Mayol: Kast y Jara cambian discursos heredando ejes de eliminados

Mayol: Kast y Jara cambian discursos heredando ejes de eliminados

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El analista Alberto Mayol propone un profundo reordenamiento discursivo entre la primera y la segunda vuelta presidencial de 2025. Basándose en el debate entre Jeannette Jara y José Antonio Kast, Mayol sugiere que ambos candidatos experimentaron desplazamientos significativos de sus posiciones iniciales en el espectro político.

Según el análisis cualitativo, estos movimientos se explican por la necesidad de absorber la herencia discursiva de los candidatos que fueron eliminados en la primera vuelta de la elección. Al reducirse el escenario a dos actores, el campo semiótico se reorganiza, generando «pliegues» discursivos.

Los resultados del estudio de Mayol indican que Kast converge hacia la derecha punitiva, heredando elementos de los discursos de Kaiser y Parisi. En contraste, Jara absorbe el institucionalismo técnico asociado a candidaturas como Matthei, Mayne Nicholls y Enríquez-Ominami (MEO).

El análisis identifica cuatro factores estructurantes en el debate final, siendo el eje de Seguridad Punitiva vs. Seguridad Institucional el dominante. Este factor explica la mayor parte de la confrontación, atravesando temas como migración, crimen organizado y Derechos Humanos (DD.HH.).

En este eje, Kast se posicionó en el polo de la Seguridad Punitiva, con propuestas de «92 días» para migrantes irregulares, expulsión inmediata y mano dura. Jara se ubicó en el polo de Seguridad Institucional, defendiendo el empadronamiento, la persecución del crimen financiero y la defensa de los DD.HH.

Un segundo factor es Restauración Moral del Orden vs. Gobernabilidad Institucional. Kast evoca una nación homogénea, deslegitimando el sistema actual y buscando una gobernabilidad basada en autoridad fuerte. Jara construye una narrativa de «orden con legitimidad» y defiende acuerdos institucionales y reformas.

En el eje económico (Factor 3: Estado Mínimo vs. Estado Estratega), Kast se inclinó por una simplificación tributaria, recorte de gasto político y crecimiento por orden. Jara, en cambio, hereda el Estado Estratega (MEO), proponiendo políticas sociales robustas, infraestructura y modernización.

Mayol sostiene que Kast se vio obligado a integrar un punitivismo maximalista (legado Kaiser + Parisi), lo que explica su radicalización en temas como migración y su dependencia del eje «orden moral». Esto reduce su transversalidad al acentuar su público más duro.

Por su parte, Jara expandió su institucionalismo, pasando de «seguridad con DD.HH.» a «seguridad institucional dura». Incorporó cinco cárceles nuevas y el empadronamiento obligatorio, buscando ocupar el espacio de orden + técnica dejado por el votante más centrista de Matthei.

En términos de gobernabilidad, Kast abandonó la «chapita republicana», buscando un tono suprapartidario de «restaurador civilizatorio». Jara hizo el movimiento inverso, renunciando al PC para ocupar el lugar de «administradora del orden democrático» (legado Matthei institucional).

El análisis concluye que, aunque ambos candidatos endurecen la seguridad, lo hacen desde racionalidades opuestas: Kast desde una moral punitiva y Jara desde una racionalidad estatal administrativa.

En políticas sociales, Jara obligó a Kast a mantener compromisos como la jornada de 40 horas. Ambos hicieron gestos integradores al retraer sus polos extremos: Kast al abandonar el símbolo de su partido, y Jara al renunciar a su militancia comunista.

Mayol afirma que esta reestructuración del campo discursivo favorece estructuralmente a Jeannette Jara. Su movimiento hacia el centro institucional y tecnocrático le permite ocupar la mayoría de los ejes donde se concentra la mayoría electoral chilena.

Kast, en contraste, profundiza sus ejes dominantes de punitivismo y nacionalismo identitario. Al radicalizar su posición, consolida su nicho, pero reduce la transversalidad necesaria para ganar un balotaje.

Respecto al desempeño en escena, Kast proyectó un lenguaje corporal rígido y una oralidad compulsiva. Mayol lo describió como un candidato a la defensiva, con tropiezos informativos que afectaron la consistencia de su imagen de autoridad.

Aunque Jara probablemente «ganó» el debate en términos concretos (forma y argumentos), el analista Mayol concluye que no logró el «desplome» o «quiebre» semántico de Kast que necesitaba para remontar la amplia distancia electoral. (NP-Gemini-Bio Bio)