En un año más…

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Sí, señor lector; sí, señora lectora. De acuerdo con la ley, en los primeros días de julio del próximo año, se efectuarán las elecciones primarias que elegirán los candidatos presidenciales de las coaliciones políticas. Si bien en política un año es una eternidad, las piezas hoy día empiezan a moverse. Ya hablaremos de eso. El contexto en los doce meses que faltan para dichas primarias tiene, a lo menos, dos hitos fundamentales: la acción del Gobierno y el resultado de las elecciones municipales del 23 de octubre del presente año. En este plazo, el Gobierno seguirá consolidando su «obra», materializando sus reformas y esperando un cambio de tendencia, a partir de lo anterior, de la evaluación ciudadana. El otro hito, el resultado de la elección municipal, podría cambiar el escenario político.

Más allá de los resultados en comunas específicas, la lectura política será sobre el resultado agregado. Es decir, qué coalición obtiene más alcaldes, más concejales y más votos en las respectivas elecciones. Por otra parte, el resultado de la elección de concejales donde se mide el peso específico de cada partido a nivel nacional, dado que se presentan muchas listas partidarias, permitirá saber quién es quién en la política chilena, tanto las fuerzas históricas como, asimismo, las fuerzas emergentes.

Al parecer, y es mi opinión, la Nueva Mayoría obtendrá el triunfo en esas cuatro variables: más alcaldes y alcaldesas, más votos de dichos cargos, más concejales y concejalas, y más votos en dichos cargos que la derecha. En lenguaje sencillo, 4-0. Esto se desprende de la afirmación de la derecha , cuyo «triunfo» no es derrotar en esas cuatro variables a la Nueva Mayoría, sino obtener en esas mismas mejores resultados que en la elección anterior, octubre de 2012, donde alcanzaron un pésimo resultado.

A partir del 24 de octubre de este año, y con esos resultados en la mano, se empezarán a mover las piezas para la primaria presidencial. Dicha primaria en la derecha contiene escenarios alternativos, pero complejos, dada la renuncia del senador Ossandón a Renovación Nacional y el camino propio asumido por el ex diputado de la UDI José Antonio Kast. En un escenario, la derecha tendrá en esa primaria al candidato de RN, senadores Espina o Chahuán, que será elegido en su consejo general. También estarán el diputado Felipe Kast, líder de Evópoli, y Sebastián Piñera, en su carácter de independiente. El destino del senador Ossandón dependerá de los cuatro partidos de la coalición de derecha que lo autoricen a participar en esa primaria. Como él lo ha dicho: si no lo aceptan, competirá en la primera vuelta. Es decir, cualquiera sea el escenario, será una primaria «sabrosa».

En el caso de la Nueva Mayoría, la situación es más incierta en cuanto a nombres. Hasta hoy dos parlamentarios de esta coalición han manifestado su disposición a participar: el senador Ignacio Walker por la Democracia Cristiana y el diputado Jorge Tarud por el PPD. Pero hay cuatro nombres que «lo están pensando». Me refiero al senador Guillier, a la senadora Allende, al agente ante La Haya, José Miguel Insulza, y al ex Presidente Ricardo Lagos. En mi opinión, si el Presidente Lagos, usando su propio lenguaje en una entrevista radial, se «tira a la piscina», el resto de los «nadadores» abre un signo de interrogación. Como ustedes pueden leer y apreciar, el escenario se ve interesante.

De acuerdo con lo explicado, es posible que cambie el clima y el escenario político con respecto al futuro presidencial, si es que el Gobierno mejora en algo la evaluación de la ciudadanía y la Nueva Mayoría obtiene el triunfo en la elección municipal.

Además, se podría dar una paradoja muy diferente de la que ocurrió el año 2009, en el primer gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet. Ese año, en las elecciones presidenciales y parlamentarias, la Concertación de entonces obtuvo un resultado menos que regular. No obstante que el Gobierno y la Presidenta tenían una altísima evaluación positiva de la ciudadanía. El próximo año, si las cosas no cambian, podría ser al revés. Que la Nueva Mayoría triunfe en las presidenciales y parlamentarias y, a su vez, el Gobierno tenga una evaluación menos que regular. Cosas de la vida y la política.

 

El Mercurio/La Tercera

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