La voz de las cifras

La voz de las cifras

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Uno esperaría que las cifras hablaran por sí mismas. Mal que mal, los matemáticos siempre nos dijeron a los humanistas que los guarismos, a diferencia de los conceptos, estaban libres de ambigüedad. No es acaso evidente, se pensaría, que en todos los casos 1.400.000 es más que 300.000 o que 58% siempre será mejor que 30% (a menos, por supuesto, que se trate de delincuencia, alcoholismo o pobreza). Tratándose de elecciones o encuestas, sin embargo, parece inevitable que los fríos números terminen siendo objeto de las más diversas interpretaciones.

Y así, en las pocas horas que han transcurrido desde el domingo, los comentaristas se han dado el festín de rigor con los resultados de las primarias. “Triunfo espectacular de Piñera”, dice uno. “La Nueva Mayoría ganó sin jugar”, replica otro. “Buen estreno del Frente Amplio”. “Pésimo resultado del Frente Amplio”, etc. No falta, en efecto, el que piensa que, si se les tortura lo suficiente, los pobres números terminarán confesando cualquiera cosa que el analista quiera escuchar.

Aun a riesgo de que se me acuse de maltratar otro poco más a los números del domingo, me permito compartir cuatro reflexiones personales sobre los resultados en cuestión.

Reconozco, en primer lugar, haber sido de los que pensó que la coincidencia con la final de la Copa Confederaciones y el efecto de debates y entrevistas lamentables resultaría en una participación total que no superaría el millón de ciudadanos. Me alegro mucho de haber estado tan equivocado. La afluencia a las urnas nos habla del interés de muchas y muchos por incidir directamente en las decisiones políticas importantes. Otra razón más, me parece, para perseverar en el camino de profundizar la democracia.

No puedo negar, en segundo término, que el resultado de Chile Vamos es bueno de cara a sus posibilidades para noviembre. Están todavía muy por debajo, es cierto, de la participación en la primaria de la NM de 2013 (casi un millón de votos menos) y apenas empatan la concurrencia que logró la primaria convencional  concertacionista entre Lagos y Zaldívar hace ¡18 años! Para la derecha, sin embargo, los números son positivos. Este buen apronte no alcanza, en todo caso, a garantizar nada. La elección presidencial sigue abierta.

El Frente Amplio tiene todo el derecho a sentirse satisfecho con la decisión de hacer sus primarias. Pudo mostrarse ante el país y potenció liderazgos interesantes. Tendrán que reconocer, sin embargo, que el resultado demuestra que están todavía muy lejos de ser una alternativa competitiva. Haber sacado en total menos votos que el llanero solitario de Ossandón debiera enseñarles que están todavía muy lejos de ser un frente realmente amplio. Ojalá aprendan, además, a ser más comedidos a la hora de hablar a nombre del pueblo. Hay finalmente una oportunidad para Goic. Más de 11 millones de ciudadanos que no participaron (el 85% del padrón). Algunos no lo hicieron porque no se sentían convocados por la derecha o la izquierda más intransigente. Otros, probablemente la mayoría, se sienten distantes de toda coalición y todo liderazgo. Quedan 140 días para motivar a todos esos compatriotas. Ellos decidirán la elección. (La Tercera)

Patricio Zapata

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