Plataformas digitales, productividad y competencia-Felipe Morandé

Plataformas digitales, productividad y competencia-Felipe Morandé

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En el mundo de las políticas públicas se registra un cierto grado de perplejidad respecto de la coexistencia del imparable avance de la digitalización, por un lado, y el escaso crecimiento de la productividad que se observa casi universalmente. El sentido común nos mueve a pensar que desarrollos como la inteligencia artificial, la internet de las cosas, el masivo almacenamiento de datos en la nube y la creciente y asombrosa capacidad que han ido adquiriendo los teléfonos inteligentes, por nombrar solo algunos, debieran en general proporcionar a empresas y personas significativos incrementos de productividad. Una respuesta a este puzle parece encontrarse cuando pasamos de datos agregados de productividad (que son los estancados) a un nivel más microeconómico, pues a este nivel es que se encuentra una gran diferencia entre empresas que son líderes digitales y aquellas que están retrasadas, sin que el notable incremento de productividad de las primeras más que compense el escaso progreso en las segundas (1). Sí se observan, en cambio, márgenes amplios y crecientes en las empresas de avanzada, así como un grado de concentración de mercado ascendente, generándose con ello una sustancial inquietud en las autoridades encargadas de velar por la libre competencia.

Un estudio reciente de la OCDE (2) aborda en forma más focalizada el efecto que tienen las plataformas online —una arista vistosa de la digitalización— sobre la productividad de proveedores de servicios que usan tales plataformas para llegar a los consumidores y de aquellos proveedores para quienes las plataformas suponen una forma de competencia. El estudio construye un indicador proxy del desarrollo de plataformas en cuatro industrias de servicios (hoteles, restaurantes, taxis, y comercio minorista), en diez países OCDE entre 2004 y 2017, a partir de datos de búsqueda en internet de Google Trends. Este indicador se coteja posteriormente con datos de productividad a nivel de empresa para los proveedores de servicios existentes de las industrias de servicios mencionadas.

Aunque en general el desarrollo de plataformas tiene un impacto positivo sobre la productividad del proveedor promedio, los efectos desagregados, de acuerdo al estudio, dependen críticamente del tipo de plataforma de que se trate. Plataformas “agregadoras” que conectan a proveedores existentes con usuarios (por ejemplo, Booking.com o TheFork) tienden a incrementar la productividad, las utilidades y el empleo de los proveedores de servicios, en tanto plataformas “disruptivas” que traen nuevos proveedores que compiten con los incumbentes (por ejemplo, Uber o Airbnb) no tienen un efecto significativo en la productividad de los proveedores existentes, pero sí reducen sus márgenes, su empleo y sus salarios.

Las ganancias de productividad en el caso de las plataformas agregadoras disminuyen, sin embargo, cuando una plataforma es dominante en su mercado, cosa que suele ocurrir por las fuertes economías de red multipartes que caracterizan a los mercados de plataformas. Por esta razón, la política pública debe orientarse a promover la contestabilidad de estos mercados, por ejemplo reduciendo los costos para los usuarios de cambiarse de plataforma. De otro lado, es necesario reevaluar la regulación que afecta a los proveedores incumbentes, tanto de su actividad como laboral, para verificar que no sea un obstáculo innecesario a sus posibilidades de competir con las plataformas disruptivas. Este es el caso de regulaciones a los servicios de taxi que fueron implementadas en un comienzo para proteger a los incumbentes de nuevos entrantes convencionales y que hoy pueden ser una camisa de fuerza para competir con servicios como Uber. Pero al mismo tiempo también es importante nivelar la cancha en materia de regulación tanto laboral como tributaria aplicando estas normas a los nuevos proveedores digitales.

La existencia de plataformas ciertamente plantea desafíos para las políticas públicas, que los expertos están recién comenzando a entender a cabalidad (3). Sin embargo, junto con desarrollar nuevas herramientas regulatorias, tributarias, laborales y de defensa de la libre competencia, dichos expertos deben ser muy cuidadosos de no pasarse de revoluciones e inhibir la innovación digital.

(1) Véase OECD Economic Outlook 2019, May.

(2) Like it or not? The impact of online platforms on the productivity of incumbent service providers, OECD April 2019.

(3) Véase, por ejemplo, Going Digital: Shaping Policies, Improving Lives, OECD March 2019; y Rethinking Antitrust Tools for Multi-Sided Platforms, OECD (2018).

Felipe Morandé
Embajador de Chile ante la OCDE

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