«El país, durante varios años, estuvo enfrascado en una discusión sobre el financiamiento de la educación superior. Fue intensa, apasionada, y también desgastante. Pero afortunadamente ya se zanjó», dice Juan Eduardo Vargas, jefe de Educación Superior del ministerio.
De hecho, la reforma está vigente desde el 29 de mayo, y además 340 mil jóvenes estudian gratis. Incluso, el Presidente Sebastian Piñera presentó un proyecto -que esperan aprobar este año- para aumentar el número de beneficiarios de los planteles técnicos.
Aunque no es el único texto que se tramita. Vargas detalla que el Congreso revisa la iniciativa que crea el Sistema de Financiamiento Solidario (SIFS) y que de aprobarse este año, podría reemplazar al Crédito con Aval del Estado (CAE) en 2020.
Hay «consenso de que el CAE ya no podía continuar. Había una serie de críticas transversales de que no era el sistema óptimo», afirma Vargas.
Añade que se está proponiendo que el Estado se haga cargo de los préstamos, y si todos los deudores del CAE se traspasan a este sistema, se desembolsarían cerca de US$ 8.900 millones en la compra de deudas.
En esa misma línea, el encargado ministerial estima que «185 mil estudiantes pueden, eventualmente, salir de Dicom (…). Mientras más nos demoremos en aprobar, más alumnos van a seguir estudiando con CAE».
-¿Qué tienen que hacer estas 185 mil personas para salir de Dicom?
«El proyecto contempla que estos alumnos tengan la posibilidad de salir del registro al cambiarse al nuevo sistema. Si es que ellos están dispuestos a acercarse a la administradora del nuevo crédito y reprogramar la deuda, será la administradora la que pague su CAE».
Según Vargas, el nuevo sistema busca que los alumnos sean responsables, y en el caso de no poder cumplir con las cuotas, informen de su situación.
-¿Por qué los alumnos ahora serán responsables, considerando que el CAE también limita la cuota según el ingreso y no se paga en caso de cesantía?
«El CAE no partió siempre así, por eso se pueden haber generado comportamientos de pago que no fueron corregidos a tiempo. Aquí el alumno entra sabiendo que tiene la alternativa (de suspender el pago), por eso se fomenta la responsabilidad. Además, el CAE no contempla la condonación de la deuda, como sí lo hace el nuevo sistema».
-Los planteles critican que el nuevo préstamo los obligará a incurrir en gastos extra, porque deben encargarse de una parte del arancel de los alumnos más vulnerables. ¿El sistema les perjudicará?
«El esfuerzo que estamos haciendo como Estado, de financiar hasta 1,5 veces el arancel regulado (el que se paga por los jóvenes con gratuidad), va en la línea de ayudar a los alumnos. Adicionalmente, las instituciones se ven beneficiadas por cuanto no van a tener la necesidad de cobrarle un copago a ese estudiante. Entonces, sinceramente, no hay un mayor espacio para que las instituciones se vean afectadas financieramente.
-¿Este crédito es más atractivo que la gratuidad, considerando que no tiene tantas restricciones como ese beneficio? ¿Podría darse que planteles renuncien a la gratuidad por esta razón?
«Cada institución es autónoma y en base a los antecedentes deberá analizar y tomar la decisión que mejor considere. Pero el nuevo crédito exige a las instituciones cosas que no están en la gratuidad».
Según el encargado, las casas de estudio deben hacerse cargo de pagar el crédito en caso que los jóvenes deserten. También deben garantizar que los más vulnerables no paguen mientras estudian, aunque el préstamo no cubra toda la mensualidad. (El Mercurio)
