La lógica Walker-Antonio Correa

La lógica Walker-Antonio Correa

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¿Qué pasa en la política chilena? ¿Cuál es la causa de la desafección entre los ciudadanos y los políticos? ¿Qué ocurrió o sigue ocurriendo? Lo que sea, aún no somos capaces de verlo. Y cuando creemos encontrar la causa, se nos vuelve a escapar. Por ejemplo, a ratos nos inclinamos a pensar que nuestra clase política es de mala calidad, mal preparada y apitutada, siendo esos vicios los que generarían el problema. Pero aunque “un pueblo tiene los gobernantes que se merece”, esta posibilidad queda descartada cuando vemos a políticos de excelente preparación actuar como uno más. Los que deberían subir el nivel hacen precisamente lo contrario.

Me llama particularmente la atención el caso de Ignacio Walker, un político de trayectoria, que no podríamos decir que carece de la formación necesaria para desempeñar los cargos más importantes. Si no la tuviera, significa que todo nuestro sistema está trastocado. Abogado de una de las dos universidades más importantes de nuestro país y con un doctorado en una prestigiosa universidad de los Estados Unidos, Walker es lo que se llama un “político de carrera”, pero que claramente tiene títulos como para desempeñar otras funciones: no depende de la política para subsistir. No hay por qué dudar de sus capacidades, dados sus antecedentes académicos y su desempeño en diferentes cargos públicos.

De hecho, alguien podría suponer que si todos los políticos fueran como Walker, con su preparación y experiencia, nuestra política sería excelente. El problema es que una cosa es estar bien preparado y, algo muy distinto, es hacer buena política. Dicho de otra manera, la buena preparación no hace que el político actúe bien y profesionalmente, por lo tanto, el problema es distinto: por alguna razón su capacidad intelectual, experiencia y formación simplemente queden a un lado.

El problema no es que el senador defienda tal o cual idea, sino que firme un programa de gobierno y afirme, campante, que no lo leyó. ¿Qué seriedad puede tener alguien así? Si bien no entiendo a cabalidad qué es la posverdad, me parece que el concepto se asimila bastante al senador Walker legislando a favor del aborto, al mismo tiempo que declara la existencia de un ser humano desde la concepción. En una misma oración declara que existe un ser humano inocente, pero que hay casos en los cuales podría lícitamente ser asesinado. El problema no son sus convicciones, sino la lógica Walker: esa que permite apoyar a la Presidenta de la educación gratis, sin querer educación gratis.

¿Qué hace que un político -inteligente y con preparación- intente cuadrar el círculo sin temer hacer el ridículo contradiciéndose una y otra vez? Cualquiera que lea el proyecto sabe que esta ley no sólo despenaliza, sino que también garantiza el aborto, en la medida que establece una prestación médica exigible. Un abogado sabe perfectamente que si lo que busca es no criminalizar a una mujer en una situación excepcional, hay muchos instrumentos jurídicos antes que la legalización. Un cientista político sabe las implicancias de un programa de gobierno y de las alianzas tras una candidatura: es consciente del significado de las promesas. Pero algo provoca que un político que es ciudadano, abogado y doctor en ciencia política, deje todo de lado para serpentear esquivando la coherencia, contribuyendo a empeorar nuestra política. Y es que el punto no es la preparación y formación de nuestros políticos. Si fuera por preparación, Walker sería uno de los mejores. El gran problema es no llamar las cosas por su nombre y pretender seguir uniendo lo imposible de juntar. (La Tercera)

Antonio Correa

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