La fronda populista se traslada a la derecha-Pilar Molina

La fronda populista se traslada a la derecha-Pilar Molina

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La situación presidencial es bien dramática para la oposición. Abunda con a lo menos 10 candidatos a la presidencia, todos izquierdizándose hacia las posturas del Partido Comunista. La candidata DC, Ximena Rincón, rindiéndose ante el populismo del tercer retiro después de aseverar días antes que era irresponsable la propuesta. El candidato del PPD, Heraldo Muñoz, renegando del TTP, tratado de libre comercio del Pacífico al que dedicó buena parte de su gestión como Canciller. La candidata socialista, Paula Narváez, abriéndose a la nacionalización de los fondos de los trabajadores y a impuestos a los súper ricos, en extinción en el orbe. El último en saltar al ruedo, desde uno de los innumerables partidos del Frente Amplio, Gabriel Boric, proponiendo que en los directorios “paritarios” de las grandes empresas los trabajadores tengan el mismo poder resolutivo que los accionistas que representan a los dueños de la compañía. Nada nuevo, sino que regreso a las añejas recetas socialistas que tanta pobreza han generado en los últimos cien años.

Ahora se ha vuelto común en la oposición acusar al gobierno de destruir el orden público y la paz social, como lo enarboló al asumir la presidencial del Senado, la DC Yasna Provoste. Repiten que para impedir que continúe otro desastroso gobierno de derecha, es necesaria la unidad de sus partidos, omitiendo qué parte de responsabilidad tiene la izquierda en el estado actual de la situación.

Puede ser entendible que busquen impedir un nuevo mandato de derecha bloqueando al actual para demostrar que las ideas liberales y de mercado no dan gobernabilidad, atributo que ellos sí manejarían, porque la derecha no sale a la calle a destruir ni avala la violencia o el deterioro de la legalidad con afanes electorales.

Lo que es inentendible es que el oficialismo también esté convertido en una fronda, o más bien, en un remate de ideas populistas. En un año electoral parece que muchos creen que pueden salvarse solos, tomando distancia del gobierno. Entonces, en vez de tratar de consensuar con el Ejecutivo la forma de enfrentar las necesidades de las familias en este segundo peak de la pandemia, se atropellan para lanzar medidas y si el gobierno ofrece 100, lo acusan y le piden 200.

Parecieran estar los votos para un tercer retiro en RN y la UDI, lo cual es un triunfo para el populismo y la izquierda que quiere desfondar el actual sistema previsional en la parte que funciona, que es la de dar seguridad y rentabilidad a los pocos fondos acumulados por 40 años. Desde RN grupos de diputados se apuran a proponer su propia versión de un tercer retiro del 10% y otro puñado de honorables propone un bono sin mayores restricciones que llegue a 8 millones de personas a un costo de ¡US$5 mil millones!

El chantaje al Ejecutivo es que si no cede a sus múltiples demandas, tendrá que allanarse al tercer retiro que significa extraer otros US$15 mil millones a los trabajadores de sus fondos de pensiones, de los que ya perdieron US$35 mil millones en los dos anteriores manotazos.

Ninguna de las últimas ofertas del gobierno parece suficiente a sus partidos. Ni el nuevo bono a la clase media ($400 a $600 mil), o el préstamo solidario de hasta 3 cuotas de $650 mil cada una, o los 50 mil nuevos subsidios de arriendo ($250 mil por 3 meses). El Fondo Covid por US$12 mil millones acordado con la oposición está prácticamente agotado, pero la extensión del Ingreso Familiar de Emergencia, el Ingreso Mínimo Garantizado y todos los otros programas en desarrollo les parece que “no tienen calle”.

Los oficialistas se pliegan a la misma mala onda de la oposición del año pasado frente a las ayudas del Estado a las familias, a pesar que la evidencia demostró que Chile tuvo el 8º mayor paquete fiscal de ayuda en el mundo y que El PNUD, el FMI y el BM consideraron la asistencia como focalizada y sin precedentes.

Ni los candidatos presidenciales de Chile Vamos han dado tregua al Ejecutivo. El UDI Joaquín Lavín proponiendo echar mano a otra reserva, los fondos de cesantía, e Ignacio Briones, de Evópoli, lanzando su propio paquete de medidas. Se empeñan en usar toda su inventiva en crear gastos, haciendo caso omiso de la realidad. Esa que pinta que la economía se redujo en US$26 mil millones el año pasado (el peor retroceso en 40 años) y que un millón 257 mil hogares ingresaron al Registro Social de Hogares (de marzo a marzo) y más de la mitad lo hizo al tramo más vulnerable.

La nueva realidad es que Chile es más pobre y que está con un tremendo déficit fiscal y una deuda pública inusitadamente alta. Pero en vez de usar su imaginación para ayudar a crear más riqueza y empleos, los políticos la usan para inventar gastos y aferrarse a la quimera de la izquierda, que sostiene que todo es financiable a través de nuevos impuestos. Lo que no parecen tener claro los que votaron por el Presidente Piñera es que si este gobierno no flota el último año, tampoco saldrán nadando ellos y tendrán una coalición bien derrotada en las presidenciales. (El Líbero)

Pilar Molina

 

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