«Yo, caminaré entre las piedras…». Así comienza una de las canciones más icónicas de Soda Stereo, y así nos sentimos muchos tras el largo y complejo proceso de la reforma de pensiones. Luego de años de incertidumbre y propuestas extremas, el sistema no fue refundado y la capitalización individual sigue siendo el pilar central. Es un avance en términos de estabilidad, pero quedan aspectos críticos por precisar como, por ejemplo, el rol del inversor estatal, el alcance del IPS en la administración de cuentas y el impacto real que tendrá el famoso “préstamo” destinado a gestión estatal.
Sin embargo, más allá de si la reforma convence o no, hay algo que es innegable: si no abordamos ahora los otros frentes urgentes, el sistema previsional seguirá siendo insostenible. Y aquí es donde entran las decisiones que ya no pueden esperar.
El alza en los costos de contratación afectará a las MiPymes y la informalidad seguirá en aumento
No importa cuán gradual sea la implementación, encarecer el empleo formal tiene una consecuencia directa: muchas pequeñas empresas, que ya han absorbido ajustes como las 40 horas y el salario mínimo, simplemente no podrán sostener sus plantillas. Si no se toman medidas complementarias, veremos crecer la informalidad y deteriorarse el empleo formal.
Hay opciones concretas para mitigar este impacto: un sistema de subsidios para la formalización, incentivos a la contratación y, sobre todo, flexibilización laboral que se adapte a las nuevas realidades del trabajo.
Sin crecimiento, cualquier reforma previsional es solo un ajuste contable
Modificar la distribución de fondos puede mejorar algunas pensiones en el corto plazo, pero sin una economía que crezca, con más productividad y empleo formal, el sistema previsional seguirá en riesgo. La agenda pro crecimiento es urgente y debe pensarse fuera de la caja.
Es clave avanzar en una reforma tributaria para las MiPymes que no castigue su crecimiento, acceso a financiamiento en mejores condiciones y una verdadera simplificación regulatoria. No tiene sentido que una empresa prefiera quedarse pequeña porque “le conviene” en términos tributarios y regulatorios.
Las AFP deben poder invertir en sectores productivos
Si queremos fortalecer las pensiones, debemos permitir que los fondos previsionales canalicen más recursos hacia sectores estratégicos y empresas que hoy tienen acceso limitado al mercado de capitales. No tiene lógica que en un país que necesita inversión productiva, las AFP sigan con restricciones que impiden fortalecer la economía real.
En Chile se puede crear una empresa en un día, pero partir funcionando puede tardar meses
Se celebró la posibilidad de constituir una empresa en 24 horas, pero luego viene un laberinto burocrático que puede tardar meses antes de que realmente pueda operar. La permisología es el impuesto más alto que paga un emprendedor en Chile.
Las soluciones son evidentes: permisos de operación provisionales automáticos, ventanillas únicas digitales y plazos máximos de respuesta en los trámites.
Seguimos evadiendo el debate sobre la edad de jubilación
En un país donde la expectativa de vida sigue aumentando, este punto no puede seguir postergándose. Otros países han implementado incentivos para quienes postergan su retiro, sistemas de jubilación flexible y ajustes progresivos en función de la esperanza de vida. Es hora de que Chile haga lo mismo.
El momento de actuar es ahora
Más allá de si la reforma nos gusta o no, lo cierto es que, sin crecimiento, sin incentivos reales para la formalización del empleo y sin una flexibilización de las inversiones previsionales, cualquier ajuste previsional será insuficiente.
Ahora que el temblor ha pasado, es momento de pensar fuera de la caja y tomar decisiones audaces. Si seguimos haciendo lo mismo, no podemos esperar resultados distintos. No podemos darnos el lujo de esperar el próximo temblor para darnos cuenta de que seguimos en el mismo lugar. (El Líbero)
Jorge Welch
