Página 4559

Burkina Faso: Militares detienen al Presidente en aparente golpe de Estado

El presidente de Burkina Faso, Roch Kaboré, ha sido detenido por los militares en un aparente golpe de Estado, confirmó hoy a Efe un alto mando del Ejército de este país de África occidental.

«Lo detuvieron en su domicilio y lo llevaron a un cuartel» en la capital burkinesa, Uagadugú, afirmó esa fuente, que pidió el anonimato.

La detención ocurrió tras la jornada de tensión que vivió este domingo Burkina Faso, donde se registraron disparos en varios cuarteles militares en un supuesto motín para exigir mejoras en las Fuerzas Armadas.

Según la citada fuente, las autoridades mantuvieron durante la pasada noche, cuando se escucharon tiroteos cerca de la residencia presidencial, unas negociaciones con los amotinados que parecen haber fracasado.

Soldados han tomado posiciones ante la sede la televisión estatal RTB y se espera que los sublevados hagan una declaración a lo largo del día para revelar sus intenciones, informaron medios locales.

El arresto también tuvo lugar después de que la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) expresara en un comunicado la pasada medianoche su «gran preocupación» por el motín del domingo, pidiera «calma» e instara a los militares a favorecer «el diálogo con las autoridades».

El comunicado se publicó después de que el Gobierno burkinés impusiera ayer un toque de queda nocturno tras el motín.

El Gobierno de Kaboré (presidente de Burkina Faso desde finales de 2015) buscó así mantener el control de la situación en el país, después de un día que comenzó con temores de asonada a raíz de los disparos escuchados de madrugada en varios cuarteles del Ejército.

El Ejecutivo desmintió este domingo que se tratara de un intento de golpe de Estado y, en una entrevista en televisión, el ministro de Defensa, general Aimé Barthélémy Simporé, aseguró que «ninguna institución pública» se había visto «perturbada».

Si bien las razones de los disparos no se confirmaron oficialmente, medios locales indicaron que se trató de un motín para exigir mejoras al Gobierno, entre ellas más medios para luchar contra el terrorismo yihadista (del que habitualmente son blanco las tropas burkinesas), y la dimisión de altos cargos militares y de inteligencia.

Uno de los centros afectados es un campamento que alberga prisioneros militares detenidos por un intento de golpe de Estado en 2015, entre los que destaca Gilbert Diendéré (uno de los hombres fuertes del expresidente Blaise Compaoré).

Durante el día, hubo concentraciones populares en apoyo al Ejército en la capital, Uagadugú, entre otros incidentes.

También se quemó una sede del partido gobernante, el Movimiento del Pueblo para el Progreso (MPP).

Este mismo mes ya había habido en Burkina Faso quince detenciones (diez soldados y cinco civiles) en relación con una supuesta intentona golpista.

El pasado sábado, el país vivió una nueva jornada de manifestaciones no autorizadas, convocadas por grupos de la sociedad civil para expresar el gran descontento social por la inseguridad generada por la violencia yihadista y la falta de resultados del Gobierno a la hora de atajar ese problema.

Los ataques yihadistas en Burkina Faso suelen atribuirse a grupos afiliados a la red terrorista Al Qaeda y a la organización Estado Islámico (EI), especialmente en la región norteña del Sahel, pero se ha expandido a regiones vecinas y, desde 2018, al este del país.

La inseguridad ha ocasionado que el número de desplazados internos ascienda a algo más de 1,5 millones, según datos del Gobierno burkinés.(El Mostrador EFE)

Editorial NP: Desafíos del nuevo Gobierno y su gabinete

Una de las reglas mas popularizadas de la democracia como sistema de gobierno es que “las mayorías mandan”, un principio que se acepta y acata en la medida que se subentiende que siendo, como indica su etimología, un “gobierno del pueblo”, la voz de esas mayorías interpretaría los intereses de un más amplio conjunto de los electores, los que, por tanto, tienen derecho a decidir la dirección y representación que estará a cargo de conducir los destinos de la ciudad.

Sin embargo, ya desde la época en que la democracia nacía a la luz en Grecia, sus progenitores y comentaristas ponían en tela de juicio dicha regla y en palabras de Platón y Aristóteles, habiendo tres tipos posibles de gobierno -que pueden ser, a su vez, rectos o erróneos- (Monarquía, gobierno de uno; Aristocracia, gobierno “de los mejores” o, “de los menos”; y Democracia, gobierno “de la multitud” o “de los más”) cada uno de ellos estaría amenazado por su propio “pecado” o desviación, los que serían, en igual orden, Tiranía, Oligarquía y Demagogia.

Es decir, se entiende que, en democracia, no obstante que las mayorías dictan la acción y ruta a sus representantes, aquella ni es necesariamente un modelo perfecto -aun siendo leal con las demandas de esas mayorías- ni su voz y voto responde esencialmente a la razón, “la verdad” o la “Vox populi, Vox Dei” que recuerda el tradicional proverbio latino.

Luego, para evitar que una república conducida de modo democrático, es decir, “por los más”, desvíe su recto camino hacia formas de demagogia o populismo, la lógica exige que las mayorías victoriosas se sometan también a aquellos principios establecidos en el respectivo contrato social de libertad, igualdad  y justicia, de manera de posibilitar la libre expresión y defensa de los intereses contradictorios de quienes quedan en oposición y minoría circunstancial, previniendo así lo que Alexis de Tocqueville denominaba en el siglo XVIII, la “dictadura de las mayorías”.

Es decir, si hemos de creer que existe un modo de organización y estructura social “de los muchos” que concilie la libertad, igualdad y justicia para todos sus componentes, no solo se requiere acatar la voluntad de sus mayorías ocasionales -por lo demás, oscilantes por naturaleza-, sino que a aquellas y a sus representantes las asista en sus decisiones la razón fundada en el conocimiento (“con-ciencia”) de que sus actos de gobierno son coherentes con la vigencia de esos principios que subyacen en los derechos humanos de cada uno de los componentes de la sociedad y que tales determinaciones responden a criterios de verificabilidad científica y técnica acorde con el corpus de conocimientos vigente y no a meros deseos o voliciones irrealizables.

Así las cosas, el Presidente electo ha anunciado el equipo ministerial que lo acompañará en su toma de posesión de la primera magistratura de la República en marzo próximo, el que ha sido caracterizado por su alta presencia femenina (14 mujeres y 10 hombres), por su juventud (promedio de edad inferior a los 50 años); la importante presencia de científicos y postgraduados en universidades de Europa y EE.UU., así como de independientes de izquierda; por su expansión hacia partidos fuera de su coalición original (Apruebo Dignidad) y la ausencia de militantes democratacristianos, configuración que implica novedades en diversas áreas y que augura un complejo y arduo proceso de confluencia práctica en la ejecución de ese nuevo poder .

En la ocasión, el propio mandatario ha explicitado en su discurso las prioridades que ha dispuesto para su gabinete, destacando el ánimo que debiera conducir sus tareas y que está en el sustrato de su propio éxito electoral: escuchar el doble de lo que hablan, empatizando con las demandas ciudadanas, con el norte puesto en la consecución de las promesas electorales, aunque con gradualidad, realizando los cambios necesarios, al tiempo que continuando con aquellas tareas de Estado exitosas, como la vacunación, pues “no partimos de cero”.

En ese marco, el mandatario ha enviado una clara señal de realismo en materia económica, al designar en el principal cargo de la conducción económica a Mario Marcel, un ex presidente del Banco Central y ex director de Presupuestos, cuya seriedad en el cuidado de los equilibrios fiscales y de la caja estatal es bien conocida. El hecho ha provocado una positiva reacción de los mercados, los que, como se sabe, respondieron con un alza de valor del peso y una caída del tipo de cambio, así como un aumento del precio de los activos que se transan en la Bolsa, no obstante criticas a la nominación de ministros en carteras no vinculadas a su experticia y que aconsejan la formación de equipos con profesionales y técnicos pertinentes.

Junto con tal designación, el Presidente electo ha llamado a su equipo y a los agentes económicos en general a “recuperar la economía” mediante un “crecimiento sustentable” así como a buscar fórmulas que favorezcan empleo para jóvenes y mujeres, seriamente afectados por la pandemia, aunque reiterando principios de su campaña, en el sentido de hacerlo “sin reproducir sus desigualdades estructurales, acompañado de una justa redistribución de la riqueza, donde las pequeñas y medianas empresas vuelvan a crecer enfrentando la concentración económica y terminar así con los abusos que tan justamente indignado tienen a nuestro pueblo”.

La gradualidad y moderación de la gestión económica que subyace en las declaraciones del mandatario electo han producido ya reacciones en sectores más radicales, partidarios de economías con una fuerte influencia y presencia estatal, aunque, por cierto, la agudización de tales críticas dependerá de cuánto de la gestión de Hacienda impactará, tanto en la paz social, como en la administración de los otros ministerios, en un entorno de escases y endeudamiento fiscal, así como de la prolongación casi indefinida de la pandemia.

Se trata de un capítulo en desarrollo que, es de esperar, se resuelva sobre la base de la racionalidad de los protagonistas, así como en los números y apoyados en la ciencia, de manera de evitar mayor inflación y desequilibrios de la actividad económica, claves de la estabilidad futura del Gobierno.

De allí que el Presidente si bien ha sostenido que su programa se cumplirá, ha puesto como tarea a su gabinete una meta más modesta cual es “poner los cimientos de las grandes reformas”, avanzando “paso a paso”. Es decir, en la medida de lo posible.

Reconoce el mandatario que vienen “momentos difíciles de alta exposición y arduo trabajo” razón por la que la “unidad” y “actuación en equipo” son fundamentales para conseguir los cambios estructurales “que los chilenos demandan” y que “hagan posible tener una vida digna en donde el lugar donde uno nace no determine el lugar en el que uno muere”. Son tareas para las cuales requiere de ingentes recursos y el propio ministro de Hacienda designado lo ha reafirmado al señalar que su misión es “ayudar a crear las condiciones económicas, financieras y operacionales para que los compromisos establecidos con la ciudadanía se puedan cumplir”.

Es de esperar que, en materias de administración económica, financiera y operacional de los recursos del Estado, el Presidente y el resto del gabinete otorguen, pues, la necesaria confianza que Hacienda requiere para conseguir, con una gestión eficiente y eficaz, los caudales requeridos para cumplir el programa y que la promesa de empoderar a sus ministros posibilite una mejor y más consistente convergencia razonada de las diversas agendas que, con seguridad, colisionarán en la operación ministerial, como consecuencia de las diferentes formas de medir el principio de mayoría, las diversas urgencias y los caracteres de sus protagonistas.

En el estilo del mandatario, según el cual un buen Presidente no es “el que está encima de sus ministros, respirándoles en la nuca, sino el que les permite brillar y desplegar todo su talento junto a sus equipos para avanzar en el proyecto colectivo que hemos suscrito”, bien pudiera engendrar guerrillas de objetivos ministeriales divergentes que harían muy mal a la actividad del Ejecutivo y, por consiguiente, al país.

Tal vez es aguijoneada por tal inquietud que la oposición emergente ha reiterado que si bien será firme en la defensa de sus posiciones, también será colaborativa en aquellas políticas que beneficien el desarrollo de las personas y de la nación. Su relevante rol es, por lo demás, coadyuvador del llamado que el propio mandatario hiciera a sus ministros de “visitar los barrios y regiones”, de estar “en las calles y construir soluciones en conjunto con la gente de Chile”. Una mayor participación institucional ciudadana, más allá del voto, colaborará -si bien con un esfuerzo de liderazgo y orden mayor- a relegitimar la acción de los partidos y a una revaloración de la democracia.

Y si bien la democracia consiste en una extensión y profundidad del diálogo al ampliar “a los muchos” la posibilidad de expresar con incidencia sus intereses, voluntad y sueños, el Presidente deberá aquilatar con prudencia y tino las posibilidades efectivas de resolver problemas de violencia como los de la Macrozona Sur a través de la negociación con sus promotores, en especial tras el asesinato de cuatro personas en menos de una semana. Verificar si se trata efectivamente de una lucha reivindicativa autonómica nacionalista masiva y mayoritaria (si se quiere) o de una mera estrategia de audaces grupos delictuales para liberar territorios de la presencia estatal chilena con motivos de lucro, es una información que el nuevo Ejecutivo deberá tener a mano cuando sus ministros pertinentes intenten dialogar con quienes, a mayor abundamiento, han advertido que no quieren vínculos con “vendidos al capitalismo”.

Por cierto, también, durante su primer año de Gobierno, el nuevo mandatario deberá abordar la recepción de la nueva carta que redacta la Convención Constitucional, así como organizar el plebiscito de salida, respecto del cual el Presidente electo anunció que buscará un respaldo contundente, otorgándole a los convencionales todas las facilidades para tener una “casa de todos y todas, no de vencedores ni vencidos”. La frase trasunta un profundo contenido democrático que respeta y valora la idea de que una verdadera democracia no solo se rige por las convergencias de ciertas mayorías, sino también por el respeto a los derechos de las minorías, por las cuales, por lo demás, el Presidente y sus simpatizantes han luchado incansablemente en los últimos años.

La nueva constitución podrá ser aprobada conteniendo, con seguridad, una serie de preceptos y normas con las que diversas minorías observarán reparos o rechazos. Sin embargo, no se debería olvidar que estos contratos no son nunca inmodificables y que hasta la actual carta, calificada incansablemente como “pétrea”, permitió más de 200 reformas de diversa profundidad, otra evidencia más de que en las democracias liberales, como en ningún otro tipo de organización social, todo es dinámico y flexible para ajustarse eficientemente a las exigencias cambiantes del entorno social, político, económico y cultural y en donde las mayorías no son ni “Vox Dei”, ni permanentes. Después del Big Bang nada “empieza de cero”. Buena suerte Presidente. (NP)

Traspaso de mando Presidencial e Ifigenia en Áulide

A principios de 2000, el rey Agamenón deambulaba hablando solo por las calles de Buenos Aires, una situación incomprensible pese a que entonces ya era habitual ver gente ensimismada con sus celulares parloteando a voz en cuello. Nadie en su sano juicio hubiese pensado, durante buena parte del siglo XX, que conversaciones privadas se harían sin tapujos en espacios públicos, pero el celular fue normalizando aquello aunque no al punto de aceptar a alguien dialogando sin interlocutor alguno.

Agamenón camina sin rumbo fijo y no va vestido de rey, es un ciudadano como cualquier otro, pero va a paso firme y con actitud decidida. Algunos se apartan, otros sonríen ante ese loco que dice cosas incomprensibles. Pero no es un loco, es el actor chileno Patricio Contreras que internalizaba el diálogo de la obra Ifigenia en Áulide que se estrenaría ese año en el famoso Teatro San Martín. La historia la contaba divertido el propio actor, de paso por Santiago como invitado especial en la transmisión del mando que iniciaba el gobierno del Presidente Ricardo Lagos.

Pensaba en esta pequeña anécdota y lo mucho que hemos transitado en estos años. El actor de “La Frontera”, ficticiamente relegado en ese papel a una remota localidad de Arauco, llegó a un Chile todavía bajo el rol de “garantes” de las FF.AA. establecido en la Constitución, los Senadores designados manteniendo un poder de veto a cualquier reforma relevante, un empresariado que imponía su agenda a través de El Mercurio, el Centro de Estudios Públicos y un fuerte lobby parlamentario y una Iglesia que se arriscaba frente a políticos separados o “anulados”. Muchas de estas cosas están superadas, pero lejos de consolidar los cambios terminamos en un ciclo político marcado por el agotamiento institucional.

Vivimos un momento de quiebre y este nuevo gobierno tiene la oportunidad de construir un nuevo pacto social tanto en sus políticas como a partir del resultado de la Convención Constituyente, instancia que debería encauzar los desafíos de una sociedad cada vez más compleja, salvo que se quede pegada en una colección de derechos garantizados y poco más.

Las trasmisiones de mando son agotadoras para los presidentes entrantes: citas bilaterales, traslados, ceremonias en el Congreso, Catedral, Teatro Municipal y La Moneda. A veces puede haber un respiro para pensar en los esfuerzos y anhelos que lo han conducido hasta ese momento y los costos que tendrá que asumir. Pero ese asomo a la soledad del poder se compensa con aquellas amistades invaluables, como ese mismo año 2000 con el inesperado arribo del ex Canciller argentino Guido di Tella a los últimos actos del cambio de mando desde Gran Bretaña, donde impartía entonces clases en la Universidad de Oxford. Bajándose del avión Di Tella afirmó que “no podía estar ausente de los amigos de Chile”. Por cierto, en un lapso de espera confidenció cómo siendo Canciller había frenado políticamente la tesis de “costa seca”, algo que los sectores duros de su país pretendieron impulsar sobre Chile en la zona de Magallanes y hacia Uruguay con el Río de La Plata.

Para la investidura del Presidente Lagos también vino un sencillo José Saramago, flamante nobel de literatura, que caminó por la loza del aeropuerto con un maletín de mano como un profesor que va concentrado al aula. Saramago vino a saludar al primer gobierno socialista desde el retorno a la democracia y no esperaba el recibimiento de los periodistas en Pudahuel al más estilo rockstar, con una sala copada y micrófonos por todos lados. Pese a todo mantuvo una incombustible serenidad, algo propio de quien llega a una altura de la vida que no se marea con pompas ni loas.

Así como en cada transmisión se reafirman o empiezan a generar lazos y adhesiones, también se asumen algunas cargas del pasado. Al llegar Patricio Aylwin al poder el ahora rey emérito de España no pudo contener una notable frase, por cierto muy poco protocolar, a la entrada del Congreso Nacional: “el vuestro tenía peor gusto que el nuestro” en referencia a la cuestionable estética del edificio del Legislativo. Tanto mármol, tanto espacio vacío…una arquitectura pretenciosa, como el franquista Valle de los Caidos. Como sea, eso solo grafica las cargas simbólicas que enfrenta todo nuevo gobierno, aunque las reales son las que verdaderamente  importan.

Agamenón encabeza la flota para guerrear contra los troyanos pero a mitad de camino debe ofrecer a su hija Ifigenia como sacrificio a los dioses como único recurso para lograr vientos favorables. “No hay ningún rumor ni de pájaros ni de mar. Los silencios del viento dominan este estrecho de Euripo”. La clave de la tragedia griega es llevar las cosas al extremo, a lo intolerable, pero en el trasfondo lo relevante es que el poder siempre reclama algo, una parte de sí mismo, por algo los presidentes tienden a salir con bastante más años encima. Los gobiernos sueñan con partir con la cancha abierta, pero al cabo ocurre lo que lamenta Agamenón: “…me duelo de no poder hacer lo que quiero”.

Para algunos lo anterior resulta en una sentencia trágica, a menos que exista un equilibrio consciente entre lo que se quiere y se puede. Da la impresión que el Presidente Boric tiene bastante claro ese aspecto, aunque ciertas izquierdas lo fustiguen por el nombramiento de Mario Marcel en el Ministerio de Hacienda, desconociendo u obviando que probablemente fue la decisión más meditada en el diseño del gabinete.

El primer año de gobierno, en especial de éste que asume, requerirá de políticas sociales muy afinadas y reconocibles. No hay tiempo para esperar una reforma tributaria cuya discusión y puesta en marcha solo aplicará en la segunda etapa del mandato. Dicho eso, la prioridad tendrá que venir en reasignar el gasto fiscal, probablemente terminar con exenciones tributarias y algún crédito externo. Seguramente también el nuevo gobierno se encontrará con sorpresas como sobredotaciones en reparticiones públicas, sueldos inflados y plantas amañadas.

Con todas las dificultades de la transición a veces parece que el pasado era más simple. Ahora todo es urgente, perentorio y termina ligado entre sí: medioambiente, cambios en el mercado laboral, sostenibilidad, automatización, conflictos, delincuencia, crisis institucional y un largo etcétera. Un mundo de dificultades y mucho terreno nuevo. Pese a todo, pienso que Agamenón se detendría en una esquina del gran Buenos Aires y, aun considerando todos los desafíos mencionados, no dudaría en advertir que el mayor cuidado recae en la “volubilidad de los hombres”. Pero son palabras al viento, finalmente es apenas un loco que repite su soliloquio y gesticula mientras transita por las calles. (Red NP)

Luis Marcó

Parlamentarismo de facto: segunda temporada

La sensación generalizada es que el Presidente Boric tuvo a la vista su minoría parlamentaria para configurar su gabinete. También la decisión de poner en La Moneda a sus dos compañeros de viaje en el Congreso habla que lee correctamente el vendaval que vendrá. Parte de las expectativas es que el ahora diputado Jackson tenga la suficiente muñeca para poder navegar y la ministra Vallejo pueda dar garantías a los diputados y senadores de su partido.

Es bueno recordarlo, Bachelet tuvo que bregar cuesta arriba por sus reformas, pese a su mayoría parlamentaria. El gobierno actual tiene cinco senadores y solo 37 diputados. Ampliando de manera hipotética a los partidos de centroizquierda no logra tener mayorías en ninguna de las dos cámaras, haciendo más difícil el trabajo del ingeniero convertido en ministro y articulador político.

Más aún, la Cámara tendrá 90 nuevos diputados, que con justa razón ven con mucha ira y distancia los intentos de construir un acuerdo administrativo sin contar con ellos. En un ciclo donde el presidente y dos de sus ministros vienen de la Cámara Baja, donde Pamela Jiles acaparó audiencias con su baile de Naruto previsional, y donde varios lograron el ticket de saltar al Senado; siendo independiente de sus partidos y bailando al ritmo de los clics de las redes sociales, es una tentación muy sabrosa ser díscolo y mediático.

Más aún, la presencia del Partido Republicano es un misterio, y la existencia de dos diputados que fueron sacados de dicho conglomerado por sus excesos es más tentador todavía para los medios. El riesgo de que tengamos un ejército de Pamelas en la Cámara Baja es el anuncio de que vendrá la segunda temporada del parlamentarismo de facto que vimos en este período, pese al evidente mayor peso político del ministro Segpres.

El Senado también es un ámbito difícil. Hay un empate claro que resuelve rápidamente los problemas administrativos, a diferencia de sus vecinos de edificio, pero los senadores de derecha están obnubilados por este efecto Doppler hacia la derecha que viene desde los republicanos. Prueba de ello son los incendiarios videos semanales que saca el exmoderado senador Kast, donde sin empacho alguno culpa al gobierno que viene de los problemas de seguridad pública, tratando de que no se note que todavía su coalición está en el poder, y por tanto es responsable de ello. También la UDI quedó desgarrada en la última elección, donde perdió a su mejor figura electoral en las primarias a manos de un outsider, y un exintegrante de sus filas sacó un 44%. La competencia por el liderazgo en la derecha está desatada y los senadores tendrán también una tentación de tomar la estrategia de los videos incendiarios de Felipe y con ello privilegiar a su público, y no a los acuerdos.

La Convención Constituyente es otro elemento de contexto para el rol que tendrá el Parlamento. En los primeros días del gobierno vendrán las definiciones finales del texto que se propondrá al país. Curiosamente, entre las más de 200 iniciativas provenientes de los convencionales, hay varias que debieran ser leyes y no articulados de la Carta Magna. En ello en el Palacio Pereira no hay pudor alguno, pues también quieren hacerse cargo de demandas sociales, así que no es descartable que el futuro Congreso haga la trampa de elegir las más populares de dichas iniciativas y proponerlas ahora. La actual Constitución, pese a su presidencialismo extremo, se los permite. (La Tercera)

¿Una DC sin alma?

El 22 de enero recién pasado se cumplieron 40 años del fallecimiento de Eduardo Frei Montalva, en circunstancias que su partido se encuentra enfrentando una crisis de magnitud: “de convivencia interna, de identidad, de discurso y trabajo territorial” (Chahin), “nos acercamos al fin” (Undurraga). Han renunciado miles de militantes y también personalidades. No es la primera; ha experimentado otras en el pasado, pero no sucumbió. Se resolvieron con liderazgos potentes y certeza doctrinaria.

Mi opinión al respecto es desde fuera, con perspectiva histórica, por haber conocido su trayectoria gracias a lectura e investigación.

Por ahora la aproximación al problema parece confundirse, inmediatista, superficial. “Apoyamos a Boric y en democracia tenemos que someternos a las decisiones de la mayoría” (Silber); “…renovación de la directiva… la tienda se ve agotada” (Morales); “una refundación completa” (Huenchumilla); “actualizar su planteamiento, nuestra propuesta programática… la sociedad es más liberal” (Walker); “rediseñar el partido… su institucionalidad, definiciones políticas”, que sea “un partido moderno y actual” (Chahin). Entre los comentarios de este último, por ahí se desliza algo sugerente: “buscar el sentido… perdimos la mística”.

Son 64 años de existencia y la conciencia histórica entre camaradas es muy escasa, quizás patrimonio de una muy reducida todavía militancia. Algo inexplicable, teniendo a dos figuras sobresalientes —el mismo Frei y Aylwin—, que dejaron un caudal de pensamiento doctrinario que potenció su significación y sentido. Ambos, autores de varios libros y escritos, además de obras y documentos sobre su trayecto. Los dos compartieron concepciones que representaron los pilares del partido, convicciones asimiladas de la doctrina social cristiana, del “humanismo integral”, que ellos concibieron como humanismo cristiano, con núcleo en la persona humana y su supremacía, su libertad, justicia y progreso económico y social, creyendo en el destino superior de cada persona y de la comunidad: “viviendo lo que se afirma con palabras… ser consistentes en el plano de lo concreto”. He ahí la auténtica mística, que permitió superar crisis pretéritas. Aylwin, después del golpe de Estado, dice en su libro haberse empeñado en “salvar el alma y cuerpo del partido”.

Mas, hoy parece que importa el cuerpo, lo práctico, el manejo transaccional. Que no es malo en sí mismo, los radicales lo ejercieron en los ’40 y ’50, y mitigaron el conflicto polar del sistema. La DC nació del centro mesocrático, sin sectarismo, integró coaliciones y llegó a acuerdos coyunturales con otras tiendas, pero siendo fiel a sus convicciones. Hoy prima el partidismo, “…se desprecian las ideas y se convierte la historia en un negocio, lo único que importa es el éxito inmediato” (Frei Montalva). ¿Cuáles son los ideales hoy? Sus declaraciones de principios conocidas en las últimas décadas, amén de líquidas, sus parlamentarios ni siquiera las consideran al momento de legislar. No hay alma. De insistir en el partidismo sin más, “será el fin” o “refundación completa”. El necesario centro DC se habrá esfumado. (El Mercurio)

Álvaro Góngora

Irán en Nicaragua, un fantasma de conflictos mayores

Desde hace ya varios años se observa en algunos círculos políticos y medios de comunicación latinoamericanos un intermitente halo de preocupación por un tema tan exótico como extraño: la presencia de Irán en la región. Hace pocas semanas, esta inquietud se agudizó con la asistencia de una delegación iraní de alto nivel a la quinta asunción del dictadorcillo que gobierna Nicaragua.

El grupo lo dirigía nada menos que Mohsen Razai, vicepresidente para asuntos económicos de Irán. Un cargo, desde luego, inocuo. Sin embargo, Razai ejercía como comandante de los Guardias de la Revolución iraníes cuando un bombazo hizo trizas la sede de la mutual judío-argentina, AMIA, ubicada en la céntrica avenida Pasteur de Buenos Aires, dejando más de 80 muertos. Y las cosas se complican, cuando se miran los resultados de variados hilos investigativos. Ahí aparecen Razai y otros cuatro encumbrados iraníes; todos, muy entusiastas latinoamericanistas. Sobre todo aquel grupo penden sendas órdenes de captura internacional.

Nadie duda a estas alturas que aquel atentado marcó un hito en las actividades terroristas internacionales. No sólo por sus dimensiones, sino por esa extraña imposibilidad de esclarecer las circunstancias que lo motivaron y los detalles de su ejecución. Salvo esas llamativas coincidencias de que aquellos cinco iraníes aparecen en momentos claves del mismo.

El chocante “suicidio” de un fiscal argentino (en su propio departamento), en enero de 2018, mientras investigaba una de las laberínticas vetas, añadió más morbo a este asunto. Y como si todo esto fuera poco, dos años antes de la AMIA, otro macabro y misterioso atentado había volado la embajada de Israel en la capital argentina. Como ese atentado también permanece huérfano de autores, no parece desorbitada la idea de que tengan alguna conexión.

Esta secuencia de espeluznantes hechos invita a preguntarse una vez más sobre la presencia iraní en la región. Por ejemplo, ¿cuáles habrán sido los tópicos tratados por Rezai con los tiranuelos invitados por Ortega en esta ocasión? La amplia cobertura dada por el Tehran Times, el principal medio de comunicación iraní en inglés, al viaje de Rezai, entrega algunas luces. Reitera la cercanía geográfica de Nicaragua con EEUU y el “profundo respeto” que tendría Ortega por el extinto jefe militar iraní, Qassem Soleimani.

¿Qué hizo Rezai en los cuatro días posteriores a su llegada a Managua, aparte de haber firmado un acuerdo sobre patrimonio cultural, artes, ciencias y cinematografía? ¿Qué interés tendrán los persas en un hemisferio distante no sólo en lo geográfico?, ¿qué podrían tener en común un grupo de fanáticos chiítas con un país pequeño, remoto y de profunda raigambre católica?, ¿qué puede mover a un dirigente como Rezai a atravesar medio planeta exponiéndose a ser arrestado en cualquier escala técnica para llegar a Managua?

Dada la imposibilidad de respuestas certeras, parece del todo sugerente que cualquier gobierno debería mantener al menos un ojo estrábico sobre las actividades de los iraníes en América Latina. Por de pronto, la administración Biden criticó la visita de Rezai y ya la puso en la agenda de la próxima cumbre hemisférica en Los Angeles. Aún más. La molestia fue tan fuerte, que la consignó en la declaración final de la reciente visita del canciller argentino Santiago Cafiero, cuyo objetivo era conseguir apoyo estadounidense para un crédito del FMI.

Sabido es, además, que Washington no olvida el viaje de otro iraní mencionado en las investigaciones judiciales argentinas y que hoy ejerce como ministro del Interior de Irán, Ahmed Vahidi. Él no tuvo mejor idea hace algunos años que manifestar su simpatía por los latinoamericanos visitando instalaciones militares en Bolivia y Venezuela. En esa oportunidad, apenas los medios argentinos descubrieron su presencia en la ciudad de Santa Cruz, pidieron a la Casa Rosada agilizar su extradición. Nuevamente, enigmáticas dilaciones, con la consiguiente molestia de Washington.

La verdad es que los ayatollahs iraníes están empeñados desde tiempo en transformar a su país en un actor global. Para eso crearon la Guardia Revolucionaria, Pasdaran, y luego una brigada de operaciones especiales para el extranjero, Al Quds, con unos 15 mil comandos. También han creado varios grupos trasnacionales, como Hizbollah, Yihad o Amal, con finalidades específicas. Justamente, el eliminado Soleimani organizó y coordinó una compleja estructura externa para ejecutar sangrientas guerras proxy e híbridas contra enemigos reales e imaginarios.

De tal suerte que estos viajes intempestivos de connotados dirigentes iraníes plantean la premisa de que la región entera se empiece a envolver en temas globales de manera irreversible. Irán se ha convertido en un aliado ruso y en un muy buen socio de Pekín a escala global. En tal contexto, adquiere mucha fuerza aquello que pudiéramos denominar doctrina Ryabkov, por el vicecanciller ruso, quien anunció sin rodeos hace algunos días la posibilidad de un despliegue masivo de tropas acá en la región. Incluso, hay versiones que ya están instalando una base en el fuerte Paramacay, en el estado de Carabobo.

Las reminiscencias de la crisis de los misiles son inevitables, aunque con dos añadidos. Por un lado, Nicaragua y Venezuela no son islas y mantienen explosivos diferendos con Colombia, un aliado estrecho de EEUU, y, por otro, la tensa situación venezolano-guyanesa. Se suele olvidar que este último tiene un acuerdo militar con el Reino Unido y será en breve potencia petrolera mundial.

Históricamente, las relaciones de América Latina con Irán fueron casi inexistentes. El imperio persa mantuvo vínculos diplomáticos con pocos países. Con Argentina (1902), Brasil y Uruguay (1903), México (1937), y con Venezuela (1947). Con el Presidente de esta última, Carlos Andrés Pérez (CAP), tomaron contactos por temas del petróleo y hubo visitas mutuas. El sha visitó Caracas en 1975, y CAP Teherán en 1977.

Entre 1986 y 1991, Argentina e Irán desarrollaron cooperación nuclear civil, bajo control de la Agencia Internacional de Energía Atómica, la cual finalizó por el proyecto misilístico entre Argentina, Egipto e Iraq (Cóndor II) y la por guerra entre Irán e Iraq, donde surgió el alineamiento político-militar de Argentina con Estados Unidos y la consiguiente participación argentina en la primera Guerra del Golfo. Luego vino un verdadero romance entre regímenes populistas de izquierda y el gobierno de Ahmedineyad. Este se desplazó varias veces a América Latina entre 2006 y 2010; de nuevo en 2012 y 2013. Sus destinos reiterados fueron Venezuela, Bolivia, Brasil, Cuba, Ecuador y Nicaragua. Los presidentes de estos países devolvieron las visitas. Chávez estuvo seis veces en Teherán, Evo Morales en dos ocasiones, y Rafael Correa, Lula y Daniel Ortega en una oportunidad.

Paralelamente, los iraníes han abierto 11 embajadas en la región; todas muy activas. También se dan la fatigosa tarea de encontrar despistados para convertirlos al chiísmo y prepararlos para su guerra santa. La perspectiva de 31 huríes esperando en el más allá es un gran aliciente para los curiosos en estas materias.

¿Qué hace un país marginal y empobrecido como Nicaragua en este maremágnum de conflictos? Un auténtico misterio. (El Líbero)

Ivan Witker

Coautor de Iran´s strategic penetration of Latin America, Lexington Books, New York, 2014.

Función social de la propiedad

La columna del 24 de enero, “Con todos, la Constitución de todos”, del presidente de la CPC y de los presidentes de las seis ramas, informa la postura de estas importantes organizaciones empresariales ante el proceso constituyente. Mencionan diversos temas referidos a su función propia y a otros que son de interés general del país, como “garantizar a todos el acceso a alimentos”.

Además, informan que están tomando iniciativas para que sus demandas se recojan en la Carta Fundamental “proponiendo contenidos a través de Iniciativas Populares de Norma que fomentan los valores de la libertad, el emprendimiento, la protección del medio ambiente, la democracia robusta y el progreso para todos”.

Estos principios son fundamentales en una democracia moderna y están en el corazón de la “Constitución económica” de una economía social de mercado, como la definieron los alemanes desde mediados del siglo pasado.

Sin embargo, llama la atención el silencio hacia un principio fundamental: la valoración de la función social de la propiedad. Este es un principio consagrado en diversas constituciones del siglo XX, incluyendo nuestra Carta Fundamental de 1925 (art. 10 Nr. 10).

Fue establecido por la Ley Fundamental alemana de 1949 en su art.14, inc. 2º, y por la Constitución española de 1978, en su art. 33. Los constituyentes españoles expandieron este principio en el título VII (“Economía y Hacienda”), estableciendo que “toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general”. Esta última disposición tiene que ver con la legislación tributaria y el financiamiento de las actividades del Estado.

Ahora que la Convención Constitucional inicia el debate sobre los artículos de la nueva Constitución, los gremios patronales podrían apoyar el reconocimiento a la función social de la propiedad, que pertenece a nuestra tradición constitucional, y el principio de que la riqueza debiera estar “subordinada al interés general”. (El Mercurio Cartas)

Carlos Huneeus

La función judicial en la nueva Constitución-Felipe Harboe et al

En las últimas semanas la Convención Constitucional ha ido avanzando, a paso acelerado, en la presentación de propuestas que darán vida, prontamente, al debate de valores, principios y reglas que debiera contener nuestro próximo texto fundacional. En ese marco, un grupo de convencionales ha propuesto limitar la duración de los cargos de ministros(as) de la Corte Suprema y de jueces(as) de primera y segunda instancia. Se trata, como buena parte de lo que aparece en la iniciativa sobre sistema nacional de justicia, de una idea inadecuada y que contradice la finalidad que supuestamente pretende alcanzar, a saber, dejar atrás la carrera judicial y fortalecer la independencia e imparcialidad de los tribunales.

Tanto la independencia judicial, esa idea de que los jueces(as) deban prestar una atención cuidadosa y honesta a los argumentos que se les presentan, sin que deban soportar presiones internas o externas que influyan su decisión; como la imparcialidad judicial, aquella condición de la jurisdicción que se ve reflejada en la mujer que, con su rostro cubierto, tiene en su mano la balanza y no la espada, se ven fuertemente afectadas con esta propuesta de limitar la duración de quienes ejercen la función judicial. Ello, por una razón obvia: pone un incentivo institucional muy fuerte para que quienes estén por alcanzar el término de su mandato —y en el caso de los jueces de ambas instancias ello puede llegar en un momento temprano de su vida profesional— tomen decisiones ya no en mérito de los argumentos que se les presentan, sino considerando quién es el litigante que tienen en frente o qué piensa aquel que tiene en sus manos su futuro laboral.

Además, y esto es quizás lo más delicado de la iniciativa, el error de limitar la duración de jueces y juezas de primera y segunda instancia radica precisamente en que se piensa en la función judicial en términos similares a la carrera funcionaria, donde la preocupación es evitar un “estancamiento de la pirámide”, permitiendo que todos —o la gran mayoría— accedan a mejores grados en su carrera funcionaria y, lógicamente, a mayores remuneraciones.

Se trata, como parece obvio, de lo opuesto a eliminar la carrera judicial y, por el contrario, va a generar enormes incentivos para profundizar el corporativismo judicial y la cooptación del Consejo de la Magistratura (si este llegara a crearse), básicamente por la presión que se generará para ser “ascendidos” o “reelegidos” en sus cargos. Si lo que se pretende en verdad es eliminar la carrera judicial, la regulación debe estar pensada en disminuir los incentivos para buscar un ascenso institucional, v. gr. generando un equilibrio en las remuneraciones asociado a los años de ejercicio, fortaleciendo la valoración de la función jurisdiccional y no la posición jerárquica (remuneracional) en la pirámide institucional.

Adicionalmente se pretende instalar como ventanilla única de ingreso a la función jurisdiccional el curso especial habilitante, excluyendo —o poniendo una barrera de costo personal muy alta— a toda experiencia profesional diversa, que podría enriquecer la labor de la judicatura.

Las constituciones, además de establecer las normas fundamentales del funcionamiento de una sociedad, actúan como límite al poder público en defensa de los derechos y libertades ciudadanas; por ello es que resulta relevante que mas allá de abordar genéricamente las normas del Poder Judicial y fijar ciertos principios, no sean los constituyentes de 2022 quienes condicionen por décadas el desarrollo de la carrera judicial con detalles y exclusiones que debieran ser competencia del legislador, particularmente en la era digital, donde la inmediatez y la vorágine de los cambios científicos, tecnológicos y culturales nos demandan mayor flexibilidad regulatoria e independencia de quienes son llamados a resolver las diferencias que surgen en toda vida social.

El rol de la Convención será clave en la definición del nuevo Chile, pero más lo será el de la judicatura, que deberá asegurar, con sus decisiones, que aquellos derechos reconocidos en el texto constitucional se hagan efectivos y permitan cambiar nuestras vidas y las de nuestras futuras generaciones; de ahí entonces que lo que se resuelva respecto de la función judicial debe considerar las múltiples variables que cada decisión implica en el futuro. (El Mercurio)

Felipe Harboe
Gabriel Alemparte
Elisa Walker
Francisco Cruz
Ignacio Castillo
José Miguel Catepillan

Internas DC: Felipe Delpin y Joanna Pérez se miden en balotaje el 6 de febrero

Habrá segunda vuelta para definir al nuevo presidente de la Democracia Cristiana, tras la votación interna celebrada este domingo.

La diputada Joanna Pérez y el alcalde Felipe Delpin se medirán en un nuevo balotaje, programado para el 6 de febrero o cuando estén certificados por el Tribunal Supremo del partido.

El ex presidente de la JDC, Diego Calderón, logró el tercer puesto y quedó fuera de carrera.

Con el 75% de las mesas escrutadas, los resultados centraron la disputa en dos listas: la del alcalde de La Granja, Felipe Delpin –a quien acompaña Yasna Provoste–, y la de la diputada Joanna Pérez –con el respaldo de Fuad Chahin–, quien en la lista va junto al también diputado Gabriel Ascencio.

La primera obtuvo un 42,47%, casi un punto más que la segunda, que llegó al 41,51%. La tercera lista en competencia fue la del expresidente de la Juventud Demócrata Cristiana (JDC), Diego Calderón, que obtuvo el 16,02%.

Tras el conteo, Delpin expresó: «Como Lista 1 Nueva Democracia Cristiana estamos contentos. Hemos obtenido el primer lugar en esta votación, lo que es una demostración clara de que la gran mayoría de nuestra militancia ha acogido nuestra propuesta, que es la refundación de la Democracia Cristiana«.

«El partido no puede continuar en esta senda, es necesario que podamos tener un cambio de estilo, reformarnos, modernizarnos con una propuesta transformadora al país, una propuesta que podamos decirle a los chilenos y chilenas ‘esto es lo que piensa la Democracia Cristiana’, con cara hacia el siglo XXI», agregó.

Pérez, en tanto, afirmó que «estamos por la unidad del partido, por la propuesta de la Democracia Cristiana al país, y este espacio que hoy día nos vemos bien acompañados y acompañadas, porque nuestro equipo es mucho más que esto, es a nivel regional, nacional, porque esta fue nuestra lista descentralizadora, donde queremos modernizar nuestro partido pero también unir generaciones«.

ENTRETELONES

En concreto, la DC espera tener el 100% de mesas escrutadas y superar los 10 mil votos, que es menos de la mitad de los militantes del partido. Un proceso electoral interno que algunos democratacristianos definen como «poco amistoso» y «el más tenso de los últimos años», y en momentos en que la colectividad ha quedado debilitada electoralmente, aislada de sus históricos socios y quebrada internamente.

En un momento complejo para la DC, estas elecciones han cobrado relevancia, pues la nueva directiva conducirá a la tienda en su proceso de reflexión y redefinición, tanto en la identidad como en las relaciones con el resto de la centroizquierda y la administración que asume en marzo, a la que, si bien han apoyado, le han dejado claro que no quieren ser parte del Gobierno, como sí lo están siendo sus socios del PS.

En la lista de Calderón –que estaba conformada por jóvenes de distintas regiones– hicieron un balance positivo del resultado, considerando que son una fuerza nueva. El mismo exlíder de las JDC acusó que las directivas regionales y el partido se negaron al debate, valorando en ese contexto los resultados obtenidos, al tiempo que invitó a las dos listas que pasan a la segunda vuelta «a revisar la forma en que se relacionan» y hacer una «reflexión profunda».

CARAS DEL BALOTAJE

La lista de Felipe Delpin incluye a la senadora y excandidata presidencial Yasna Provoste. Algunos en la DC la definen como una lista «más progresista» o «más a la izquierda del centro», y ven posibilidades de que, si llega a la mesa, pueda retomar las relaciones con el resto de la centroizquierda y salir del aislamiento. «Veo que esta opción podría sacarnos de este aislamiento en que nos dejó la dirección de Fuad Chahin», puntualizó un militante, que apuntó a las «visitas habituales» que realizó el partido a La Moneda durante el actual Gobierno.

Sin embargo, un exdirigente de la colectividad apuntó a que teme que Delpin «entregue fácil a la DC» al próximo Gobierno, del Presidente electo Gabriel Boric, explicando que si bien lo apoyan, no es bueno perder la identidad de la Democracia Cristiana «y menos cuando estamos en un proceso de redefinición».

Por el otro lado, la lista de Joanna Pérez es definida por un sector como una lista de continuidad a Fuad Chahin, una de las figuras que la respalda. En la lista está acompañada por el diputado Ascencio y por el alcalde de San Ramón, Gustavo Toro. Sus críticos plantean que, de salir Pérez, se mantendría este aislamiento y «camino propio» de la DC, dejando solamente en el Congreso las relaciones con sus socios históricos.

Pero también hay quienes defienden que dicha lista da más garantías de mantener la identidad de la falange e influir en el Congreso. Un militante del partido dijo que «las mayores peleas estarán en el Congreso, y desde ahí podemos ser un gran aporte, apoyar al Gobierno pero también mantener nuestra independencia, porque debemos diferenciarnos. Nuestro proyecto no es el mismo que la izquierda, independientemente de que tenemos muchos puntos en común por el bien de Chile».

De todos modos, hay una coincidencia transversal, y es que la segunda vuelta será más tensa que la primera y que el «juego sucio» va a permanecer. Sobre las cifras, esperan que sea un resultado también ajustado. Clave será también el Consejo Nacional extraordinario citado para mañana, donde varios han coincidido en que las dos listas instalaron temas en la tabla para sacarse cuentas. Uno de esos temas será el de la auditoría realizada por el Servicio Electoral (Servel) que evidenció dineros sin rendir durante la administración de Chahin, el que –según militantes– ha instalado la lista de Felipe Delpin. El otro es el del despido de cuatro funcionarios que fueron despedidos sin ser indemnizados, una decisión que acusan que fue tomada de manera inconsulta por la presidenta Carmen Frei. Ese tema, de acuerdo a militantes, lo instaló la lista de Joanna Pérez. (Emol-El Mostrador)

Covid Omicron: Confusam acusó agotamiento de funcionarios de salud

El aumento de casos de coronavirus que se han registrado a nivel nacional durante estos últimos días, atribuidos a la variante Ómicron, han generado un colapso en los centros médicos de la atención primaria debido a la alta demanda de realización de exámenes PCR.

El personal de salud ya acusó falta de recursos económicos y humanos para enfrentar la vacunación, el testeo, la red hospitalaria, las unidades críticas y la ocupación de las patologías que fueron desplazadas por causa de la covid-19.

La presidenta de la Confederación Nacional de Funcionarios de la Salud Municipal (Confusam), Gabriela Flores, explicó que todo esto se presenta en un escenario de funcionarios agotados, que deben cumplir con diversas funciones y que continúan enfrentando las consecuencias sanitarias que ha desatado la pandemia.

El alcalde de El Bosque, Manuel Zúñiga, declaró a Radio Bío Bío que la insuficiencia en la respuesta por parte de la atención Primaria, se debería a un retraso de la entrega de recursos a las municipalidades.

En la misma línea, los funcionarios de la salud han acusado un aumento de las agresiones realizadas por pacientes. Esto debido al aumento de la demanda de los servicios médicos y, con ello, de la espera.

Así lo declaró el presidente de la Federación Regional Oriente de Funcionarios de Salud en la Atención Primaria, Atilio Herrera.

En la misma vereda, el Ministerio de Salud se comprometió a aumentar la capacidad de testeo, vacunación y fiscalización para controlar esta nueva ola de contagios de la pandemia. (Bio Bio)