El proyecto de ley denominado Modernización Tributaria inició su discusióny ya se han inscrito más de 60 personas e instituciones para ir a presentar su opinión ante la Comisión de Hacienda, con lo cual se agrega valor a la tramitación, ya que los expertos en cada materia dan su opinión y recomendación. Ahora bien, como todo proyecto de ley, se incluye un informe financiero que proyecta el efecto que la reforma tendrá sobre las arcas fiscales en los próximos años y en estado de régimen, es decir cuando la reforma esté en plena aplicación y madurez. Basta recordar la polémica que se ha creado en relación a la factibilidad de que la implementación de la boleta electrónica pueda generar más de US$ 1.181 millones de recaudación adicional.
Sin embargo, un informe que no ha sido muy discutido es el que detalla el efecto sobre las variables macroeconómicas tales como la inversión y el crecimiento de la economía. En este caso hay que distinguir las medidas transitorias, como la depreciación instantánea, que regiría durante dos años, y por otro lado, la integración completa del impuesto a la renta personal con el de la empresa que regirá de manera permanente.
En el caso de la depreciación instantánea, se produce un adelantamiento de la inversión, por lo cual el shock es transitorio, acelerando el aumento de la inversión en un rango de entre 2,9 a 8,1%, lo cual es sustancialmente relevante ya que equivale, tomando la proyección media, a inversión adicional por más de US$ 3.000 millones. Este shock transitorio de inversión aceleraría la economía en torno a 1 punto porcentual adicional y la creación de más de 120 mil empleos adicionales.
Las medidas permanentes, por su parte, contienen la integración del sistema tributario con el consiguiente incentivo a reinvertir las utilidades así como la simplificación de trámites ante el SII. Al respecto, basta señalar que según el reporte Doing Business 2018 elaborado por el Banco Mundial, el ítem “Pagando Impuestos” en Chile se encuentra en el lugar 72 entre 190 países, siendo el segundo peor indicador para nuestro país. Esto se debe a que la reforma tributaria del 2014 creó una frondosa burocracia y la obligación para los contribuyentes de elaborar decenas de certificados y declaraciones, lo cual finalmente implica 291 horas al año dedicadas a la declaración y pago de impuestos. El promedio de la OECD es de 161 horas al año y el mejor país es Estonia con solo 51 horas al año. De esta manera, el proyecto de modernización tributaria reducirá de 291 a 200 horas al año, con el consiguiente alivio en costos para los contribuyentes. Pues bien, las modificaciones permanentes del proyecto de ley aumentarán en 2,3% promedio el incremento anual de la inversión, mientras que al crecimiento del PIB se le agregarían 7 décimas anuales, con lo cual se crearían más de 70 mil empleos permanentes cada año.
Creo que es muy relevante que estas proyecciones elaboradas por los expertos del Ministerio de Hacienda sean contrastadas por las que se puedan obtener de modelos de equilibrio general que tienen varias instituciones, ya que así es posible analizar el impacto sobre la economía chilena en una dimensión mucho más amplia que el solo efecto recaudatorio para el fisco. Lamentablemente, esta discusión no estuvo presente en la reforma del 2014, que sólo se concentró en la recaudación esperada, que finalmente no se cumplió, y en el impacto redistributivo, que tampoco ocurrió. Es más, cada vez que se le preguntaba al ex ministro Arenas sobre el efecto sobre la inversión y el crecimiento, se limitaba a señalar que el efecto sería nulo, a pesar de que la gran mayoría de los expertos, en ese momento, opinaba lo contrario.
Este proyecto de ley no solo revierte la destrucción del incentivo a reinvertir que generó la reforma del 2014, sino que contiene elementos nuevos que lograrán incrementar la eficiencia con la cual opera nuestra economía. Espero que sea finalmente el análisis técnico el que prevalezca en su discusión. (El Líbero)
Tomas Flores
