Según la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) de 2015, 8,3% de las personas en edad de trabajar en Chile declararon pertenecer o descender de algún pueblo indígena, lo que involucra a 1.158.000 personas. Sin embargo, la inserción laboral de ellos está muy lejos de ofrecer un buen pronóstico, ya que las cifras revelan que presentan niveles de desempleo más altos y, como contraparte, menores tasas de participación y ocupación que el resto de la población.
Las diferencias también llegan a las remuneraciones. Según el último análisis del Observatorio Laboral Nacional, una instancia dependiente del Servicio Nacional de Capacitación (Sence), los ocupados con ascendencia indígena perciben, en promedio, un ingreso mensual líquido (por concepto de su ocupación principal) de $ 340 mil, mientras que el resto de los trabajadores del país obtienen un promedio de ingresos 39% más alto.
A modo de un primer barniz para ilustrar la realidad educativa de este segmento, el documento señala que la proporción de la población ocupada indígena con un título profesional (con o sin postgrado) alcanza 7,9%, comparado con 16,7% en el caso del resto.
En tanto, se observa que 41,5% de los trabajadores con ascendencia indígena tiene menos de 12 años de educación, en contraste con el 30,4% del grupo restante.
¿Cómo trabajan? La población indígena se desempeña en mayor proporción en empleos o negocios por cuenta propia (23,2% versus 18,9%). En paralelo, la proporción que tiene una labor como asalariado con contrato a plazo indefinido es casi ocho puntos menor en el caso de la población indígena que en el segmento no indígena (44,3% comparado con 52%).
Así, asegura el análisis, el porcentaje de la población indígena que trabaja como asalariado sin contrato o con contrato a plazo definido supera la de los no indígena. Estas diferencias son atribuidas en el informe a diversas causas, entre las que destacan mayores tasas de ruralidad, menores niveles de capital humano y una mayor proporción de empleos vinculados a sectores con mayor informalidad, como el silvoagropecuario.
Precisamente, la brecha de ingresos percibida entre ambos grupos varía entre las categorías. Por ejemplo, los trabajadores por cuenta propia indígenas obtienen un 33% menos de ingresos en promedio que los trabajadores por cuenta propia no indígenas, mientras que los asalariados indígenas ganan un 22% menos que los asalariados no indígenas.
En términos ocupacionales, el reporte arroja que la proporción de la población no indígena que se desempeña como profesional científico o intelectual prácticamente duplica la de personas indígenas que se emplean en el mismo empleo.
A su vez, destaca 9,7% de los los ocupados con ascendencia indígena que se ocupan como agricultores y trabajadores calificados agropecuarios y pesqueros (comparado con 4,1% en el caso de la población sin ascendencia indígena), funciones muy vinculadas a la pequeña agricultura y el ámbito del cuenta propia. Y, además, la cifra que se desempeña como trabajadores no calificados es mayor en el caso de los indígenas que en el resto de la población (24,1% versus 20%). (DF)