La mega sequía que se arrastra en gran parte del país y la agresividad que se ha visto esta temporada en los incendios forestales en Europa y Estados Unidos no son un buen presagio para Chile.
Según informa Conaf, desde el 1 de julio hasta ahora se han registrado 41 incendios forestales en el país –principalmente en las regiones de Valparaíso, en la cordillera del Maule y en Aysén–, que han consumido casi dos mil hectáreas de vegetación.
«La verdad es que estamos en una temporada muy atípica, donde lamentablemente ya comenzaron los incendios forestales. Ésta es una cifra que no se había visto nunca antes«, señala a Emol Aida Baldini, gerenta de Protección contra Incendios Forestales de Conaf.
La autoridad explica que, usualmente, en esta época del año no se producen ese tipo de siniestros. «Lo normal a la fecha era tener 30 hectáreas afectadas, pero no dos mil. Antes se podía ver algún foco producto de quemas que hace la gente, pero que no avanzaban; en cambio, esta vez nos estamos encontrando con incendios de 200 hectáreas, difíciles de controlar, porque la vegetación está extremadamente estresada«, señala.
Comenta que «el día 3 de julio tuvimos un incendio que corrió y consumió 1.400 hectáreas en la Región de Aysén, pese a que estaba con escarcha, pero aun así el viento y la vegetación tan seca hicieron que avanzara muy rápido».
Baldini señala que la temporada más dura de los incendios forestales en el país usualmente «empezaba desde noviembre; era muy intensa en diciembre, enero y febrero; y terminaba en abril. Pero este año ya empezó». Incluso prevén que el peak de los incendios se adelante de diciembre al mes de octubre.
«De acuerdo a los pronósticos que tenemos, sabemos que octubre ya va a ser un mes completamente atípico, y tenemos que estar preparados desde fines de septiembre para poder enfrentar los meses que vienen», señala.
Ante esto, Conaf debió adelantar para agosto su plan de combate de incendios forestales. «Teníamos todos nuestros recursos preparados para que empezaran a trabajar a mediados de septiembre para adelante, y tuvimos que adelantarlo», explica.
Detalla que los seis aviones propios de Conaf, que en esta época suelen estar en mantención, ahora están todos trabajando, y que están adelantando el ingreso de los brigadistas para el 15 de agosto, cuando lo normal era que empezaran recién a integrarse a mediados de septiembre y el grueso en diciembre.
PIROCÙMULOS E INCENDIOS EN LAS COPAS DE LOS ARBOLES
La experta de Conaf comenta que los factores que más inciden en anticipar una temporada compleja de incendios forestales son la falta de precipitaciones y la baja humedad del suelo, señales que se están viendo este año en el país, en que julio fue uno de los más secos de la historia, con menos de 1 milímetro de agua caída en la capital.
«Nosotros estamos monitoreando temperaturas, precipitaciones, la humedad del suelo y la salud de la vegetación, y todo esto nos está indicando que la vegetación está muy seca; por lo tanto, muy propensa a ser afectada por los incendios forestales«, señala.
Dice que, además, este año «hay mucha vegetación muerta, por la falta de agua», que pasa a ser «combustible». «Por lo tanto, hay mucha disponibilidad de combustible en el país», advierte.
Distinto es cuando la vegetación está viva; ahí «el fuego se propaga más lento y alcanzamos a controlarlo, pero cuando está seca el avance es extremadamente rápido».
Otro mal indicio es que «las cortezas de los árboles están tan secas que el fuego puede subir por el tronco y afectar las copas«. «Cuando el fuego corona, es decir, se va por la copa de los árboles es muy difícil de controlar, y a eso le tenemos mucho miedo; con la vegetación, tal como está, ésos son nuestros temores», señala. En cambio, si el fuego se propaga por el piso del bosque, esto es mucho más lento, detalla.
A todo lo anterior se suma que en los incendios que están ocurriendo en Europa y Estados Unidos esta temporada se ha observado que se están formando «pirocúmulos«. «Son grandes nubes que suben producto del humo de los incendios, son como un hongo que tiene tanto poder calorífico que sigue subiendo con mucho material encendido, que llega tan arriba que choca con el frío, y esto literalmente se derrumba y cae y es extremadamente peligroso, porque extienden los incendios y además pueden caer en lugares habitados», explica.
Ante eso, señala que esta temporada estarán monitoreando «no solo el avance del fuego, sino también el tipo de pirocúmulos que está produciendo el incendio«.
Al respecto, indica que ahora cuentan con más herramientas para poder predecir dónde van a caer dichos «pirocúmulos», lo que les podría permitir, por ejemplo, anticiparse y evacuar a la población de un sector.
También cuentan, por primera vez, con la posibilidad de utilizar la humedad del suelo como predictor de los incendios, gracias a una coordinación con la NASA. «Nosotros ya estamos en contacto con la NASA, en Estados Unidos, para detecciones muy rápidas de puntos de calor y con todo nuestro sistema a punto para la detección; es la detección satelital y además el pronóstico del incendio en sí mismo», explica. (Emol)