Si uno los analiza aisladamente, como todas las cosas, presentan ventajas y desventajas; sin embargo, si uno ve estos datos desde el punto de vista de la igualdad o desigualdad entre personas y territorios, la realidad es otra.
De acuerdo a datos de Carabineros de Chile, que entregó cifras del control de identidad sobre personas, solo aportó una comparación en comunas habitadas por poblaciones de distinto nivel de ingreso socioeconómico; así, en Vitacura, este informe señala 22 mil controles de identidad y su contraparte socioeconómica, Pudahuel, alrededor de 80 mil controles preventivos de identidad. Ambas comunas no tienen la misma población, siendo Pudahuel superior en este indicador a Vitacura, pero salvaguardando esa diferencia es evidente una diferenciación por nivel socioeconómico.
El Gobierno ha entregado la encuesta nacional de victimización con un buen resultado global, destacándose la caída en la victimización de hogares de un 28% el 2017 a un 25,4% el 2018. En el caso de la Región Metropolitana, este indicador bajó de 31,9% a 30,1%. Si uno escudriña con más detalle los datos con la información policial disponible junto con la encuesta, analizando comunas y estratos socioeconómicos, se puede determinar que al interior de este promedio general en la Región Metropolitana hay comunas que les ha ido bien y comunas que no les ha ido bien en este tema tan sensible para la ciudadanía. Los números demuestran, en la Región Metropolitana, que la reducción en las cifras de delincuencia y particularmente en delitos violentos es el resultado de bajas significativas en las comunas con mayores recursos y alzas en las que menos tienen. De acuerdo a datos policiales, mientras en comunas como Vitacura, Las Condes, Lo Barnechea y Providencia, los delitos violentos se redujeron hasta un 29% durante el 2018, en otras como Pudahuel, Lo Prado y Cerrillos aumentaron en igual proporción. Al menos en la Región Metropolitana existe una fuerte relación entre la pobreza multidimensional y los índices de delitos violentos. Entre otros factores que explican esta desigualdad está el nivel de gasto comunal en seguridad. Vitacura, Las Condes, Lo Barnechea y Providencia dan cuenta de un gasto municipal en seguridad que supera los 26 mil millones de pesos al año. Tal cantidad de recursos es imposible destinarlos a seguridad en comunas populares.
El índice de calidad de vida preparado por la Cámara Chilena de la Construcción y la Universidad Católica analizó 99 comunas en todo el país y de acuerdo a un conjunto de indicadores determinó las 10 comunas, de las evaluadas, con mejor calidad de vida y su contraparte, las 10 comunas con menor calidad de vida. Una vez más se constató la desigualdad territorial, particularmente en la Región Metropolitana, donde es más fácil distinguir la población comunal por segmento socioeconómico. Las mejores comunas para vivir en la RM son: Vitacura, Las Condes, Lo Barnechea y Providencia. Los peores territorios para vivir, de acuerdo a este estudio, son: La Pintana, Lo Espejo, San Ramón y Cerro Navia. Este es el resultado del desigual nivel de ingresos municipales en los respectivos territorios derivado del tipo de población socioeconómica que habita esos territorios. A manera de ejemplo, el principal ingreso municipal, entre otros, es el impuesto territorial, comúnmente conocido como contribuciones, donde se produce la mayor desigualdad y, a manera de ejemplo, en la comuna de Vitacura el 100% de sus hogares cancela este impuesto, mientras que en Cerro Navia el 100% de la vivienda no paga el impuesto territorial. Lo anterior se produce y en buena hora porque las propiedades cuya tasación fiscal es inferior a los 30 millones de pesos están exentas del pago de dicho impuesto. La diferencia de los ingresos municipales en las comunas del país se compensa en parte con el fondo común municipal, que, a su vez, recibe ingresos de todas las comunas, pero particularmente de las de mayor nivel socioeconómico; es decir, Las Condes, Vitacura, Providencia y Santiago. No obstante lo anterior, para superar la desigualdad territorial, creo que ha llegado el momento de una nueva ley de rentas municipales que tenga a lo menos dos medidas que permitan paliar esta desigualdad que hemos visto en los tres ejemplos anteriores. Una de ellas es que el estado central destine en el presupuesto de la nación al fondo común municipal al menos un 10% del monto acumulado por dicho fondo anualmente y, por otra parte, dada la enorme concentración de ingresos municipales en las comunas de mayor nivel socioeconómico, hay que exigirles un mayor esfuerzo solidario con sus pares de comunas populares por la vía de incrementar en 10 puntos; es decir, del 65% actual al 75% su aporte al fondo por concepto de impuesto de territorio percibido, lo mismo en patentes municipales y en permisos de circulación para dichas comunas.
La contradicción principal de la sociedad chilena es la desigualdad. En esta columna he mostrado tres ejemplos entre otros muchos que existen. Creo que ha llegado el momento de tomar medidas que ayuden a disminuir la brecha de calidad de vida entre los chilenos.