La minuta a repetir-Pilar Molina

La minuta a repetir-Pilar Molina

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Los canales de TV les han regalado pantalla a los parlamentarios oficialistas estos días para demostrar que leyeron y acatan las instrucciones que les dio la vocera Vallejo en una minuta. El propósito de la misma es generar apoyos previos y posteriores a la tercera cuenta del estado administrativo y político de la nación que dará el Presidente Boric hoy ante el Congreso Pleno.

“No hay almuerzo gratis”, debió ser el título de la minuta. Si quieren poder y altos sueldos del Gobierno, deben someterse y propagar las verdades oficiales. Casi penoso verlos repitiendo a coro que “Chile avanza”, a pesar de la “permanente obstrucción de la oposición” y que el Gobierno “logró estabilizar al país”. ¿Creerán lo que afirman? La ministra Vallejo, con su tradicional cara dura imperturbable, llegó a acusar a la administración de Piñera de haber “abandonado su rol en seguridad” y también a Carabineros. No, no es broma. Aseguró, sin fruncir siquiera el ceño, “le devolvimos el Estado a las policías”.

Habrá que distribuir pasas para la memoria a estos funcionarios porque parece que se les olvidó también que rechazaron el Presupuesto para Carabineros y que los diputados Vallejo y Jackson rebajaron a mil pesos el gasto en elementos de protección para ellos. Y que, algunos (como el ministro Grau), los acusaron de “pacos asesinos”, exigieron su “refundación” (Boric), promovieron una nueva Constitución que los hacía desaparecer y le querían construir al «perro matapacos», símbolo del octubrismo, un memorial en la estación Baquedano del Metro. Y lo peor, después de bloquear las leyes que pudieron darles seguridad para actuar, hasta el día de hoy tienen a una variedad de organismos del Estado persiguiendo a los policías. A sus agresores, en cambio, los han premiado con generosas pensiones de gracia de por vida e indultos.

Más allá de que Boric ya no tenga tiempo para seguir haciendo promesas, no cabe alterar la realidad con minutas al más puro estilo chavista-madurista. Menos aún levantar como logro de su tercera cuenta anual, que “estabilizaron el país” cuando fueron ellos los que lo remecieron buscando botar al Presidente Piñera, apoyando la insurrección y los retiros de fondos previsionales que desataron la inflación y un plebiscito que destruía la economía y la democracia y ahuyentó las platas y la inversión. Ni siquiera la pandemia les devolvió humanidad. Hasta a los muertos le dieron un uso político contra las autoridades que manejaron de manera ejemplar la crisis.

¿El logro es que le metieron inestabilidad al sistema, como dijo el actual embajador De Polo, terremotearon las instituciones y ahora procuran normalizarlas? Ya no pueden devolver a los chilenos la normalidad y la confianza que les quitaron. Alguien debiera ir a sus asados roqueros y contarles que este país NO está avanzando, como reza la minuta y sostendrá probablemente hoy el Presidente. El que este año la economía pueda llegar a crecer sobre el 2% y que la inversión extranjera sea la más alta desde 2015 no nos sacará del peor estancamiento desde 1990, ya que la inversión real (que es la formación bruta de capital) ha caído los dos últimos años. Tampoco consuela que haya menos actos de violencia en la Macrozona Sur o bajara la tasa de homicidios después de un peak, cuando el consenso es que nunca vivimos un período de mayor inseguridad que el actual.

Qué decir de la simplona idea de echarle la culpa a la oposición por no aprobar las reformas de su programa, como la previsional, cuando ya fueron rechazadas en el plebiscito del 2022. Y la incoherencia de destacar al mismo tiempo, como gran logro, las leyes aprobadas en materia de seguridad, todas las cuales, todas, han sido de la iniciativa y contado con los votos de la oposición, y votos en contra del oficialismo.

No debe ser fácil para un Gobierno la sensación de que fracasa, pero no la va a revertir tampoco a punta de mentiras, como sostener en la minuta, usando cifras antiguas, que la desigualdad y la pobreza están en su nivel más bajo desde 1990, o que la oposición es la culpable de las listas de espera en salud, como acusaba en estos días un diputado oficialista en la TV.

Tampoco le va a mejorar el horizonte a Chile sacar del bolsón ideológico de la ultra izquierda promesas imposibles de cumplir como “la condonación universal de las deudas estudiantiles” o la negociación colectiva ramal. La primera ya se le devolvió como un boomerang a La Moneda, obligándola a replantear el significado de “condonación”, cuando éste es bien claro. Y la segunda es una cachetada a una economía que no crece y cuyo mercado laboral no recupera el número de trabajadores pre pandemia y lo que se expande es el empleo sin seguridad social y en el sector público.

De lo que sí pueden jactarse los líderes de esta administración es que han demostrado que saben cómo desviar a un país del camino al desarrollo, imposibilitando a los privados a confiar en ellos, cuando un día los califica el Presidente de “coñetes” o mucho “Narbona” y al otro pide unidad de propósitos. Con sus fichas puestas en el Gran Estado con más impuestos, produciendo litio y dificultando cualquier emprendimiento, han devuelto en un abrir y cerrar de ojos al país a la senda de América Latina de la cual habíamos salido hace muchos años y con el trabajo de muchos. No el de ellos, por cierto, que pasaron de la crítica al fracaso. (El Líbero)

Pilar Molina