Rusia y China prometieron trabajar juntas para hacer frente a los ataques de Donald Trump a sus economías, en lo que marcaría un esfuerzo de ambos mandatarios para profundizar su reciente amistad estratégica. La creciente ofensiva arancelaria y retórica anticomercial del gobernante estadounidense ha dañado los lazos con Beijing, mientras que sus amenazas de invalidantes nuevas sanciones han enfurecido a Moscú, ayudando a unir a ambos países.
La alianza se produce en momentos en que China —que originalmente había apoyado los reclamos de Washington contra Bruselas y Tokio— afronta un nuevo aislamiento a medida que el G7 comienza a acercar posiciones. Tal como dijo el Comisionado de Comercio de la UE: «No es secreto que nosotros pensamos que China es un gran culpable en este tema». (FT)
