Liberalismo en tiempos turbulentos-Sebastián Izquierdo

Liberalismo en tiempos turbulentos-Sebastián Izquierdo

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Obsoleto e incapaz. Estas son las palabras que invaden la cabeza de algunos cuando se les habla sobre Liberalismo. Aparentemente, hay quienes creen que este no es capaz de dar respuesta a los problemas que enfrenta Chile, ni de proponer políticas públicas innovadoras. ¿Cuándo algunos se convencieron de que desapareció el respeto a que cada persona pueda construir libremente sus proyectos? Quizás cuando se mal pensó que un Estado paternalista podía decidir por nosotros. Mas no. El Liberalismo no está obsoleto y no es incapaz. Basta con mirar cómo sus principios y propuestas han ido marcando pauta en los tiempos que vivimos. Ejemplo de esto, son las respuestas que encontró el gobierno en algunas de sus nuevas incorporaciones que, con visiones desde premisas liberales, han logrado importantes avances en la agenda social.

El Liberalismo no es de izquierda, ni de derecha. Este apunta hacia delante, evitando aquellos extremos que propenden al desequilibrio, pues persigue los acuerdos y la moderación práctica. Una sociedad organizada en torno a principios liberales, procede gradualmente y desarrolla políticas vanguardistas, que permiten llevar a cabo reformas sociales sustentables, cuidando la responsabilidad fiscal. Esto es de suma importancia, ya que la tentación de caer en soluciones populistas es enorme en momentos de crisis como el actual, por lo que la brújula del Liberalismo ha sido clave para no perdernos en la creatividad de los políticos maximalistas.

Desde una mirada liberal, es preciso potenciar a la sociedad civil y dar a las comunidades herramientas para resolver problemas locales, para relacionarse y trabajar unas con otras sin dependencia de las decisiones centralizadas. Precisamente esto es colocar al Estado al servicio de las personas. Asimismo, es menester alcanzar mayores niveles de igualdad de trato entre ciudadanos. Frente a ello, lo esencial es resolver aquellas causas materiales que exacerban las relaciones de opresión y desigualdad, como lo es la inequidad en el acceso a distintos servicios públicos de calidad; triste situación que se vive en casi todas las comunas del país.

Ahora bien, estas palabras no son un elogio al Liberalismo, sino un llamado de atención para los liberales. Y es que no hemos estado cumpliendo del todo con nuestro rol reformista, capaz de adaptarse a las necesidades y desafíos que se dan en los distintos momentos. Hoy, tenemos la oportunidad de trabajar en pos de una sociedad más justa y libre, con un desarrollo económico y social inclusivo, que valore la diversidad. Para ello necesitamos una democracia representativa en donde sea la sociedad civil el motor de lo público; de mercados más competitivos, y de un Estado moderno, que esté a la altura de los retos actuales. Precisamos una cultura de tolerancia y respeto a los Derechos Humanos, que condene la violencia como medio de presión política. Retomemos el compromiso sobre el cual se construyeron los países libres de occidente, en función de un mismo objetivo: buscar la igualdad en la libertad. No nos durmamos. Es tiempo de ACTUAR. (La Tercera)

Sebastián Izquierdo

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