El video viral en el que el ministro de Agricultura aparece comprando directamente a vendedores informales, conocidos como “coleros”, más allá de su carácter anecdótico, encendió una alarma entre quienes representamos al comercio formal en Chile. No se trata de una polémica trivial: es una señal preocupante que relativiza el valor de la legalidad, la formalización y la competencia justa.
Como gremio, sabemos que el comercio informal no es un fenómeno simple. Responde muchas veces a realidades sociales duras, pero también tiene consecuencias reales: daña al comercio establecido, precariza el empleo, evade impuestos, debilita la trazabilidad de productos, especialmente los alimentarios como las paltas que compró el ministro, y erosiona la percepción de equidad ante la ley.
Por ello, no podemos guardar silencio cuando una autoridad de gobierno legitima con su conducta a quienes operan fuera del marco normativo. Ese acto, aunque quizás bien intencionado, transmite un mensaje equivocado: que cumplir con la ley es opcional. El comercio formal en Chile enfrenta hoy múltiples desafíos y, ahora, sumémosle la dificultad de competir con quienes no pagan IVA, no cumplen normas sanitarias ni laborales y operan sin fiscalización efectiva.
Nuestro llamado es a la coherencia. Si como país queremos avanzar hacia una economía más justa, inclusiva y sostenible, debemos promover activamente la formalización. Desde la CNC, estamos disponibles para colaborar con el Gobierno en políticas de transición hacia la formalidad: nuestro Centro Mi Pyme Cumple es el ejemplo concreto de aquello.
Este esfuerzo implica educación, incentivos, acompañamiento, pero también liderazgo claro y señales firmes desde el Estado. (El Mercurio Cartas)
José Pakomio
Presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Chile (CNC)



