Insulza: «Gbno. priorizó proyectos duros, entonces va a tener oposición dura»

Insulza: «Gbno. priorizó proyectos duros, entonces va a tener oposición dura»

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José Miguel Insulza analiza la ronda de reuniones bilaterales con los timoneles opositores que sostuvo el Presidente Sebastián Piñera esta semana, desde su experiencia como ministro de tres carteras distintas -de forma continua- durante 10 años, ocho meses y cinco días. En esa posición, lo que más le llamó la atención al senador PS fue que el mandatario dialogara con los líderes de la centroizquierda a solas, sin estar acompañado de alguno de sus ministros.

«Piñera quiso hacer una cosa personal, discreta. Pero me extrañó ese test a solas con los jefes de partido. Yo estaría más contento si hubiera visto al Presidente con sus ministros, y al timonel con su mesa», explica.

-¿Ve una señal a sus ministros, que aún no han conseguido que la oposición acceda a votar la idea de legislar en las reformas previsional y tributaria?

-No es bueno. Un Presidente tiene que tener un buen equipo, y mostrarlo. Si es tan bueno su equipo, ¡que lo haga hablar! No tiene por qué decirlo todo él.

-¿Y a qué atribuye usted que el mandatario haya convocado a esta ronda de diálogo?

-Siempre es popular buscar acuerdos. El tema comunicacional influyó, pero también el que la reforma que parece ser la más importante para él, la tributaria, no está teniendo buena opción de ser aprobada. Muchos sentíamos que lo que el Gobierno entiende por negociación es contarnos lo que piensa hacer, y no hacer ofertas. El Presidente dice que van a haber propuestas, y las estamos esperando. No hemos rechazado ninguna idea de legislar todavía, cuando el actual oficialismo rechazaba muchas.

-¿Y tras las reuniones, ve que hay posibilidades de avanzar en consensos con La Moneda? La oposición alegó que, en 24 horas, el Gobierno desestimó su idea de dividir ambas reformas clave, y persistió en ingresar el proyecto de control de identidad, cuestionado por ustedes.

-El Gobierno va dando prioridad a las cosas más duras, que no nos gustan o que no hemos conversado, como el control preventivo. Entonces, se va a encontrar con una oposición más dura. Ellos saben que hay leyes donde podríamos avanzar mucho, como pensiones, o el fin a la Ley Reservada del Cobre, porque es difícil pronosticar ahí una votación en general negativa, porque hemos abogado mucho tiempo por esas leyes, entonces uno tiene que aceptar la discusión. Pero deciden avanzar sobre tributaria, donde saben que tendremos problemas, porque no se cree mucho lo que dice el ministro de Hacienda de que se va a compensar la rebaja de impuestos a las empresas por la reintegración. Entonces, la política del Gobierno es dividir al país.

-¿Por qué lo dice?

-La mejor demostración es la hoja de ruta en seguridad: teníamos 12 proyectos concordados con el ministro Andrés Chadwick (Interior) y no estaba el control de identidad. ¿Qué sacamos con tener una agenda de tantas cosas buenas, si al final va a terminar marcada porque el señor Presidente decidió ir un día a una tribuna, a hacer más duro el control, cuestión que todo el que entiende algo del tema en Chile le ha dicho que no lo haga?

-En su trayectoria política, usted ha sido reconocido como un «hombre de acuerdos». Así se perfiló en su llegada al Senado en 2018, pero en los últimos meses ha endurecido su postura, alineándose con su partido, de forma más similar al Frente Amplio y el PC. ¿Qué sucedió?

-Yo busco acuerdos, pero con quien quiera. Soy partidario de ellos, pero siempre que vea una voluntad del otro lado. ¿Y dónde está la voluntad del Presidente? ¿En reunirse a solas con cada timonel, preguntarle cosas, y después proclamar el control de identidad? ¿O negándose a dividir los proyectos? No sé si tuvieron utilidad esas reuniones. Lo sabremos con el tiempo, pero no es buena señal que la primera reacción haya sido ingresar el tema que confrontaba a Gobierno y oposición. De estas bilaterales entre el Presidente y la oposición, no hay nada para pensar que se inicia una nueva etapa de acuerdos de parte del Gobierno. Yo lo habría esperado, pero la primera señal no fue buena. Si hay ánimo de llegar a acuerdos, es bueno. Pero solo si hay ánimo realmente.

-¿Ve opciones de que el Presidente ceda en sus propuestas?

-No he conversado últimamente con él. Conversábamos más antes, ya no tanto después de los desacuerdos que hemos tenido en política exterior. El diálogo es bueno, indispensable, pero no puede ser uno de sordos, de declaraciones unilaterales. Todos queremos acuerdos, yo estoy disponible para no decir que no a todo. Pero que me digan la respuesta del Ejecutivo, porque fue raro que si los timoneles hablaron con el Presidente, velozmente salieron ministros a desestimar lo que se pidió.

-Más allá de las críticas que efectúa al Gobierno, ¿cómo ve a la oposición para 2019?

-En el Senado hemos tenido bastante acuerdo, no hay saltos al vacío. Pero, en general, nos ha faltado mucha iniciativa.

CONTROL DE IDENTIDAD

-En el proyecto, el Ejecutivo explicitó que, para menores desde 14 a 18 años, no se permitirá el registro de vestimenta. ¿Podría eso generar un consenso?

-Después de haber leído que con la actual ley se hizo el procedimiento a miles de menores, ¿quieren que crea que no los van a registrar? No soy partidario de que revisen a nadie, porque el control preventivo me parece profundamente discriminatorio. Además, la ley ya es lo suficientemente dura, no estoy por ampliar ni facultades ni edades, y tampoco ha demostrado tener una eficacia significativa: el 2% de los controlados han sido sospechosos. Hay que recurrir a otros métodos: más patrullaje, más inteligencia, más que gastar los pocos policías que tenemos pidiendo el carné en la calle. Teníamos conversada una agenda con Chadwick, y de repente aparece el Presidente con el control de identidad. Fue una idea presidencial, y claro, el ministerio tuvo que mandar el proyecto.

-El Gobierno ha argumentado que el proyecto tiene alto respaldo ciudadano. ¿Podrán rechazarlo ustedes?

-La gente tiene temor, y el Gobierno, en lugar de combatir las causas, se dedica a agrandarles el temor, y eso es peligroso. ¡Naturalmente que la gente quiere que salgan a amarrar a los sospechosos por las calles! Cuando se empiece a perseguir a determinados grupos, con ese pretexto, o por la opción de que sean delincuentes, estaremos en un camino lamentable. Voy a mirar el proyecto. Pero en sí, lo rechazo, por peligroso e inútil. (El Mercurio)

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