Frente a la comisión de Salud de la Cámara de Diputados, el contralor Jorge Bermúdez entregó una serie de antecedentes acerca de graves falencias en la gestión de los hospitales. En su exposición, hecha el martes, mencionó que una auditoría sobre el endeudamiento en 2016 de 27 centros de salud del país, determinó la instrucción de 27 procedimientos disciplinarios y ordenó el reintegro al fisco de $1.138 millones, por mal uso de recursos.
Pero en el mismo informe aparecen otros datos desconocidos. Por ejemplo, se expone que una cifra incluso superior a lo ordenado a devolver al fisco fue mal utilizada en la compra de equipamiento en ocho recintos hospitalarios, que a junio de 2017 -cuando la Contraloría hizo la inspección- se mantenían guardados sin ser utilizados. Se trata de 99 equipos médicos, que van desde termómetros, monitores, balanzas, un andador de marcha asistida y hasta un costoso equipo de radiografías. En total, las compras de esos aparatos implicaron un gasto de más de $1.449 millones.
«La situación es muy grave», asegura el diputado y presidente de la comisión de Salud, Juan Luis Castro (PS). Agrega que «esta cantidad de dinero que está dilapidado es una provocación en el sistema público, ya que hay miles de enfermos esperando una ecografía, un electrocardiograma, un escáner».
DÓNDE SE GUARDAN LOS APARATOS
El Hospital Van Buren, en Valparaíso, es el que concentra el mayor monto de compras de equipos que no se usaban. Si bien son solo cuatro aparatos, en total costaron $1.157 millones, lo que corresponde a un quinto de la deuda que el recinto mantenía con sus proveedores en 2016 ($5.026 millones).
Según el informe, los equipos fueron adquiridos durante 2016 y en junio del año siguiente se mantenían sin ser utilizados. Entre las compras está un tomógrafo de más de $500 millones y un equipo de braquiterapia de $400 millones, que se usa en el tratamiento de cánceres. Siguen en la lista un equipo de rayos X y un andador de marcha asistida.
El director del Van Buren, David Gutiérrez, señala que cuando se realizó la inspección, «el equipo de braquiterapia sí estaba funcionando, pero estaba suspendido su uso por la adecuación del espacio físico donde funciona». Igualmente, admite que «el resto de los equipos no estaban funcionando». Añade que ahora hay tres de los cuatro equipos funcionando. «El tomógrafo, que es el más caro, ya está instalado y funcionó» durante el segundo trimestre de 2017, explica. Solo el andador de marcha asistida -de más de $10 millones- no se está usando.
Los otros siete hospitales mantenían 95 equipos sin utilizar, que significaron una inversión de $342 millones. En el Hospital de Quillota, por ejemplo, se detectaron 37 equipos en desuso, que costaron más de $151 millones. En este caso, la Contraloría denuncia que, además, gran parte de los aparatos se compraron sin justificar su necesidad.
Al respecto, en el recinto dijeron que «se trata de equipos clínicos que a dicha fecha se encontraban a la espera de la implementación de la nueva sala médico-quirúrgica del hospital, que desde noviembre de 2017 está en pleno funcionamiento», al igual que los aparatos. (El Mercurio)
