Dirigir la orquesta-Iris Boeninger

Dirigir la orquesta-Iris Boeninger

Compartir

Es momento de pensar seriamente cómo afrontaremos  el mañana que ya llegó. Vivimos una época de retos urgentes y complejos. No podemos perder tiempo esencial. 

En algo estamos de acuerdo la gran mayoría de los chilenos: aspiramos a vivir en un país seguro que nos brinde oportunidades y progreso. Nadie podría dudar que ello requiere de la gobernabilidad necesaria que garantice una democracia más libre y más igualitaria. Buena educación pública y privada accesible para todos, un sistema de salud integrado sin filas ni muertes por espera, le darían dignidad al ciudadano. Acceder a una vivienda y poder tomar un crédito, caminar de noche o de madrugada sin temor a la inseguridad, debería ser lo normal y no lo es.

Esto nos obliga a repensar la política y la economía. Debemos retomar la senda del crecimiento que requiere de inversiones para generar empleo y un mayor bienestar para la gente. La política requiere de gobernabilidad. Esta, a su vez, necesita de mayorías políticas capaces de gobernar con apoyo de la sociedad compatibles con un crecimiento con equidad. La institucionalidad requiere de una menor fragmentación política que la actual, de un parlamento sólido, del combate a la corrupción, del buen funcionamiento del Poder Judicial, de seguridad ciudadana, de respeto por las reglas del juego. Es además prioritaria la modernización del Estado.

Sabemos hacia dónde ir .

Sabemos que no estamos bien.

No sabemos lo que pasará mañana, pero podemos decidir cómo queremos que sea ese mañana y quiénes lo lideren.

Dependemos de que se tomen las decisiones correctas para las próximas décadas.

Las condiciones políticas actuales están afectadas por cuatro circunstancias: primero, la temprana y trágica muerte del dos veces presidente de Chile Sebastián Piñera; segundo, un mal gobierno que ya lleva dos años; tercero, la inminente carrera electoral municipal; cuarto, el deterioro de la calidad de la política. Todo esto adelantó la carrera presidencial del próximo año.

Confrontamos hace tiempo una severa toxicidad institucional siendo esto un enorme desafío para gobiernos y oposiciones, que a veces parecen estar jugando a las escondidas entre ellos. Este juego de desencuentros hasta en las mismas coaliciones no es gratis.

El miedo es parte de nuestra vida cotidiana.  Se ha agudizado desde octubre de 2019, presentándonos un futuro incierto y violento, donde el crimen organizado y la corrupción extendida ganan la partida.

Decía Nicolás Maquiavelo,  “quien controla el miedo de la gente, se convierte en el amo de sus almas”.

La política sin grandes acuerdos no sirve. La articulación política de equipos de gobierno requiere de liderazgo, empatía y mucha experiencia.

Como dice Byung Chul Han, en la Agonía del Eros, la «verdadera esencia del amor» consiste en «renunciar a la conciencia de sí mismo, en olvidarse de sí en otra mismidad», lo que refiere al vínculo del político con los ciudadanos y sus necesidades colectivas.

Hemos conocido a través de la historia de la humanidad grandes líderes que han surgido de hombres comunes y corrientes, sencillos y muchas veces hasta desconocidos. Empatía, inspiración, anticipación son rasgos similares que encontramos en algunos de ellos.

1.- Shimon Peres, recibió el Premio Nobel de la Paz en 1994 junto con el entonces primer ministro de Israel, Issac Rabin, y el líder palestino Yasir Arafat. Fue un líder en todo el sentido de la palabra. Amó a su país y le sirvió con pasión. Se atrevió a soñar e impulsar un futuro de paz en Oriente Medio. Su liderazgo fue sobre todo moral, cualidad fundamental cuando la sabiduría se pone a la par con la capacidad técnica, lo que permite orientar los esfuerzos y darle rumbo al país y, porqué no decirlo, a la humanidad. Al asumir la presidencia de Israel en 2007, le pidió a su pueblo: “Permítanme seguir siendo un optimista. Permítanme mantener la capacidad de soñar”. Ese fue su sello a lo largo de más de setenta años de vida política: creer en un mejor futuro. Intuía que la adversidad no es una excusa para la inacción, sino una invitación a ser audaz, ya que creía que el pesimista ya estaba derrotado. Luchó a favor de la reconciliación entre israelíes y árabes, especialmente con el pueblo palestino, bajo la premisa de que la paz no se gana derrotando a un enemigo, sino que se obtiene transformando el enemigo en un aliado.

2.- Lech Walesa, expresidente de Polonia, figura icónica del final de la guerra fría, que pasó de ser un electricista aterrado, colmado por la indignación y ciego de fe en una lucha justa, y fue capaz de poner en jaque a la amenazante y perversa  máquina encarnada por el poder soviético. Lideró la revuelta obrera de Gdansk en 1980, un hito que debilitó el comunismo en la región. Su firma, con una lapicera gigante con la imagen del papa Juan Pablo II, selló los acuerdos que marcaron el inicio de una nueva era. Lech Walesa tenía un estilo único de liderazgo ético basado en cualidades como la intuición, la tenacidad y principios morales sólidos.

Fundó el sindicato Solidaridad siendo el primer sindicato independiente en los países del bloque soviético. Su lucha anticomunista fue reconocida con el Premio Nobel de la Paz en 1983, contribuyendo de manera significativa a la caída del Muro de Berlín y al debilitamiento del comunismo. Lech Walesa representa algo de lo que pocos hombres vivos pueden enorgullecerse: cambiar el rumbo de la historia sin que sea necesariamente la vocación política la que lo anime a ello. Es que a veces la angustia o el amor a sus compatriotas fuerzan la voluntad  de los individuos.

3.- Vaclav Havel, nació en Praga en 1937. Lo llamaban el líder de la libertad o el líder de terciopelo porque no quería ser Presidente.

Su amigo y confidente Michael Zantovsky, lo define como “un outsider”, considerando a Havel como alguien casi predestinado a un lugar importante en la historia de su país y del mundo: “Era una persona que se sentía muy responsable. Desde niño supo que sus actos tenían consecuencias y que lo llevarían, sin término medio, a un duro castigo o a ser Presidente”.

Se distinguen en Havel dos facetas o etapas: La primera , artística en el mundo del teatro como director y dramaturgo. Fue parte del Club de Escritores Independientes en la Primavera de Praga. La segunda etapa fue la de un líder político que anticipó y se jugó por la libertad. En 1977 promovió la Carta 77, un manifiesto firmado junto a 241 intelectuales que exigió al gobierno comunista checoslovaco respetar los acuerdos y principios en materia de derechos humanos recogidos en los Acuerdos de Helsinki. Este documento fue un paso decisivo hacia el colapso del régimen soviético y el posterior establecimiento de una Chequia libre y democrática. El proceso hacia la caída del régimen comunista fue imparable y Havel destacó como la figura de la nueva Checoslovaquia.

Carta 77 fue un grito de libertad y disidencia desde Praga. Fue un movimiento en el que se “hizo política sin hacer política”.

Designado presidente de la República Checa el 29 de diciembre de 1989 . Un nuevo país democrático estaba gobernado por un hombre del arte.

4.- Angela Merkel, fue canciller de Alemania casi 16 años. Doctora en química cuántica formada en física, creció bajo el régimen comunista en Alemania oriental. Llevó a cabo un giro desde la ciencia hasta la política.

Enfrentó una crisis tras otra: un colapso del sistema financiero mundial en 2008, las amenazas de disolución de la Unión Europea, la gran ola migratoria hacia Europa en 2015 y la pandemia del covid-19.

Son apenas ejemplos de una mujer adaptable y diplomática, con una habilidad de persuasión aún en los no votantes. En tres de sus cuatro mandatos no tuvo mayoría en el Parlamento.

Una gestión guiada por el consenso y su habilidad diplomática gracias a sus métodos, su manejo sobrio, poco estridente que unió los polos ideológicos y le permitió retirarse con casi un 70% de aprobación. La distinguió la búsqueda de acuerdos  y las decisiones analizadas sin apuro y asesoradas, sin estridencias, con un gran reaccionar en las crisis.

Líderes cuya altura de miras estuvo  por encima de pretensiones de poder personales lograron cambios importantes de gran impacto.

4.- En Chile, el 5 de Octubre de 1988 se dijo «No«. El texto constitucional de 1980 establecía que ocho años después de Augusto Pinochet en el poder, se debía llamar a plebiscito. En 1988 la Junta Militar estaba obligada a hacerlo. Un grupo de ciudadanos se organizaron, prepararon y decidieron asumir el desafío.

Lo hicieron  configurando un acuerdo social y político. El grupo impulsó la campaña cuyos ejes principales fueron la franja televisiva del «No» y recorrer todo Chile.  Fue necesario persuadir a los chilenos para que perdieran el miedo de salir a votar, y soñaran la posibilidad de un país distinto.

El triunfo del «No» fue el logro de muchos líderes que bajo un mismo objetivo se unieron para recuperar la democracia. Se origina entonces la Concertación de Partidos por la Democracia, la alianza de gobierno más exitosa que ha tenido Chile. Líderes que se pusieron la camiseta y decidieron dar lo mejor de si dándole al país los mejores 30 años de gobierno.

Chile ha tenido y tiene grandes líderes. Es momento de unirnos y trabajar por el deseo supremo de darle vigor y efectividad a nuestra democracia,  dignidad y calidad de vida a sus ciudadanos. 

El director de orquesta inspira y dirige a sus músicos.

Un líder debe inspirar e interpretar a sus compatriotas.

Winston Churchill decía: “El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene, y de explicar después por qué no ha ocurrido”. (El Líbero)

Iris Boeninger