El TPP-11 y la nueva guerra fría

El TPP-11 y la nueva guerra fría

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La llamada “guerra comercial” desatada por los EE.UU. en contra de China es parte de un disputa mayor por la hegemonía mundial. Todo indica que la República Popular China se convertirá en la mayor economía del planeta antes incluso de cumplirse el centenario de su fundación en 1949.

Los activos con que cuenta China son inigualables: una población de 1.400 millones, un sistema político que podrá gustar o no pero que funciona, un líder como Xi Jinping dotado de un tremendo carisma y visión estratégica que le han permitido formular un proyecto como el de la Ruta de la Seda que es por muy lejos el principal diseño geopolítico global. Ni EE.UU., ni Europa, ni Rusia han formulado un proyecto comparable.

Hace tiempo que China dejó de ser un simple imitador de tecnología producida en el exterior. Utilizando su gran mercado consiguió desempaquetar esas tecnologías, generando capacidades que la sitúan en muchos ámbitos en la frontera tecnológica. Es el caso de los trenes de alta velocidad, del transporte aéreo con el C 919 que podría terminar desplazando a los modelos Boeing y Airbus. Pero es sobre todo en el plano de las nuevas tecnologías de la información en donde China ha tomado la delantera. Sus avances en el 5G representan una ventaja decisiva para todo lo que se viene en materia de inteligencia artificial e Internet de las cosas.

La batalla comercial que ha abierto Trump no es más que una escaramuza en este proceso. Para China ocupar un lugar central en el mundo es parte de una normalización y reencuentro con su tradición milenaria solo interrumpida durante las décadas anteriores a la revolución por las políticas colonialistas puestas en práctica por otras potencias . En cambio, desde los EE.UU. China se percibe como una grave amenaza por su “régimen orweliano” como lo define el vicepresidente Pence, que genera relaciones “tramposas”, como las califica el secretario de Estado, Mike Pompeo.

Éste es el nuevo escenario que enfrentan nuestros países. Ya no estamos en ese mundo globalizado en donde se imponían de manera pacífica la democracia, la economía de mercado y el libre comercio. Enfrentamos, por el contrario, una segunda guerra fría y tenemos que diseñar estrategias que nos eviten terminar aplastados por la confrontación entre los dos grandes del mundo actual.

A través de este prisma hay que analizar el TPP-11. Éste es un tratado que genera aprehensiones respecto de sus ventajas para un país como el nuestro que dispone de una amplía red de acuerdos de libre comercio. Sin embargo, con los resguardos necesarios, desde una perspectiva geopolítica más amplia, es conveniente para Chile ser parte de un acuerdo que involucra a países importantes como Japón , Australia, Nueva Zelandia, México y Vietnam, que necesitan también protegerse de los efectos de esta nueva guerra fría que tiene para largo.

 

Carlos Ominami/La Tercera

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