Mientras todos los ojos parecen puestos en cuántas horas se trabajan en Chile, otro foco –siempre inquietante- parece haber quedado relegado en el debate público: las paralizaciones, que legales o ilegales, suelen generar ruido desde el mundo privado y público. Y quizás la menor ansiedad tenga asidero. El último reporte del Observatorio de Huelgas Laborales (OHL) contabilizó 269 eventos el año pasado, es decir, 17,2% menos que el ejercicio precedente.
Pero no se trata de una baja aislada. La medición del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) y de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Alberto Hurtado (UAH), ya había dado cuenta de lo mismo en 2017.
Dado el resultado, el informe considera “plausible aseverar el freno y posible cierre del ciclo de conflictividad observado entre 2006 y 2016”.
Este último año, de hecho, la creciente conflictividad observada alcanzó su cima con 464 huelgas, para luego descender rápidamente los dos ejercicios siguientes.
¿Cómo se explica el descenso en el número de huelgas? El académico del Departamento de Sociología de la UAH e investigador del COES, Pablo Pérez, alude a una mezcla de elementos que se constataron en un escenario que cambió producto de la reforma laboral de Michelle Bachelet.
Por ejemplo, y ya lejanos al ambiente de movilización marcado en 2006 especialmente por el movimiento de los pingüinos, señala que los cambios respecto a la definición de los servicios mínimos -requisito para la negociación colectiva con la venia de la Dirección del Trabajo- “podría haber generado un escenario de incertidumbre entre los actores y, por lo tanto, se podría haber traducido en una menor propensión a la realización de actividades huelguísticas de parte de los sindicatos”.
Del lado de los empresarios, estima que una vez que se asumió la pérdida legal de la batalla del reemplazo en huelga, hubo una orientación de los “esfuerzos a agrandar el concepto de los servicios mínimos para que en la práctica la legislación termine siendo lo mismo que antes”.
Un cuadro donde surgió además la convivencia de los sindicatos y la figura de los grupos negociadores.
TÁCTICAS Y DEMANDAS
El reporte revela que las huelgas legales descendieron 22,3% (101); y las llamadas extra legales -es decir, que no responden al Código del Trabajo- lo hicieron en 13,8% (168).
Pero mientras las primeras involucraron un promedio de 163 trabajadores cada 100 mil ocupados, l0 que implicó un alza de 28,5%; las segundas abarcaron 172, 30,7% más que el año anterior. Al igual que en años anteriores, las huelgas fueron eminentemente pacíficas tanto en el ámbito público -donde el petitorio lo concentraron aspectos de carácter organizacional-; como el privado, donde las demandas esenciales siguen siendo salariales.
En el mundo privado existe, además, un patrón estable: la predominancia de los conflictos en la gran empresa, que fue el escenario del 73,5% de las huelgas.(DF)
