La economía global recibe un nuevo shock-Vittorio Corbo

La economía global recibe un nuevo shock-Vittorio Corbo

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Después de un débil tercer trimestre, cuando la economía global comenzaba a evidenciar señales de recuperación, aparece el shock inesperado del coronavirus. Aunque aún es prematuro sacar conclusiones sobre sus efectos finales, este ya impacta a la actividad industrial de China, a los mercados donde China es un importante consumidor y a las industrias donde China juega un rol importante en la cadena de producción.

Este shock golpea a la economía global en momentos que se observaba una serie de factores positivos. Primero, las tensiones comerciales entre EE.UU. y China se habían reducido, culminando con la firma de la fase 1 de un acuerdo comercial. Segundo, China y el resto de Asia Emergente (especialmente Taiwán y Corea) habían tomado un mayor dinamismo. Tercero, los efectos de las políticas monetarias más expansivas, introducidas durante 2019 por la FED y el Banco Central Europeo, comenzaban a mostrar sus efectos. Cuarto, en los países avanzados, aunque la inversión perdía fuerza, el consumo se mantenía dinámico, apoyado por tasas de desempleo en los niveles más bajos en 40 años, salarios en alza, e inflaciones bajas. Quinto, los mercados anticipaban que las condiciones financieras se mantendrían favorables. Como resultado, subían los precios de las materias primas y de los activos financieros. En esta dirección, el indicador coincidente de actividad mundial de Fulcrum de enero muestra que la economía global se había estado acelerando en los últimos dos meses, impulsada por los países emergentes que crecían por sobre sus indicadores de tendencia.

El principal impacto de este shock va a ser en China, donde los intentos de controlar el contagio han derivado en la suspensión de actividades industriales, restricciones al transporte y el colapso del turismo interno y externo. Su impacto se extenderá también al resto del mundo a través de las cadenas de producción donde China juega un rol preponderante y en mercados donde es un importante demandante. Al mismo tiempo impactará también el comercio mundial, el transporte internacional y el turismo. Donde radica la principal incertidumbre es sobre la extensión que podría tomar el contagio y sobre la efectividad de las agresivas medidas que está tomando China para acotar sus efectos. Con todo, lo más probable es que sus efectos sean solo temporales mientras se detiene el contagio, afectando la actividad de China y mundial del primer semestre.

El coronavirus encuentra a la economía chilena en medio de la absorción del shock generado por el estallido social de octubre, la violencia que lo ha acompañado y la incertidumbre sobre el curso que podrían seguir los acontecimientos desatados por el shock. Como resultado, la economía chilena sufrió una pronunciada contracción en octubre y noviembre pasado. En particular, han caído con fuerza las expectativas de consumidores y empresarios, las ventas minoristas, especialmente de durables, las importaciones y la actividad económica agregada. Los sectores más afectados han sido el comercio, los restaurantes, el turismo, los servicios de entretención y la iniciación de nuevos proyectos, especialmente en la construcción. En términos de actividad económica agregada, medida por el Imacec ajustado por estacionalidad y días trabajados (Imacecaj), la actividad del cuarto trimestre del año pasado se contrajo 2,1% anual con respecto al mismo trimestre del año anterior y 3,5% con respecto al tercer trimestre (esto último equivale a una caída anualizada de 14,3%). Sin embargo, la caída de actividad del cuarto trimestre fue menor a lo anticipado, empujada por un Imacecaj que creció 3,5% con respecto al mes anterior y 0,5% anual. Aunque una observación no es suficiente para sacar conclusiones, una primera lectura muestra que la actividad ha sido más resiliente de lo anticipado. En la misma dirección, en el trimestre terminado en diciembre, la tasa de desempleo aumentó menos de lo anticipado, con un estancamiento del crecimiento de los empleos de los asalariados formales y aumentos en los empleos por cuenta propia y de asalariados informales.

En los próximos meses la economía chilena se beneficiará de medidas de estímulo a la demanda interna y se verá afectada negativamente por los efectos de corto plazo del coronavirus en China y el resto del mundo y por la incertidumbre asociada y a los desarrollos políticos internos, incluyendo el control de la violencia. En particular, la demanda interna recibirá en los próximos meses el impulso de los elementos de la agenda social ya aprobados (alzas de la Pensión Básica Solidaria y de la Pensión Máxima con Aporte Solidario), del programa fiscal contracíclico anunciado a comienzos de diciembre y potencialmente de otras iniciativas que todavía están en el Congreso (como el ingreso mínimo universal garantizado). El coronavirus afectará directamente nuestras exportaciones a China, el principal mercado de destino de nuestras exportaciones, e indirectamente a las exportaciones al resto del mundo por sus efectos en el comercio y transporte mundial.

Frente a este escenario, y para evitar una recaída de la incipiente recuperación, lo que corresponde ahora es acelerar los esfuerzos para avanzar en reformas e ir despejando la incertidumbre interna. En particular, se hace muy necesario un entendimiento de los líderes políticos para seguir avanzando, en forma fiscalmente responsable, con la agenda social, despejar dudas con respecto a la nueva Constitución y trabajar por la implementación del proceso constitucional donde se puedan ejercer las libertades individuales en su plenitud. En esto, es útil revisar los principales resultados de la reciente encuesta CEP. De estos resultados yo resaltaría cinco. Primero, las principales prioridades de la población medidas después del estallido social son: pensiones, salud, educación, sueldos y criminalidad. Prioridades que se repiten desde hace bastante tiempo, excepto que pensiones saltó ahora al primer lugar. Segundo, hay una muy baja confianza en las instituciones llamadas a trabajar unidas para salir de esta crisis, especialmente en los partidos políticos, el Congreso y el Gobierno. Tercero, hay una alta demanda por avanzar en los entendimientos políticos en vez de defender posiciones propias a ultranza. Cuarto, hay un alto apoyo a la democracia, especialmente entre los más jóvenes. Quinto, hay un gran respaldo a las marchas, pero un rechazo pronunciado a las barricadas y a los destrozos.

Ante este diagnóstico, lo que cabe ahora es que el sistema político privilegie el diálogo para aprobar proyectos de ley que incluyan medidas eficientes y fiscalmente sostenibles, orientadas a hacerse cargo de las demandas de la ciudadanía. Todo esto sin descuidar el crecimiento por sus efectos en los ingresos fiscales y en el bienestar de la población. En paralelo, el sistema político tiene que trabajar en proteger la democracia y el proceso constitucional, controlando la violencia para restablecer el Estado de Derecho y reducir la incertidumbre interna. (El Mercurio)

Vittorio Corbo

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