierno en 2006 con el aplauso de los empresarios?
En la pregunta hay algo bien injusto. Porque él se fue con una evaluación positiva del 65% y a menos que los empresarios sean el 65% de los chilenos, no se puede decir que él haya sido el presidente de los empresarios. Por otro lado, la receta para el 2018 no es la misma del 2006. Porque se construye sobre lo que pasó en todo ese tiempo. Hay gente que no ve eso. Pero yo no veo posible construir todo como si se partiera de cero. Hoy estamos discutiendo despenalizar la interrupción del embarazo en tres causales y hace 15 años había gente que creía que no era posible distribuir la píldora del día después. Chile ha cambiado y Lagos ha cambiado. Si ha cambiado para que una mayoría de la gente de centroizquierda le dé su respaldo, es algo que está por verse. Porque es un camino que está abierto y será un camino difícil por todo lo que se ha dicho: las críticas, el historial, la caricatura y porque hay déficit en Chile que se deben abordar. Si Lagos logra generar el entusiasmo, no puede ser a costa de repetir lo que se hizo ni con los mismos elencos. Lagos, producto de la generación a la que pertenece, va a tener que hacer un doble esfuerzo para reconectar con generaciones menores y entender el momento. He visto preocupaciones legítimas en algunos y también críticas maledicentes de otros, pero yo no concibo un nuevo gobierno de la Nueva Mayoría si no es empujando las reformas necesarias para cubrir los déficits que tenemos hoy en Chile y menos un gobernante, en el caso de que fuera eventualmente Lagos, que no lo haga generando un puente muy ancho con las nuevas generaciones.
¿Qué gestos debiera dar el ex Presidente Lagos para reflejar que su candidatura no es la de los viejos estandartes de la Concertación?
No son gestos, lo primero que tiene que hacer es escuchar. Es hacerse cargo de la crítica, del malestar. Y cuando uno escucha críticas duras, hay que hacer el doble esfuerzo, contar hasta 10 y hacerse cargo de esas críticas para responderlas de la mejor forma y así generar un diálogo. Si al final de ese diálogo hay personas que, por convicciones ideológicas, políticas o personales, aún encuentran que no hay espacio, es legítimo.
¿Lagos cambió en ese aspecto? Hace algún tiempo, ante las críticas de las diputadas comunistas Karol Cariola y Camila Vallejo, su padre las mandó a leer libros de historia. La semana pasada, en cambio, cuando le preguntaron su opinión sobre los jóvenes que protestaban por las deudas del CAE, él dijo que si fuera joven, también estaría protestando…
Sí. Lo importante es que quien aspire a generar un proyecto colectivo esté en condiciones de escuchar, y le pido a quienes tengan la posibilidad de hacer ese diálogo que escuchen también las respuestas que se darán a sus críticas y ver si es posible llegar a una interpretación, que diga entiendo tu explicación, entiendo el contexto, sigo sin compartir tus argumentos, y qué hacemos ahora. Este es un proceso de doble dirección. Pero quien tiene la primera responsabilidad es aquel que dice que no se va a restar a un liderazgo en la medida que aúne voluntades. Porque, para aunar voluntades, hay que escuchar las críticas, tener la posibilidad de responderlas y generar un espacio para construir confianzas.
¿Cómo podría superar la desconfianza que genera en sectores de izquierda?
Hay sectores que no lo van a querer nunca. Y no se puede aspirar a que lo quieran todos. Hay que ver qué piensa la ciudadanía y lo que veo en mis salidas a terreno es que es bastante razonable respecto de sus demandas y lo que esperan de sus liderazgos. Y a lo que aspiran es a un mayor entendimiento. Hay sectores que están en todo su derecho de querer optar por el camino propio, pero la pega de los que creemos que para hacer cambios profundos en Chile se requiere de amplias mayorías, es generar la posibilidad de aunar voluntades. Si alguien aspira a hacer cambios en Chile debe tener la capacidad de ampliar la fuerza política.
¿Cuando habla de sectores que podrían optar por el camino propio se refiere por igual a parte de la DC como de la izquierda?
Sí, tanto a sectores de la DC como a sectores de la Nueva Mayoría que a veces piensan que deberíamos ser una coalición de izquierda más que un bloque de centroizquierda.
¿Para una candidatura de su padre, cuál será el sector más complicado?
La ciudadanía en general, por la apatía y desconfianza que tienen hacia los políticos. Hay una decepción muy grande de la gente. Cuando las encuestas dicen que hay un 62% que no está ni ahí con el próximo presidente, o cundo se ve la alta valoración negativa que tenemos los que estamos en la actividad política y pública, ese es el principal desafío. Cómo tú generas algo de confianza.
Dice que su padre mantendrá el proceso de reformas, pero cuando él pone énfasis en el crecimiento económico, surge la duda de que está planteando el viejo concepto concertacionista de avanzar en la medida de lo posible…
En la vida todo es en la medida de lo posible. Otra cosa es que renuncie de antemano a las cosas. Si la crítica a Lagos es que va a anteponer el crecimiento económico a los cambios, él dice algo muy concreto: que hay que continuar con las reformas y que hay que hacerlas responsablemente con las cifras económicas. Eso es lo que hemos hecho. En gratuidad, mi gobierno planteó inicialmente extenderla hasta el 70% más pobre, luego redujimos la cifra al 50% para ser responsable con las cifras económicas. Pero Lagos ha dicho algo más también que es importante: que los ciudadanos hagan suyas esas reformas, que las vean y las sientan como suyas. Ni en la declaración pública, ni en la entrevista radial que dio después, hay una sola crítica de parte de Lagos a lo que hemos hecho con mi gobierno. Si había alguien que decía que Lagos no apoyaba las reformas, él lo ha desmentido de manera categórica. Si él aspira a contar con el respaldo de la Nueva Mayoría, es fundamental que se haga cargo del proceso reformador.
¿Cómo explica la particular animadversión que genera la figura de su padre en dirigentes jóvenes del PC como Camila Vallejo o Karol Cariola, y de otros como Gabriel Boric o Giorgio Jackson?
Lo atribuyo a que ellos tienen una mirada crítica de lo que fue el gobierno de Lagos. Están en su legítimo derecho. Como lo tuvieron en su momento respecto de Michelle Bachelet y algunos de ellos cambiaron de opinión. La gente tiene derecho también de cambiar de opinión, porque los contextos políticos son diferentes. Si a mí me plantean un hecho político nuevo, tengo perfecto derecho a cambiar de opinión. Algunos se mofaron de la diputada Vallejo porque en algún momento ella dijo que no votaría por Bachelet y luego hizo campaña por ella. Pero el cuadro político era totalmente distinto: acordaron un programa de gobierno que les satisfacía. Eso es ser coherente en política. Las cosas en esto no son estáticas ni personales. La gente puede no cambiar su opinión crítica de lo que fue el gobierno de Lagos, y tras manifestar su crítica, de ser escuchados y de escuchar las respuestas frente a esas críticas, pueden incluso mantener su visión crítica de lo que fue ese gobierno, pero eventualmente pueden cambiar su opinión respecto de lo que será el futuro. Otra cosa es lo que va a ocurrir, puede que no cambien de opinión. Yo respeto el derecho de que digan que ellos tienen otro nombre. Yo espero que no y que seamos capaces de construir una fuerza de centroizquierda progresista.
¿Qué ventajas ve en Lagos respecto de Isabel Allende o José Miguel Insulza?
Cada uno tiene sus ventajas y virtudes. Isabel es una persona coherente, seria, consecuente, que tiene un buen apoyo ciudadano. Es una persona que escucha. No quiero hacer comparaciones. En el caso de Lagos, él tiene esas mismas fortalezas, y algo más que puede ser un activo en estos momentos: experiencia. Así como es un pasivo para Lagos la crítica que se le hace a su gobierno, no es menos cierto que es un activo la experiencia que tiene de seis años como Presidente de la República, el haber sido dos veces ministro y su trayectoria de lucha contra la dictadura. La experiencia ayuda a la hora de administrar un gobierno y llevar adelante políticas públicas.
En el caso del PPD, pese al respaldo que le dio la mesa directiva el lunes 5 a su padre, aún enfrenta varios obstáculos, entre ellos la resistencia de Guido Girardi. ¿Cómo ve esa situación?
El PPD tiene que formalmente debatir y llegar a una decisión respecto de a quién dar su respaldo. Valoro el apoyo que le dio la comisión política y la mesa directiva del partido, dicho eso hay que discutir el tema sustantivo. Tenemos un nombre que nos gusta, OK, ahora hay que ver para qué. Por eso es importante lo que tiene que decirnos Lagos respecto de sus propuestas, más allá de lo que ya ha dicho, que no es poco
Su padre dijo que tomaría una decisión en marzo de 2017, luego señaló que lo haría después de las municipales, ¿por qué adelantó los tiempos?
Vio que el cuadro político es distinto y cambió de opinión. Ve que está Piñera de candidato, aunque diga que no lo es, está actuando como candidato. Está Ossandón. En nuestro sector están Allende, Insulza, Guillier y pueden surgir otros. Ahora también manifestó su intención Marco Enríquez-Ominami. Creo que es importante y bueno que dijera que está. Porque cuando nombres de ese calibre mantienen las indefiniciones, eso bloquea, paraliza, genera situaciones muy complejas al interior de los recambios o de las decisiones que otros tienen que tomar. Con su decisión, Lagos genera algunas complejidades, pero también despeja muchas otras.
Usted ha sido partidario de la renovación de los liderazgos. ¿Qué pasó que termina alineándose con el ex Presidente, más allá de su vínculo personal?
La renovación uno no la inventa. No basta estar a favor de la renovación. Eso lo define la ciudadanía. Uno puede ser audaz y tratar de imponerse. Pero si veo para atrás, en los últimos 10 años son muy pocos los que han logrado imponerse por esa vía. Algo ocurre en la ciudadanía que el 62% no está pensando en presidentes y de los que pensaron, 14 dijeron Piñera y cinco Lagos, el resto puros uno. Lo único común que veo en ellos es experiencia. Tal vez lo que la gente está pidiendo en estos momentos es experiencia. Yo pido experiencia, pero también reformas, capacidad de mirar hacia el mañana. Pido experiencia, pero también alguien que escuche y que tenga un proyecto colectivo.
¿No es la edad de Lagos un escollo, un problema para que sea candidato?
Mi viejo es una persona, como diría alguien, con bastante juventud acumulada. Pero está como tuna.
¿Hay riesgo de que la irrupción temprana de Lagos como candidato presidencial pueda afectar el liderazgo del gobierno?
¿Cuándo se iba a desatar la campaña presidencial?: después de las municipales, en noviembre. Eso estaba instalado hace tiempo. Comenzó un mes y medio antes. Eso no genera nada en términos de efectos negativos. Por el contrario, despejó una inquietud. Además, aquí no hay síndrome del pato cojo. Tenemos una agenda legislativa tan compleja -despenalización de la interrupción del embarazo, educación superior, presupuesto, proceso constituyente de por medio-, que vamos a seguir debatiendo con intensidad hasta el último minuto. Son los gobiernos de cuatro años los que obligan a apurar las cosas. Además, las propuestas que hagan los candidatos van a tener que engarzar con lo que estamos haciendo ahora, eso va a dar un sentido de continuidad.
La relación entre la Mandataria y el ex Presidente se dice que no es buena ni fluida. ¿Cómo la calificaría usted?
Es una buena relación. Los conozco a ambos, pero no me corresponde a mí evaluarla. Lo único que puedo decir es que hay una buena relación entre ambos.
Usted mismo ha sido una potencial carta presidencial y se plantea que el ex Mandatario taponea su figura. ¿Le interesa a usted la carrera presidencial?
Hoy estoy muy bien como senador, tengo que analizar si voy a repostular. Nunca he sentido a mi viejo como un obstáculo en mi vida. Hay costos asociados, pero también hay una mirada de la cual me nutro. No me puedo quejar. Si llega el momento en que sienta que puedo encabezar un proceso, si tengo los respaldos, tomaré una decisión. A veces aparezco en las encuestas o me menciona mi partido como eventual carta, pero ahí estaba Lagos Escobar, es cierto. No creo que en política todo tenga que ser la Presidencia de la República, no obstante lo cual, no se descarta. Si no hubiera estado mi padre y se hubieran dado las condiciones, eventualmente lo habría pensado. Pero siento que las condiciones no estaban.
¿Que se haya desatado la carrera presidencial puede agudizar el desplome de popularidad del gobierno?
El gobierno, al igual que todos nosotros, está atento a las valoraciones que hace la gente y a los niveles de aprobación. No me cabe duda de que la Presidenta y el gobierno realizarán los ajustes necesarios para enfrentar la última parte del mandato. Si eso es un cambio de gabinete, no tengo dudas de que lo hará. Pero un cambio de gabinete puede ayudar a dar un respiro por un tiempo, pero no será suficiente. Tenemos que hacer un esfuerzo mayor de rigurosidad, de prolijidad, de trabajo prelegislativo, de ir midiendo nuestras fuerzas antes de poner las cosas sobre la parrilla. Creo que ya hemos puesto hartas cosas sobre la parrilla, surge ahora el tema de las pensiones, pero no creo que haya espacio para más cosas.
¿Imaginó que este gobierno, con el arrastre inicial de Bachelet, podría llegar a este descalabro en su popularidad?
No, porque si bien la valoración de mi gobierno venía descendiendo de forma importante, lo medular fue el hecho que afectó al entorno directo de la Presidenta. Eso fue muy detrimental a la hora de la evaluación de la opinión pública. Es cierto que la Presidenta y el gobierno tienen una baja valoración, pero pese a ello, ha llevado adelante cambios y reformas que son importantes. Lo que digo es que no ha sido un gobierno paralizado ni indolente.
Usted es partidario de proyectar la Nueva Mayoría, ¿cree que eso sea posible con la baja popularidad del gobierno?
Con un liderazgo adecuado y una propuesta de visión de Chile, es posible.
Algunos personeros de la Nueva Mayoría sostienen que la fractura entre los proyectos de sociedad que cohabitan dentro de la coalición es insalvable…
Estamos en un momento bien delicado para la coalición y la centroizquierda. Es posible que enfrentemos la próxima elección a tres, cuatro o cinco bandas. Eso es cierto, eso no está cerrado. Hay que ser bien francos. Hay algunos que estamos trabajando por construir una plataforma lo más amplia posible, porque se requieren mayorías que sustentes las reformas, pero también hay algunos que están buscando separar aguas de la Nueva Mayoría.
La Tercera/Agencias


