Esta cruzada atenta contra la ya alicaída credibilidad de La Moneda. Por un lado, son demasiados sus cambios de discurso, énfasis y prioridades frente a la cuestión constitucional, y, por otro lado, el jefe de Estado sigue identificándose progresivamente con la opción del Apruebo, sin considerar su responsabilidad posterior al plebiscito. Con esto arriesga a ser él —y no los convencionales— el principal derrotado del próximo 4 de septiembre.
En paralelo, el Gobierno dice cumplir con sus deberes legales de prescindencia y justifica su despliegue territorial (autógrafos presidenciales inclusive) en la necesidad de informar de manera objetiva e imparcial los contenidos del proceso.
¿Alguien cree que el Presidente Boric y su administración logran desdoblarse de esa manera? ¿Es realmente viable hacer todo esto a la vez? Parece —todo hay que decirlo—una misión imposible. (El Mercurio Cartas)
Claudio Alvarado R.
Director ejecutivo IES