Coherencia e identidad-Magdalena Merbilháa

Coherencia e identidad-Magdalena Merbilháa

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La semana pasada oímos hablar de traición y de poca coherencia en acciones políticas, lo que nos obliga a definir para poder comprender.

Toda persona tiene creencias y es, en gran parte, la expresión de estas visiones. La mismidad personal se va marcando por la experiencia y la vida y, desde la libertad, la persona construye su biografía, quien se es. Desde esa mismidad personal el individuo se para frente al mundo y enfrenta la vida. Eso que es para la persona, es también para las instituciones y los países, por eso tienen historia. Toda institución, ya sea empresa, partidos políticos o el “club de rayuela” debe preguntarse quién es y desde ahí definir a donde se va. Tiene una misión y visión, un ideario, que al suscribirlo te da pertenencia. Es eso lo que da sentido a su actuar.

Si esto es así en asociaciones sociales, lo es aún con más fuerza en la política, donde las facciones, partidos y políticos individuales representan el sentir de otros. Debe existir un ideario de creencias que definan la identidad y desde esa identidad el partido debe actuar y sus representantes hablar. Si un partido se define de derecha o izquierda debe entender lo que eso significa para desde esa identidad, buscar las soluciones a los problemas sociales. Ambas visiones tienen amplio y pleno sentido social y éste no es exclusivo de la izquierda, eso es solo una consigna o retórica vacía.

Teniendo preocupación real por los problemas de las personas ambos, las soluciones para enfrentar los problemas son distintas. Mientras que la derecha cree y defiende al individuo por sobre el Estado y valora la libertad, entendiendo que es la persona el centro y que el Estado está al servicio de ésta; la izquierda cree en el sueño colectivo que sólo se logra cuando la persona se sume en el Estado. La izquierda vive del sueño utópico que busca hacer realidad a toda costa, incluso yendo en contra de la naturaleza humana; mientras que la derecha parte de la realidad pragmática y busca cómo hacerlo mejor, dentro de lo posible.

La semana pasada vimos que varios no comprenden quiénes son, no tienen conciencia del pensar de quienes se supone que representan,  por eso no entienden para dónde van y actúan de modo incoherente.

Hoy Chile está en una gran encrucijada. Tras vivir el “Gran Alivio” como titula el libro de Eugenio Figueroa, el alivio de salvarse de caer al abismo impulsado por una fuerza de ultraizquierda envalentonada y emborrachada por el plebiscito de entrada que estaba dispuesta a refundar todo y a romper con todo lo democrático de nuestro país, en el nombre de la democracia. Esa izquierda nunca fue, no ha sido, ni será democrática, aunque insistan en llamarse así. Por lo mismo, las fuerzas realmente democráticas, esas que creen no sólo en el voto, sino en la real separación de poderes, las instituciones, la libertad de expresión y opinión, se unieron en un bello 62%.

Ese mundo democrático desde sus distintas mismidades, modos se ser y diferencias pudieron conversar y trabajar juntos y eso, le hace bien al país. Cada uno habló desde su identidad y ser y el electorado que despertó de un letargo fue capaz de premiar la coherencia.

En la locura populista, con tal de lograr votos y hablarles a otros sectores, los partidos políticos abandonaron sus creencias y buscaron a los de afuera, descuidando a los propios. Ha sido esa falta de coherencia lo que fue castigado en las urnas y la coherencia de defender lo que parecía impopular, lo que fue premiado.

Chile está cansado y el gobierno deja todo que desear. Por eso duele que el 62 % democrático de Chile sea incapaz de trabajar en conjunto y que los “acuerdos”, las  “pataletas” y las “ repúblicas independientes”, no entiendan que para lograr construir Chile hoy y hacia el futuro, se necesita coherencia y estar dispuesto a hacer lo que corresponde cuando corresponde, aunque eso traiga costos políticos. Cada uno debe tener su identidad y desde ahí con las legítimas y necesarias diferencias trabajar en conjunto.  (El Líbero)

Magdalena Merbilháa