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Israel: sondeos a pie de urna apuntan a empate electoral y bloqueo político

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A la espera de los resultados electorales definitivos, pendientes de un escrutinio que puede prolongarse hasta bien entrada la madrugada del miércoles, Netanyahu solo parece aceptar plenos poderes. El líder del Likud ha perseguido durante la campaña la consolidación de la mayoría del bloque de partidos de derecha que le aupó al poder en 2015 para un tercer mandato consecutivo, y el cuarto de su carrera política.

Los sondeos a pie de urna apuntan a un nuevo bloqueo político en Israel

Solo le sirve sumar 61 diputados o más en una Kneset de 120 escaños. El respaldo garantizado por dos partidos ultraortodoxos —el askenazi Unión de la Torá y el Judaísmo (ocho escaños) y el sefardí Shas (8-9)— y la alianza Yamina (6-8), de la extrema derecha nacionalista y religiosa, se quedó a un solo escaño de la mayoría absoluta hace cinco meses. La traición de su aliado, el exministro de Defensa Avigdor Lieberman, paladín político de los judíos de origen ruso, le forzó a unos comicios repetidos sin poder conformar otra edición del Gobierno de todas las derechas. El retroceso de la abstención deja en principio sin expectativas de obtener escaños a Poder Judío, fuerza extremista heredera de un partido racista proscrito.

En la segunda vuelta celebrada ahora, Lieberman revalidó con entre 8 y 10 escaños un papel arbitral en un eventual Gabinete de concentración que reserve para su partido Israel Nuestra Casa ministerios clave. Para ello necesita contar con el Likud y con la principal fuerza de la oposición, la agrupación centrista Blanco y Azul, cuyos líderes —con el exgeneral Benny Gantz a la cabeza— exigen que el primer ministro se aparte para dejar paso a otro dirigente conservador que no esté salpicado por la corrupción.

La alternativa de un Ejecutivo de unidad nacional no parece viable con la presencia de Netanyahu, pese a que los dos partidos que lideran los bloques ideológicos han empatado en casi todos los últimos sondeos publicados antes de las legislativas. El éxito del movimiento centrista de nuevo cuño de Gantz y sus asociados ha fagocitado, sin embargo, a las formaciones situadas a su izquierda —el laborismo socialdemócrata (5-6) y la Unión Democrática pacifista (5-6)—, que han caído en intención de voto y se han asomado al abismo de quedar excluidos de la Kneset. Sin socios con suficiente peso parlamentario con los que apuntalar el bloque de centroizquierda, a Gantz se le puede presentar la disyuntiva de permanecer en la oposición o aceptar la gran coalición con el Likud.

El Comité Electoral Central informó de un ligero aumento de la participación respecto a los comicios de abril, que alcanzó el 69,4% del censo, un 1,5% más.

La coalición de cuatro partidos árabes Lista Conjunta, que concentra el voto de una minoría que representa al 20% de la población israelí, recibió más votos que en las anteriores elecciones, cuando la abstención se disparó en los colegios electorales de las poblaciones árabes. Con entre 11 y 13 escaños, la Lista Conjunta ya ha anunciado que no entrará a formar parte de un Gobierno de centroizquierda dirigido por Gantz, aunque se mostró dispuesta a ofrecer apoyo en la Kneset a las políticas sociales y de reanudación del diálogo con los palestinos, suspendido hace más de cinco años.

LA ESTRATEGIA DEL DERROTISMO

El repunte de la participación apuntaba anoche un complejo escrutinio, con resultados ajustados por estrechos márgenes que obligaban a recontar hasta el último voto. Netanyahu había recurrido a una inusual estrategia de derrotismo para intentar que sus partidarios se movilizaran en las urnas. “Les puedo garantizar que estas elecciones serán muy ajustadas”, declaró el primer ministro a la prensa nada más depositar su voto en Jerusalén.

En la estela de una hiperactiva recta final de la campaña, el líder del Likud siguió agitando el debate en plena jornada de votaciones al pronosticar que la Lista Conjunta iba a convertirse en tercera fuerza de la Kneset gracias a la alta participación de las comunidades árabes.

Mientras Netanyahu esgrimía la amenaza árabe ante los sectores judíos más conservadores, la oposición le denunciaba por conceder entrevistas y difundir encuestas en una violación de la legislación electoral. Los responsables de Facebook en Israel suspendieron los mensajes automáticos de campaña en la página del Likud por orden del Comité Electoral Central.

En la periferia de Tel Aviv, mientras tanto, el exgeneral Gantz llamaba a pie de urna a votar para poner fin a la “corrupción” y el “extremismo”, en alusión a los escándalos que salpican a Netanyahu y a la presencia de la extrema derecha y los ultraortodoxos en la coalición de gobierno saliente. El número dos de la alianza centrista Azul y Blanco, el expresentador televisivo Yair Lapid, acudió a las playas del Tel Aviv para tocar a rebato en la arena junto a los bañistas. “Mientras estáis tomado el sol”, advirtió, “Netanyahu saca de casa a sus seguidores”. (El País.es)

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